viernes, 5 de agosto de 2016

Microbios y asma: oportunidades de intervención

En décadas recientes, hubo un marcado incremento en la incidencia de muchas enfermedades no comunicables, como el asma, la cual se estima que hoy afecta a 300 millones de personas en el mundo. Los pacientes con asma experimentan grados variables de obstrucción del flujo de aire, disnea e hiperreactividad bronquial asociados a inflamación crónica de la vía aérea y producción excesiva de moco. Se identificaron varios disparadores específicos e inespecíficos que pueden conducir a un incremento en la inflamación, la obstrucción y los síntomas. De manera tradicional, el asma, en especial el asma alérgica, se consideró como una enfermedad inflamatoria asociada con las células TH2, la producción de anticuerpos IgE, la acumulación de eosinófilos en los pulmones, y la hiperplasia de las células de goblet. Ahora se reconoce que el asma es un síndrome complejo, en el cual existen muchos fenotipos diferentes, como el asma alérgica de inicio temprano, el asma eosinofílica de inicio tardío, y el asma inducida por ejercicio, relacionada a obesidad, y no eosinofílica.

De manera reciente, la definición de asma cambió con la introducción de los endotipos, los cuales distinguen las variantes de asma por medio de sus mecanismos moleculares. Probablemente el endotipo mejor descrito es la forma de enfermedad inducida tipo2. Otros endotipos están menos definidos, e incluyen pacientes sin una vía de inflamación inducida tipo 2 (probablemente mediada por células TH1 o TH17), y micosis broncopulmonar alérgica como un endotipo de asma.
Muchos pacientes asmáticos tienen una forma leve de la enfermedad, la cual puede tratarse con corticoesteroides inhalados y β-agonistas de acción prolongada. Sin embargo, los pacientes con enfermedad más grave y en particular aquellos con un endotipo diferente a TH2 pueden no responder bien a las terapias disponibles en la actualidad. En particular en pacientes asmáticos, la medicina personalizada puede permitir acercamientos nuevos para tratar la heterogeneidad de la enfermedad. Un mejor entendimiento de los mecanismos y endotipos proveerá oportunidades tanto para su prevención como para su tratamiento causal.
En los últimos años, se identificaron interacciones con microbios, como los gusanos parasitarios, con su huésped: la exposición a microorganismos no sólo desencadena sino también suprime de manera efectiva las respuestas inmunes, y ahora se reconocen con mayor frecuencia los efectos benéficos de los microorganismos, y también se entienden sus mecanismos. Surgen estrategias para implementar estos efectos potenciales en las intervenciones nuevas, para prevenir o tratar enfermedades alérgicas, tales como el asma (Fig 1). Un entendimiento mejor a un nivel básico de la enfermedad en sus diferentes aspectos es necesario para respaldar dichas estrategias y mejorar y refinar las intervenciones. En este contexto un grupo de médicos y científicos que abarcan grandes campos de experiencia, convinieron en Amersfoort, The Netherlands, bajo los auspicios del Fundación Holandesa del Pulmón para un taller para evaluar el entendimiento actual de la enfermedad e identificar retos y oportunidades para la prevención y el tratamiento del asma, con la intervención microbiana como el tema guía para el taller.
HIPÓTESIS DE LA HIGIENE Y LA HIPÓTESIS DE “LOS VIEJOS AMIGOS”
La tan llamada hipótesis de la higiene se invoca con frecuencia para explicar el incremento en la prevalencia del asma. La hipótesis tiene sus orígenes en observaciones publicadas en 1989 por Strachan, quien notó que la disminución del tamaño de la familia se asociaba con rinitis alérgica en países desarrollados, y sugirió que esto podría relacionarse a un grado menor de sibilancias relacionadas con infecciones en la infancia, y exposición a microbios.  En extensión de la hipótesis de higiene, Rook postuló la hipótesis de “los viejos amigos”, en la cual muchos agentes infecciosos y microbios en su coevolución con sujetos humanos desarrollaron mecanismos que modulan y evaden el sistema inmune del huésped (Fig 1). Los microorganismos inmunomoduladores se describen como activadores de varias células de la red reguladora, como las células T reguladoras y las células B reguladoras, y para modular o incluso reprogramar ciertas células presentadoras de antígenos, y conducir a las células dendríticas tolerogénicas (DCs), macrófagos activados de manera alternativa, o ambos. Un entendimiento a mayor detalle de cómo estos agentes infecciosos cumplen con esto puede proveer indicadores para estrategias de prevención primaria y puede ayudar a identificar objetivos moleculares para nuevos tratamientos. Esto es en especial relevante, debido a que, en pacientes con varias enfermedades inflamatorias no comunicables, tales como el asma, estas redes reguladoras parecieran estar poco representadas y pobremente desarrolladas.
