jueves, 2 de abril de 2020

El presidente de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología pide precaución en casos de asma graves no controlados y no preocuparse aún por las vacunas

Además de los síntomas respiratorios a nivel nasal y faríngeo, como secreción y tos seca, se han comunicado otros como la aparición de alteraciones del olfato (anosmia) y el gusto (ageusia) de diferente severidad en un porcentaje elevado de pacientes con Covid-19.
El presidente de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología Clínica, Pedro Guardia, asegura que “hay pocos datos sobre la duración” de estos trastornos, “pero las pocas referencias que existen indican, en primer lugar, que es reversible y, asimismo, a partir de las dos semanas, empieza a ir recuperándose estos dos sentidos de forma progresiva”.
La experiencia hasta ahora señala, por otra parte, que las personas alérgicas no tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad, pero Guardia sí advierte de que personas con inmunodeficiencias y, muy especialmente, las personas asmáticas deben tener una mayor precaución porque cualquier infección respiratoria puede desestabilizar su asma.
“El coronavirus tiene una predilección especial por los pulmones y se podría inducir un mayor grado de inflamación en las vías respiratorias”, explica. Por ello, recomienda ser “rigurosos en el cumplimiento de las medidas de tratamiento” y, en el uso de lejía, recomendada para llevar a cabo la desinfección de los domicilios, utilizar unos 20 mililitros de producto por cada litro de agua con las habitaciones debidamente ventiladas.
El doctor avisa, asimismo, de que, “dadas las condiciones climatológicas, los pacientes alérgicos a pólenes ya han comenzado en una importante proporción con los síntomas”. La previsión es que, gracias a la escasez de lluvias en otoño e invierno, los niveles de pólenes no serán intensos, pero también alerta de que Cádiz, al ser provincia costera, registra niveles de ácaros moderados, que pueden agravar las molestias.
Es cierto, no obstante, que las normas de confinamiento beneficiarán al control de los síntomas, apunta, porque se reducirá notablemente la exposición a pólenes. Incluso las restricciones a la movilidad reducirán la contaminación y la disminución de otros humos industriales beneficiarán a la población afectada por alergias.
Finalmente, sobre vacunación para la enfermedad, considera que, aunque los pacientes podrían continuar su administración, para evitar movimientos de personas que pudieran incrementar la tasa de contagio, “lo más apropiado sería demorar durante dos meses su administración, porque no habría problema”. Ahora sí, añade, “si el confinamiento se prolonga más de dos meses, habría que consultar con el alergólogo para ver las pautas a seguir” según cada caso.

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