lunes, 19 de mayo de 2025

Journal Club CRAIC/Hospital Universitario/ UANL.Mty, - Consumo materno de cafeína durante el embarazo y el riesgo de asma infantil a los 10 años—Evidencia del estudio de cohorte de nacimiento de la Generación XXI

1 | INTRODUCCION

El asma infantil es un importante problema de salud pública que muestra un aumento en especial durante la última década, lo que contribuye a la creciente carga de enfermedades no transmisibles en todo el mundo. Esta enfermedad es compleja y multifactorial, y su etiología se relaciona con interacciones entre la susceptibilidad genética, la exposición ambiental y factores del huésped, como la obesidad y aspectos nutricionales. De hecho, durante el período prenatal existe una “ventana de oportunidad” que permite un desarrollo inmunológico adecuado, en la cual una nutrición saludable durante el embarazo representa un factor clave. En este contexto, la dieta materna durante el embarazo se identificó como un factor de riesgo que puede ser modificable para el desarrollo de enfermedades alérgicas, como el asma.

La cafeína se consume de forma extensa durante el embarazo, pero no está bien establecido si su consumo en este período debe considerarse parte de una dieta saludable. La cafeína es una metilxantina que se encuentra en diversas bebidas y alimentos, incluido el té, café, refrescos de cola, bebidas energéticas y chocolate. De acuerdo con su propiedad lipofílica, la cafeína se absorbe de manera rápida en el tracto gastrointestinal tras su ingestión, puede atravesar todas las membranas biológicas y se transmite a través de la placenta. En los adultos, las enzimas del citocromo P450 hepático son las principales responsables del metabolismo de la cafeína. Sin embargo, la vida media de la cafeína en mujeres embarazadas parece estar aumentada en comparación con las mujeres no embarazadas, lo que predispone al feto a estar expuesto a niveles más altos de cafeína durante un período prolongado.

Aunque varios estudios establecieron asociaciones entre el consumo materno de cafeína y efectos adversos en fetos y niños, la influencia potencial a largo plazo del consumo de cafeína durante este período sobre el asma infantil es escasa. Los resultados de la cohorte nacional de nacimiento de Dinamarca revelaron que el consumo de café durante el embarazo disminuyó de manera leve el riesgo de asma infantil. De forma más reciente, se demostró que la ingesta materna de cafeína durante el embarazo aumentó las probabilidades de alergia alimentaria.

Por lo tanto, con los datos de un estudio prospectivo de cohorte de nacimiento basado en la población portuguesa, el objetivo de este estudio fue investigar la asociación entre el consumo materno de cafeína durante el embarazo y el asma, así como la función pulmonar en los niños a los 10 años.

2 | METODOS

2.1 | Diseño del estudio y participantes

El presente estudio se basó en Generación XXI (G21), una cohorte prospectiva de nacimiento basada en la población, como se describió antes. Entre abril de 2005 y agosto de 2006, se invitó a participar a madres y recién nacidos de todas las unidades públicas de atención obstétrica y neonatal del área metropolitana de Oporto, Portugal. En el momento de la inclusión, estas unidades públicas eran responsables de 91.6 % de los partos en toda la población cubierta, donde 8495 madres (92 %) y 8647 recién nacidos aceptaron participar (Figura 1).

La segunda evaluación se realizó a los 4 años, entre 2009 y 2011, donde se invitó a participar a toda la cohorte, seguida por una tercera y cuarta evaluación a los 7 años (entre 2012 y 2013) y a los 10 años (entre 2015 y 2017), con tasas de participación de 86 %, 80 % y 76 %, de forma respectiva. En el presente estudio, se consideraron todos los pares madre-hijo, únicos (no gemelares), con información disponible sobre el consumo de cafeína durante el embarazo y el diagnóstico de asma autorreportado del niño a los 10 años  (n = 5585). Todas las evaluaciones se llevaron a cabo conforme a la Declaración de Helsinki. El Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oporto/Centro Hospitalar São João y la Autoridad Portuguesa de Protección de Datos aprobaron el estudio G21. Se obtuvo el consentimiento informado por escrito de los tutores legales o padres de cada niño, y los niños otorgaron su consentimiento oral.