Exposición rural y microbioma “arcaico”
Los microbios (“viejos amigos”) forman una parte central de la (extensa) hipótesis de la higiene. De forma interesante, esto no tiene mucho que ver con la higiene personal (como se interpreta con frecuencia de la hipótesis de la higiene), ya que un estudio reciente mostró que la higiene personal o del hogar no se asocia con un riesgo de asma o alergia. Los “viejos amigos” representan en su mayoría un grupo de microbios con los cuales la raza humana coevolucionó y que en los últimos 50 años se perdieron de forma rápida debido a los cambios en el estilo de vida, las condiciones de vida, o las ocupaciones. Los candidatos primarios son microbios asociados que viven en el medio rural, como en áreas de ganado, y otros varios miembros de un microbioma arcaico responsable de una composición rica de nuestro hemisferio microbiano personal, el cual incluye compartimentos tales como el intestino, el pulmón y la piel. Desde esta perspectiva, los helmintos se refieren como un compañero antiguo y natural de la comunidad microbiana, (conservada por su evolución), que aún es el caso en muchas partes del mundo, pero ya no en los países occidentalizados. La posibilidad de que los microbios arcaicos desempeñen un rol esencial en la protección contra el asma y las enfermedades alérgicas se encuentra enmarcada por varios estudios emblemáticos.
Varios estudios hicieron notar que vivir en granjas ofrece un efecto protector contra la atopia, la rinitis alérgica y el asma, en especial en los niños. Análisis posteriores sugirieron un enlace con la exposición incrementada a una variedad de bacterias y hongos relacionados con la ganadería y la protección del asma. De manera interesante, se encontraron varias interacciones de genes con el ambiente en una exposición temprana a granjas. Un número de polimorfismos nucleótidos únicos en niños que viven en la Europa rural se ligaron a la ganadería, como en los genes que transcriben CD14 o los receptores tipo Toll (TLRs). De manera remarcada, un estudio reciente de granjas también reporta asociaciones con los alelos de riesgo de asma en el cromosoma 17q21, que sugieren que el mismo genotipo constituye un riesgo genético para asma, y al mismo tiempo, es susceptible de influencias ambientales. Esto impondría opciones para estrategias preventivas futuras.
Además, en particular, la exposición a granjas durante el embarazo, parece tener una influencia en los patrones de expresión génica por medio de la metilación del DNA en genes específicos para asma y relacionados con alergia, lo que contribuye con un efecto protector. En contraste, puede encontrarse mayor prevalencia de asma y mayor morbilidad en los niños que viven en las ciudades. Varios factores de riesgo ambiental se reconocen, como niveles altos de alérgenos intramuros, contaminantes y exposición a endotoxinas, aunque parte de su efecto puede explicarse por diferencias en etnicidad y demografía.
También, la composición del microbioma intestinal influye en el desarrollo de enfermedades alérgicas, como el asma. De hecho, la expresión genética intestinal, y por último el desarrollo del sistema inmune es diferente en los ratones “libres de gérmenes”, los cuales carecen del microbioma intestinal, en comparación con el ratón convencional. Además, los ratones libres de gérmenes exhiben un incremento en la susceptibilidad a enfermedades de las vías aéreas relacionadas con alérgenos, y esto se une a diferentes mecanismos, como la producción incrementada de IgE y los números de basófilos en sitios de la mucosa, así como la inducción de células T asesinas naturales. También, en los sujetos humanos la composición del microbioma intestinal se asocia a la enfermedad de la vía aérea debido a que las muestras de heces de los bebés que después desarrollan alergia o asma tienen diferente composición y contienen menos lactobacilos, bacteroides y bifidobacterias.
