martes, 25 de agosto de 2015

VIH y el espectro de la enfermedad en el humano

Introducción
La enfermedad por el VIH es una pandemia desde hace más de 30 años, aunque los virus se transmitieron de chimpancés y monos al hombre desde hace 100 años. Una gran cantidad de información sobre su historia, patogénesis y patología clínica se reunió, con nuevas visiones aún emergentes. Mientras que la ahora canónica asociación de infecciones oportunistas y tumores con inmunosupresión está bien delineada, las infecciones por VIH per se afectan a cada órgano y sistema en modos complejos, a todas las edades desde el neonato hasta el adulto mayor.
Ya que el tratamiento antirretroviral (ART) se da a proporciones cada vez mayores de pacientes con infección con el VIH, y extiende la vida aunque no es curativo, el interés se dirigió a los resultados de las interacciones del VIH, la terapia antirretroviral y el proceso de envejecimiento, y en cómo tratar al número creciente de personas con infección por VIH a lo largo de sus vidas.
Este estudio resalta la epidemiología, la patogénesis y la patología de la enfermedad por el VIH y las consecuencias del ART, y considera algunas de las condiciones que los patólogos encontrarán en las próximas décadas.
Epidemiología
La epidemiología de la infección por el VIH cambia con el tiempo (ver www.UNAIDS.org para actualizaciones). Actualmente hay 35 millones de personas que viven con el VIH y casi 2.3 millones de nuevas infecciones de manera anual (con disminución ligera), que resultan en 1.6 millones de muertes al año; 70% de las personas con VIH viven en el África Subsahariana, <3% viven en el Centro/Oeste de Europa; el este de Europa y Asia Central tienen un incremento epidémico. El número de infecciones pediátricas con VIH es cerca de 300,000/año, principalmente en África, pero con impacto en países de ingresos altos por medio de la migración (UNAIDS, datos de 2013).
Transmisión del VIH
Desde los años 1980s, las rutas para la transmisión del VIH se delinearon:
- Materno-fetal-infante (MTC):
- In útero
- En el periodo perinatal
-Vía la lactancia materna
- Ano-rectal en hombres que tienen relaciones con hombres (MSM)
- Heterosexual en ambas direcciones (infección de pene o vaginal)
- Inyecciones intravenosas en drogadictos (IVDU)
- Transfusión de productos sanguíneos infectados con VIH
- Inoculación accidental en trabajadores de la salud
- Trasplante de órganos
De manera global, la mayoría de las infecciones son heterosexuales, pero la transmisión MSM continúa en incremento en países de ingresos altos, que se presenta con infecciones inusuales del tracto digestivo distal. Las patologías clínicas son diferentes en los diversos grupos de transmisión del VIH, se relacionan a las coinfecciones y la edad de infección, por ejemplo la poca frecuencia de sarcoma de Kaposi en pacientes IVDU y MTC, comparado con los pacientes MSM, lo cual dio una pista que es un tumor relacionado a una infección viral.
El factor crítico en la transmisión del VIH es la carga viral del compañero infectado, con una relación logarítmica directa. La carga viral es mayor al inicio de la infección, cuando las personas se encuentran asintomáticas e incluso aún con anticuerpos negativos, o al momento de la seroconversión. Por lo tanto, múltiples contactos sexuales en este momento son un contribuyente significativo para la propagación de la infección.
La mayoría de las infecciones son con el VIH tipo 1 (VIH-1, el cual tiene varios clados, o subtipos, con virulencias variadas); el VIH-2 se deriva del Este de África, es menos común, y sobre todo es menos virulento.
Patogénesis de la infección aguda
El  VIH elige las células que expresan el receptor CD4 y los receptores de las quimiocinas CCR5 y CXCR4 (fig. 1). Ellas son:
- Células T CD4+
- Monocitos y macrófagos (CD68+) – en nódulos linfáticos, bazo, hígado, cerebro, pulmón, médula ósea.
- Células dendríticas en centros linfoides germinales y en superficies linfoepiteliales (por ejemplo vagina, lengua, recto).
