La urticaria es una condición inflamatoria de la piel caracterizada por la aparición transitoria de habones pruriginosos (de forma coloquial conocidos como ronchas o habones), angioedema o ambos. La urticaria provoca un malestar significativo en las personas afectadas y afecta a poblaciones de todas las edades, sexos y géneros. La prevalencia puntual de pacientes con urticaria es de manera aproximada 0.7 %, y tiene una incidencia a lo largo de la vida de 15 %.
Existen dos tipos principales de urticaria: aguda y crónica. La urticaria aguda se define como la aparición de habones y/o angioedema mediado por células cebadas durante menos de 6 semanas. Si la urticaria persiste más allá de las 6 semanas, se clasifica como urticaria crónica. La urticaria crónica puede subdividirse en dos categorías: espontánea o inducible. Si los habones y/o el angioedema se inducen por factores físicos como la presión, la condición se clasifica como urticaria crónica inducible. De lo contrario, la condición se clasifica como urticaria crónica espontánea.
Tanto para la urticaria aguda como para la urticaria crónica, el tratamiento estándar consiste en el uso de antihistamínicos H1 de segunda generación.