INTRODUCCIÓN
La alergia alimentaria (AA) se define como
“un efecto adverso para la salud que surge de una respuesta específica del
sistema inmunitario que ocurre de forma reproducible al exponerse a un alimento
dado”. La prevalencia de la AA aumentó en casi 50% en las últimas 2 décadas en
países con un estilo de vida occidental. Se estima que la AA afecta de 6% a 8%
de los niños en los Estados Unidos y de manera aproximada de 3% a 4% de los
adultos, lo que lleva a una mayor preocupación por entender todos los aspectos
de las AA, que incluyen desde la prevención hasta el tratamiento.
El diagnóstico de las AA es un desafío,
con dificultades asociadas con la mayoría de los métodos de prueba. A pesar de
varios avances en el campo, la prueba de reto alimentario doble ciego
controlada con placebo (DBPCFC) persiste como el estándar de oro para el
diagnóstico de AA. Es importante una correcta identificación de las AA, no sólo
para prevenir reacciones sino también para evitar restricciones dietéticas
innecesarias que afecten al crecimiento de manera negativa.
Este artículo describe los métodos de
diagnóstico para el diagnóstico de las alergias alimentarias mediadas por
inmunoglobulina E (IgE) y hace énfasis en los análisis moleculares para
alérgenos (AMA) y el test de activación de basófilos (TAB). Este artículo no
incluye la evaluación de las AA no mediadas por IgE, que implican enfoques de
diagnóstico diferentes.
HISTORIA
CLÍNICA
Como con cualquier enfermedad, una
historia detallada es importante y guía más pruebas:
• Una descripción de los síntomas típicos
de las alergias mediadas por IgE (descritos en la Tabla 1), el tiempo de
aparición de los síntomas en relación con la ingestión de alimentos (en general
de minutos a 1-2 horas), la reproducibilidad de los síntomas con la ingestión subsecuente
de alimentos, la forma (por ejemplo, crudo vs cocinado), y la cantidad de
alimentos ingeridos, todos son relevantes en el diagnóstico de las AA.
• Es importante descartar condiciones que
imiten a las AA (Cuadro 1).
• Ciertas poblaciones tienen un riesgo mayor
de AA: las personas con eccema, asma, rinitis alérgica, otras AA y los
antecedentes familiares de enfermedad atópica (EA).
• Cofactores asociados, que incluyen a la
enfermedad febril aguda, una exacerbación del asma, el ejercicio, la ingestión
de alcohol, medicamentos que aumenten el pH gástrico y los antiinflamatorios no
esteroideos pueden empeorar la gravedad de una reacción alérgica y deben evaluarse.
• El conocimiento de la reactividad
cruzada entre las familias de proteínas de los alimentos debe guiar a la
realización de otras pruebas para excluir una alergia a alimentos relacionados
si estos no se ingieren. Esto debe hacerse con cautela ya que el hacer pruebas
para todas las proteínas homólogas pueden llevar a la eliminación de alimentos
que demuestran sensibilización sin que estos causen reacciones alérgicas reales.
La Fig. 1 resume la tasa aproximada de reactividad cruzada entre diferentes
alimentos. Las decisiones con respecto al resultado de las pruebas deben
basarse en la probabilidad de alergia y la importancia nutricional y social de
los alimentos.
PRUEBAS
ESTÁNDARES
Además de una historia clínica detallada,
se pueden considerar varias pruebas de diagnóstico en la evaluación de las AA.
Por lo común, la ruta diagnóstica comienza
con una prueba cutánea por punción (SPT) del alérgeno sospechado ya sea en
conjunto o sin la determinación de una IgE específica en suero (ssIgE). Ambas
pruebas detectan IgE específica para un antígeno determinado (asIgE). La
presencia de asIgE se llama “sensibilización” y su sola presencia no confirma
una AA ya que la asIgE puede estar presente en ausencia de alergia clínica. Por
lo tanto, estas pruebas deben interpretarse en el contexto de la historia
clínica. Un diámetro mayor de la SPT o ssIgE más alta corresponden a una mayor
probabilidad de reacción clínica, pero no predicen la gravedad de la reacción.
El advenimiento de las pruebas AMA hizo posible identificar la sensibilización
a alérgenos que predicen reacciones sistémicas.