La infección independiente de los receptores CD4 ocurre en una menor extensión en varios tejidos (túbulos renales, astrocitos, músculo cardiaco, enterocitos, células endoteliales) y quizá desempeñe un rol en las enfermedades relacionadas con el VIH ahí.
En la infección inicial (enfermedad por seroconversión), hay infección masiva linforreticular con pérdida de células T CD4+, con mayor gravedad en la mucosa intestinal, la cual nunca recupera su población linfoide preinfecciosa.
 Los mecanismos de destrucción de las células CD4+ son complejos, e incluyen:
- Apoptosis de células productivamente infectadas y activadas (es decir sin inflamación), por activación de la caspasa 3.
- Piroptosis de células  espectadoras productivamente no infectadas (infección abortiva), por activación de la caspasa 1; este mecanismo quizá represente la gran mayoría de las células T perdidas. Es altamente inflamatorio, con secreción de muchas citocinas que pueden perpetuar un estado inflamatorio crónico.
De forma clínica, hay linfadenopatía y una enfermedad sistémica semejante a la mononucleosis infecciosa, con fiebre, diarrea, a menudo con meningoencefalitis transitoria y hasta neumocistosis pulmonar. Las cargas virales sanguíneas y tisualres en este momento pueden ser colosales (hasta un billón de virus/ml de sangre) antes de que aparezca la respuesta de anticuerpos (la base de las pruebas serológicas del VIH). Dichas personas son los mayores transmisores de la infección, y son diagnosticables como infectados con el VIH si se tienen biopsias de tejido, mediante la visualización del VIH por inmunohistoquímica (Fig. 2).
Los anticuerpos neutralizantes no eliminan el virus, debido a que tiene una frecuencia alta de mutación somática, pero las cargas virales declinan y se recupera de forma parcial el conteo de células T CD4+ en sangre (Fig. 3). Esta fase latente asintomática refleja la destrucción progresiva de las células CD4+ en las personas sin tratamiento, con un incremento posterior de la carga viral del VIH en la sangre; y luego la presentación sintomática de la enfermedad que llena las definiciones originales y expandidas de la enfermedad avanzada del VIH, nombrada de forma original “síndrome de inmunodeficiencia adquirida” (SIDA).
Espectro de la enfermedad asociada al VIH
Existen tres rutas patogénicas para que el VIH cause enfermedad en el humano:
1. Destrucción progresiva de las células T CD4+ y por lo tanto de la inmunidad mediada por células, con desarrollo de infecciones oportunistas; muchos tumores se producen por virus oncogénicas facilitados por la reducción de la vigilancia inmunológica que ocurre en la enfermedad por VIH.
2. Daño directo a los tejidos por el VIH por medio de la activación de células mononucleares.
3. Daño sistémico tisular indirecto por medio de la disfunción celular endotelial y la activación inmune.
En los primeros días del SIDA, sin tratamiento efectivo, la mayoría de la patología clínica fue por la inmunidad defectuosa mediada por células. Pero con la aplicación de la ART esto es menos importante y la mayoría de las personas infectadas con el VIH ahora en países de altos ingresos: a) nunca sufrirán una enfermedad clásica relacionada con el VIH; y b) vivirán casi tanto como la población general no infectada. Sin embargo, aunque números crecientes de personas infectadas con el VIH en países de ingresos altos se identifiquen antes de que desarrollen enfermedad significativa, muchos se presentan sintomáticos; y el escenario único más común de la muerte relacionada al VIH es aún de presentación tardía. Estos pacientes se presentan con infecciones abrumadoras o cáncer, entonces se diagnostican con el VIH, pero tienen ya una infección muy avanzada para revertirla.
La Tabla 1 es una lista exhaustiva de infecciones oportunistas, tumores y otros procesos de enfermedad que ocurren en la enfermedad por el VIH, en todas las edades. La superposición amplia con la medicina general es obvia, por lo tanto la necesidad de realizar exámenes para VIH a pacientes en todos los escenarios de salud cuando la prevalencia local del VIH es >2/1000 personas, y cuando se identifique una posible patología asociada al VIH por los histopatólogos.