2.2 | Evaluación del consumo de cafeína

La información sobre la ingesta de cafeína antes y durante el embarazo se recopiló durante la evaluación inicial, entre 24 y 72 horas después del parto, por medio de entrevistas cara a cara con cuestionarios estructurados. Se les preguntó a las mujeres: “Antes y durante el embarazo, ¿cuánto y con qué frecuencia consumías las siguientes bebidas?” para “café con cafeína”, “café descafeinado”, “té negro”, “té verde” y “bebidas de cola”. Las respuestas se codificaron en el número de tazas por día o semana, ésta última convertida en una medida diaria. Se consideraron volúmenes estandarizados para cada bebida: 45 mL para el café, 237 mL para el té y 220 mL para las bebidas de cola. La ingesta total de cafeína (mg/día) durante el embarazo se estimó al sumar el contenido de cafeína de cada bebida según los valores reportados con anterioridad para la concentración de cafeína en café expreso (1340 mg/L), café descafeinado (21 mg/L), té negro (220 mg/L), té verde (151 mg/L) y bebidas de cola (108 mg/L).

2.3 | Función pulmonar y asma  

A los 10 años, los niños se sometieron a espirometría, registrada antes y 15 minutos después de la inhalación de 400 μg de aerosol de salbutamol, de acuerdo con las pautas oficiales de la Sociedad Torácica Americana/Sociedad Respiratoria Europea (ATS/ERS). Se recopilaron la capacidad vital forzada (CVF), el volumen espiratorio forzado en 1 segundo (VEF1) y el flujo espiratorio forzado en la porción media de la CVF (FEF25-75). Se evaluaron los puntajes Z para las mediciones previas con el método de Modelos Aditivos Generalizados para Localización, Escala y Forma (GAMLSS). La distribución gamma generalizada (GG) se seleccionó como la mejor opción según los diagnósticos del modelo y los criterios de bondad de ajuste, con el paquete GAMLSS en R. En los modelos, la CVF, el VEF1 y el FEF25-75 se trataron como puntajes Z y como variables continuas con fines descriptivos.

El asma se definió como un diagnóstico médico de asma autorreportada, evaluado mediante una respuesta positiva a la pregunta: “¿Alguna vez se le diagnosticó asma a su hijo/a por un médico?”

2.4 | Posibles factores de confusión  

Los factores de confusión se seleccionaron de acuerdo con la literatura previa y la evidencia estadística. Las características basales se recopilaron mediante entrevistas cara a cara o se obtuvieron de los registros médicos. El estado de tabaquismo materno antes y durante el embarazo se categorizó como fumadora (al menos un cigarro/día) frente a no fumadora. Los años de escolaridad materna al inicio del estudio se evaluaron mediante el número de años de escolaridad completados y se categorizaron en ≤9, 10-12 o >12 años. El índice de masa corporal (IMC) pregestacional y la edad materna al inicio del estudio se incluyeron como variables continuas. La edad gestacional se categorizó en <37 frente a ≥37 semanas y el peso al nacer en <2500 g frente a ≥2500 g. El diagnóstico de asma autorreportada por parte de las madres se consideró si se respondió de forma positiva a la pregunta: “Antes de quedar embarazada, ¿alguna vez un médico le diagnosticó alguna enfermedad—asma—que le obligara o le forzara a continuar tratamiento?” A los 6, 15, 24 y 48 meses, se les preguntó a los cuidadores si había ocurrido alguna lactancia materna y luego su duración en relación con la lactancia exclusiva (sólo leche materna) y no exclusiva. El consumo de cafeína antes del embarazo se categorizó en sí versus no.

