lunes, 25 de mayo de 2020

Percepciones de asma y ejercicio, y asociaciones con el estatus del peso y la morbilidad del asma en niños urbanos

El asma y la obesidad son problemas comórbidos de salud pública, significativos y costosos que afectan de manera desproporcionada a los jóvenes de los grupos minoritarios urbanos, en particular a los niños de origen latino y afroamericano. Los niños urbanos experimentan menor mejoría del asma, debido a múltiples factores, incluidos una mayor exposición a alérgenos e irritantes, a estresores urbanos (por ejemplo, desventaja de pobreza y vecindad), estresores relacionados con el origen étnico (por ejemplo, estrés por su cultura, discriminación), y otros factores personales (por ejemplo, predisposición genética, adherencia a la medicación). Estos y otros factores multinivel contribuyentes también aumentan el riesgo de sobrepeso u obesidad en niños con asma, incluidos aquellos de naturaleza biológica (por ejemplo, inflamación crónica), así como factores de estilo de vida, como la poca participación en la actividad física.Además, los niños urbanos con asma tienen más probabilidad de tener asma mal controlada y pueden tener mal estado físico, lo que puede contribuir a una menor actividad física. Dada la carga del asma y la obesidad en los niños de las minorías y el impacto de estas condiciones en el funcionamiento diario y los resultados de salud a largo plazo, es necesario identificar objetivos modificables para la intervención específica a las necesidades de este grupo de riesgo alto.
Los cuidadores desempeñan un papel integral en el manejo del asma de sus niños. Sus percepciones sobre el asma de sus hijos y su participación en la actividad física pueden influir en las decisiones cotidianas de manejo del asma. El número pequeño de estudios existentes que examinaron estas percepciones encontró que los cuidadores restringen la participación de sus hijos en la actividad física debido al miedo relacionado con el asma de sus hijos. Un estudio cualitativo indicó que los cuidadores tuvieron miedo de que sus hijos no siempre reconozcan sus síntomas de asma. Aunque, los cuidadores a menudo confíaron en las observaciones y en el reporte de síntomas de sus hijos cuando tomaron decisiones del manejo del asma. Se demostró que la precisión perceptiva de los síntomas de asma en los niños puede afectar su morbilidad y el uso de la atención médica, y que los niños latinos son más propensos a un aumento excesivo de los síntomas. Entender cómo influyen los miedos de los cuidadores sobre el asma y el ejercicio de sus hijos en las decisiones de manejo puede reportar el desarrollo de intervenciones personalizadas para niños urbanos con asma con sobrepeso/obesidad.
El objetivo general de este estudio incluye el examen de los resultados de niños con asma con peso normal y con sobrepeso, y los temores de los cuidadores en el contexto de estos resultados. Primero se examinaron las diferencias en los indicadores de asma (por ejemplo, el % del predicho de VEF1, la capacidad vital forzada [CVF], el control del asma y los síntomas de asma) por el estado de peso en la muestra general, y por grupo étnico y estado de peso. Se espera que los niños de las minorías con sobrepeso u obesidad tengan los peores resultados de asma.
En segundo lugar, se examinaron los temores de los cuidadores sobre el asma de sus hijos en la muestra general, por el estado de peso de los niños y por el grupo étnico y el estado de peso. De acuerdo con un trabajo previo, y dada una mayor comorbilidad de asma y obesidad en los niños latinos, se espera que los cuidadores latinos reporten niveles más altos de miedo al asma que sus contrapartes afroamericanos (AA) y blancos no latinos (BNL). Aunque no se examinó en específico en investigaciones previas, también se espera que los cuidadores de niños con sobrepeso/obesidad sean más propensos a reportar el miedo al asma en general o mientras su hijo hace ejercicio, debido a la posibilidad de que los niños perciban el mal estado físico como síntomas de asma. Se espera que el temor de los cuidadores en general sobre el asma de sus hijos, y de manera más específica, el miedo a que su hijo muera de un ataque de asma y el miedo de que su hijo muera de un ataque de asma mientras hace ejercicio sea mayor en los cuidadores latinos de niños con sobrepeso/obesidad, dado que la morbilidad es más alta en este grupo.