Enfermedades debidas a una disminución de la inmunidad mediada por células
Las enfermedades oportunistas asociadas al VIH están bien descritas en la literatura y la mayoría de los patólogos deben tener algo de experiencia sobre ellas en biopsias y autopsias. La mayor parte de las infecciones se documentaron antes de la epidemia del VIH; las diferencias de presentación en las personas inmunosuprimidas por el VIH comparado con los huéspedes inmunocompetentes son que estas son más comunes, se presentan con características clínicas e histopatológicas atípicas (como con tuberculosis; Fig. 4), tienen mayor carga de infección, son más difíciles de tratar y es posible que recurran después del tratamiento.
Enfermedades debidas al daño tisular directo del VIH
La lesión más obvia generada por el VIH es la linfadenopatía progresiva generalizada (PGL), que se desarrolla temprano en la enfermedad y se resuelve de forma espontánea. Los nódulos linfáticos se expanden debido a la hiperplasia reactiva: los blastos del centro germinal se replican, dirigidos por el VIH en las células dendríticas foliculares CD21+, lo que produce una expansión folicular irregular característica (Fig. 2), y el antígeno del VIH está presente en la inmunohistoquímica. Después de que esta fase declina, los nódulos se atrofian y, en los estadios finales de la enfermedad, no hay folículos, hay sinusoides dilatados, pocas células T y numerosas células plasmáticas politípicas. Procesos secuenciales similares ocurren en los tejidos linfoides de células B en el bazo, el intestino, la lengua, las parótidas y los pulmones. Los síndromes resultantes de la enfermedad incluyen esplenomegalia, enteropatía por VIH, crecimiento de la lengua y el quiste linfoepitelial de la parótida; la neumonía intersticial linfoide (LIP) en el pulmón es principalmente una enfermedad pediátrica (Tabla1).
Mortalidad y morbilidad graves y agudas causadas de manera directa por el daño del VIH, y durante la enfermedad por seroconversión son raras. Pero en la enfermedad no tratada, cargas virales vastas se producen en muchos tejidos críticos y se puede presentar con  colapso multiorgánico abrumador y muerte.
Tumores malignos
Una de las manifestaciones más tempranas observadas del SIDA fue un exceso de sarcoma Kaposi en hombres homosexuales. Los linfomas de células B, en particular en el cerebro, se encontraron altamente asociados con el SIDA―todo antes de que se identificara el VIH por sí mismo. Desde entonces, el rango de tumores malignos asociados al VIH se amplió; se identificaron muchos virus oncogénicos y sus vías patogénicas; los linfomas se volvieron más complicados; y emergieron “cánceres definidos como no SIDA” (NADCs), en donde la infección por el VIH (junto con la longevidad) es de forma epidemiológica un factor de riesgo, por ejemplo el adenocarcinoma de pulmón. Las Tablas 2 y 3 documentan los tumores canónicos y sus asociaciones etiológicas.
Otros numerosos NADCs se propusieron como asociados de forma patogénica a la infección por el VIH, como el seminoma del testículo, el mieloma, el cáncer de próstata y el melanoma, pero aún falta información epidemiológica de peso. Las asociaciones temporales de los NADCs con los estadios del VIH son variables, aunque el pronóstico es peor de manera uniforme en pacientes con VIH comparado con la población sin VIH.
A pesar de que las enfermedades oportunistas asociadas al VIH están en disminución en frecuencia en los países de ingresos altos, las causas de muerte ahora son “otras enfermedades” (por ejemplo cardiacas), enfermedades relacionadas al SIDA como linfoma, cáncer no-SIDA y enfermedad hepática crónica. Esto indica los beneficios sustanciales de la ART. En países de ingresos bajos, con menor acceso a la ART, la tuberculosis continúa en el dominio de presentación clínica y mortalidad.
Enfermedad materna y pediátrica por VIH
Por medio de estudios antenatales para el VIH y cuidados generales, la enfermedad por VIH es rara en países de ingresos altos. Pero en países de ingresos bajos, en particularmente en el sur de África, el VIH contribuye hasta en 40% en la mortalidad materna por la tuberculosis peri y posparto y la sepsis.