PRUEBAS
CUTÁNEAS POR PUNCIÓN
Durante el procedimiento de las SPT, la
superficie de la piel se pincha con un alérgeno para medir la asIgE unida a los
mastocitos cutáneos. La STP da como resultado una respuesta de roncha y
eritema, que se mide a los 15 minutos. Las SPT tienen utilidad limitada en
pacientes con dermografismo o que toman antihistamínicos sistémicos. Los
tamaños de roncha varían con la edad, el sitio del cuerpo usado para las
pruebas (en general es mayor en la espalda en comparación con los antebrazos),
el dispositivo utilizado, la potencia del extracto comercial manufacturado, o
si se usa alimento fresco. El valor predictivo negativo (VPN) de las SPT es
mayor de 90%, por lo que es una prueba útil para excluir AA en ausencia de una
historia clínica convincente. Esto es en especial cierto para los alérgenos mayores
para los que están disponibles extractos comerciales para las pruebas cutáneas.
Pueden ocurrir SPT falsas negativas si los extractos comerciales no son
estandarizados y falta el alérgeno en cantidad suficiente. Esto es cierto de
manera particular para las frutas y verduras en las que los antígenos se
destruyen durante el proceso de manufactura. En estos casos, se pueden usar
pruebas “prick to prick” con alimentos frescos.
El valor predictivo positivo (VPP) de las
SPT depende de la edad del paciente y del alérgeno alimentario, y puede diferir
con el método utilizado de SPT y la presencia de atopia. Los valores de 95% del
VPP se establecieron sólo para unos pocos alérgenos alimentarios principales
(resumidos en la Tabla 2). En general, una SPT más grande correlaciona con una
probabilidad mayor de reacción.
Las SPT deben realizarse por un personal
capacitado en una instalación capaz de manejar una anafilaxia, pese a que rara
vez se desencadena por SPT. No se recomiendan las pruebas cutáneas
intradérmicas para el diagnóstico de AA ya que pueden provocar anafilaxia y se
asocian con tasas altas de resultados falsos positivos.
INMUNOGLOBULINA
E SÉRICA ESPECÍFICA PARA ALÉRGENOS DE ALIMENTOS
La prueba in vitro basada en extractos para la determinación de IgE sérica
específica para alérgenos (ssIgE) es otra herramienta diagnóstica. Los médicos
pueden enviar la ssIgE desde su oficina y se puede usar en pacientes no
cooperadores con las pruebas cutáneas, en aquellos con una enfermedad cutánea
extensa, o en quienes no pueden suspender su tratamiento con antihistamínicos
orales.
La IgE específica sérica al alérgeno tiene
una sensibilidad alta, pero una especificidad baja para las AA. Una ssIgE detectable
no es por sí misma diagnóstica de AA, pero el aumento de los niveles de ssIgE
correlacionan con una mayor probabilidad de alergia real. Cabe notar, que entre
10% a 25% de los casos, las reacciones alérgicas pueden ocurrir con ssIgE
indetectable. Esto puede explicarse por una sensibilidad insuficiente del
inmunoanálisis y/o la pérdida de los alérgenos menores durante la preparación
del extracto para el inmunoanálisis.
Se establecieron los valores predictivos
de reactividad clínica para algunos alimentos (resumidos en la Tabla 3). Cuando
los niveles de ssIgE son mayores o iguales a 95% del VPP, la AA es probable. Si
los niveles de ssIgE son menores o iguales a 50% del VPP, se puede considerar
realizar una prueba de reto oral al alimento (OFC) supervisada por un médico
para excluir la AA. Estos valores de corte se establecieron acuerdo con el
ImmunoCAP (ThermoFisher, Waltham, Massachusetts, EE. UU.) y no son comparables
con los niveles medidos por otros equipos de inmunoanálisis. Los valores de
corte difieren con la edad debido a que niveles más bajos de anticuerpos ssIgE
tienen un mayor VPP en lactantes y niños pequeños. Estos valores también se
afectan por si el historial previo de reacciones, lo cual se asocia con una
probabilidad más alta antes de la prueba.
Pocos estudios sugieren interpretar ssIgE al
alérgeno en el contexto de la IgE total para una precisión mejorada. Se
necesitan más estudios antes de poder utilizar este método en la práctica
clínica. Aunque ningún factor por separado es un predictor absoluto por sí
mismo, el uso de una combinación de factores podría aumentar la certeza de los
modelos predictivos. DunnGalvin y colegas desarrollaron modelos predictivos
para el cacahuate, la leche y el huevo con 6 factores clínicos: las pruebas
cutáneas, la ssIgE, la IgE total menos la ssIgE, los síntomas clínicos, el sexo
y la edad. La sensibilidad y la especificidad del algoritmo de Cork-Southampton
que incorpora estas 6 variables fueron más altas que usar las pruebas cutáneas
o la ssIgE, o una combinación de SPT y de ssIgE. La edad tiende a ser un
predictor importante en estos modelos, mientras que el tiempo desde la última
reacción parece ser menos importante. Además, la importancia relativa de un
factor individual varía según el tipo de alimento.
