domingo, 24 de octubre de 2021

Un 8 % de los menores con asma no reciben el tratamiento de manera correcta

Las alergias a los alimentos, las anafilaxias, la dermatitis atópica y el asma
alérgico se presentan con mayor frecuencia en la población infantil.

Así se recoge en un estudio realizado en el Hospital Universitario Infanta Elena de Madrid, al que ha hecho referencia el doctor Francisco Javier Ruiz Hornillos, alergólogo en este centro hospitalario, durante su intervención en el 33 Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.
El asma es la enfermedad crónica más frecuente en la edad infantil en España, con una prevalencia de las afecciones graves que ronda entre el 2 y el 5 %, sin embargo, cerca del 8 % de los menores que la padecen no recibe el tratamiento de manera correcta en relación con el dispositivo adecuado o una técnica correcta de utilización. Así se recoge en un estudio realizado en el Hospital Universitario Infanta Elena de Madrid, al que ha hecho referencia el doctor Francisco Javier Ruiz Hornillos, alergólogo en este centro hospitalario, durante su intervención en el 33 Congreso de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que se celebró en Zaragoza. Debido a que alérgenos como pólenes, ácaros del polvo, hongos de la humedad o epitelios de los animales, son una de las causas de mal control del asma, Ruiz Hornillos considera que sería recomendable realizar un estudio alergológico adecuado en todos los niños con asma y una vez diagnosticados acometer medidas de desalergenización acordes a cada uno y, solo en los pacientes que estén controlados, “sepodrá instaurar un tratamiento con inmunoterapia”, matizaEste experto pone de manifiesto la existencia de comorbilidades que pueden afectar al asma grave infantil y que podrían ser potencialmente tratables, como es el caso de la rinitis alérgica, rinosinusitis crónica, obesidad, la obstrucción laríngea inducible, síndrome de apnea obstructiva del sueño, reflujo gastroesofágico, déficit de vitamina D o alergia alimentaria, aunque de forma parcial en algunos casos. 
Ruiz Hornillos también incide en la importancia de enseñar a los niños a detectar el inicio de las crisis porque el tratarlas de forma precoz permite un mejor control de la enfermedad y facilita que estos menores puedan realizar todas las actividades propias de su edad como el deporte, una actividad que les reporta numerosos beneficios, pero para la que deben tener accesibles sus inhaladores y detener cuando comiencen con los síntomas. El alergólogo del Hospital Universitario Infanta Elena subraya además el "arsenal terapéutico" con que se cuenta para conseguir un buen control del asma grave en el niño pero ello requiere una "buena educación sanitaria" para conseguir una buena adherencia a los tratamientos.

Lo advierte porque ve de manera "frecuente que algunos padres, por miedo a los efectos secundarios o por desconocimiento de la evolución de la enfermedad, no sigan el tratamiento recomendado todos los días" con el consiguiente riesgo de exacerbaciones graves, hospitalizaciones, visitas a urgencias y uso de corticoides orales.
La infancia también sufre otras alergias graves como el síndrome de enterocolitis inducido por proteínas de la dieta, más conocido por su acrónimo en inglés FPIES (Food protein-induced enterococolitis syndrome), una alergia alimentaria no mediada por IgE que típicamente se manifiesta con síntomas gastrointestinales que aparecen varias horas después de la ingesta del alimento causal, explican los organizadores del congreso en una nota de prensa.
Los vómitos repetidos y prolongados son los síntomas más característicos de esta enfermedad y pueden acompañarse de palidez, letargia o decaimiento y horas más tarde también puede aparecer diarrea acuosa, acompañada o no de sangre y moco.
La doctora Sonsoles Infante Herrero, alergóloga del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, reconoce que el diagnóstico es clínico y en la mayoría de los casos suele hacerse con retraso ya que los síntomas “no parecen de alergia y resultan más similares a una gastroenteritis, enfermedad más frecuente en la infancia" a lo que se suma que alimentos implicados en esta enfermedad, como el arroz, no son considerados alergénicos.
Se estima que la incidencia en España puede rondar el 0,7 % y que cualquier alimento puede potencialmente producir FPIES, aunque los más frecuentemente implicados son las proteínas de leche de vaca, la soja, el arroz, la avena y el huevo.
No obstante, Infante apunta que en función de áreas geográficas hay alimentos que son más prevalentes en determinadas poblaciones, y en España es el pescado el alimento que con más frecuencia produce FPIES.
La retirada del alimento causal de la dieta y el uso de fármacos para la reacción aguda son los pilares del tratamiento.
La anafilaxia es otra reacción alérgica grave que se ha abordado en el congreso ya que los síntomas pueden ser "potencialmente mortales”, por lo que, como explica la doctora Silvia Sánchez García, alergóloga del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, la manera de prevenirlo es evitando el contacto directo con el agente alérgeno e ir provisto de un autoinyector de adrenalina para su aplicación inmediata.

Fuente: https://www.heraldo.es/

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