jueves, 30 de mayo de 2019

Sobrepeso y obesidad quizá desempeñen un papel en la patogénesis de la urticaria crónica espontánea


Introducción
La urticaria espontánea crónica (UCE) es una de las enfermedades cutáneas más comunes en la práctica alergológica y dermatológica. Constituye un problema clínico interdisciplinario, y su fondo no siempre es fácil de determinar. La UCE reduce de manera significativa la calidad de vida de los pacientes. La intensidad y la naturaleza de los signos y síntomas, así como su ubicación, pueden ser variables. La UCE es un síndrome heterogéneo, cuyo síntoma principal es la aparición de ronchas de color rosado a rojo que se caracterizan por edema, que aparece rápido y en general desaparece dentro de las primeras 24 horas sin dejar marcas. La enfermedad suele ir acompañada de prurito y también puede ir acompañada de angioedema.

El rango saludable para el índice de masa corporal (IMC) (peso en kg dividido por la altura en m2) es de 18.5 a 24.9, mientras que el IMC >25 se considera sobrepeso y el IMC >30 se considera obesidad. En Europa, la obesidad alcanzó proporciones epidémicas. La obesidad se relaciona con trastornos de la piel, y tanto la obesidad como la urticaria son más frecuentes en las mujeres. Se sugiere que el síndrome metabólico y la hiperlipidemia son más frecuentes en pacientes con UCE, pero la influencia del sobrepeso y la obesidad en el desarrollo de UCE aún no se investigó a fondo.
Los resultados de investigaciones anteriores indican que el peso corporal excesivo puede ser un factor de riesgo potencial para el desarrollo de enfermedades alérgicas, pero hasta la fecha ninguna investigación definió una asociación entre la obesidad y la UCE. Los autores realizaron un estudio para evaluar la relación entre el desarrollo de los síntomas de la UCE y los parámetros corporales de los pacientes.
Métodos
Inscribieron 85 pacientes consecutivos con UCE (59 mujeres y 26 hombres, edad media 48 años, rango 21-77 años) en el estudio. La UCE se diagnosticó de acuerdo con un análisis de todo el cuadro clínico y se excluyó la coexistencia de otras enfermedades (excluyeron la anomalía en la tiroides según los hallazgos de laboratorio). Los pacientes se dividieron en tres subgrupos: pacientes cuyo único síntoma eran ronchas, pacientes cuyo único síntoma era el angioedema y pacientes con urticaria y con angioedema acompañante. El peso corporal medio, la altura corporal, el IMC, la superficie corporal total (SCT), la edad de aparición de la enfermedad y la duración de la enfermedad se calcularon para todo el grupo y para cada subgrupo por separado.
Análisis estadístico
Para los análisis estadísticos, los autores utilizaron las pruebas ANOVA y Spearman con el software estadístico (v12; StatSoft Inc., Tulsa, OK, EE. UU.). P = 0.05 se consideró significativo.
Resultados
Encontraron una asociación estadística significativa entre la edad avanzada al inicio de la enfermedad y un mayor peso, mayor IMC y mayor participación de SCT. También vale la pena destacar que los pacientes con valores más altos de IMC tuvieron una tendencia (P = 0.06) hacia una mayor duración de la enfermedad. No se determinaron diferencias significativas en los valores de IMC y SCT entre los subgrupos estudiados.
Discusión
Muchos factores etiológicos ya se asociaron con la UCE, pero la etiología de la enfermedad sigue sin reconocerse en la mayoría de los casos. Varias teorías sobre la patogenia de esta enfermedad avanzaron. Una afección inflamatoria puede constituir factores significativos que pueden contribuir al desarrollo de la UCE. Aunque la UCE no suele ser una afección con potencial mortal, su tratamiento puede ser complicado y difícil, lo que tiene una influencia significativa en la calidad de vida de los pacientes y constituye una carga socioeconómica considerable.
De acuerdo con los resultados que se presentaron por Lapi y colaboradores, el riesgo de desarrollar UCE se relacionó con numerosos factores. La relación entre la obesidad y diversas enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes y la degeneración articular es obvia, pero la relación entre la obesidad y las enfermedades alérgicas aún no se investiga por completo. La conexión entre la UCE y la obesidad es en especial intrigante, y puede sugerirse una participación patogénica de factores como la inflamación inducida por adipocina. Los pacientes con síndrome metabólico tienen niveles elevados de marcadores inflamatorios como la interleucina (IL)-1, IL-6, el factor de necrosis tumoral y la proteína C reactiva (PCR). Los estudios anteriores también revelaron niveles elevados de parámetros inflamatorios y factores de coagulación en pacientes con síndrome metabólico y UCE. Los datos de la literatura sugieren que los niveles plasmáticos de protrombina 1 y 2, los dímeros D y la PCR pueden ser posibles marcadores de la gravedad de la UCE. Además, la frecuencia de desarrollo del síndrome metabólico fue mayor de manera significativa en pacientes con UCE que en sujetos sanos.