Casi todos los niños con VIH se infectaron de manera perinatal; lo que realizar estudios antenatales para VIH reduce la transmisión MTC y la ART es progresivamente efectiva. Existen dos patrones principales en la enfermedad pediátrica por el VIH:
1. Enfermedad aguda pediátrica, con muerte por infecciones oportunistas (neumocistosis y neumonía bacteriana) a los 2 años de edad en casi la mitad de aquellos infectados y los no tratados con ART.
2. Infección crónica, a menudo se presenta una década o más tarde en la adolescencia. Así como las infecciones oportunistas, hay un crecimiento alterado y daño cerebral, para el cerebro que está en crecimiento mientras que está infectado con VIH. El típico síndrome del sistema nervioso central (SNC) es: retraso en el neurodesarrollo, atrofia, microcefalia y calcificaciones focales, daño al tracto piramidal corticoespinal (con espasticidad) y estado terminal vegetativo. Una enfermedad pulmonar parecida a la bronquiolitis, que es crónica y obliterativa se describe clínicamente en los adolescentes en África, pero espera una representación patológica, aunque esto es probablemente un efecto directo de la infección por el VIH.
Patologías orgánicas específicas en la enfermedad por el VIH
Al igual que el linfoma (Tabla 2), el interés histopatológico se enfoca en las enfermedades renales, intestinales, cardiovasculares, hepáticas y cerebrales. Los síndromes renales predominantes son nefropatías asociadas al VIH (un síndrome nefrótico que ocurre casi de forma exclusiva en negros Africanos). Enfermedad autoinmune compleja asociada al VIH y nefritis intersticial, la cual se encuentra con frecuencia relacionada a medicamentos.
Enfermedad intestinal
Desde que se reconoció la infección por VIH, la enfermedad intestinal ―desde la boca hasta el ano― es clínicamente importante. Las asociaciones estándar de la “enfermedad de adelgazamiento” (diarrea y pérdida de la masa corporal) son la criptosporidiosis, la enteritis grave por CMV, la salmonelosis no tifoidea y la tuberculosis sistémica. Observaciones más recientes son que los MSMs transmiten y reciben ciertas infecciones colorrectales de manera más efectiva cuando una o dos parejas tienen la infección por VIH. Ellas incluyen: Chlamydia trachomatis serovar L2, que causa linfogranuloma venéreo (LGV) y proctitis; sífilis; Shigella flexneri y Escherichia choli productora de Vero citotoxina, esto con colitis y sepsis sistémica. El LGV puede imitar a la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn, y se convirtió en una epidemia en países de ingresos altos en la última década. Diferente a la sífilis, en donde las bacterias son visibles con tinciones de inmunohistoquímica, la Chlamydia no es tan fácil de diagnosticar y requiere técnicas microbiológicas moleculares.
Hay literatura de 30 años atrás acerca del VIH per se, como una causa directa de enfermedad gastrointestinal con diarrea y pérdida de peso, con un consenso emergente en lo que es “enteropatía por VIH”. Esta definición requiere la exclusión de cualquier otra enfermedad oportunista, y mejoría clínica con la terapia para el VIH. Sus características histológicas incluyen folículos linfoides hiperplásicos en la mucosa con el antígeno del VIH en inmunotinción, criptitis y exceso de apoptosis críptica. Los intestinos delgado y grueso pueden estar involucrados. Es importante, ya que los pacientes por lo general son infradiagnosticados con otras enteropatías (por ejemplo, enfermedad intestinal inflamatoria idiopática) y no se estudian para el VIH ni se tratan de forma apropiada. Algunos casos son tan graves como una reacción IRIS en la que puede incluso ocurrir perforación. En algunos pacientes, el tratamiento con talidomida resultó en la resolución de la enteritis.
Enfermedad cardiaca
La enfermedad cardiaca es de manera creciente una causa de muerte en pacientes infectados de forma crónica por el VIH. El estudio de tratamiento SMART para el VIH demostró tasas elevadas de mortalidad de la enfermedad cardiaca en los pacientes que suspendieron su tratamiento antirretroviral. Las etiologías relacionadas de manera directa al VIH son:
1. Enfermedad isquémica cardiaca de la arteria coronaria con ateroesclerosis, la cual tiene tres componentes:
a) Factores de riesgo estándar (edad, tabaquismo, hipertensión, diabetes); los MSM y los drogadictos tienen tabaquismo intenso, a comparación de la población general.
b) Dislipidemias; la ART contribuye a ellas.
c) Activación celular endotelial coronaria y engrosamiento de la íntima; hay evidencia de que la infección por el VIH per se y la ART promueven ese daño endotelial.