Un tercer estudio de encuestas consistió en examinar las asociaciones entre cada indicador de miedo del cuidador y cada resultado de asma infantil. Se espera que para cada indicador de miedo, un mayor miedo del cuidador se asocie con peor respuesta del asma, y que estas asociaciones sean más sólidas entre los niños de las minorías con sobrepeso/obesidad.
La pregunta final consiste en examinar la proporción de cuidadores que perciben que el ejercicio es un disparador para el asma de sus hijos y comparar esta información con la proporción de niños que en realidad calificaron para un diagnóstico de broncoespasmo inducido por ejercicio (BIE) por medio de una prueba de reto con ejercicio. De acuerdo con resultados anteriores que sugieren que los cuidadores limitan la actividad física de sus hijos debido al miedo al asma, se espera que una proporción baja de niños califiquen para BIE en comparación con la proporción de cuidadores que perciben el ejercicio como un desencadenante del asma de sus hijos. Se espera que esto sea más frecuente entre los latinos, dada la mayor prevalencia de asma y obesidad y la menor precisión de percepción en este grupo, y la prevalencia alta de somatización entre los niños latinos con asma y sus cuidadores.
MÉTODOS
Los datos para el estudio actual se recopilaron como parte de un estudio observacional de 5 años que evaluó el asma y la actividad física, así como los factores culturales y contextuales entre una muestra de niños de escuelas primarias urbanas con asma persistente durante 1 año. Los procedimientos y los métodos del estudio más grande, que incluyen datos para el reporte actual se resumen a continuación.
Los participantes se reclutaron de clínicas pediátricas ambulatorias de los 4 distritos escolares urbanos adyacentes más grandes de una ciudad del noreste de los Estados Unidos. Los participantes elegibles tuvieron entre 7 y 9 años, asistieron a la escuela pública en 1 de los 4 distritos escolares urbanos seleccionados, tuvieron asma diagnosticada por un médico o problemas respiratorios diagnosticados en los últimos 12 meses, y un cuidador dispuesto a participar identificado como latino (dominicano o puertorriqueño), negro/AA o blanco no latino. Los niños se clasificaron como asmáticos persistentes según el reporte del cuidador y/o el reporte de una receta reciente de un medicamento para controlar el asma, y/o el reporte de los cuidadores de los síntomas recurrentes diurnos o nocturnos, el reporte de los cuidadores sobre la limitación de la actividad de su hijo, el uso de medicamentos de rescate, o 2 o más cursos de esteroides orales en los 12 meses previos.. El diagnóstico de asma persistente se confirmó más tarde en una visita a la clínica del estudio. Los criterios de exclusión incluyeron deterioro cognitivo moderado a grave, otra afección pulmonar o crónica, uso de medicamentos estimulantes para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o diagnóstico de un trastorno del sueño (por ejemplo, síndrome de piernas inquietas e insomnio crónico) que podría confundir la evaluación de las preguntas del estudio principal.
Los datos incluidos en este reporte se recopilaron durante el otoño y el invierno de cada año del estudio. La información demográfica y la información sobre el uso de medicamentos para el asma se obtuvieron por medio de cuestionarios de cuidadores y niños en la visita inicial del estudio en el hogar de los participantes. En esta visita, se obtuvo el consentimiento total del niño y del cuidador principal antes de que se administraran cuestionarios para evaluar los temores de los cuidadores sobre el asma y la percepción del ejercicio como desencadenante del asma. La segunda visita de estudio ocurrió en la clínica de asma y alergia en el hospital al menos 2 semanas después. Como parte de su participación en el estudio, en esta visita, los médicos del estudio evaluaron el diagnóstico y la gravedad del asma en los niños, confirmaron el uso de medicamentos para el asma y evaluaron la estatura y el peso mediante procedimientos estandarizados. Después de esta visita, como parte del protocolo del estudio, los niños y los cuidadores participaron en un período de 4 semanas de monitoreo en el hogar, durante el cual el niño usó un dispositivo portátil de espirometría dos veces al día para evaluar la función pulmonar. Los participantes también completaron un diario de información relevante para procesar y calificar datos objetivos de asma. Los niños y los cuidadores recibieron capacitación estandarizada sobre el uso del monitor portátil de asma e instrucciones para completar las entradas en el diario y alentar la adhesión al protocolo. A mitad del período de monitoreo, el personal del estudio visitó el hogar para recoger información sobre el control del asma y descargar datos sobre la función pulmonar.