Por último, las infecciones agudas o crónicas por gusanos parasitarios o ligados al tracto gastrointestinal, protegieron contra enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple y la enfermedad inflamatoria intestinal. Este efecto también se observa en la alergia respiratoria, y en el caso de infecciones por helmintos, también para el asma. Sin embargo, no todas las infecciones parasitarias son protectoras; en particular las infecciones tempranas y crónicas suelen ser protectoras, mientras que algunos estudios asocian infecciones poco importantes y esporádicas con reacciones alérgicas más grandes. De forma interesante, algunos estudios sugieren una posible interacción entre los parásitos intestinales y la microbiota, ya que ambos habitan en el mismo órgano. Por ejemplo, la infección por helmintos en sujetos humanos se relaciona con un incremento en la diversidad de la microbiota. Además, Heligmosomoides polytyrus múrido promueve la colonización de especies de especies de Lactoabacilos. De manera interesante, la microbiota modificada por helmintos promueve la protección contra el asma alérgica. El conocimiento sobre la interacción entre gusanos parásitos y la microbiota aún está en sus inicios, e identificar los factores que están involucrados de manera crucial en este tema será sujeto de investigación futura.
Virus respiratorios
A diferencia de las infecciones bacterianas y parasitarias, las infecciones virales del tracto respiratorio no se asocian con protección contra atopia o asma, en contraste, la bronquiolitis inducida por el virus sincitial respiratorio (RSV) o rinovirus se asocia de manera consistente con riesgo incrementado posterior de asma en numerosos estudios. Por ejemplo, en un estudio prospectivo de cohorte en niños hospitalizados por bronquiolitis inducida por RSV en el primer año de vida, Sifurs et al encontraron que la bronquiolitis viral que requirió hospitalización en el primer año de vida se asoció de manera significativa con asma (definida como 3 episodios de obstrucción bronquial) a los 3 años de vida, que persistía hacia la edad de adulto joven. El estudio “Estudio de los Orígenes del Asma en la Infancia” encontró que, en niños seleccionados por un riesgo alto de asma, las sibilancias inducidas por rinovirus fueron el predictor mas grande a los 3 años de edad, y este efecto persistía hasta los 6 años de edad. De forma importante, la sensibilización alérgica (como se indica por medición de IgE específica al alérgeno), precedió la ocurrencia de sibilancias virales recurrentes. Estos descubrimientos, también apoyados por otros, sugieren que las sibilancias inducidas por rinovirus pueden usarse como un marcador para niños con riesgo de asma.
De forma interesante, algunos estudios recientes sugieren una interacción puntual entre los virus y las bacterias patogénicas en la nariz y el tracto respiratorio superior de niños pequeños, de acuerdo a asociaciones positivas entre las bacterias Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae, Staphylococcus aureus, y Moraxella catarrhalis y/o el rinovirus y el RSV. De forma importante, la presencia de estas bacterias patogénicas se asocia con incremento en los síntomas respiratorios y las exacerbaciones del asma. De cualquier forma, la pregunta aún es si la colonización de estas bacterias patogénicas precede a las infecciones de la vía aérea superior y los síntomas de asma, o si es la consecuencia de infección viral persistente en las vías aéreas superiores. Ahora podrían designarse estrategias preventivas dirigidas a la disrupción de estas interacciones reforzadas entre los virus y bacterias patogénicas.
OPORTUNIDADES DE INTERVENCIÓN
Varias terapias nuevas en las carteras de productos en fase de desarrollo de la industria farmacéutica entrarán al mercado en los siguientes años. Estas terapias cubren un número de diferentes objetivos moleculares, y por consiguiente hacen posible ajustar la terapia de acuerdo a un endotipo particular. Sin embargo, muchas de estas terapias nuevas se centran en controlar la inducción de TH2 y por eso no es posible que cubran todas las necesidades del paciente. Por lo tanto, la prevención del asma puede ser más eficiente y sostenida para reducir la carga de la enfermedad a largo plazo.