A los 10 años, se realizaron mediciones antropométricas por técnicos capacitados bajo protocolos estandarizados. De manera específica, se midieron el peso y la altura con el niño con sólo ropa interior y sin zapatos. El peso se registró con una precisión de 0.1 kg con una balanza digital (Tanita), mientras que la altura se midió con una precisión de 0.1 cm con un estadiómetro montado en la pared (seca®). El IMC se calculó como el peso del niño (kg) dividido por la altura al cuadrado (m²). En los modelos, el IMC se trató como una variable continua. También se consideró el sexo de los niños.

2.5 | Análisis estadísticos  

Las variables continuas se presentan como valores medios y desviación estándar (±DE), excepto las mediciones de la función pulmonar (mediana, percentiles 25-75) debido a su distribución no gaussiana. Las variables categóricas se describen como conteos y proporciones. Para determinar las diferencias entre los grupos, se utilizó la prueba t de Student para variables independientes en variables continuas, excepto para las variables de función pulmonar, donde se empleó la prueba de Mann-Whitney y la prueba de chi-cuadrada para las variables categóricas.

Se utilizaron modelos de regresión lineal para evaluar la asociación entre la ingesta de cafeína por día durante el embarazo y los resultados de la función pulmonar, y la magnitud de la asociación se midió con los coeficientes lineales (β) y su respectivo intervalo de confianza de 95 % (IC). Se utilizaron modelos de regresión logística para el asma, y la magnitud de la asociación se midió mediante la razón de probabilidades (OR) y su respectivo IC de 95 %.

Para evaluar la no linealidad de la asociación, se añadió un término cuadrático a los modelos. Se calculo la asociación con un modelo de mínimos cuadrados no lineales para estimar el punto de nudo y su respectivo valor mínimo siempre que la asociación fuera cuadrática. La siguiente ecuación se utilizó: Y= c + a(x−b)2

Donde “a”, el término de escala, indica la velocidad que se desvía del punto mínimo, “b”, el punto de nudo representa el valor de la ingesta de cafeína por día en el cual la asociación no lineal alcanza el valor mínimo, y “c” indica el valor mínimo. El modelo cuadrático se utilizó para capturar el punto de inflexión donde el efecto protector de la cafeína disminuye y luego se invierte, lo que aumenta el riesgo.

Los factores de confusión se evaluaron en cada modelo, y aquellos que no se asociaron con la exposición o el resultado no se consideraron en el modelo final (por ejemplo, la lactancia materna). Todos los modelos se ajustaron por el sexo de los niños y los años de escolaridad materna. El Modelo 1 incluyó el término cuadrático, el cual permaneció como covariable en el Modelo 2, si la asociación con el resultado (mediciones de la función pulmonar y asma) era significativa; y el Modelo 2a, ajustado además por el consumo de cafeína antes del embarazo, la edad gestacional, el IMC pregestacional, el diagnóstico médico autorreportado de asma materna, el peso al nacer, la altura y el asma infantil; el Modelo 2b, ajustado además por el consumo de cafeína antes del embarazo, la edad gestacional, el diagnóstico médico autorreportado de asma materno, el estado de tabaquismo antes y durante el embarazo. Se consideró un nivel de significancia de 0.05 y un intervalo de confianza de 95 %. Para realizar los análisis, se utilizaron el programa estadístico SPSS v26.0 (IBM, EE. UU.) y el programa R.

3 | RESULTADOS

Las madres de niños con asma tenían más probabilidades de haber fumado antes (31.2 % vs. 23.6 %, p < .001) y durante el embarazo (27.0 % vs. 19.3 %, p < .001). Se encontraron diferencias significativas en la edad gestacional (93.1 %, sin asma vs. 90.3 %, con asma, p = .02), y el asma materna era más prevalente entre los niños con asma (11.1 % vs. 4.5 %, p < .001). Además, los niños con asma tenían un IMC más alto (19.3 vs. 18.8, p = .006), un VEF1 más bajo (1.94 L vs. 2.0 L, p = .002) y un FEF25-75 más bajo (2.11 L vs. 2.34 L, p < .001). La ingesta diaria de cafeína materna difería de forma significativa entre los niños con y sin asma (p = .04). Una mayor proporción de madres de niños con asma reportaron no consumir cafeína (42.6 %) en comparación con las madres de niños sin asma (38.3%), mientras que la ingesta de >0-93 mg/día fue más frecuente entre las madres de niños sin asma (4.3 % vs. 2.4 %). La ingesta alta de cafeína (>93 mg/día) fue similar entre los grupos (57.4 % vs. 55.0 % para niños sin asma y con asma, cada valor de forma respectiva, Tabla 1). La prevalencia del asma infantil a los 10 años fue 8.3 %. La comparación de las características basales entre los participantes incluidos y excluidos se presenta en la Tabla S1.