Todas las evaluaciones se administraron de manera verbal en español o inglés por personal de investigación con fluidez en ambos idiomas y de acuerdo con la preferencia de idioma de los participantes. Todos los instrumentos se tradujeron mediante un procedimiento estandarizado. Los participantes recibieron una compensación por cada sesión completada. El estudio se aprobó por la Junta de Revisión Institucional Local.
Mediciones
Información demográfica y descriptiva
Los cuidadores primarios proporcionaron información demográfica. El estado de pobreza se calculó como una variable dicotómica al comparar el ingreso anual de cada familia con el umbral de pobreza per cápita de los Estados Unidos para el año de participación en el estudio.
Consulta médica
Los proveedores de atención primaria para niños así como los especialistas en asma/alergia (si corresponde) completaron un formato que detalla la fecha de la última visita al consultorio del niño, el diagnóstico de asma, el historial médico previo y el tratamiento actual para el asma. El clínico del estudio utilizó esta información como antecedente para evaluar el estado de asma y alergia del niño como sigue.
Diagnóstico de asma y clasificación de gravedad de asma
La visita clínica del estudio incluyó un historial médico, un examen físico, que incluyó la altura y el peso del niño, y pruebas de función pulmonar. Los clínicos del estudio usaron las guías estándar NHLBI EPR-3 para confirmar el diagnóstico de asma y la clasificación de gravedad persistente. Las mediciones de la función pulmonar (VEF1, CVF, etc.) se obtuvieron con el espirómetro incentivador Koko (nSpire- Health, Longmont, Colo) antes y después de la administración de un agonista beta de acción corta.
Resultados: control de asma
Los cuidadores y los niños completaron el cuestionario del control de asma, un cuestionario validado de deterioro relacionado con el asma, en la visita clínica y al final del período de monitoreo de 4 semanas. Se mantuvieron las puntuaciones de control continuo del asma (puntuaciones más altas = mejor control) para los análisis seleccionados, un enfoque utilizado en investigaciones anteriores.
Síntomas de asma
Durante la visita clínica, los niños y cuidadores recibieron orientación para usar un diario en papel para registrar reportes diarios de síntomas de asma durante el período de monitoreo de otoño de 4 semanas. Los datos se resumieron como una proporción de días con síntomas a lo largo del período de monitoreo con procedimientos estándar.
Función pulmonar: el % del predicho del VEF1, CVF. Durante el período de monitoreo de 4 semanas en el hogar, las mediciones de la función pulmonar de los niños se evaluaron dos veces al día (mañana y tarde) con un espirómetro computarizado de mano (Jaeger AM2 +; VIASYS Health care; Yorba Linda, California). Los asistentes de investigación instruyeron al cuidador y al niño sobre el uso apropiado del dispositivo, e incluyeron cómo realizar una espiración forzada y sostenida en el dispositivo, con procedimientos estándar. Los participantes recibieron instrucciones de completar 3 “intentos” cada mañana y tarde antes del uso de cualquier medicamento para el asma o la alergia. El mejor de los 3 intentos (es decir, el valor más alto del % del predicho del VEF1) se retuvo para cada prueba de la mañana y la tarde. En estudios previos se publicaron detalles sobre los procedimientos de limpieza y reducción de datos, incluidos los valores normativos utilizados para el VEF1 en función de la edad del niño.