2) Miocarditis asociada al VIH, que lleva a cardiomiopatía dilatada (DCM) como un estadio tardío con falla cardiaca (y pobre pronóstico). Esto es controversial, pero de manera reciente, en estudios con biopsia del tejido endomiocárdico de pacientes vivos se observó una verdadera miocarditis (con células T, macrófagos y miocitólisis) en una proporción de pacientes con falla cardiaca. Investigaciones en paralelo con PCR demuestran la presencia de virus cardiotrópicos (EBV, B19, VIH) en muchos pacientes. Esta miocarditis debe distinguirse de la inflamación miocárdica intersticial (sin miocitólisis) como un resultado del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS), debido a otra enfermedad en curso, que es rreversible.
3. Infecciones oportunistas (toxoplasmosis, aspergilosis, candidiasis, émbolos sépticos por estafilococos, tuberculosis) y tumores (sarcoma de Kaposi, linfoma de células B)
4. Desgaste de la masa miocárdica en asociación con pérdida del peso corporal. Alguno de estos puede ser debido a la apoptosis de los miocitos relacionada con la producción local de TNFα.
Enfermedad cerebral por VIH
El VIH entra al cerebro en la infección temprana y ataca de manera primordial a las células de la microglia. La lesión encefálica clásica por las células multinucleadas gigantes del VIH se observa con menor frecuencia en las personas que reciben tratamiento con ART, aunque alguna vez caracterizó la patología de aquellos con demencia vegetativa grave. En pacientes inmunosuprimidos, las mayores enfermedades son: toxoplasmosis, tuberculosis, criptococosis, virus JC de encefalitis y meningitis. La enfermedad cerebrovascular con infarto, se reporta de forma creciente, relacionada a aterosclerosis y vasculitis arterial. Muchos síndromes inflamatorios  agudos y crónicos se asocian de forma directa con la infección por el VIH, su taxonomía es confusa en un inicio. Hay dos grupos de presentación clínica de interés:
1. Encefalitis CD8. Pacientes en ART de largo tratamiento (es decir, años), bien controlados con cargas virales bajas y buenas cuentas de CD4, desarrollan estados de demencia aguda a lo largo de unos días, y pueden morir con edema cerebral. La patología es una encefalitis grave y uniforme de células T CD8+ que involucra todas las áreas de la materia blanca; el antígeno de VIH es indetectable, hay microgliosis pero no encefalitis de células gigantes. La patogénesis se desconoce, pero se sospecha que es una IRS tardía contra la infección por el VIH latente y de intensidad baja. Todos los casos reportados a la fecha fueron en pacientes de raza negra africana, lo cual indica un factor constitucional.
2. Desórdenes neurocognitivos asociados al VIH (HAND). De forma clínica los HAND se dividen en:
a) Disfunción neurocognitiva asintomática (ANI)
b) Desorden neurocognitivo leve (MND)
c) Demencia asociada al VIH (HAD)
Las correlaciones patológicas―que requieren autopsias de cerebros de casos clínicos documentados― son pocas. Algunas cuantificaciones indican una encefalitis, sobre todo en los HAD. Pero el consenso emergente sobre el MND más frecuente e importante es que resulta de una activación endógena de la microglia con una menor contribución de la activación sistémica inmune en la enfermedad crónica por el VIH. De manera adicional, la infección por hepatitis C y drogas intravenosas puede causar daño neuronal por medio de toxicidad mitocondrial. La sobreposición con el MND cerebrovascular relacionado a la edad no debido al VIH es un factor principal de confusión en la determinación de la importancia de los HAND en cohortes futuras de pacientes infectados con VIH.
Consecuencias sistémicas indirectas de la infección por VIH
Los dos procesos tanto de activación inmune como de disfunción celular endotelial en la enfermedad por el VIH son con frecuencia el foco de interés de investigación intensa.
