La dermatitis atópica (DA), también conocida como eccema atópico, eccema de flexión o neurodermatitis, es una enfermedad crónica y recurrente caracterizada por picazón intensa e inflamación de la piel. Afecta 15 % a 20 % de los niños y 3 % a 5 % de los adultos. Algunas regiones del mundo reportan una prevalencia creciente. Se estima que los costos directos de la DA en los Estados Unidos superan los 5 mil millones de dólares por año. En especial cuando las lesiones son visibles y los síntomas no se controlan, la DA afecta de forma negativa la calidad de vida (CdV), la salud emocional y la socialización.
La patogénesis de la DA se impulsa por una combinación de defectos intrínsecos de la barrera cutánea, desregulación inmune y estímulos extrínsecos como alérgenos, irritantes y microbios. Sin embargo, el papel preciso que desempeñan los alérgenos ambientales (aeroalérgenos como los ácaros del polvo doméstico [APD] o el polen) en la conducción de la DA aún no está claro. Por ejemplo, la fuerte asociación de la DA con la rinitis alérgica, el asma y la sensibilización alérgicas a los ácaros del polvo no da lugar a tratamientos sólidos para la DA que aborden de forma específica la alergia.