Percepciones del cuidador: el miedo al asma y la percepción del ejercicio como disparador de asma
Un cuestionario validado en un trabajo anterior evaluó la medida en que los cuidadores tienen miedo del asma. Con una escala Likert de 1 a 5, los cuidadores calificaron la frecuencia con la que sintieron miedo debido al asma de sus hijos, con puntajes más altos que indican miedo más frecuente. El miedo se dicotomizó (miedo debido al asma del niño con frecuencia o todo el tiempo frente a miedo nunca, rara vez o a veces) luego para garantizar la coherencia en las escalas de todas las variables de percepción del cuidador. También se les preguntó a los cuidadores si tienen miedo o no de que sus hijos mueran cuando tienen un ataque de asma y si tienen miedo o no de que sus hijos mueran cuando tienen un ataque de asma durante el ejercicio.
Estado del peso: El índice de masa corporal (IMC) se calculó a partir de las mediciones de altura y peso de la visita clínica de los niños con datos normativos. Se usó un algoritmo estándar de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, niños en el percentil 85 o mayor de IMC se clasificaron como sobrepeso/obesidad; aquellos <85% se clasificaron como de peso normal, después de omitir aquellos clasificados como de peso bajo (IMC percentil <5%).
Prueba de reto con ejercicio: entre un subconjunto de pacientes (n = 39), se evaluó el BIE por medio de pruebas estandarizadas de reto de ejercicio. Las curvas de flujo/volumen y la espirometría se realizaron al inicio y a intervalos estándar después de la prueba de esfuerzo en cinta rodante con un protocolo de rampa. El BIE se diagnosticó si el % del predicho del VEF1 disminuyó en ≥10% desde el inicio después del ejercicio.
Plan de análisis
Como un paso preliminar, se examinaron las diferencias por peso y raza/etnia en la características demográficas y clínicas iniciales, los síntomas de asma reportados en el diario, la función pulmonar relacionada con el asma y el miedo del cuidador, y las percepciones de asma y ejercicio mediante pruebas de chi cuadrada (para variables categóricas) y análisis de varianza (para variables continuas). El análisis de correlación se utilizó para identificar posibles factores de confusión (por ejemplo, gravedad del asma, pobreza, edad y género). Una variable se consideró un factor de confusión si se asoció (P < .10) con los predictores (miedo, percepción del ejercicio como desencadenante) y el resultado (resultado del asma). Sólo la gravedad del asma se asoció tanto con los predictores (temores sobre el asma, la percepción del ejercicio como desencadenante) como con los resultados del asma en el nivel de 0.10 y, por lo tanto, se incluyó como un factor de confusión en los análisis ajustados.
Para evaluar la medida en que el peso del niño se asoció con los síntomas del asma, el control del asma y la función pulmonar (el % del predicho del VEF1, CVF), se utilizó una serie de modelos lineales generalizados (MLG) en los que se realizó la regresión de los resultados del asma con el peso (sobrepeso/obesidad contra peso normal) y los factores de confusión de la asociación. Como paso subsecuente, se exploró si los resultados de peso y asma se modificaron por la raza/etnia con un enfoque analítico similar. De manera específica, se utilizaron MLG que incluyeron a los principales efectos de la raza/etnia y el estado de peso, así como la interacción entre ellos. Los modelos también incluyeron posibles factores de confusión de la asociación. Los MLG utilizan un enfoque de estimación basado en la probabilidad y, por lo tanto, utilizan todos los datos disponibles sin implicar de manera directa los resultados faltantes.
Al utilizar una serie de MLG, se probaron las asociaciones entre las percepciones del asma por parte de los cuidadores (temores sobre el asma y la percepción de que el ejercicio es un desencadenante del asma) y los resultados del asma. Como paso posterior, se exploró el peso y la raza/etnia como posibles modificadores de la asociación entre las percepciones del asma y los resultados del asma, con un enfoque similar. Los modelos incluyeron los principales efectos de las percepciones, el modificador potencial y la interacción entre ellos.
Por último, entre aquellos que consideraron el ejercicio como un desencadenante del asma, se examinaron las proporciones de niños con diagnóstico real de BIE por medio de pruebas de reto con ejercicio.