En los lactantes, la ssIgE podría ser más
sensible que las SPT. En el estudio “Aprendizaje Temprano de la Alergia al Cacahuate”
(LEAP), que enroló a lactantes en el grupo de edad de 4 a 11 meses, casi 28% de
los niños con pruebas cutáneas negativas tenía ssIgE detectable para el cacahuate.
La raza también afecta al VPP de los niveles de ssIgE. Es común que la raza
negra se asocie con niveles más altos de ssIgE, pero con menor reactividad
clínica. En el estudio LEAP, se observó que niveles más altos de ssIgE para cacahuate
en los sujetos negros a menudo se asociaron con STP negativas, y sin
reactividad clínica en comparación con otras razas. Por lo tanto, se asumió que
las SPT eran un predictor más preciso en sujetos de raza negra.
Las guías de AA sugieren la combinación de
SPT con ssIgE para aumentar el VPP y el VPN para el diagnóstico de AA.
Otros usos de la ssIgE incluyen el
monitoreo periódico de la tendencia longitudinal para determinar la resolución
de la AA. En cuanto al huevo y la leche, una disminución de 50% en la ssIgE por
un periodo de 12 meses, es más probable que prediga la resolución de la alergia
en comparación con una disminución más lenta en un período largo de tiempo.
Los niños con niveles pico de ssIgE
mayores a lo largo de su vida (en general arriba de 50 kilounidades de IgE
específica para un alérgeno por litro [kUA/L]) tienen más probabilidades de
tener una alergia persistente a la leche de vaca, el huevo, la soya y el trigo.
El “Consorcio para la Investigación de las
Alergias a los Alimentos” desarrolló una calculadora basada en la Web para
aconsejar a las familias sobre el pronóstico de la alergia a la leche bovina en
niños menores de 15 meses (www.cofargroup.org). La calculadora
se basa en la ssIgE para la leche de vaca, las SPT y la gravedad de la
dermatitis atópica, que son mejores predictores de la resolución de la alergia
a la leche bovina (Fig. 2). Una calculadora de pronóstico para la alergia al
huevo también está disponible.
ANÁLISIS
MOLECULAR PARA ALÉRGENOS
El AMA (también conocido como prueba de
diagnóstico de resolución por componentes) aumenta la precisión de las pruebas
convencionales. La ssIgE convencional mide la IgE del extracto entero del
alimento, que contiene tanto componentes alergénicos como no alérgicos. El AMA,
por otro lado, identifica a la IgE unida a antígenos proteicos específicos en
un alimento.
El AMA puede separar la IgE relevante en
la clínica de la irrelevante con beneficio pronóstico. Esto es más útil si cuando
una isoforma principal de la proteína se asocia con la reacción alérgica o
cuando el alérgeno se degrada con facilidad por el calor o la digestión. Las
proteínas que son resistentes al calor o a la digestión son más propensas a
causar reacciones sistémicas. Por ejemplo, ovomucoide es una proteína resistente
al calor de la clara de huevo. Los individuos en los que predomina la
sensibilización a ovomucoide son menos propensos a tolerar productos horneados de
huevo y el AMA ayuda a identificar este fenotipo.
El AMA también se puede aplicar para
evaluar la sensibilización a alimentos que comparten proteínas homólogas con
aeroalérgenos. Los pacientes sensibilizados de manera primaria a la proteína de
la avellana Cor a 1, que es un homóloga de Bet v 1 (abedul), tienen una mayor
probabilidad de experimentar síntomas orales leves o no tener síntomas en
comparación con los pacientes sensibilizados a las proteínas de almacenamiento
de las semillas (Cor a 9, Cor a 14) que son más propensos a experimentar
síntomas sistémicos.
La relación de componente-IgE específica
con la IgE total no mejora la capacidad predictiva del AMA, niveles altos de
IgE total reducen la probabilidad de pruebas de reto positivas para Ara h2 para
el cacahuate y Cor A 14 para la avellana.
