miércoles, 7 de agosto de 2019

Conducir bajo los efectos de algunos medicamentos sin receta puede suponer una multa de 1.000 euros

Un control de alcoholemia en una imagen de archivo
Algunos pueden contener alcohol en su composición y dar positivo en un control de alcoholemia

Algunos fármacos contienen alcohol y unas 5.700 presentaciones de medicamentos, el 25% del total, alertan sobre su posible influencia en la conducción. De hecho, conducir bajo sus efectos puede significar una multa de hasta 1.000 euros si el conductor da positivo en un control de alcoholemia y no los consume bajo prescripción médica.
María Jesús Escribano, directora técnica Profesional del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, explica a ABC que los grupos de medicamentos que tienen un mayor efecto en la conducción son aquellos que actúan sobre sistema nervioso central (antidepresivos, ansiolíticos, hipnóticos, antipsicóticos, etc.), antihistamínicos utilizados para el tratamiento de la alergia (efecto mínimo en los de nueva generación como loratadina, cetirizina o mizolastina) y relajantes musculares. Además, también pueden influir algunos colirios y numerosos antineoplásicos e inmunomoduladores.

Según la agencia estadounidense Food and Drug Administration (FDA), Administración de Medicamentos y Alimentos traducido al español, algunas medicinas que podrían hacer que sea peligroso conducir son: los analgésicos opiáceos, los destinados a tratar la ansiedad (por ejemplo, la benzodiacepina), los medicamentos anticonvulsivos (antiepilépticos), los antipsicóticos y algunos antidepresivos.
Los productos que contienen codeína también pueden suponer un riesgo, así como algunos remedios para el resfriado y productos para la alergia, tales como los antihistamínicos, las pastillas para dormir, los relajantes musculares, las medicinas que tratan o controlan los síntomas de la diarrea, el mareo, las que están destinadas a adelgazar, los medicamentos para «mantenerse despierto» y otros fármacos con estimulantes como la cafeína, efedrina o pseudoefedrina.
«Uno de los mecanismos a través del cual un medicamento puede afectar al conductor es la somnolencia o efecto sedante. Otros efectos son la reducción de los reflejos y aumento del tiempo de reacción, la alteración de la percepción de las distancias, las alteraciones oftalmológicas o de la audición, los estados de confusión y aturdimiento y las alteraciones musculares», indica Escribano. No obstante, señala que «no siempre el efecto será negativo, puesto que en muchas ocasiones el medicamento permite controlar la patología y mejorar la capacidad de conducción».
«Hay que observar el efecto del medicamento»
Entonces, ¿es necesario dejar de conducir si se está tomando un medicamento? La experta declara que hay que observar el efecto que el medicamento le produce en cuanto a su capacidad de manejar un vehículo y «no se debe conducir si produce somnolencia, debilidad, visión borrosa, cansancio, pérdida de audición o pérdida de reflejos».
En caso de estar tomando una medicación y trabajar al volante, será el facultativo quien debe valorar si dar la baja es necesario o es mejor cambiar de medicamento para que influya menos en su capacidad de conducción.
El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos recuerda que el 17% de los conductores sigue un tratamiento farmacológico y la mayoría no sabe qué efecto tiene la medicación.
Para evitar estos posibles efectos de los medicamentos a la hora de conducir, los farmacéuticos han aconsejado evitar hacerlo al iniciar un tratamiento que potencialmente pueda disminuir reflejos o capacidad visual, tener especial precaución con la administración conjunta de varios medicamentos, y por supuesto no consumir alcohol.«Cada situación debe ser valorada individualmente», aconseja Escribano
«En cualquier caso, cada situación debe ser valorada individualmente, ya que un mismo medicamento podría no afectar a una persona y sí hacerlo de forma significativa a otra. Incluso, un mismo medicamento podría influir de forma diversa a la misma persona, en momentos diferentes», afirma Escribano.
La especialista también señala que los farmacéuticos, por su contacto directo con el paciente juegan un papel esencial a la hora de concienciar a la población sobre la importancia de la seguridad vial. «Su labor informativa en este sentido es de gran relevancia, ya que por un lado promueve el uso racional de los medicamentos, pero, además, conoce todos los medicamentos que puede estar utilizando el ciudadano, requieran o no de receta», indica.
Por esto, aconseja que ante cualquier duda con los medicamentos y la conducción, «los ciudadanos pueden acudir a alguna de las 22.081 farmacias repartidas por toda España y consultar con el farmacéutico».

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