Se encontró una asociación no lineal entre la ingesta diaria de cafeína materna y el asma a los 10 años (coeficiente cuadrático, OR = 1.20, IC de 95 %: 1.04; 1.39, Modelo 1, Tabla 2). Después del ajuste por la ingesta de cafeína diaria, el consumo de cafeína antes del embarazo, la edad gestacional, los años de escolaridad materna, el diagnóstico médico autorreportado de asma, el estado de tabaquismo antes y durante el embarazo, y el sexo de los niños, una mayor ingesta diaria de cafeína disminuyó de forma significativa las probabilidades de tener asma infantil a los 10 años (Modelo 2, OR = 0.60, IC de 95 %: 0.41; 0.88, Modelo 2, Tabla 2).

Durante el embarazo, el riesgo de asma disminuye con el aumento de la ingesta de cafeína hasta 92.7 mg de cafeína/día (punto de nudo estimado, IC de 95 %: 36.3; 163.3), donde el riesgo a los 10 años fue 7.2 % (Figura 2). Al superar el punto estimado de nudo, el riesgo de asma vuelve a aumentar. El término de escala fue 1.79 × 10⁻⁶ (IC de 95 %: 3.99 × 10⁻⁷; 3.18 × 10⁻⁶). Para una ingesta diaria de cafeína de 0 mg/día, el riesgo fue de 8.8 %.

4 | DISCUSIÓN

Los resultados presentados indican que la ingesta de cafeína durante el embarazo se asocia de forma significativa con el desarrollo de asma a los 10 años. Se observó una asociación no lineal entre la ingesta diaria de cafeína durante el embarazo y el riesgo de asma a los 10 años, con una ingesta diaria de 93 mg que mostró un riesgo de 7.2 % en comparación con 8.8 % cuando el consumo era de 0 mg/día. Hasta donde se tiene conocimiento, éste es el primer estudio que modela la exposición fetal a la ingesta de cafeína durante el embarazo y el asma infantil, y que estima el punto de nudo de la ingesta diaria de cafeína. Esto está en línea con otro estudio que, aunque no evaluó la cantidad de consumo de cafeína, abordó el riesgo de desarrollo de asma en niños cuyas madres consumieron café durante el embarazo, lo que sugirió un efecto protector de la ingesta de cafeína.

Los resultados del estudio actual mostraron que 64 % de las mujeres ya consumían cafeína antes del embarazo, y la ingesta diaria mediana durante el embarazo fue de 8.62 mg, lo cual está muy por debajo del límite recomendado de 200 mg, según lo definido por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), al considerar los posibles efectos adversos para la salud que podrían surgir de ingestas más altas. Los resultados del Estudio Generación R mostraron que consumir al menos 6 unidades diarias de cafeína durante el embarazo se asociaba de manera negativa con el crecimiento de la longitud fetal, mientras que no se encontró ninguna asociación con la circunferencia de la cabeza. De manera más reciente, este grupo también demostró que las madres que consumieron más de 4 unidades diarias de cafeína (≥360 mg) durante el embarazo tuvieron hijos con un IMC más alto y mayores índices de masa grasa total corporal, subcutánea abdominal y grasa visceral abdominal a los 10 años, en comparación con las mujeres embarazadas que consumieron menos de 2 unidades diarias de cafeína (<180 mg). Otro estudio prospectivo de cohorte de nacimiento mostró que un aumento diario de 100 mg en la ingesta materna de cafeína durante el embarazo se asociaba de forma negativa con el peso al nacer, la edad gestacional, la longitud al nacer y una circunferencia de cabeza más pequeña.