Los análisis se llevaron a cabo con SAS 9.337 con un nivel de significancia establecido a priori en alfa = .05.
RESULTADOS
Resultados preliminares
El estudio consistió en 147 niños con asma persistente. Las características sociocontextuales y clínicas de los participantes aparecen en la Tabla 1. La edad media de los participantes fue de 8.18 años (desviación estándar = 0.91), 56% fueron hombres y 28% tuvieron asma mal controlada. El 71% de los ingresos de los hogares estuvieron en el umbral de pobreza o por debajo de él. La mitad de la muestra (50.3%) tuvo un IMC en el rango de sobrepeso/obesidad.
Diferencias étnicas en las características de los participantes
Esta muestra incluyó 58% de participantes latinos, 27% de AA y 15.6% de blancos no latinos. No hubo diferencias significativas entre los grupos étnicos por edad, sexo o estado de pobreza Tabla 2).
Diferencias en los indicadores de asma por estado de peso en la muestra general
En la muestra general, se encontró una diferencia significativa en los síntomas de asma autorreportados en niños con peso normal contra niños con sobrepeso/obesidad, con una mayor proporción de niños con peso normal que reportan síntomas de asma (0.17 vs 0.11, P < .05). Esto representa una diferencia de 6% en la proporción de niños que reportan síntomas por estado de peso. Esta asociación se mantuvo significativa después de controlar la gravedad del asma (b = .14, error estándar [EE] = .07, P = .05).
Diferencias en los indicadores de asma por estado de peso y grupo étnico
Las diferencias no ajustadas en los indicadores de asma y las percepciones del miedo del cuidador por raza/etnia se presentan en la Tabla 2. Cabe destacar que las diferencias entre los grupos fueron significativas con respecto al VEF1 (AA>BNL>Latinos) y CVF (AA>BNL>Latinos). Los resultados ajustados entre los AA de la muestra general, con niños de peso normal reportaron una mayor proporción de días con síntomas de asma (b = .14, error estándar = .07, P = .05) en comparación con niños AA con sobrepeso/obesidad. No hubo asociaciones significativas entre el peso y los resultados del asma entre los niños latinos o blancos no latinos.
Miedos del cuidador sobre asma en la muestra general
El 37.9% de los cuidadores reportó sentirse de manera frecuente o siempre asustados por el asma de su hijo, con un porcentaje aún mayor (41%) que sintió miedo de que su hijo pueda morir cuando tiene asma. Casi un tercio (31.1%) reportó temor de que su hijo pueda morir de asma durante el ejercicio.
Miedos del cuidador por peso y raza/etnia
No hubo diferencias en el miedo entre los cuidadores de peso normal contra los cuidadores de niños con sobrepeso/obesidad. Los cuidadores latinos reportaron más temores sobre el asma infantil que los niños AA y BNL. Se observó el mismo patrón para el miedo del cuidador a que su hijo muera cuando tiene asma y muera de asma mientras hace ejercicio.
Asociaciones entre temores del cuidador relacionados con el asma de sus hijos y los resultados de asma de los niños
Después de ajustar la gravedad, se encontró una tendencia en la asociación entre el miedo del cuidador a que su hijo muera cuando tiene un ataque de asma y una mayor proporción de días de síntomas de asma infantil (b = .06, EE = .03, P = .07). En específico, los cuidadores que temen que su hijo muera al sufrir un ataque de asma tuvieron hijos que reportaron una mayor proporción de días con síntomas de asma. No hubo otras asociaciones entre el miedo al asma y los indicadores de asma en la muestra general.
Asociación entre el miedo del cuidador sobre el asma de sus hijos y los indicadores de asma por estado de peso
El análisis por estado de peso no mostró asociaciones significativas entre el miedo del cuidador y los resultados del asma. Sin embargo, entre los niños con sobrepeso/obesidad, se encontró una tendencia, que los niños cuyos cuidadores temen que su hijo muera de asma durante el ejercicio tuvieron una mayor proporción de días con síntomas (b = .07, EE = .04, P = .07).
