lunes, 26 de junio de 2017

Resultados clínicos después de las pruebas de alergia a la penicilina en pacientes hospitalizados, revisión sistemática y metaanálisis

1. Introducción
La alergia a medicamentos es un término que describe las reacciones de hipersensibilidad a fármacos mediadas de forma inmunológica. La alergia a medicamentos puede manifestarse en cualquier tipo de hipersensibilidad temprana o tardía como se describió en la clasificación de Gell y Coombs. Una alergia verdadera a medicamentos es impredecible y se asocia con morbilidad significativa y necesidad de atención médica. Las reacciones no alérgicas a fármacos que simulan una alergia provocan que se etiquete de forma inadecuada a un paciente con una alergia a medicamentos. Dichos pacientes reciben farmacoterapia menos eficaz y más costosa. La alergia a la penicilina es la alergia a medicamentos más común documentada en un registro médico. La prevalencia de alergia reportada a la penicilina se estima entre 9% y 12%. La prevalencia puede ser tan alta como 15% en pacientes hospitalizados. Una mayoría de los pacientes con antecedentes de alergia a la penicilina no tienen reacciones posteriores a la penicilina o antibióticos betalactámicos (ABL). Se cree que hasta 90% de estos pacientes tienen una etiqueta innecesaria de “alergia a la penicilina”. Esto se debe en parte al uso excesivo del término “alergia” cuando los síntomas confusores relacionados con la enfermedad del paciente pueden atribuirse a la “alergia” a la penicilina.
Sin embargo, estos pacientes de manera habitual reciben antibióticos de amplio espectro de segunda línea para infecciones que pueden tratarse con ABL de primera línea. Los antibióticos comunes que sustituyen a las penicilinas de primera línea incluyen fluoroquinolonas, clindamicina, vancomicina y cefalosporinas de tercera generación. Por esta razón, una alergia documentada a la penicilina aumenta el riesgo del paciente de tener infecciones causadas por Clostridium difficile, Staphylococcus aureus resistente a meticilina (SARM) y enterococos resistentes a la vancomicina (ERV). Además, una alergia documentada a la penicilina puede asociarse a una estancia hospitalaria prolongada relacionada a duración más larga del tratamiento y efectos adversos relacionados al uso de antibióticos de segunda línea. Esto puede tener implicaciones en uso y el costo de la atención médica.
Un número significativo de pacientes hospitalizados se tratan con antibióticos. La hospitalización ofrece una oportunidad para abordar y descartar una alergia a la penicilina, en especial porque los resultados adversos relacionados con una alergia a la penicilina son comunes durante una hospitalización. La prueba cutánea (PC) a la penicilina es una herramienta validada para detectar hipersensibilidad a la penicilina mediada por IgE. La prueba de reto al fármaco es, sin embargo, el estándar de oro para descartar cualquier forma de hipersensibilidad a medicamentos. La PC tiene un valor predictivo negativo muy alto cuando se utilizan determinantes mayores y menores. Los ABL pueden administrarse con seguridad después de una PC negativa. A pesar de algunas preocupaciones iniciales de las PC en pacientes hospitalizados puedan no ser válidas debido a la interferencia de algunos factores de la hospitalización, las PC para determinantes mayores y menores en fueron negativas en 78% de 726 pacientes hospitalizados con una historia de alergia a la penicilina. Este valor fue comparable a otros estudios previos. Sin embargo, hay una disminución en la proporción de PC a penicilina desde 1995 que es independiente de la edad de los sujetos en estudio y el tiempo reportado desde la reacción a la penicilina. Los datos de los últimos 20 años muestran de manera consistente que la proporción de PC negativas a la penicilina está entre 95% y 99% en pacientes ambulatorios, perioperatorios y hospitalizados. Sin embargo, los estudios en poblaciones de pacientes hospitalizados tuvieron cohortes pequeñas en comparación con Sogn et al, en 1992, lo que sugiere una actualización de las PC negativas en una mayor población de pacientes hospitalizados.
Las guías sobre la administración de antibióticos de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y de la Sociedad de Salud y Epidemiología de EUA, determinaron que la PC a la penicilina para evaluar la alergia a la penicilina amerita una recomendación débil. Sin embargo, existe una morbilidad sustancial relacionada a alergia no confirmada a la penicilina. Muchos estudios demostraron de manera consistente que la PC a penicilina en pacientes hospitalizados disminuye el uso de antibióticos de espectro amplio y el costo. Sin embargo, la PC en pacientes hospitalizados (con o sin reto oral a la amoxicilina) a menudo no está disponible y sólo en alrededor de 60% de las instituciones tienen disponibles PC a penicilina.