Activación inmune
En la infección por el VIH no tratada, los pacientes están en un estado de activación inmunológica intensa ―ambos sistemas tanto innato como adaptativo― con marcadores inflamatorios elevados en los fluidos corporales. Esto también es propio de los pacientes tratados con ART con cargas virales indetectables y cuentas buenas de CD4 y llevó al concepto de activación inmune crónica, que afecta a órganos corporales y su función. Hay varios mecanismos patogénicos involucrados:
• El VIH tiene un ligando para los receptores tipo Toll que se expresan en las células dendríticas e inducen la secreción de interferón-α; un nivel bajo de replicación del VIH continúa incluso en pacientes bien controlados con la ART.
• En la mucosa intestinal hay disminución permanente de células T, sobre todo de las células T cooperadoras 17, las cuales son importantes para la defensa contra los efectos de las bacterias intestinales. También hay apoptosis de los enterocitos. Como resultado hay -traslocación microbiana―productos microbianos detectables tales como los lipopolisacáridos se infiltran al sistema circulatorio junto con moléculas secundarias (por ejemplo CD14 solubles) y citocinas inflamatorias (TNFα, interleucina 6).
• La coinfección de hepatitis C y citomegalovirus con efectos secundarios adicionales en la dinámica de los linfocitos que afectan al balance de las células T cooperadoras y reguladoras.
Disfunción endotelial celular
El segundo proceso sistémico es el daño al endotelio en la infección por el VIH; los medicamentos antirretrovirales probablemente también contribuyen de forma directa por medio de su toxicidad. Las consecuencias son la proliferación de la íntima y la estenosis vascular. El metaanálisis de estudios de biomarcadores sanguíneos para la activación endotelial encuentra una asociación de la infección por el VIH con la P selectina y el tromboembolismo venoso, el activador del plasminógeno tisular y la mortalidad, y el dímero D con el tromboembolismo venoso (VTE) y la enfermedad cardiovascular. Otros marcadores que parecen predecir la enfermedad cardiovascular en pacientes infectados con el VIH son las células progenitoras endoteliales, las células endoteliales circulantes, micropartículas endoteliales y micropartículas de plaquetas. El VTE con el tromboembolismo pulmonar se asocian de forma clara al VIH en estudios epidemiológicos, aunque esto se complica debido a la alta prevalencia de falla renal (otro factor de riesgo para el VTE) en los pacientes con el VIH.
Por tanto, se propone que varios de los síndromes orgánicos no definidos como SIDA que se observan en incremento en los pacientes infectados con VIH, en particular cuando estos envejecen, se deben a activación inmune (que altera el metabolismo y genera daño con radicales de oxígeno) y disfunción endotelial (que causa obstrucción de vasos pequeños). Estos incluyen:
• Enfermedad cardiaca isquémica
• Derrame cerebral
• Fibrosis hepática
• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
• Hipertensión pulmonar
• Tromboembolismo venoso
• Desórdenes neurocognitivos
• Osteopenia y fracturas en hueso
Todos estos son biológicamente verosímiles; el problema epidemiológico se da por factores de riesgo que se traslapan con la enfermedad como el envejecimiento. Las personas infectadas tienen más asociaciones de las conocidas (por ejemplo, tabaquismo, ingesta de drogas de todo tipo, consumo de alcohol, infecciones hepáticas virales), que el resto de la población. Otros datos ligados al envejecimiento incluyen la similitud de la mucosa intestinal infectada por VIH  y la reducción en su barrera de defensa como en aquellas que envejecen.
La predicción es de un envejecimiento prematuro y todas sus complicaciones en las cohortes de pacientes infectados con el VIH, con ART, a lo largo de su envejecimiento. Un ejemplo de la complejidad de la enfermedad por el VIH y sus asociaciones es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, ¿Está todo relacionado al tabaquismo e infecciones pulmonares previas, o el VIH contribuye en algo extra?