Asociación entre el miedo del cuidador sobre el asma de sus hijos y los indicadores de asma por estado de peso
Los niños BNL cuyos cuidadores temen con frecuencia/siempre del asma de sus hijos tienen una función pulmonar más alta (VEF1; b = 15.67, EE = 6.80, P = .03). Además, los niños BNL cuyos cuidadores temen que su hijo pueda morir cuando tiene asma tienen hijos que reportaron síntomas más frecuentes de asma (b = .28, EE = .08, P = .01), al igual que aquellos que tienen miedo de que su hijo muera de asma al hacer ejercicio (b = .28, EE = .08, P = .01). No hay asociaciones entre los indicadores de miedo y asma entre los cuidadores de AA y los niños.
Proporción de niños con BIE confirmado entre aquellos cuyos cuidadores apoyan el ejercicio como disparador para asma
En general, de la muestra completa, dos tercios de los cuidadores estuvieron de acuerdo en que el ejercicio es peligroso para los niños con asma. Esta percepción no difirió según el estado de peso o la raza/etnia; sin embargo, los niños BNL cuyos cuidadores consideran el ejercicio como desencadenante del asma tienen un peor control de asma (b = 5.10, EE = 1.62, P = .01). De los 63 cuidadores que respaldan el ejercicio como un desencadenante peligroso para el asma, en sólo 3 de esos niños se confirmó BIE.
DISCUSIÓN
Este estudio buscó encontrar mayor conocimiento sobre la asociación entre las percepciones de los cuidadores sobre el asma y el ejercicio y los resultados del asma infantil, y cómo estas asociaciones difirieron según la raza/etnia y el estado de peso. Además, las pruebas de reto al ejercicio permitieron examinar la prevalencia del BIE en esta muestra y evaluar las percepciones de los cuidadores sobre el asma y el ejercicio en el contexto de estos datos.
Se encontró que el estado del peso del niño no se asoció con la función pulmonar objetivo (es decir, el %del VEF1) mientras que los síntomas de asma autorreportados variaron según el estado del peso. Los niños AA y BNL de peso normal reportaron más días con síntomas en comparación con los niños con sobrepeso/obesidad. La literatura sobre el impacto del exceso de peso en la función pulmonar objetivo es confusa. La percepción de los síntomas puede afectarse por una variedad de factores, incluida la morbilidad del asma, que se demostró que se asocia con la percepción inexacta de los síntomas. Puede ser que los niños obesos sean menos sensibles a los cambios en la función pulmonar o los síntomas del asma, aunque esto necesita estudiarse más a fondo. De forma alterna, puede ser que los niños con peso normal sean más activos y esto puede afectar sus síntomas percibidos o reales.
Como era de esperar, en esta muestra se encontraron niveles altos de temor de los cuidadores sobre el asma. No hubo diferencias en el miedo entre los cuidadores de peso normal versus los niños con sobrepeso/obesidad, tal vez debido a los niveles altos de miedo al inicio del estudio. Sin embargo, hubo diferencias por raza/etnia; los cuidadores latinos reportaron niveles más altos de miedo al asma y miedo a que su hijo muera de asma o mientras hacen ejercicio, que los cuidadores de antecedentes AA y BNL. Los factores multinivel pueden contribuir a estas diferencias, como la falta de conocimiento sobre la prevención de los síntomas de asma y/o cómo responder a los síntomas antes y durante el ejercicio; tensiones urbanas y familiares que contribuyen a un mayor temor de los cuidadores al asma; o una mayor frecuencia de observación de que los miembros de la familia tuvieran conflictos debido al asma. Los estudios futuros deben explorar los factores que afectan el miedo del cuidador y las formas en que estos temores contribuyen al manejo diario del asma.