Otras intervenciones hospitalarias en el abordaje de alergia a la penicilina pueden incluir iniciativas encabezadas por empresas farmacéuticas o protocolos basados en guías con la administración de dosis de prueba de penicilina en pacientes con riesgo bajo de anafilaxia. En tales casos, el riesgo del paciente se estratifica de acuerdo a la historia y la naturaleza de la presunta alergia al fármaco. Las preocupaciones para este enfoque son que los pacientes con una historia vaga de alergia a la penicilina pueden tener una PC positiva a penicilina. Todavía no está claro si las intervenciones que tratan una alergia a la penicilina en pacientes hospitalizados tienen alguna implicación en los resultados clínicos que no sea la utilización y el costo de los antibióticos. Cualquier intervención hospitalaria que afecte la morbilidad del paciente (como el tiempo de hospitalización, la disminución del uso de antibióticos intravenosos y las tasas de readmisión) puede incrementar las tasas de las pruebas de alergia en pacientes hospitalizados y mejorar la infraestructura de las mismas. Esta revisión sistemática y metaanálisis se diseñó para abordar los siguientes objetivos:
1. Describir las principales intervenciones hospitalarias dirigidas al abordaje de una probable alergia a la penicilina durante el ingreso hospitalario de un paciente que necesite antibióticos tipo penicilina.
2. Determinar la validez de las pruebas de penicilina en pacientes hospitalizados para descartar con seguridad una alergia a la penicilina.
3. Identificar los resultados clínicos relevantes en el medio hospitalario después de la PC a penicilina.
2. Métodos
2.1 Criterios de inclusión requeridos para la revisión sistemática
2.1.1 Tipos de estudios
Se incluyeron estudios de cohorte de casos, estudios de cohortes intervencionistas y ensayos controlados aleatorizados que incluyeron una intervención hospitalaria para determinar la alergia a la penicilina en pacientes ingresados con alergia documentada a la penicilina en su historial médico. La intervención tuvo que realizarse durante la admisión al hospital. Se excluyeron los estudios de poblaciones pediátricas (menores de 18 años) y de poblaciones obstétricas o perioperatorias.
2.1.2 Tipos de intervenciones
Se incluyeron y evaluaron los estudios que implementaron cualquier intervención para descartar alergia a la penicilina, ya fuera por medio de un proceso de consulta orientado al servicio o protocolo orientado por guías o PC estándar a penicilina para determinantes mayores y menores con o sin reto de penicilina oral.
2.1.3 Tipos de medidas de resultados
Se incluyeron todos los resultados descritos como los siguientes: eventos adversos relacionados a la intervención hospitalaria, proporciones de pacientes con resultado negativo a la PC de penicilina, cambios en la administración de antimicrobianos, resultados adversos relacionados con el cambio en el tratamiento después de la prueba, efectos en el costo y otras medidas longitudinales de salud.
2.2. Métodos de búsqueda
Un bibliotecario experto en investigación médica desarrolló y realizó búsquedas en las bases de datos MEDLINE, Embase, Cochrane Database of Systematic Reviews, Cochrane Central Register of Controlled Trials (todas por meido la plataforma Ovid), Web of Science y Scopus.
Las estrategias de búsqueda se revisaron por pares por otro bibliotecario experto y revisadas antes de su terminación. Las palabras clave de búsqueda incluyeron términos de MeSH y Embase, hospitalización, hipersensibilidad a medicamentos, alergia, penicilinas y betalactámicos.
Las limitaciones a las estrategias de búsqueda incluyeron sólo publicaciones en inglés de los últimos 15 años. Se recuperaron 2212 citas de las seis bases de datos. Tras eliminar los duplicados quedaron 1836 citas. Todas las búsquedas se realizaron el 6 de diciembre de 2016. Los resúmenes, actas de conferencias y referencias cruzadas de estudios seleccionados se revisaron por los autores para seleccionar los estudios adicionales que no se identificaron.