La investigación detallada sobre el tejido graso demostró de manera inequívoca que es un órgano endocrino activo que sintetiza proteínas activas de gran diversidad en términos de estructura y función, denominadas adipocinas. Las funciones biológicas cumplidas por las adipocinas en el cuerpo humano no están por completo claras, pero algunas pueden desempeñar un papel en la inducción de procesos metabólicos beneficiosos en el cuerpo, mientras que otras pueden estar involucradas de manera directa en el desarrollo de complicaciones relacionadas con la obesidad, como la diabetes tipo 2 o la aterosclerosis. Desde el descubrimiento de la influencia de las adipocinas en el sistema inmunológico y las enfermedades inflamatorias, se enfatizó la relación entre la obesidad y los trastornos autoinmunes. La acción de las adipocinas puede dirigirse de manera directa a los mastocitos humanos, que desempeñan un papel en la inflamación endotelial. La intensificación de la inflamación endotelial es proporcional a la progresión del proceso aterosclerótico. Los factores proinflamatorios, como las proteínas del complemento C3a y C5a, las citocinas, la proteína quimioatrayente de monocitos 1 o las partículas de lipoproteínas de baja densidad activan a los mastocitos reunidos en la placa aterosclerótica. La activación de esas células también puede influir en el desarrollo de la UCE. El nivel de triptasa que se produce por los mastocitos y el número de células grasas se elevan de manera significativa en pacientes obesos y en ratones alimentados con una dieta rica en grasas. Los mecanismos descritos podrían conducir a la coexistencia de obesidad y UCE.
La obesidad se caracteriza por una afección inflamatoria crónica, sistémica, a menudo asintomática, y puede provocar una disminución de la tolerancia inmunitaria a los antígenos, lo que aumenta el riesgo de alergias y otras enfermedades con etiología inmunológica. Según lo que indica el estudio, el exceso de tejido graso puede ejercer cierta acción protectora en la UCE ya que las personas con un IMC más alto desarrollan signos y síntomas de urticaria más tarde que aquellos con un IMC saludable. Postulan que una condición inflamatoria de intensidad leve podría proteger al cuerpo, al mantener el sistema inmunológico en un estado de “preparación”. Sin embargo, una vez que se rompe este umbral de protección, el curso de la enfermedad parece ser más grave en pacientes obesos. Ye y colaboradores obtuvieron resultados similares y reportaron que el desarrollo del síndrome metabólico era un factor predictivo independiente de un curso sin control de la UCE. La hiperlipidemia caracterizada por niveles altos de lípidos en la sangre, incluido el colesterol y los triglicéridos, está implicada en los procesos inflamatorios, que se relacionan con un mayor riesgo de desarrollo de aterosclerosis. Se cree que la UCE conlleva un mayor riesgo de desarrollo de hiperlipidemia, y algunos autores sugirieron que la aparición de síntomas de urticaria debería impulsar la investigación de parámetros de lípidos elevados. Además, según Stauber y colaboradores, la diabetes y la obesidad son factores de riesgo para el edema angioneurótico recurrente con un curso grave. La edad avanzada se asocia con un mayor riesgo de trastornos autoinmunes, y la UCE con frecuencia coexiste con la autoinmunidad, en particular con los trastornos de la tiroides autoinmunes. Además, en las personas mayores, hay un cambio en el equilibrio entre la cantidad de tejido muscular y graso.
El examen clínico completo, complementado con un panel de pruebas diagnósticas seleccionadas de manera individual, constituye la base para iniciar una terapia eficaz para la UCE. Sin embargo, a menudo resulta imposible determinar la causa de los síntomas de la urticaria, por lo que se debe iniciar un tratamiento sintomático basado en la terapia moderna con antihistamínicos, que puede ser necesario complementar con terapias alternativas. Además, es necesario aplicar un enfoque holístico para tratar al paciente y, si corresponde, abordar el problema de la obesidad, que afecta a un grupo cada vez más numeroso de personas.
Conclusión
En el conocimiento de los autores, éste es el primer estudio que investiga posibles asociaciones entre UCE y sobrepeso/obesidad. Los resultados sugieren que la UCE, en especial si es de larga duración, puede asociarse con el sobrepeso y la obesidad, mientras que el aumento de la masa corporal puede dar lugar a una aparición más tardía de los síntomas de la urticaria. Se requieren estudios adicionales que confirmen los resultados presentados y expliquen la relación entre la obesidad y la UCE.




Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México
Dra. Med. Sandra Nora González Díaz         Jefe y Profesor
Dra. Cindy Elizabeth de Lira Quezada          Profesor
Dr. Rodrigo Alejandro de la Cruz Cruz        Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann                Profesor

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