Sin embargo, una revisión sistemática encontró que una ingesta diaria de hasta 300 mg entre mujeres sanas durante el embarazo no se asociaba con efectos en el desarrollo. Sin embargo, de manera más reciente, un metaanálisis de estudios de cohorte mostró una asociación dosis-respuesta entre la ingesta materna de cafeína durante el embarazo con peso bajo al nacer y obesidad, lo cual podría asociarse con el asma infantil. Se demostró que el riesgo de hospitalización por asma en infantes aumentaba con peso y edad gestacional menores al nacer, mientras que el sobrepeso y la obesidad demostraron ser factores significativos de riesgo para el asma en niños. Además, se encontró hace poco que el desarrollo de alergias alimentarias, una condición alérgica que podría aumentar el riesgo de desarrollo de asma, se asociaba con la ingesta materna de cafeína durante el embarazo.

En el consumo de cafeína durante el embarazo pueden influir condiciones como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) o trastornos del sueño, ya que ambas pueden llevar a un aumento de la ingesta para manejar síntomas como la falta de atención o la fatiga. Sin embargo, incluso en estos casos, la mayoría de las mujeres tienden a reducir la ingesta de cafeína durante el embarazo. Los estudios de Noruega y el Reino Unido informan ingestas promedio por debajo del límite recomendado de 200 mg/día, con mujeres noruegas que consumieron entre 44 y 58 mg/día, y mujeres británicas alrededor de 128.6 mg/día. En esta cohorte, 98.9 % de las mujeres consumieron menos de 200 mg/día, lo que se alinea con los hallazgos de otras poblaciones, como en Varsovia. A pesar de estas influencias, la mayoría de las mujeres siguieron las pautas recomendadas de ingesta de cafeína durante el embarazo.

Los hallazgos también mostraron que la ingesta de cafeína durante el embarazo se asocia con una reducción en el riesgo de asma infantil hasta 93 mg/día, lo cual también está en consonancia con estudios epidemiológicos previos. El Estudio Nacional de Cohorte de Nacimientos de Dinamarca observó que las mujeres embarazadas que consumieron café durante el embarazo tenían un riesgo un poco más reducido de tener hijos con asma, lo cual se definió con registros médicos objetivos y datos de prescripción en comparación con los hijos de madres sin ingesta de café durante el embarazo (HR = 0.94, IC de 95 %: 0.90; 0.99). Además, el consumo de media a tres tazas de café al día disminuye el riesgo de desarrollo de asma en los niños (HR = 0.89, IC de 95 %: 0.86; 0.97). En fechas más recientes, también se demostró que entre 632 metabolitos medidos entre las semanas 10 y 18 de gestación, la cafeína disminuyó las probabilidades de asma infantil/sibilancias recurrentes a la edad de 3 años (OR = 0.82, IC de 95 %: 0.68; 0.99). En tiempos recientes, los resultados de la cohorte madre-hijo COPSAC2010 de Dinamarca revelaron que un perfil compuesto por niveles elevados de metabolitos relacionados con el café se asoció con una disminución del riesgo de asma (OR = 0.78, IC de 95 %: 0.64; 0.95) a los 6 años.