2.2.1 Recolección y análisis de datos
T.J.B (Tara J Brigham), realizó la estrategia de búsqueda, identificó y seleccionó los títulos duplicados y resúmenes de las búsquedas. Dos revisores, Keith A. Sacco (K.A.S) y Allan Bates (A.B.) cada uno por separado, seleccionaron los resúmenes mediante formas de cribado prepilotadas. Cualquier desacuerdo se resolvió por consenso junto a un tercer autor de revisión: M. Caroline Burton (M.C.B.). Se incluyeron los textos completos y los resúmenes de conferencias a nivel nacional o internacional. Los estudios restantes se evaluaron como publicaciones de texto completo con criterios de inclusión y exclusión predeterminados. Se registraron el diseño del estudio, el tamaño de la muestra, los métodos de muestreo, el tipo de población hospitalizada, la detección hospitalaria de alergia a la penicilina y los resultados clínicos posteriores. Los autores mantuvieron contacto con los autores de las publicaciones para obtener información adicional que no estaba disponible en los informes. Se realizó un análisis cualitativo del estudio de cohorte, la intervención en pacientes hospitalizados para descartar alergia a penicilina y se evaluaron los resultados clínicos descritos.
Se evaluó el riesgo de sesgo en los estudios incluidos por medio la escala de evaluación de calidad de Newcastle-Ottawa para estudios de casos y controles y de cohortes. Se realizó un análisis ponderado de la población en todos los estudios comparativos de cohortes observacionales que reportaron la tasa de PC negativas para evaluar si sería una prueba reproducible en comparación con los datos de pacientes ambulatorios. Se calculó el intervalo de confianza de 95% para la media poblacional con la escala de Intervalo de Wilson. Se analizó la población de los estudios que reportaron un resultado clínico común después de realizar las pruebas de alergia a la penicilina en pacientes hospitalizados.
3. Resultados
La estrategia de búsqueda identificó 1836 citas bibliográficas, de las cuales se seleccionaron 74 para evaluar el texto completo (Fig. 1). Se identificaron 24 estudios, 17 artículos de texto completo y 7 resúmenes. Dos estudios fueron reportes de casos mientras que los otros 22 fueron estudios de cohorte. Los estudios incluidos se agruparon de acuerdo con la población de pacientes hospitalizados, la intervención hospitalaria y los resultados clínicos descritos. El acuerdo entre evaluadores entre los dos revisores (K.A.S. y A.B.) fue de 89.2% al seleccionar los estudios con resultados clínicos con una kappa de Cohen de 0.44 (CI 0.13-0.76).
Seis estudios tuvieron cohortes de pacientes exclusivamente en la unidad de cuidados intensivos (UCI), un estudio tenía una UCI mixta con población general de pacientes hospitalizados. Del Real et al, reportaron los resultados de las PC en una población heterogénea de pacientes hospitalizados y ambulatorios (n = 596), de los cuales 50.3% eran pacientes hospitalizados y 24.3% ingresaron a la UCI. El tamaño de la muestra varió entre 24 y 146 pacientes hospitalizados en los que se realizó la PC a penicilina. Blumenthal et al, reportó en el año 2015, un aumento en las dosis de prueba a los betalactámicos y disminución del uso de vancomicina y fluoroquinolonas después de descartar alergia a la penicilina. Este estudio se omitió del análisis de cohortes, ya que el resultado primario fue evaluar el incremento en las dosis de prueba de antibiótico betalactámico en lugar de los resultados clínicos individuales del paciente o de la población. Otros estudios describieron grupos con infecciones específicas como endocarditis infecciosa y bacteriemia MSSA.
La intervención hospitalaria más frecuente realizada fue PC o prueba intradérmica a penicilina con o sin reto oral a penicilina (o su derivado). Ésta fue la intervención primaria en 19 estudios. La proporción de PC negativas osciló entre 79-100%. Motosue et al reportaron PC negativas en 79% de los pacientes hospitalizados, 20% de los exámenes fueron indeterminados y dado que el estudio fue una revisión retrospectiva, las pruebas indeterminadas no se pudieron corroborar. La media de la población con PC negativas fue de 95.1% [IC 93.8-96.1] (Fig. 3). Un estudio implementó una consulta de alergia para pacientes hospitalizados antes de realizar la PC. Sigona et al, en 2016, reportaron una entrevista hecha por farmaceúticos que mostró que 65.6% de los pacientes se cambiaron a uso de antibióticos betalactámicos después de la prueba cutánea.
