Introducción
La historia de las pruebas cutáneas de alérgenos se remonta a Charles H. Blackley, quien en 1865 raspó una pequeña área de su propia piel con una lanceta, aplicó polen de hierba y experimentó una picazón intensa y una respuesta cutánea muy grande. La introducción oficial de la prueba cutánea por punción (PCP) en el diagnóstico de enfermedades alérgicas fue en 1959. Desde entonces, las pruebas cutáneas de alergia se convirtieron en un método diagnóstico utilizado de forma amplia con muchas ventajas, como ser muy poco invasivas, fáciles, baratas y rápidas y tener una buena reproducibilidad, además de permitir la evaluación de múltiples alérgenos en una sola sesión. Sin embargo, la fiabilidad de la prueba depende de varios factores. Además de cuestiones técnicas, como el tipo de lanceta/dispositivo utilizado, la región elegida del cuerpo, la distancia entre cada alérgeno y la experiencia del profesional, algunos factores personales demostraron relacionarse al tamaño de la reacción de la piel.