Prevención primaria
Como se discutía antes, la exposición a microorganismos puede acercarse a un efecto protector potencial, y un número de mecanismos se propusieron para explicar el efecto. Una cuestión importante es si estos mecanismos pueden emplearse para desarrollar intervenciones que reduzcan el peso del asma. Uno de los acercamientos más prometedores parece ser la prevención primaria. Sin embargo, el tiempo es crucial: después del nacimiento, la ventana de oportunidad para la prevención primaria se cierra de forma rápida, conforme madura el sistema inmune. Es importante identificar las personas que tienen riesgo de padecer asma a una edad temprana para dirigir dichas intervenciones de manera efectiva. Algunos estudios sugieren que las estrategias preventivas deberían iniciarse antes del nacimiento para incrementar su eficacia. El manejo prenatal puede inducir o reiniciar los puntos clave epigenéticos a largo plazo, y permitir al sistema inmune inmaduro responder de manera suficiente a los estímulos microbianos y desarrollar de forma rápida una red reguladora sostenida y fuerte.
Bacterias de granjas. Una posible fuente de diversidad bacteriana encontrada en la vida de granja es el polvo de los establos, una fuente rica de una diversidad muy alta de ecosistemas bacterianos. De esta gran gama de microorganismos relacionados a las granjas, 2 especies en particular, Acinetobacter lwoffii F78 y Lactococcus lactis G121, se probaron e inhibieron de manera potencial reacciones alérgicas en ratones. De forma interesante, un estudio reciente muestra que el polvo de granja redujo la producción de citocinas innatas tipo 2 de las células epiteliales, lo cual se atribuye a la enzima modificadora de ubiquitina A20 en el epitelio pulmonar. No sólo la exposición neonatal sino también materna a los microorganismos puede reducir el riesgo de la descendencia de tener enfermedades alérgicas, como el asma. Los cambios epigenéticos después de la exposición a granjas pueden ser responsables de un incremento en el número y la función de las células Treg de la sangre del cordón umbilical. Esto puede entonces llevar a disminución de la secreción de citocinas TH2 y la proliferación de linfocitos en la exposición innata. En el caso específico de exposición a Iwoffii FT8, un modelo múrido sugirió que la exposición materna a bacterias se relacionaba de manera directa a la transmisión funcional materna de señales de TLR, que resulta en protección de asma en la progenie. El mecanismo fue dependiente de IFN-γ, posiblemente por medio de la protección de pérdida de la acetilación de la histona 4 del promotor asociado al IFN-γ.
Bacterias en los pulmones. También los pulmones tienen una microbiota compleja que se origina de los microbios inhalados y la flora del sistema digestivo. Se encontró diversidad baja de microbios en los pulmones en pacientes con enfermedades como el asma, con un incremento en la proporción de proteobacterias como Haemophulus, Neisseria, o Streptococcus especies. La ausencia de microbiota de pulmones en ratones libres de gérmenes se asocia con un incremento en las respuestas TH2 y un incremento en la enfermedad de la vía aérea, lo que sugiere un efecto inhibitorio fuerte de la microbiota del pulmón en el desarrollo de TH2. Además, nuevos estudios asocian la composición del microbioma pulmonar a la respuesta a la terapia con corticoesteroides al develar una diferencia en la composición del microbioma de los pacientes que si responden y los que no responden a los corticoesteroides. Nuevas terapias dirigidas al microbioma pulmonar serían un acercamiento interesante para la prevención o el tratamiento temprano del asma. Sin embargo, en esta etapa, se requiere más información sobre la composición ideal de un “microbioma sano” en los pulmones, o de manera alternativa, las especies bacterianas que deberían evitarse o removerse antes de que se diseñen nuevas estrategias terapéuticas.
Biodiversidad bacteriana intestinal e infecciones bacterianas intestinales. De manera reciente, un trabajo publicado sobre un modelo múrido sugiere que la microbiota intestinal metaboliza fibras de la dieta, lo que resulta en un incremento en la circulación de ácidos grasos de cadenas cortas. De manera importante, los autores demostraron que los ácidos grasos de cadena corta, por medio de la unión de la proteína G al receptor de unión 41, inducen finalmente la siembra de los pulmones con DCs con una habilidad alterada para promover la función de células efectoras TH2 (pero con alta capacidad fagocítica). Por lo tanto, estos resultados sugieren un mecanismo por el cual la dieta, en especial el contenido de fibra, con asociación a la microbiota intestinal podría tener una influencia directa en el desarrollo de asma.
