Este producto, que se ha estudiado en años recientes sobre todo en Europa, es muy similar a la leche de la madre, aunque menos calórica porque tiene menor cantidad de grasa.
Josefa tomó pecho hasta los dos meses de edad. Daniela, su mamá, tenía poca leche y tuvo problemas para amamantarla, así que el médico le recomendó alimentarla con fórmula. Pero Josefa presentó vómitos y reflujo que fueron en aumento, a la vez que rechazaba la mamadera. "A los cuatro meses ya no quería tomar leche. A veces me demoraba una hora y media para darle una mamadera chica. También probamos con leches especiales, pero no sirvieron", explica Daniela.
Al final se comprobó que la niña tenía heridas en su esófago por una alergia a la proteína de la leche de vaca, lo que le causaba mucho dolor y le impedía alimentarse. En ese momento el médico le propuso a su mamá probar con leche de burra, y le entregó dos litros. "Su primera mamadera se la tomó de una vez y con tantas ganas, que cuando la vi me puse a llorar", dice su mamá.
Este caso no es algo excepcional. Se estima que hasta un 3% de los niños menores de tres años presenta alergia a la proteína de la leche de vaca.