El resultado clínico más reportado fue un cambio en la terapia antimicrobiana (en 20 estudios). Los estudios reportaron el cambio a antibióticos de espectro más estrecho, con cambio a betalactámicos y aumento subsecuente de la prescripción de penicilina y cefalosporinas. Hubo disminución en el uso de vancomicina y fluoroquinolonas después de realizar pruebas cutáneas a penicilina. Un análisis de cohorte mostró un cambio en la prescripción de antibióticos en 77.97% [IC 72.0-83.1] en la UCI con cambios en menor proporción (54.73% [IC 51.2-58.2]) en otros estudios de pacientes hospitalizados (Fig. 4).
Dos estudios reportaron un ahorro anual de atención en salud, 3 estudios encontraron ahorros individuales por paciente, mientras que dos estudios no pudieron demostrar beneficios en el costo estadísticamente significativos (Tabla S1, Fig. 2).
Se reportaron muy pocos eventos adversos relacionados con las pruebas. Algunos casos individuales de anafilaxia con incidencia de menos de 1%, fueron más comunes con desafío a amoxicilina oral.
4. Discusión
La PC a penicilina es una prueba segura y reproducible para descartar la alergia a la penicilina mediada por inmunoglobulina E (IgE) en el contexto de hospitalización. El valor predictivo negativo de esta prueba en pacientes hospitalizados se compara a los datos de cohortes ambulatorias y perioperatorias. Además, la intervención reduce el uso de antibióticos de amplio espectro, como lo reportado en estudios en el contexto perioperatorio. Los cambios en la prescripción de antibióticos en hospitalización pueden tener mayores implicaciones que en el contexto perioperatorio. La mayoría de los pacientes hospitalizados reciben antibióticos con intención terapéutica en lugar de profilaxis con duración del tratamiento más larga. Además, es posible que la población quirúrgica tenga menos comorbilidades que la población hospitalizada. Fue tranquilizador observar que los eventos adversos a la PC a penicilina eran pocos, donde la mayoría de los estudios no reportaron reacciones adversas. Se reportó un caso aislado y autolimitado de urticaria tras las pruebas intradérmicas. Un caso de anafilaxia tratado con epinefrina y antihistamínicos se reportó después de la segunda dosis gradual de amoxicilina. No hubo morbilidad o muertes en ningún estudio con PC en pacientes hospitalizados y con antibióticos orales, sin embargo, la mayoría de los estudios no clasificaron las reacciones como reacciones de hipersensibilidad tempranas o tardías.
La PC a penicilina es un bioensayo que detecta la presencia de IgE específica a un alérgeno en los mastocitos de un paciente. En la superficie de la piel se observa una “erupción y brote” transitoria dentro de los 15 a 20 minutos de la aplicación de alérgenos, característica de una hipersensibilidad tipo 1 de Gell y Coombs. La PC es el método validado más rápido y rentable para evaluar a adultos y niños con una presunta alergia a la penicilina. Sin embargo, se debe reiterar que una PC aislada no descarta una alergia a medicamentos mediada de manera inmunológica. La PC se reservaba a pacientes con una infección sin otra alternativa que la penicilina. Sin embargo, la PC desempeña un papel fundamental en la administración de antibióticos para evitar el uso innecesario de antibióticos de espectro más amplio que pueden ser menos eficaces, más tóxicos, más caros, de administración intravenosa durante más tiempo y asociados a estancias hospitalarias más largas. Por estas razones, la historia previa de un paciente de alergia a la penicilina no es tan benigna como se pensaba.
La identificación de los cambios en la prescripción de antibióticos es un resultado fácil de medir y sugiere una disminución de los efectos adversos asociados con el uso de antibióticos de amplio espectro. Esto puede no ser así dado que los antibióticos de amplio espectro se pueden prescribir durante hospitalizaciones posteriores, en particular en pacientes con una PC negativa en su hospitalización, pero no se retiró la etiqueta de alergia a penicilina en el historial médico. Tres estudios reportaron que 22.23%, 49% y 92% de los pacientes con PC negativa, aún aparecen en los registros como alérgicos a penicilina. Se puede subestimar la magnitud de esta estadística, por considerar este resultado como poco significativo. La heterogeneidad de los resultados sugiere que la persistencia de una alergia a la penicilina en los registros médicos puede afectarse por normas hospitalarias locales y el acceso fácil a la sección de alergia del expediente clínico electrónico. Sin embargo, se pierde gran oportunidad en atenciones médicas posteriores y ofrecer el beneficio de cambiar antibioticoterapia durante la hospitalización del paciente.