La relación no lineal observada entre la ingesta de cafeína y el riesgo de asma podría deberse a los efectos duales de la cafeína sobre la inflamación. La cafeína tiene propiedades tanto pro- como antiinflamatorias, lo que podría explicar la disminución del riesgo de asma hasta 93 mg/día, seguida de un aumento del riesgo más allá de esta ingesta. Como una metilxantina, la cafeína tiene efectos broncodilatadores y antioxidantes. Al considerar que el asma es una enfermedad inflamatoria caracterizada por la inflamación de las vías respiratorias, las características antiinflamatorias e inmunomoduladoras de la cafeína pueden proteger a los niños de su desarrollo. Los estudios demostraron que una ingesta moderada de cafeína puede disminuir los mediadores de la inflamación, lo que redujo de forma potencial el riesgo de asma al mitigar los estados proinflamatorios que contribuyen a la hiperreactividad de las vías respiratorias. La evidencia experimental demostró que, tras una inflamación inducida por hiperoxia—que promueve la expresión de citocinas proinflamatorias reguladas por el factor nuclear κB, como TNF-α e IL-6—el tratamiento con cafeína previno el aumento en la expresión de ARNm de estas quimiocinas y citocinas proinflamatorias en los pulmones. Liu et al también propusieron un efecto beneficioso de la ingesta de cafeína materna durante el embarazo sobre la homeostasis del surfactante pulmonar en los niños. De manera más específica, su ingesta podría aumentar la expresión de la proteína asociada al surfactante (SP)-B, que desempeña un papel clave en la función pulmonar posnatal mediante la inducción de los factores de transcripción SP.

Por el contrario, una ingesta más alta de cafeína podría desplazar el equilibrio hacia un estado proinflamatorio, ya que los niveles extremos de cafeína se asociaron con un aumento de citocinas proinflamatorias, lo que contribuye aún más a resultados respiratorios adversos. Este cambio podría interferir con el desarrollo inmunológico fetal, y aumentar de manera potencial el riesgo de enfermedades alérgicas, como el asma. Además, se planteó que la cafeína influye en las concentraciones de adiponectina y en el suministro de nutrientes al feto, lo que podría llevar a adaptaciones en el desarrollo que afecten al sistema inmunológico y a los resultados respiratorios. Una ingesta más alta de cafeína también podría generar estrés oxidativo en el feto. De forma más específica, se encontró que las dosis altas de cafeína elevan el nivel del estrés oxidativo, sobre todo cuando el metabolismo hepático fetal no está del todo desarrollado, lo que provoca hipoxia y aumenta el riesgo de inflamación y problemas respiratorios, como el asma. Por lo tanto, la ingesta de cafeína materna durante el embarazo podría afectar el desarrollo del asma infantil por medio de los posibles efectos inmunomoduladores de la cafeína.

Este estudio tiene importantes fortalezas. Se realizó con participantes de una gran cohorte poblacional desde el nacimiento, lo que permitió evaluar de manera prospectiva la asociación entre la ingesta diaria de cafeína materna durante el embarazo y el asma infantil a los 10 años. Aunque 24 % de los participantes inscritos en la línea basal no participaron en el seguimiento a los 10 años, no hubo diferencias significativas entre los participantes incluidos y no incluidos en cuanto a la ingesta diaria de cafeína durante el embarazo. Además, la frecuencia de madres que consumieron cafeína antes y durante el embarazo no fue diferente de forma significativa entre estos grupos. No obstante, la generalización de los hallazgos debe hacerse con cautela, dado que entre los participantes incluidos había un menor porcentaje de madres fumadoras antes y durante el embarazo, una mayor proporción de madres con un mayor número de años completados de escolaridad y con nacimientos a término, además de que las madres eran mayores.

También tiene algunas limitaciones. El asma se definió de acuerdo con un diagnóstico médico autorreportado por los padres. Se demostró que las definiciones de asma basadas en un diagnóstico médico reportado no son del todo fiables para estimar el asma actual; por lo tanto, debería utilizarse una puntuación compuesta. Sin embargo, se consideró el diagnóstico médico autorreportado como el resultado primario ya que refleja las prácticas clínicas del mundo real, que a menudo se utilizan en estudios epidemiológicos grandes. Aunque la espirometría se vuelve más factible y fiable después de los 5 años, muchos diagnósticos de asma en entornos clínicos siguen sujeto a una combinación de historia clínica, sintomatología y evaluación del médico, sobre todo cuando los resultados de la espirometría son limítrofes o inconclusos. Además, se demostró que el diagnóstico médico autorreportado tiene una buena precisión diagnóstica. Por el contrario, al considerar el consenso emergente en la comunidad investigadora de que el “asma” es un término paraguas para varias enfermedades con manifestaciones clínicas similares pero diferentes mecanismos fisiopatológicos subyacentes, los síntomas como la sibilancia o la tos, junto con medidas objetivas como la función pulmonar, deben considerarse como rasgos observables o fenotipos. Es importante reconocer que diferentes mecanismos pueden resultar en rasgos similares, mientras que el mismo mecanismo puede conducir a fenotipos distintos en diferentes pacientes. Se consideró la función pulmonar por separado ya que proporciona información crítica sobre la salud respiratoria, incluso en ausencia de un diagnóstico formal de asma. La función pulmonar reducida puede ocurrir en niños sin diagnóstico de asma, lo que indica otros problemas respiratorios o un daño subclínico temprano de las vías respiratorias.

