Las comidas también son un problema ya que el 90% de lo que comemos está relacionado con el olfato, dice Alain Corré, otorrinolaringólogo del Hospital Fundación Rothschild de París. "Hay decenas de causas de la anosmia", explica el especialista que cita las poliposis nasales, la rinitis crónica, la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson. Y ahora, el COVID-19.
La pérdida de olfato, la anosmia, es uno de los síntomas del COVID-19 que priva de los “olores de la vida”, un problema invisible pero “psicológicamente difícil de vivir” y que no tiene tratamiento particular.
"Lo que más echo de menos es el olor de mis hijos cuando los abrazo, el olor del cuerpo de mi esposa, el perfume de mi papá. La anosmia te priva de los olores de la vida, es una tortura", dice Jean-Michel Maillard, presidente de la asociación "Anosmie.org".
También se acaban los placeres cotidianos como el olor del café por la mañana, de la hierba recién cortada o "el del jabón en la piel cuando uno se prepara para una cita".