La evidencia inicial de una patogénesis autoinmune para la artritis reumatoide (AR) vino del descubrimiento de autoanticuerpos contra la porción Fc de la IgG, el llamado factor reumatoide (FR) descrito por primera vez por el investigador noruego Erik Waaler en 1940. Desde entonces, los conceptos de autoinmunidad se modificaron de forma amplia y, en consecuencia, la AR se entiende ahora como una enfermedad crónica mediada por el sistema inmunitario en la que múltiples tipos de células inmunitarias y redes de transmisión de señales funcionan mal para provocar un proceso de reparación tisular desadaptativo que conduce a daños en los órganos de forma predominante en las articulaciones, pero también en los pulmones y el sistema vascular.
jueves, 16 de diciembre de 2021
La inmunología de la artritis reumatoide
La evidencia inicial de una patogénesis autoinmune para la artritis reumatoide (AR) vino del descubrimiento de autoanticuerpos contra la porción Fc de la IgG, el llamado factor reumatoide (FR) descrito por primera vez por el investigador noruego Erik Waaler en 1940. Desde entonces, los conceptos de autoinmunidad se modificaron de forma amplia y, en consecuencia, la AR se entiende ahora como una enfermedad crónica mediada por el sistema inmunitario en la que múltiples tipos de células inmunitarias y redes de transmisión de señales funcionan mal para provocar un proceso de reparación tisular desadaptativo que conduce a daños en los órganos de forma predominante en las articulaciones, pero también en los pulmones y el sistema vascular.
jueves, 28 de enero de 2021
Una visión general de los autoanticuerpos en la artritis reumatoide
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune sistémica común que afecta de manera principal a las articulaciones sinoviales. La AR se caracteriza por la infiltración de células inmunitarias en la articulación. Afectada a alrededor de 0.5-1% de la población mundial. La incidencia de la AR es mayor en mujeres que en hombres y aumenta en personas mayores. Aunque todas las articulaciones pueden afectarse, se afectan con mayor frecuencia las articulaciones de manos, pies y rodillas. Los síntomas principales de la AR son dolor, edema y rigidez de las articulaciones y posible degradación del cartílago y los huesos, lo que puede provocar la pérdida de la función articular. Además de las articulaciones, también se afectan otros órganos, como vasos sanguíneos, riñones, corazón, pulmones e hígado. Así mismo, la AR puede provocar fatiga, malestar y pérdida de peso.
jueves, 7 de enero de 2021
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