Agregado a la biodiversidad intestinal y la dieta, las bacterias individuales intestinales, tales como Helicobacter pylori, recibieron considerable atención de manera reciente. Su infección se conoce mejor por sus propiedades patogénicas, ya que se asocia a condiciones tales como la úlcera péptica y el cáncer gástrico. Sin embargo, la infección por H. pylori, en especial en la infancia temprana, puede conferir beneficios debido a que se decriben efectos protectores de la infección por H. pylori contra el desarrollo de asma y alergias. También, cuando los ratones se infectaron durante el periodo neonatal, tuvieron protección de manera posterior contra el desarrollo de enfermedad alérgica de la vía aérea. Los mecanismos por los cuales se incrementa su protección tienen que ver con la inducción de células Treg y la reprogramación de DCs hacia un fenotipo tolerogénico. Varios determinantes de persistencia de H. pylori, como la γ-glutamil-transpeptidasa, citotoxinas vacuolantes y ureasa, demostraron ser importantes de manera crítica para estos efectos protectores, y se evaluaron para aplicaciones terapéuticas futuras.
La evidencia de estudios clínicos para la efectividad de la prevención primaria con cadenas probióticas es irregular al momento actual. Por ejemplo, los estudios son heterogéneos respecto al tiempo de intervención, las cepas bacterianas, y el uso de monoterapia o terapia combinada. Los puntos finales también son variados, con menos estudios enfocados al asma por sí misma. Los descubrimientos pueden variar de acuerdo a la población incluida, como se evidencia por los diferentes resultados con Lactobacillus GG reportados con el mismo protocolo de tratamiento y puntos finales. En estos estudios se observó un efecto para las madres que tenían al menos un familiar o compañero de primer grado con eccema atópico, rinitis alérgica o asma, pero no cuando al menos un miembro de la familia (madre, padre o hijo) tenían enfermedad atópica. En conjunto, el cuerpo de evidencia sugiere a la fecha que un acercamiento antenatal y posnatal es lo más prometedor, con monoterapia con lactobacilos como el agente más prometedor, aunque hay mucho espacio para mejorar en la calidad de los estudios clínicos. En particular, hay una necesidad de puntos finales subrogados para el desarrollo de asma, para que provean un entendimiento más rápido que lo que sería posible con el asma por sí sola. Por último, es necesario tomar en cuenta la ética y la preocupación por la seguridad de la exposición prenatal.
Gusanos parasitarios. No sorprende que los organismos que conviven con sujetos humanos desarrollen mecanismos para modular las respuestas inflamatorias humanas para promover su propia supervivencia. En general, los gusanos parásitos parecen aptos para manipular ambos tipos de inmunidad innata (que afecta las respuestas inducidas por TLR y desencadena el inflamosoma), y adaptativa. En el caso de la inmunidad adaptativa, a diferencia de las bacterias los helmintos inducen de manera fuerte las respuestas TH2 y niveles elevados de IgE. De forma interesante, sin embargo, esta respuesta TH2 no se asocia con un incremento en la predisposición al asma. De hecho, la IgE que se detecta de forma primaria tiene reactividad cruzada con epítopes de carbohidratos presentes en parásitos y no en componentes proteínicos de alérgenos, y no conduce a la degranulación de mastocitos. Existe la hipótesis de que la reactividad cruzada de la IgE puede ayudar a prevenir la sensibilización atópica y el desarrollo de enfermedades alérgicas en niños con infecciones por helmintos. El conocimiento sobre los procesos que conducen a que los anticuerpos IgE se dirijan por reactividad cruzada a carbohidratos, puede ayudar a implementar estas estrategias en niños que están en riesgo, y prevenir el desarrollo de moléculas de alta afinidad a la IgE contra proteínas de alérgenos y por lo tanto síntomas clínicos.
Los helmintos también son maestros en inducir procesos inmunorreguladores. Estudios detallados en ratones o sujetos humanos infectados por esquistosomas mostraron un incremento en el número de células B reguladoras y células Treg con una capacidad regulatoria incrementada, las cuales, por lo menos en los ratones, fueron cruciales para la protección contra enfermedades alérgicas de las vías aéreas. También, las infecciones por H polygyruus o la exposición a sus antígenos excretores/secretores (colectados de cultivos de adultos vivos), pudieron prevenir alergia de la vía aérea superior inducida de forma experimental, y esto se asocia a la supresión de la liberación de IL-33. Por último, la meta del trabajo futuro en esta línea de investigación es identificar los inmunomoduladores en H polygyrus de las fracciones excretora/secretora y trasladar estas moléculas hacia nuevas terapias preventivas.
