lunes, 20 de marzo de 2017

La rinitis alérgica puede predisponer a la halitosis por la acción de bacterias en la mucosidad estancada

La rinitis alérgica puede predisponer a la halitosis por la acción de bacterias en la mucosidad estancada, ha informado el director del Instituto del Aliento y responsable de la Unidad del Aliento del Centro Médico Teknon (Barcelona), Jonas Nunes, con motivo del comienzo de la primavera.
Así lo ha confirmado diversos estudios como, por ejemplo, una investigación realizada por un equipo de otorrinolaringólogos en Turquía en el que, tras estudiar a través de un cromatógrafo de gases a 83 personas, 53 de ellas con rinitis alérgica, observaron que los pacientes con rinitis alérgica emitían compuestos volátiles de azufre en su aliento en una cantidad significativamente superior, confirmando que la relación entre este trastorno y la halitosis es "más que una coincidencia".

"Actualmente, la rinosinusitis es la sexta causa más frecuente entre las más de 80 que provocan halitosis en los pacientes que acuden a los centros asociados al Instituto del Aliento en España", ha añadido Nunes. De la misma opinión se ha manifestado el director del Departamento de Otorrinolaringología y codirector de la Unidad del Aliento en Teknon, Jordi Coromina, quien ha señalado que existen ciertas bacterias que usan la mucosidad nasal como sustrato proteico, liberando mal olor, sobre todo en ambiente de anaerobiosis, creando así un escenario aún más favorable para estas bacterias.
"Con frecuencia, la rinitis alérgica provoca obstrucción nasal, lo que hace que la persona que padece este problema respire más por la boca, resecándola y facilitando la liberación de compuestos inmiscuidos en la saliva que se vuelven volátiles, confiriendo mal olor", ha argumentado el doctor.
ABORDAJE DE LA RINITIS ALÉRGICA
Dicho esto, los expertos han informado de que el abordaje de la rinitis alérgica abarca tres categorías fundamentales: medidas de control ambiental y prevención de alérgenos; manejo farmacológico; e inmunoterapia.
En el primer caso, han recomendado reducir, en la medida de lo posible, la exposición al polen durante esta estación del año. "Para los ácaros del polvo, cubrir el colchón y la almohada con cubiertas impermeables ayuda a reducir la exposición, además de cambiar y lavar la ropa de cama en agua caliente cada dos semanas. Los lavados nasales con solución salina o suero fisiológico pueden ser también muy beneficiosos", han señalado.
Respecto a la toma de medicamentos por vía oral o aplicación tópica, como por ejemplo antihistamínicos o corticoides, los doctores han recordado que tiene que estar supervisada siempre por un profesional de la salud, que los recetará en función del tipo, la gravedad de los síntomas, la edad y la existencia de otras afecciones de salud, entre otros.
Finalmente, han informado de que la inmunoterapia es un proceso a largo plazo, ya que la mejora no es evidente hasta pasado unos 6-12 meses. No obstante, la inmunoterapia no está exenta de riesgos, ya que en ocasiones puede provocar reacciones alérgicas. Por tanto, a la hora de tener en cuenta esta opción es necesario considerar los riesgos y beneficios de la inmunoterapia frente a las otras opciones de tratamiento.
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