Para cualquiera en los zapatos de George Yancopoulos hubiera sido fácil rechazar la oferta de trabajo.
Yancopoulos, profesor asistente de 28 años en Columbia, acababa de ganar una beca de investigación de ocho años para dirigir su propio laboratorio de genética.La oferta de trabajo, en cambio, provenía de Leonard Schleifer, un neurólogo sin antecedentes en los negocios: ven a formar parte de mi nueva compañía farmacéutica, con sede en un departamento de un dormitorio en el Cornell Medical College.
A Regeneron le tomó dos décadas lograr que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EU (FDA) aprobara el primero de sus productos. |