martes, 23 de septiembre de 2014

La contaminación atmosférica puede aumentar el riesgo de asma por polen

La alergia al polen puede afectar hasta el 40 por ciento de la población y el riesgo varía en función de la exposición a factores ambientales como la contaminación atmosférica, ya que un estudio ha demostrado que es el primer factor relacionado con la aparición de asma polínico.
Así lo ha reconocido la jefa de Alergología del Hospital Santa Bárbara de Puertollano (Ciudad Real), Pilar Mur, que precisamente ha estudiado los factores que favorecen el asma por el polen en dos poblaciones españolas cercanas con distinto nivel de contaminación, alto en Puertollano (núcleo industrial) y bajo en Ciudad Real (ciudad de servicios).
Imagen de la contaminación en Madrid
Su trabajo evidenció que en Puertollano la contaminación es el principal factor asociado y los pacientes con asma polínico se descompensaban hasta tres veces más, aumentando el riesgo un 15 por ciento los días en que se habían superado los niveles de ozono. Además los pacientes de este núcleo industrial se descompensaron antes que los de Ciudad Real, ha apuntado la especialista.




A estas diferencias contribuye además que en los últimos años se ha producido un cambio en la composición de los contaminantes ambientales, pasando de la contaminación derivada de la combustión del carbón motor de la Revolución Industrial, en la que predominaban el dióxido de azufre y las partículas de polvo pesadas, a otra derivada de la combustión del petróleo, que comprende dióxido de nitrógeno, ozono, componentes volátiles orgánicos y partículas.

De estas segundas destacan las de emisión diésel y, mientras que el primer tipo de contaminación se relaciona con problemas inflamatorios e irritativos, el segundo lo hace más con la patología alérgica.

A esta exposición ambiental se une también los factores hereditarios, a pesar de que es poco probable que los factores genéticos sean responsables de cambios tan notables en tan corto período de tiempo, pues se precisaría el paso de varias generaciones para constatarlo.

NO EXPLICARÍA EL AUMENTO DE CASOS


"La herencia genética por sí misma no puede explicar el aumento tan importante que están experimentando las enfermedades alérgicas", ha añadido Arantza Vega, jefa del Servicio de Alergología del Hospital de Guadalajara, que apunta también al papel que puede jugar la alimentación.

Las dietas modernas con mayor número de alimentos procesados, ricas en grasas y azúcares refinados, alteran la flora intestinal y modifican nuestro sistema inmunitario, ha reconocido Vega.

Además, esta experta reconoce que, aunque no se sabe muy bien cómo las exposiciones ambientales pueden interaccionar con la predisposición genética, recientemente se ha descrito un mecanismo denominado mecanismo epigenético.

"Son pocos los estudios que han examinado la influencia de la epigenética en las enfermedades alérgicas. Se ha observado que algunos factores de la dieta, como la ingestión de ácido fólico, pueden modular la metilación, y algunas investigaciones han relacionado la ingestión de ácido fólico, especialmente durante el embarazo, con el desarrollo posterior de enfermedades alérgicas. El tabaco es otro factor que se ha relacionado con la modulación de la metilación. También algunos medicamentos pueden producir cambios epigenéticos", según la doctora Vega.

Fuente: Europa Press

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