Terapia antirretroviral
El tratamiento efectivo llegó a finales de los 90´s. Hay ahora varias clases de medicamentos efectivos anti-VIH, las cuales se dirigen a diferentes fases del ciclo de vida del VIH en las células humanas. Se utilizan combinadas para prevenir la resistencia a medicamentos, y son efectivas en >70% de los pacientes para disminuir las cargas virales en el torrente circulatorio a niveles no detectables (es decir <50 partículas virales/ml de sangre) e impulsar a las células T CD4+ sanguíneas a que eleven su cuenta a niveles prácticamente normales (>500 células/mm3 de sangre). A pesar de que la carga viral sanguínea se reduzca a cero, no hay esterilización; siempre hay una infección latente en células mononucleares con niveles muy bajos y difíciles de detectar, las cuales resurgirán cuando la ART se suspenda. Sitios infectados de forma latente incluyen tejido linfoide, intestino y cerebro.
La toxicidad patológica de la ART se reduce con los nuevos medicamentos y el crecimiento en la experiencia de su uso. La acidosis láctica grave y fatal de los inhibidores nucleósidos de la transcriptasa inversa (NRTIs), con esteatosis hepática microvesicular, es ahora rara; las dislipidemias y los síndromes lifodistróficos aún son comunes. Las toxicidades de la ART más comunes encontradas en biopsias y autopsias tisulares son ahora la toxicidad hepática, el daño tubular renal y la hipersensibilidad que ocasiona erupción en la piel.
La didanosina (ddI) es la causa más común de hipertensión portal no cirrótica en la enfermedad por el VIH; como resultado, el medicamento ya no se utiliza en países de ingresos altos.
Síndrome inflamatorio de reconstitución inmune (IRIS)
La segunda categoría de complicaciones relacionadas a la ART es el síndrome inflamatorio de reconstitución inmune. Las cargas virales del VIH declinan, las cuentas de CD4 aumentan, así como las cuentas de células T CD8+. El resurgimiento en la inmunidad mediada por células, no obstante incompleta, promueve inflamación en muchos tejidos, en contra de organismos infecciosos y sus antígenos, que incluyen los virus dentro de las células tumorales. Las resultantes tumefacción de los tejidos, edema y ruptura tisular caracterizan al IRIS. La inflamación puede ser aguda o granulomatosa, y puede ocurrir daño orgánico considerable, por ejemplo de lesiones crecientes en el CNS, linfadenopatía masiva, nódulos linfoides supurativos que estallan y daño pulmonar agudo. Esto es una causa de mortalidad en el tratamiento de la tuberculosis, y esto también induce sarcoidosis.
El IRIS se presenta tanto como una reactivación de la enfermedad de un órgano conocido, o desenmascara una infección oculta previa (por ejemplo, lepra, que se presenta de novo como enfermedad tuberculosa), Las variaciones de HLA en el huésped desempeñan un papel importante en el IRIS, pero sobre todo en cerca de un cuarto de los pacientes tratados se puede esperar una reacción grave del IRIS. Los agentes involucrados de forma común son M. tuberculsosis y M. avium (Fig. 8), Cryptococcus y JC virus (ver también Tabla 1).
Conclusión
Mucho se conoce en 30 años acerca de la patología clínica del VIH, y surgirá más sobre su patogénesis. Las enfermedades oportunistas relacionadas al VIH y la toxicidad de los medicamentos aún dominan la práctica clínica, pero las consecuencias a largo plazo en cuanto a la supervivencia de pacientes tratados con VIH, de forma específica aún no es claro el desarrollo de enfermedades crónicas sin definir como SIDA. El análisis de las autopsias sistemáticas de dichas personas sería invaluable, pero no sucederá. Mientras tanto, los patólogos pueden contribuir con el cuidado de los pacientes (y su expectativa creciente de vida) al diagnosticar las manifestaciones proteicas de las enfermedades por el VIH, mediante la sospecha y al utilizar inmunohistoquímica para el VIH.

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HIV and the spectrum of human disease

  1. Sebastian Lucas1 and
  2. Ann Marie Nelson2,*
Article first published online: 11 DEC 2014
DOI: 10.1002/path.4449
The Journal of Pathology

The Journal of Pathology

Volume 235Issue 2pages 229–241January 2015










Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. med. Sandra Nora González Díaz           Jefe y Profesor
Dr. José Antonio Buenfil López                      Profesor
Dra. Lissette Ramos Valencia                        Residente 1er Año

Dra. Alejandra Macías Weinmann                  Profesor

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