Se observó un cambio sustancial en la prescripción de antibióticos de espectro más estrecho después de una PC (Fig. 3). Se vio un aumento en el uso de penicilinas y cefalosporinas, es posible que debido a la reactividad cruzada con las cefalosporinas en una historia de alergia a la penicilina. Por el contrario, disminuyó el uso de vancomicina y fluoroquinolonas en todos los estudios que evaluaron este cambio, donde sugieren una posible reducción del riesgo relativo de adquirir infecciones relacionadas a la atención médica como VRE y C. difficile, es posible que no se midieron tales resultados por tratarse de cohortes pequeñas de pacientes.
Después de la PC a penicilina, se observó un cambio mayor en las prácticas de prescripción de antibióticos en la UCI en comparación con la población general de pacientes hospitalizados. Esto ocurrió a pesar de comparar la PC negativa en ambas cohortes. Tales hallazgos pueden relacionarse con la conciencia del médico de la UCI y la necesidad de descartar la alergia a la penicilina cuando se trata de pacientes complejos con mayor probabilidad de disfunción multiorgánica. Además, el problema creciente de resistencia a antibióticos en la UCI se asocia con mayor mortalidad, morbilidad y costo en la asistencia sanitaria.
Si bien la PC es una prueba válida y sensible para descartar la hipersensibilidad inmediata a la penicilina, vale la pena señalar que el reto a un medicamento es el estándar de oro para descartar una reacción de hipersensibilidad al fármaco. Las poblaciones europeas tienen una tasa de reactividad más baja al determinante principal penicililo-polilisina en una PC estándar. Esto se debe probablemente a que la prevalencia de alergia a amoxicilina/ampicilina es mayor, en particular en el sur de Europa con los pacientes sensibilizados a la cadena lateral del grupo R. Las poblaciones en los Estados Unidos tienen más probabilidades de desarrollar hipersensibilidad al anillo betalactámico. Como resultado, los eventos adversos pueden ocurrir en tasas más altas en las poblaciones europeas si sólo se utiliza PC a penicilina. Debido a tales diferencias geográficas en los perfiles de sensibilización, la evaluación estándar para alergia a penicilina debe incluir una PC a penicilina seguido del reto al fármaco cuando sea apropiado. Esto también desarrollaría nuevas guías sobre la evaluación de la alergia a fármacos, ya que se pueden perder otras reacciones mediadas de manera inmunológica diferentes de la mediada por IgE al utilizar sólo la PC.
Sería útil un seguimiento longitudinal con controles pareados en edad y sexo para definir los resultados clínicos específicos después de una PC en relación al uso de antibióticos de amplio espectro. De manera específica, analizar la duración de la hospitalización, el riesgo de infección asociada a la atención médica (infección por MRSA, VRE y Clostridium difficile) y las tasas de reingreso al hospital, así como otros resultados clínicos relevantes. La población hospitalizada es por lo general de mayor edad y con más comorbilidades que las cohortes ambulatorias y perioperatorias. Además, se describe una mayor prevalencia de alergia a la penicilina alergia en el contexto de hospitalización. Es posible que los estudios de esta revisión subestimen el impacto de la PC a penicilina en pacientes hospitalizados, ya que la mayoría de los resultados se relacionan con el número de reingresos. Se demostró que el uso sostenido de antibióticos de espectro más estrecho persiste en las siguientes hospitalizaciones. Sin embargo, un número de preguntas relacionadas a las características demográficas de los pacientes permanece sin respuesta. No se sabe si las características específicas del paciente, la enfermedad o el hospital afectan a las poblaciones sometidas a las pruebas. Además, es imprescindible conocer en qué momento de la hospitalización se realizaron las pruebas, pues los pacientes pueden recibir múltiples dosis de antibióticos de segunda línea si las pruebas se retrasan, pero el diseño de un estudio prospectivo que descarte alergia a la penicilina puede ser poco ético pues es claro que cualquier paciente con necesidad de usar antibióticos betalactámicos como primera línea es candidato a realizar las pruebas. El mejor nivel de evidencia se obtendrá por medio de un análisis retrospectivo y seguimiento longitudinal de controles.