De forma interesante, la exposición prenatal de la madre a parásitos puede conferir también protección contra enfermedades alérgicas, tal como se ilustra por la alta incidencia de eccema en los niños de Uganda que nacen con madres infectadas por esquistosoma quienes se trataron con el desparasitante praziquantel durante el embarazo. Más allá de esto, estudios en ratones de ratones con infección por esquistosomas apuntan en la misma dirección y demuestran un rol crucial para el ambiente materno de citocinas que se encuentra en la placenta, que al final determina si las respuestas alérgicas se promueven o suprimen en los hijos.
Prevención secundaria y terciaria
Dados los efectos de ciertos microbios en el contexto de intervenciones primarias, las posibilidades de prevención secundaria y terciaria se encuentran menos investigadas. La prevención secundaria se dirige a detectar y tratar una enfermedad que no se convierten aún en sintomática, mientras que la terciaria se dirige a aquellos quienes ya tienen la enfermedad sintomática, para prevenir el deterioro posterior. Estos acercamientos incluyen tratamiento antiinflamatorio, tratamiento con agentes antivirales, y administración de lisados no viables de los agentes bacterianos causantes de infecciones agudas de las vías aéreas. Estudios recientes sugieren que el tratamiento con corticoesteroides sistémicos es benéfico en niños con sibilancias de primera vez, susceptibles a infecciones por rinovirus, en especial en aquellos con altas cargas virales en el momento de su presentación. La reducción marcada de recaídas y asma durante el seguimiento a largo plazo, apoya el rol de la alta carga viral de rinovirus como un marcador importante para aquellos niños con inflamación pulmonar temprana, quienes pueden beneficiarse de la intervención temprana con tratamiento antiinflamatorio. La importancia de la inflamación de la vía aérea o el control de la exposición a alérgenos también se apoya por un estudio con el anticuerpo anti-IgE omalizumab, el cual prácticamente abolió los picos de exacerbaciones en otoño causados de manera típica por infecciones virales.
La prevención de sibilancias repetidas asociadas al RSV, que también se asocia con asma, es otra área potencial de intervención. Las inyecciones mensuales de palivizuman, un anticuerpo monoclonal (mAbs) humanizado anti-RSV, mostraron ser efectivas en reducir las sibilancias recurrentes durante el primer año de vida. Debido a que los niños con sibilancias recurrentes en la infancia se encuentran con riesgo alto de desarrollar asma, podría especularse que la intervención también reduce el riesgo de asma. Aunque este estudio es sin duda válido para comprender aquellos mecanismos por los cuales las infecciones virales pueden conducir al asma, dichos tratamientos para RSV son caros. Más allá de esto, en el caso de rinovirus, la variabilidad en el virus (>100 serotipos) es una barrera para desarrollar un mAbs efectivo contra la infección.
Por último, la evidencia en modelos de ratones sugiere que los lisados bacterianos pueden reducir la inflamación de la vía aérea y llevar al reclutamiento selectivo de células Treg en el compartimento traqueal, mientras que la evidencia de estudios clínicos sugiere que el tratamiento aumenta los niveles de IgA secretora en las superficies mucosas. Los análisis de estudios clínicos en este aspecto proveen en el mejor de los casos sólo un soporte débil para un efecto benéfico en la intervención. El agente más prometedor parece ser el lisado bacteriano (OM-85 BV), el cual demostró prevenir ataques de sibilancias provocados por infecciones agudas de la vía aérea superior en niños. De forma similar, se realizaron estudios para tratar pacientes con rinitis alérgica con Trichuris suis eggs o a pacientes asmáticos con larvas de gusanos helmintos, pero no se demostró mejoría clínica en los síntomas de la enfermedad. No está claro si la falta de efecto se puede explicar por el tipo de gusano, la dosis, el tiempo, la duración o el estado de la enfermedad. En general, los estudios conducidos hasta la fecha son con frecuencia mal diseñados, o con pobre poder estadístico.