Dos inmunoanálisis comerciales miden la
IgE para alérgenos alimentarios individuales. El inmunoanálisis enzimático
fluorescente (ImmunoCAP) usa proteínas nativas o recombinantes purificadas y
proporciona resultados cuantitativos expresados como kUA/L. Un inmunoanálisis
basado en la técnica de análisis en micromatrices (ImmunoCAP ISAC) mide la IgE
específica para más de 100 alérgenos de forma simultánea. Los resultados obtenidos
de ISAC son semicuantitativos y se expresan en unidades estandarizadas ISAC
(ISUs). Es importante notar que, debido a que cubre un espectro amplio de
alérgenos alimentarios, este tipo de prueba tiene el potencial de
sobrediagnosticar alergias alimentarias al detectar la sensibilización a
alimentos sin relevancia clínica.
El AMA para el cacahuate es el más
estudiado y más usado en la práctica. Aunque Ara h 1, 2 y 3 se asocian con
alergia sistémica a los cacahuates, Ara h 2 es el mejor predictor de alergia al
cacahuate con una sensibilidad cercana a 100% y especificidad cercana a 96.1%
en un estudio. Por el contrario, la monosensibilización a Ara h 8 (un homólogo
de la proteína lábil del abedul Bet v 1) en general se asocia con síntomas orales
leves o sin síntomas. Estos pacientes deben someterse a una prueba de reto oral
supervisada por un médico debido a que es probable que toleren el cacahuate. A
notar, Ara h 6 también se asocia con reacciones sistémicas, pero solo está
disponible con ISAC. Se resumen los alérgenos alimentarios mayores de
importancia clínica en la Tabla 4.
TEST DE
ACTIVACIÓN DE BASÓFILOS
Se provoca una reacción alérgica cuando un
alérgeno cruza con el FcεRI unido en la superficie de membrana con la IgE de
basófilos y mastocitos, que luego se degranulan para liberar histamina y otros
mediadores. El TAB imita una reacción alérgica y refleja más una respuesta
funcional que una sensibilización. La citometría de flujo detecta la activación
de marcadores de superficie, por lo general CD63 y CD203c, en los basófilos
estimulados por alérgenos. El TAB debería ser capaz de distinguir entre los
pacientes con alergia clínica y los individuos sensibilizados pero tolerantes.
El BAT también puede predecir la anafilaxia.
Se pueden usar extractos crudos de alérgenos,
así como extractos purificados o recombinantes para estimular a los basófilos
en el TAB. Los resultados del TAB se pueden reportar como reactividad o
sensibilidad de los basófilos. La reactividad de los basófilos se reporta como
la proporción máxima (CD-max) de basófilos activados medida en una
concentración dada de alérgenos estimulantes. La sensibilidad de los basófilos
(EC50 o CDsens) se refiere a la concentración efectiva más baja de alérgenos
que provoca 50% de activación máxima de basófilos. Un área bajo de la curva de
dosis-respuesta, que provee una medida de la reactividad y la sensibilidad de
los basófilos, también debe medirse.
El TAB tiene sensibilidad y especificidad
altas para el diagnóstico de alergias al cacahuate, avellana, huevos, leche de
vaca y trigo, así como para los síndromes polen-alimento a la manzana,
avellana, apio y zanahoria.
El TAB tiene en general una sensibilidad
comparable con las pruebas cutáneas y la ssIgE, pero mejor especificidad como
prueba diagnóstica para las AA. En los casos donde las pruebas cutáneas y la
ssIgE provean resultados no concluyentes o equívocos, el TAB puede ser útil
como un paso intermedio antes de proceder con una prueba de reto oral para
confirmar la AA.
El TAB también diferencia entre los
fenotipos de AA. Por ejemplo, la reactividad de los basófilos específica para
la leche es mayor en el grupo de niños reactivos a la leche horneada en
comparación con los niños tolerantes a la leche horneada pero reactivos a la
leche no horneada. Los resultados del TAB correlacionaron también con los
puntajes de gravedad del DBPCFC en un estudio de pacientes de 12 y 45 años con
alergia al cacahuate, frutos secos, pescado, mariscos y sésamo.
El TAB puede ser útil en la evaluación de
la resolución de AA, como leche de vaca, trigo y huevo, que a menudo se superan,
y para ayudar a determinar cuándo estos se pueden reintroducir de manera segura
en la dieta de un niño. Se observó disminución de la sensibilidad y reactividad
de los basófilos en los pacientes con respuesta clínica (desensibilización) a
la inmunoterapia sublingual y oral para cacahuate, leche de vaca y huevo. El
TAB puede usarse de manera eventual para abordar el desarrollo de tolerancia clínica
y respuesta a terapias inmunomoduladoras para las AA.