El seguimiento longitudinal también ayudaría a cuantificar (y posiblemente magnificar) el efecto en los costos. La terapia antibiótica es más costosa en pacientes hospitalizados alérgicos a la penicilina. Esto se debe en parte al costo elevado de antibióticos alternativos y mayor duración del tratamiento. Forrest et al no reportaron efectos sobre el costo, probablemente por calcular sólo el costo en el índice de ingresos hospitalarios. Sin embargo, las estimaciones de los ahorros anuales en los costos son significativas y pueden ser mayores si se considera la reducción en el uso de los servicios de la salud relacionada al riesgo más bajo de infección relacionada a la atención sanitaria y la disminución de la estancia hospitalaria.
Esta revisión sistemática y metaanálisis tiene un número de limitaciones que se relacionan en gran manera con la calidad de los estudios incluidos. El nivel de evidencia para tales hallazgos se obtuvo de un estudio de casos y controles y estudios de cohortes observacionales. Desafortunadamente, no se pudieron identificar niveles de evidencia mayores que fundamenten la reducción de riesgos específicos asociados con la PC a penicilina en pacientes hospitalizados. Por lo tanto, la mayoría de los estudios fueron retrospectivos, observacionales y utilizados a conveniencia de muestreo. Además, es posible un sesgo de selección con los pacientes excluidos de las pruebas cutáneas por utilizar antihistamínicos y los betabloqueadores. Otro sesgo relacionado con los resultados indeterminados de la PC pudo conducir a sesgo de eliminación de resultados. El sesgo de publicación pudo impedir la notificación de resultados clínicos negativos. Los resultados del análisis de cohortes agrupadas se limitaron por el tamaño de muestra relativamente pequeño y el muestreo de conveniencia en la mayoría de los estudios. Además, varios estudios incluidos fueron resúmenes, por lo que no se pudo llevar a cabo una revisión rigurosa de su metodología. Los hallazgos del estudio deben tomar en cuenta todas estas limitaciones. A pesar de los defectos mencionados asociados con los estudios observacionales, la proporción de PC negativas fue congruente a los datos de pacientes ambulatorios, lo que justifica su uso como una prueba segura y reproducible durante la hospitalización. Sin embargo, la revisión muestra que múltiples estudios en pacientes hospitalizados demostraron que cualquier intervención hospitalaria dirigida a descartar alergia a la penicilina es un componente clave de la administración de antibióticos. Esto sugiera que la PC a penicilina es una herramienta válida y confiable para evaluar una alergia a la penicilina cuando se necesitan usar antibióticos betalactámicos. Esto además reafirma que la prueba cutánea a la penicilina se debe recomendar fuertemente como una evaluación inicial de alergia a la penicilina. Esta recomendación debe aparecer en las guías clínicas sobre alergia a medicamentos y administración de antibióticos.
Sería poco ético y difícil de justificar un estudio donde no se someta a los controles a PC a la penicilina. Dado que la PC oportuna no está disponible en todos los hospitales, deben existir intervenciones orientadas a identificar a los pacientes que pueden beneficiarse con la PC. Los alergólogos deben implementar una infraestructura y capacitar a otros proveedores de atención médica para descartar con seguridad la alergia con PC y actualizar el estado alérgico en el historial médico de los pacientes.
5. Conclusión
Los datos de observación de los últimos 20 años demostraron que las pruebas de alergia a la penicilina en pacientes hospitalizados son un método validado, seguro y eficaz para descartar la alergia a la penicilina. La tasa de pruebas negativas se compara a los datos de pacientes ambulatorios y perioperatorios. Debe investigarse la historia de alergia a la penicilina en pacientes hospitalizados que requieren antibióticos basados en antibióticos betalactámicos. Otros estudios longitudinales deberían abordar el efecto de las pruebas de alergia a la penicilina en pacientes hospitalizados en relación a los resultados clínicos, como duración de la hospitalización, la infección adquirida en el hospital, las tasas de readmisión y los costos relacionados con los cuidados posteriores. Los proveedores de servicios de salud deben estar capacitados para realizar la PC a penicilina con seguridad. Esto ayudaría a estratificar los riesgos de los pacientes que pueden beneficiarse con las pruebas oportunas y reducir los efectos adversos relacionados con una alergia documentada a la penicilina.

Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz       Jefe y Profesor
Dra. med. Gabriela Galindo Rodríguez       Profesor
Dra. Illian Santoyo Granados                    Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann              Profesor

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