Hubo asociaciones significativas entre los temores del cuidador y los resultados del asma por raza/etnia. Contrario a lo esperado, las asociaciones más fuertes se observaron en el grupo blanco no latino; los cuidadores de BNL que reportaron temor de que su hijo muera de asma (ya sea en general o mientras hacen ejercicio) tienen niños que reportaron más días con síntomas de asma. Como se demostró con anterioridad precisión perceptiva mayor de los síntomas entre los niños BNL, es posible que los niños que son conscientes de los síntomas sean más vocales sobre ellos, lo que resulta en un mayor temor del cuidador. Esto también puede ayudar a explicar la tendencia que se observa hacia una mejor función pulmonar entre los niños BNL cuyos cuidadores reportaron temores sobre el asma de sus hijos. Entre las familias con menos factores estresantes competitivos, el aumento de los niveles de miedo del cuidador puede contribuir a una mayor supervisión por parte del cuidador o puede afectar las decisiones de manejo que pueden afectar la función pulmonar. Se necesita más investigación para examinar cómo los temores específicos de los cuidadores pueden afectar comportamientos específicos de manejo.
Por último, entre los niños cuyos cuidadores respaldan el ejercicio como desencadenante del asma, se buscó determinar la proporción que calificó para BIE mediante la prueba de reto con ejercicio. Casi dos tercios de los cuidadores estuvieron de acuerdo en que el ejercicio es peligroso para los niños con asma, sin diferencias por el peso o la raza/etnia. Esto es consistente con el número pequeño de estudios previos que demuestran que el miedo del cuidador se asocia con la restricción de las actividades de los niños.
Sin embargo, de manera notable, de la submuestra que se sometió a pruebas de reto con ejercicio, en una proporción muy pequeña se confirmó el BIE. Este hallazgo representa una oportunidad potencial para la educación y la intervención para mejorar el manejo del asma, las percepciones de los cuidadores sobre el ejercicio y, en última instancia, la participación de los niños en la actividad física.
Se deben tener en cuenta varias limitaciones de este estudio. Se necesitan más estudios con muestras más grandes de niños urbanos para validar estos resultados y tener en cuenta el número de variables examinadas. El análisis tampoco permite determinar la causalidad entre el estado de peso, los resultados del asma y los temores de los cuidadores. Por último, como el miedo a los cuidadores fue sólo un factor examinado en este estudio amplio de niños con asma de las áreas urbanas, se tiene un número limitado de preguntas para evaluar el miedo de los cuidadores. Se necesitan estudios de métodos mixtos (por ejemplo, enfoques cualitativos) para desenredar los factores que afectan el miedo del cuidador e identificar oportunidades para intervenir en el desarrollo de las percepciones del cuidador que afectan el manejo del asma y la actividad física. Los estudios futuros también deben explorar si las pruebas de reto con ejercicio son útiles para confirmar o descartar el BIE para reforzar la seguridad y el beneficio de la actividad física cuando el asma de los niños está bien controlada.
Se encontraron niveles altos de temor de los cuidadores sobre el asma en general y una percepción inexacta de los cuidadores sobre el ejercicio como desencadenante del asma en esta muestra de niños. Estos hallazgos resaltan las oportunidades de intervención. A nivel familiar, se necesita más educación del cuidador sobre el manejo del asma, de forma particular cómo prevenir y abordar los síntomas del asma durante el ejercicio. Se alienta a los proveedores de atención médica a preguntar en forma directa a los cuidadores acerca de las percepciones y temores relacionados con el asma y explorar cómo sus percepciones pueden guiar las decisiones diarias sobre el manejo del asma y el uso de la atención médica. Por lo tanto, es necesaria una educación cultural centrada en el paciente y la familia con información sobre la seguridad y la importancia del ejercicio para los niños con asma. Dichas intervenciones personalizadas pueden, en última instancia, disminuir la prevalencia y el impacto del asma y la obesidad en los niños urbanos, y mejorar la calidad de vida diaria de este grupo.
Staci R. Eisenberg, MD. Elissa Jelalian, PhD, Michael Farrow, MA, Patricia Mitchell, MS, Shira Dunsiger, PhD. Daphne Koinis-Mitchell, PhD et al.

Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y Profesor
Dr. Carlos Macouzet Sánchez Profesor
Dra. María del Rocío Salinas Díaz Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor

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