Tratamiento de asma
El incremento en el conocimiento de los efectos inmunomoduladores de las interacciones de los huéspedes y microbios puede también ofrecer una oportunidad para desarrollar tratamientos terapéuticos nuevos para pacientes asmáticos. De hecho, el tratamiento de la enfermedad se basa principalmente en un enfoque “a-la-medida-de-todos”, que en su mayoría recae en los corticoesteroides inhalados como tratamiento antiinflamatorio. Un ejemplo de transferir el entendimiento de los mecanismos fisiopatológicos en acercamientos terapéuticos es el desarrollo y uso de mAbs para el tratamiento del asma grave. De hecho, varias oportunidades nuevas ahora están disponibles para dirigirse de manera específica a la inflamación mediada tipo 2. El conocimiento creciente del efecto de las interacciones microbio-huésped en alergia y asma podría también resultar en nuevos acercamientos terapéuticos. Primero necesita evaluarse en modelos terapéuticos de ratones si las intervenciones que se basan en microbios son útiles en los pacientes. De hecho, un estudio prometedor mostró que las intervenciones microbianas también trabajan como un tratamiento para la inflamación experimental de la vía aérea. El tratamiento con el ácido graso de cadena corta propionato modula el microbioma intestinal y trata de manera efectiva la enfermedad alérgica de la vía aérea en ratones adultos, lo que sugiere que las intervenciones microbianas pueden utilizarse más que sólo para enfoques preventivos.
Sin embargo, tan solo está disponible poca información sobre pacientes humanos. Los lisados derivados de bacterias se usan en la infancia para prevenir el desarrollo de atopia, pero tan solo unos pocos estudios investigaron estos componentes en pacientes con una enfermedad ya establecida. Los componentes dirigidos hacia ciertos TLRs se usaron en pacientes con asma, con resultados de cierta manera conflictivos. La administración del agonista TLR9 resultó en una mejora del control de asma durante la reducción de esteroides en pacientes que reciben dosis altas o moderada de esteroides inhalados, aunque diferentes agonistas de TLR9 mostraron no tener beneficios adicionales en pacientes con asma alérgica moderada a grave con control insuficiente. Necesita determinarse en estudios futuros si los componentes microbianos serán un agregado efectivo a las opciones terapéuticas actuales.
CONCLUSIONES
Para el futuro, el asma persistirá como una enfermedad de difícil prevención y cura. Las infecciones microbianas y ciertos metabolitos microbianos y secreciones parecen proteger en contra del asma, y ofrecen un número de oportunidades interesantes. La prevención primaria o secundaria parecen ser el abordaje más prometedor para reducir el peso de la enfermedad. La identificación de la población en riesgo es lo que tiene mayor importancia para asegurar que la prevención primaria se otorgue donde más se necesita. Por lo tanto, hay evidencia para dar soporte a la efectividad de intervenciones en pacientes embarazadas, aunque los asuntos de seguridad ética deberían valorarse de manera cuidadosa, y el balance de la ecuación riesgo/beneficio necesitaría evaluarse de manera objetiva. Más allá de la prevención primaria, hay oportunidades para intervención secundaria o terciaria, pero las intervenciones tempranas tienen más posibilidad de ser exitosas. Por último, en el escenario del tratamiento el objetivo de los nuevos tratamientos de asma debe ser la modificación de la enfermedad. En este sentido, enfocarse en el mecanismo inmune subyacente sería el acercamiento con mayor posibilidad de entregar resultados prometedores, pero los efectos o alteraciones del compartimento estructural no debe ser ignorados. Un cambio en los modelos animales que representen mejor las condiciones complejas y los fenotipos del asma humana, no incrementaría sólo la comprensión de la enfermedad, sino que también ayudaría a identificar a los mejores candidatos para terapia. Dado que el asma se desarrolla en un periodo largo de tiempo, los estudios clínicos robustos pueden ser retadores, pero también necesarios para analizar la efectividad de nuevos acercamientos terapéuticos. Agregado a esto, es necesario elucidar si estos nuevos acercamientos ofrecen sólo prevención de la enfermedad de la vía aérea o si también ofrecen un beneficio terapéutico en pacientes con una enfermedad ya establecida.



Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. med. Sandra Nora González Díaz         Jefe y Profesor
Dr. Alfredo Arias Cruz                                  Profesor
Dra. Lissette Ramos Valencia                       Residente 2° Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann                Profesor

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