Las alergias están entre las enfermedades más comunes en todo el mundo, con aumento de la prevalencia de la enfermedad y aumento de las tasas de sensibilizaciones a alérgenos. Los síntomas de trastornos alérgicos afectan las vías respiratorias superiores e inferiores así como los ojos, la piel, los órganos gastrointestinales, y la totalidad del cuerpo en el caso de la anafilaxia. Los alérgenos estacionales y perennes se comprenden principalmente de proteínas que pueden ser inhaladas, ingeridas o tomadas por muchas otras rutas e inducir un proceso inflamatorio local o sistémico mediado por la IgE. Las terapias comunes tienen como objetivo los síntomas derivados de la inflamación con el uso de antihistamínicos, corticosteroides tópicos y sistémicos, estabilizadores de los mastocitos, antagonistas de los leucotrienos, agonistas β-adrenérgicos, y anticuerpos monoclonales anti-IgE. Actualmente, sólo la inmunoterapia específica a alérgenos (AIT) proporciona un efecto de modificación de la enfermedad que conduce a la cura en pacientes selectos y demostró ser efectiva por más de 100 años. A pesar de que se está muy lejos de la comprensión completa de las causas de la enfermedad alérgica, así como el modo exacto de acción de la AIT, la comunidad científica mundial quiere entender los mecanismos de tolerancia inmunológica en los campos de la alergia, la autoinmunidad, y el trasplante de órganos. Los mecanismos de acción de la AIT se aclararon cada vez más en los últimos años.
La administración de vacunas seguras y económicas es una gran tarea para la medicina en todo el mundo. Una posible forma de lograrlo es mediante el sistema inmunitario de la piel. Un equipo formado por investigadores alemanes y franceses desarrolló un enfoque que permite la administración de vacunas de esta manera. El estudio se presentó en la publicación “Experimental Dermatology”.