El consumo materno de cafeína podría subestimarse. Sólo se consideró el café con cafeína y descafeinado, el té negro y verde, y las bebidas de cola, sin tener en cuenta otras fuentes dietéticas potenciales como el chocolate o las bebidas energéticas. Además, no se detalló las bebidas con cafeína, incluidos los tipos o marcas, lo que habría permitido una evaluación más precisa de la ingesta de cafeína. Los hallazgos de una subcohorte de este estudio prospectivo que incluyó a 249 mujeres embarazadas que se siguieron durante el embarazo revelaron que la mayoría de ellas también consumían cafeína y la ingesta media durante todo el embarazo fue 34 mg/día (IQR: 17.3; 60.4), evaluada mediante un cuestionario semicuantitativo de frecuencia alimentaria. Además, el café y el té parecen ser las dos fuentes principales de cafeína en mujeres embarazadas (discutido en estudios previos). Además, se utilizaron los valores medios propuestos por la EFSA. Los participantes también pudieron subestimar su consumo de cafeína debido al sesgo de deseabilidad social o pudieron no recordar con precisión su ingesta. Aunque la ingesta de cafeína se evaluó de manera retrospectiva, en el momento del nacimiento del niño, no se consideraron posibles diferencias en la ingesta a lo largo del embarazo. Dado que la cafeína se consume de forma amplia durante el embarazo, no se esperaba que hubiera problemas significativos para recordar su consumo, y estudios previos mostraron una correlación entre la ingesta total de cafeína en cada trimestre. Además, la presencia del entrevistador puede influir en las respuestas, lo que lleva a estimaciones sesgadas. No obstante, se emplearon técnicas de entrevistas estructuradas y anonimización de respuestas para mitigar este problema. Por último, no se puede descartar la existencia de confusión residual, incluidos factores como exposiciones ambientales, genética y otros factores dietéticos.

En conclusión, la ingesta materna de cafeína durante el embarazo se asoció con una reducción en el riesgo de asma infantil hasta una ingesta estimada de aproximadamente 93 mg/día. Más allá de este punto, el riesgo comenzó a aumentar de nuevo, lo que indica una relación no lineal entre la ingesta de cafeína y el riesgo de asma a los 10 años. Dada la incertidumbre respecto a los efectos adversos de la ingesta de cafeína sobre algunos resultados de salud (por ejemplo, retraso en el crecimiento fetal, peso bajo para la edad gestacional), y las dificultades reconocidas al traducir la evidencia en cambios en el comportamiento de los consumidores, se recomienda prudencia en limitar la ingesta de cafeína durante el embarazo. Se requieren más estudios para comprender mejor los mecanismos detrás de la relación entre la ingesta materna de cafeína durante el embarazo y el desarrollo del asma en los niños.

de Castro Mendes FSevero MPaciência I, et al. Maternal caffeine intake during pregnancy and the risk of childhood asthma by 10 years of age—Evidence from The Generation XXI birth cohort studyPediatr Allergy Immunol202536:e70024. doi:10.1111/pai.70024

Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González”, UANL, Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y profesor

Dr. Carlos Macouzet Sánchez Profesor

Dr. Laura Elena León Islas        Residente 1er Año

Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor


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