El TAB permanece como una modalidad de
investigación y no debe usarse como una prueba única para el diagnóstico de AA.
Son necesarios estudios adicionales para estandarizar los métodos de
laboratorio y validar los valores del TAB para diferentes alérgenos
alimentarios y para diferentes poblaciones, así como para evaluar la utilidad del
TAB para el monitoreo de la resolución natural de las AA y la respuesta clínica
a tratamientos emergentes para la AA. Los resultados del TAB puede considerarse
en combinación con otras pruebas diagnósticas y pueden mejorar la seguridad y
reducir el número de pruebas de reto oral para alimentos.
ANÁLISIS
DE EPÍTOPOS
Las pruebas serológicas convencionales y
el AMA evalúan la respuesta de ssIgE a proteínas alergénicas completas,
mientras que el mapeo de epítopos permite el análisis de la IgE unida a
segmentos específicos de las proteínas alergénicas (epítopos). Los epítopos
inmunodominantes son aquellos que se unen a la mayor parte de las IgE
específicas para los alimentos y se reconocen por la mayoría de los pacientes
con AA clínica. Los epítopos de unión a la IgE pueden ser secuenciales o
conformacionales. Los epítopos secuenciales se componen de una secuencia lineal
de aminoácidos vecinos en una proteína. Los epítopos conformacionales incluyen
aminoácidos que no son secuenciales y que sólo tienen una unión en conjunto
cuando la proteína está en su conformación terciaria (o plegada).
Los epítopos conformacionales son más
susceptibles de degradación por cocción y digestión enzimática, por lo que son
menos alergénicos que los epítopos lineales. Los pacientes con IgE que reconoce
epítopos secuenciales de ovoalbúmina y ovomucoide tienen una alergia más
persistente al huevo que aquellos que se unen de manera primaria a epítopos
conformacionales.
Con el uso de la técnica de análisis en
micromatrices de proteínas, se puede analizar la unión de IgE a múltiples
péptidos lineales cortos alergénicos en un alérgeno alimentario. Este análisis
de epítopos se aplica a la leche, al huevo y al cacahuate. Para la alergia a la
leche, los pacientes con IgE hacia múltiples epítopos alergénicos lineales de
la beta-lactoglobulina pueden tener una alergia persistente a la leche bovina
en comparación con aquellos que sólo reconocen epítopos conformacionales de la
alfa-lactoalbúmina. La IgE que se une a un mayor número de epítopos con mayor
afinidad también puede ser predictiva de reacciones alérgicas más graves, con
reactividad a la leche horneada y con una alergia más persistente a la leche de
vaca. De manera similar, una mayor diversidad de epítopos se corresponde con
mayor sensibilidad clínica y gravedad de la alergia al cacahuate.
Aunque el análisis de epítopos es todavía
de forma primaria una modalidad de investigación, puede resultar ser una
herramienta adicional para diagnosticar AA sintomáticas, para diferenciar entre
varios fenotipos y ayudar a determinar el pronóstico.
RETO
ORAL PARA ALIMENTOS
Un DBPCFC es el estándar de oro para el
diagnóstico de AA, aunque los retos orales a alimentos simple ciego y abiertos
(no cegados), a pesar de estar más sujetos a sesgos y tener resultados falsos
positivos más frecuentes, son más prácticos en la mayoría de los entornos
clínicos.
La decisión de realizar un OFC debe
guiarse por la historia clínica del paciente, la ssIgE y/o la SPT. Realizar
pruebas de diagnóstico adicionales, una vez que estén estandarizadas, puede de
manera eventual ser también un factor en el momento de decidir si realizar un
OFC. No se debe realizar un OFC si la historia y/o las pruebas son convincentes
de que el alimento provocará una reacción alérgica aguda. Esta prueba se podrá
realizar si el historial del paciente es incierto, o si las pruebas diagnósticas
anteriores son negativas, inconclusas o si están un poco por debajo de los
niveles del umbral predictivo de reactividad clínica.
También se justifica un OFC si la historia
clínica o las pruebas de diagnóstico indican que la AA puede haberse resuelto.
Los beneficios sociales y nutricionales de agregar el alimento del reto a la
dieta de un paciente deben tenerse en cuenta. Los riesgos, incluido el
potencial para provocar una reacción alérgica grave y las consecuencias
emocionales de no tolerar el alimento, deben también considerarse con cuidado
al decidir realizarla.
