miércoles, 18 de julio de 2018

Identifican una diferencia genética entre la EPOC y el síndrome EPOC-asma

Un estudio multicéntrico dirigido por el Hospital del Mar ha permitido determinar cómo la expresión de 36 genes marca la diferencia fundamental entre la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el síndrome de superposición EPOC-asma (ACO).


Pau Puigdevall i Robert Castelo (UPF), Joaquim Gea, Sergi Pascual-Guàrdia y Carme Casadevall (los tres del Hospital del Mar, el IMIM y la UPF).

El tratamiento hasta ahora en las enfermedades pulmonares, tanto obstructivas como restrictivas, se limitaba a combatir los síntomas mediante broncodilatadores o corticoides que ayudaban a incrementar el flujo del aire y desinflamar los bronquios de forma inespecífica. Sin embargo, nos acercamos a un cambio de paradigma en donde se buscará atacar las vías metabólicas concretas implicadas en cada enfermedad, con tratamientos más específicos dirigidos a las moléculas que la provocan.
En este sentido se puede enmarcar el trabajo de investigación que han dirigido neumólogos del Hospital del Mar y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) que ha permitido identificar 36 genes que pueden ser determinantes para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que presentan además aspectos característicos de asma, una patología conocida actualmente como ACO. Las proteínas correspondientes a estos genes son potenciales marcadores para diferenciar estos dos tipos de pacientes y pueden convertirse en nuevas dianas terapéuticas.
“En general, son pacientes con una base inmunológica y que además y que además han fumado o han estado expuestos a contaminación o al humo de leña o de carbón, y que tienen características de las dos enfermedades, la EPOC y el asma. Esto tiene importancia porque los tratamientos antiinflamatorios o de tipo inmunológico son muy apropiados en pacientes con ACO, pero más discutibles en los que solo presentan EPOC”, explica Joaquim Gea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital del Mar y director de uno de los grupos de investigación del IMIM.
Para llevar a cabo el estudio se analizaron más de 25.000 genes de pacientes con EPOC y de ACO, siendo uno de los estudios más amplios realizado hasta ahora en estas poblaciones. Fue posible gracias a la colaboración de varios hospitales de referencia del país y de la Universidad Pompeu Fabra.
De esta forma se llevó a cabo una secuenciación del ARN mensajero o transcriptoma para ver cómo se expresaban los diferentes genes. “Encontramos alrededor de 180 genes que lo hacían de forma diferente entre los pacientes de EPOC y ACO. Pero solo 36 se sobreexpresaban o infraexpresaban de manera muy significativa, entre dos y tres veces más de lo normal. Estos son los que potencialmente podrían ser unos buenos biomarcadores y algunos de ellos dianas terapéuticas nuevas”, comenta Gea.
Nueva vía de diagnóstico y tratamiento
Hoy en día existe cierta discusión sobre cómo diagnosticar a los pacientes con ACO. La historia clínica, donde se refleja si el paciente ha sido fumador o si tiene antecedentes de asma en la familia es una de las herramientas usadas. También se considera que un elevado número de eosinófilos en sangre periférica es uno de los indicadores de esta enfermedad, pero no existe consenso sobre la cifra exacta.
“Por eso resulta tan importante encontrar biomarcadores que nos ayuden en el diagnóstico, ya que el tratamiento de ambas enfermedades difiere. Pero además es lógico pensar que inhibir un gen que está sobreexpresado puede ser un nuevo camino terapéutico”, añade Gea, quien además indica que uno de estos genes que han detectado ya dispone de un fármaco específico, el que regula al receptor de la interleucina 5 y que ya se está usando para el tratamiento de ACO.
El camino de la inmunoterapia
Utilizar tratamientos de base inmunológica para atacar una patología es una vía de abordaje nueva que cada vez está adquiriendo más relevancia. En algunos campos como el de la oncología está ofreciendo grandes resultados, pero no es el único. “En pocos años veremos cómo cambian radicalmente los tratamientos de pacientes con EPOC, con asma, con ACO o con muchas otras enfermedades. No solo con anticuerpos, también con otros fármacos como losinhibidores de cinasas. Ahora el tratamiento es casi igual para todos los pacientes con una determinada enfermedad o grupo de ellas, variando quizás sólo la dosis, pero vamos hacia una medicina mucho más personalizada.”
Pero antes es fundamental identificar los biomarcadores y las moléculas que serán las dianas hacia las que dirigir los nuevos fármacos, muchos de ellos ya en desarrollo, que podrían ayudar en estadios más precoces de la enfermedad incluso a revertirla. Pero el cambio no solo estará en este tratamiento más personalizado, sino en el propio enfoque de estos fármacos. “Hasta ahora los medicamentos en general iban dirigidos a enfermedades concretas. Algunos de los que ahora se van a desarrollar contra estas moléculas que hemos empezado a identificar pueden ser útiles tanto para el ACO como a lo mejor para el cáncer de pulmón.”
De esta forma, lo que sería específico para una enfermedad sería la combinación exacta de estos nuevos fármacos, pero cada uno por separado no tendría una única aplicación. Así, Joaquim Gea considera que nos encaminamos hacia el desarrollo de nuevos medicamentos enfocados hacia enfermedades inflamatorias que no necesariamente se desarrollan en un mismo órgano. “Ya hay anticuerpos que se están usando en la EPOC y también en la artritis reumatoide, por ejemplo.”

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