lunes, 14 de enero de 2019

Ansiedad y depresión influirían en el control del asma

Un reciente estudio reveló que la ansiedad y la depresión son trastornos frecuentes en pacientes con asma y constituyen un riesgo independiente en el control del asma.
La investigación comprueba que el control de esta enfermedad respiratoria crónica puede mejorar de forma significativa los niveles de ambos trastornos mentales.
El trabajo en el que participaron 180 neumólogos y alergólogos españoles junto a médicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau, se encargaron de averiguar la posible relación del diagnóstico del asma con la depresión o ansiedad.
“Estas asociaciones se realizaron al inicio del diagnóstico y a los seis meses, tras un tratamiento solo para el asma y realizado por un especialista”, mencionó Joaquín Sastre, profesor de la Facultad de Medicina de la UAM.
Asimismo agregó, “incluimos a 3.182 pacientes asmáticos que fueron evaluados por primera vez por los especialistas en neumología o alergología. Lo primero que se realizó fue confirmar el diagnóstico de asma y medir con diversos cuestionarios estandarizados su nivel de control, así como su nivel de ansiedad y depresión. Posteriormente el especialista decidió el tratamiento y los pacientes fueron evaluados a los tres y seis meses tras la primera consulta”.
El estudio multicéntrico demostró que en la primera consulta el 24% de los pacientes fueron diagnosticados con ansiedad y el 12% de depresión. “Las cifras de ansiedad en las personas con asma son claramente más altas que las de la población general española (9%), si bien las cifras de depresión son similares” explicó Sastre.
Después de seis meses, los investigadores observaron que las enfermedades mentales mejoraron de forma relevante, lo mismo ocurrió con la función pulmonar, además del control y tratamiento del asma. 
Sastre aseguró que “ya se había demostrado en otros estudios que los pacientes asmáticos tenían más ansiedad que la población general. Los pacientes que durante el estudio no mejoraron su ansiedad o depresión tuvieron más exacerbaciones de asma y utilizaron más recursos sanitarios”.
El trabajo destaca que a la depresión y la ansiedad se le debe prestar total atención en los pacientes asmáticos y que solo el tratamiento correcto de la enfermedad respiratoria podría mejorar dichos trastornos del ánimo. 


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