El OFC debe realizarse en una instalación
equipada por completo para tratar una anafilaxia y donde el personal médico
esté capacitado para tratarla.
Durante un OFC, el alimento debe
administrarse de manera gradual, en dosis progresivas para minimizar el riesgo
de anafilaxia y ayudar a identificar la dosis más baja que provoque síntomas.
Pueden usarse varias formas y preparaciones de alimentos, así como diferentes
dosis iniciales y totales. La cocción disminuye la alergenicidad de la leche y
el huevo y puede no provocar una reacción en personas alérgicas a las formas
frescas o crudas de leche y huevo. La alergenicidad a la carne vacuna, diferentes
mariscos, frutas y verduras también pueden verse afectada por la preparación y
los métodos de cocción. Para los retos “ciegos”, los alimentos deben mezclarse
con un vehículo apropiado que enmascare su sabor, olor y textura. También se
puede incorporar un alimento-placebo en el desafío. Los protocolos publicados
difieren con respecto al número y el momento de los intervalos de dosificación,
así como con los períodos de observación, sin embargo, la mayoría de los OFCs se
realizan en general durante varias horas.
El OFC debe suspenderse si aparecen
síntomas de alergia y deben administrarse de inmediato medicamentos para el
tratamiento de dichos síntomas. En caso de un OFC negativo (sin síntomas
alérgicos), el paciente debe introducir de manera subsecuente el alimento del
reto en su dieta en casa y debe ser instruido a ingerir la comida de forma
regular para mantener la tolerancia. Los pacientes deben ser instruidos para
que continúen evitando cualquier alimento que provoque una reacción alérgica
durante el OFC. Se debe proporcionar educación y orientación a las familias
para realizar la restricción a los alérgenos alimentarios de manera segura y
exitosa. (https://web.emmes.com/study/cofar/EducationProgram.htm.)
Se deben tener consideraciones especiales
cuando se llevan a cabo el OFC en lactantes. Con la recomendación de las guías
actuales de la introducción temprana del cacahuate a los lactantes con riesgo
alto de desarrollar alergia al cacahuate, es probable que haya un mayor número
de pruebas de reto oral para el cacahuate para lactantes entre 4 a 11 meses de
edad que tienen AA de inicio temprano (eccema grave y/o alergia al huevo). Un
reporte del Grupo de Trabajo del Comité de Reacciones Adversas a los Alimentos
de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología proporciona una guía
específica para la prueba de reto oral para el cacahuate para los lactantes, y tiene
en cuenta las etapas de desarrollo del lactante y las formas, texturas y
cantidades de cacahuate apropiadas que deben ofrecerse para la edad.
MÉTODOS
NO PROBADOS
No se recomiendan para el diagnóstico de
AA la medición de IgG específica de alérgenos, la quinesiología aplicada, los
ensayos de citotoxicidad, y el análisis de jugo gástrico. Estos tópicos se
discuten después (Ver el artículo de Catherine Hammond y Jay A. Lieberman, “Pruebas
de diagnóstico no probadas para la alergia a los alimentos” en este número para
obtener más detalles).
RESUMEN
La AA evoluciona de forma rápida a raíz de
una mayor prevalencia y una mayor conciencia entre médicos y padres por igual.
Nuevos métodos de diagnóstico prometedores, como AMA, TAB y mapeo de epítopos,
están bajo investigación activa. Aunque tempranos los datos son alentadores, se
deben realizar estudios más sólidos antes de estas pruebas puedan usarse de
forma clínica.
Las pruebas estándar para las AA incluyen
la SPT y la ssIgE. Estas pruebas son sensibles, pero no específicas y debe
interpretarse con precaución. Aunque se determinaron algunos puntos de corte altamente
predictivos de SPT y ssIgE para las alergias a la leche, el huevo y el cacahuate,
estos niveles no están bien descritos para la mayoría de los otros alérgenos.
La atención ahora se enfoca en el AMA, lo que de manera probable aumentará la
especificidad del diagnóstico de las AA. El futuro del diagnóstico de las AA
quizás radique en el uso de múltiples parámetros de diagnóstico, junto con la
historia clínica para aumentar la precisión y minimizar la dependencia en los
OFCs.
Diagnosis of Food Allergy
Centro Regional de Alergia e Inmunología
Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio
González” UANL Monterrey, México
Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y Profesor
Dra. Maricela Hernández Robles Profesor
Dr. Ivan Omar Peñafiel Quinteros Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.