viernes, 21 de octubre de 2016

La inmunoterapia oral debe superar la barrera del miedo a las reacciones adversas -XXX CONGRESO DE LA SEAIC

La prevalencia de la alergia a alimentos ha crecido y ahora afecta hasta un 8 por ciento de los niños y a entre el 3 y el 4 por ciento de los adultos en los países industrializados.


La seguridad es la principal limitación de la inmunoterapia oral (ITO) y por tanto, la barrera fundamental para su aceptación como tratamiento rutinario para la alergia a alimentos en la práctica clínica. "La ITO conlleva un riesgo de reacción alérgica superior a la evitación del alimento. Asimismo, en la mayoría de series publicadas, un subgrupo de pacientes debe abandonar el tratamiento debido a reacciones alérgicas significativas", alerta Carmelo Escudero, coordinador del Comité Científico del XXX Congreso Nacional de la SEAIC.

Esta situación ha propiciado que exista un gran interés en identificar marcadores clínicos e inmunológicos que permitan predecir la respuesta al tratamiento mismo en términos de seguridad y eficacia. Esto permitiría seleccionar a los candidatos adecuados, idealmente antes de empezar el tratamiento, para minimizar los riesgos.
Las investigaciones realizadas durante la última década han comenzado a identificar una serie de características que ayudan al médico a seleccionar a los pacientes más propensos a tener la forma persistente de alergia a los alimentos. "Algunas de las características clínicas que se han asociado con un fenotipo más persistente de alergia a los alimentos incluyen la gravedad de los síntomas, la baja dosis de alérgeno para provocar una reacción, la edad temprana del diagnóstico y las condiciones alérgicas comórbidas concomitantes, especialmente el asma y la dermatitis atópica, así como su gravedad", explica el alergólogo.
Los estudios de laboratorio de rutina, tales como la prueba cutánea y los niveles séricos de IgE específicos para alimentos, también proporcionan evidencia sobre la probabilidad de alergia alimentaria persistente. "En general, cuanto mayor sea el diámetro del habón en la prueba cutánea y/ o mayor el nivel de IgE específica al alimento, es más probable que el individuo tenga una forma persistente de la alergia alimentaria", añade el experto.
"Diagnósticos más recientes, como el diagnóstico por componentes, la activación de basófilos y el análisis de las proteínas alergénicas en particular han demostrado ser prometedores en la identificación de los individuos con el fenotipo persistente de la alergia a los alimentos".
Una alergia en ascenso
La prevalencia de la alergia a los alimentos ha aumentado en las últimas dos décadas y ahora afecta hasta un 8 por ciento de los niños y a entre el 3 y el 4 por ciento de los adultos en los países industrializados. Tal y como apunta Escudero, "la mayor parte de alergia a los alimentos se desarrolla durante la primera infancia y su persistencia varía notablemente dependiendo de la comida específica causal. En general, los niños pequeños con alergia a leche, huevo, soja y trigo superan su alergia a los alimentos en la primera década de la vida, mientras que los niños alérgicos a los frutos secos, sésamo, pescado y mariscos lo hacen en menor medida".
Dada la significativa morbilidad y el deterioro de la calidad de vida que supone esta alergia es importante para el clínico diferenciar los pacientes con el fenotipo persistente de una alergia a los alimentos y los que las superan.
Orientar el manejo de la ITO
La inmunoterapia oral es un tratamiento activo que desde hace unos once años se realiza en diversos hospitales españoles. "El objetivo es inducir la desensibilización y finalmente alcanzar la tolerancia a los alimentos, un hecho que mejora notablemente la calidad de vida de los pacientes y sus familiares", recalca Paloma Ibáñez, presidenta del Comité de Alergia Infantil de la Seaic.
"Este método ha demostrado en numerosos estudios publicados que es efectivo para los pacientes con alergia a leche de vaca y huevo, permitiéndole incorporar dichos alimentos en la dieta o protegiéndole frente a exposiciones accidentales", explica Escudero.
Este procedimiento no está exento de reacciones adversas durante las diferentes fases de su desarrollo. Actualmente se manejan diferentes protocolos de tratamiento pero no existe una pauta estandarizada. Por este motivo, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) y la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) han puesto en marcha de manera conjunta la elaboración de una guía de ITO para huevo y leche que mejorará la práctica clínica y avalará el trabajo de los profesionales que lo realizan. "Se trata de una serie de recomendaciones acerca del procedimiento basadas en la evidencia disponible y los resultados de la amplia experiencia clínica. Las directrices nos orientarán en el manejo de la ITO y posterior tratamiento de mantenimiento con las mayores garantías de seguridad", revela el alergólogo.
El problema de la seguridad
Una de las principales preocupaciones de los especialistas es realizar las ITO con la mayor seguridad. "Las reacciones adversas son frecuentes en este proceso y aunque en su mayoría son leves, no debemos olvidar que puede darse alguna de mayor gravedad", sostiene Escudero.
Entre el 10 y el 30 por ciento de los pacientes se muestran refractarios al tratamiento y las reacciones adversas impiden alcanzar con éxito la desensibilización. En esta línea, los contenidos de la guía valoran los factores de riesgo de reacción adversa y fracaso de la inmunoterapia y proponen estrategias para mejorar la seguridad de forma que pueda ampliarse la ITO a los pacientes más graves.
Algunas de las recomendaciones, ponen de manifiesto la necesidad de que la terapia sea siempre realizada por personal médico de Alergología o Alergología Pediátrica con experiencia en ITO con alimentos, en una Unidad con función de Hospital de Día para mantener en observación y control a los pacientes, con medicación de rescate y accesibilidad al médico responsable una vez que el paciente llega a casa, entre otras.
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