miércoles, 15 de junio de 2022

Fenotipos de asma y riesgo de COVID-19 . Un estudio observacional basado en población

El efecto del síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2) en asma sigue sin estar claro, un año y medio después del inicio de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Las organizaciones de salud declararon de manera inicial que los pacientes con asma eran muy vulnerables, pero los estudios epidemiológicos de los primeros centros de brotes indicaron que la susceptibilidad era menor. De modo posterior, varios estudios preclínicos proporcionaron cierta plausibilidad biológica de un efecto protector, lo que indica que la inflamación tipo 2 y el uso de corticoesteroides podrían disminuir la expresión de los genes clave de entrada del SARS-CoV-2. Se establecieron dos grandes consorcios del Reino Unido para determinar los factores de riesgo de muerte relacionada con COVID-19. Con los registros electrónicos de atención primaria, Open SAFELY no se informó ningún riesgo asociado o efecto protector con el asma, excepto por un ligero aumento en el riesgo para pacientes con asma más grave, definida por una receta para un curso corto de corticoesteroide orales en el año anterior al ingreso al estudio. ISARIC (Consorcio Internacional de Infecciones Respiratorias Agudas Graves y Emergentes), registró el riesgo de muerte hospitalaria por COVID-19; sólo los pacientes con asma que usaban tres medicamentos de mantenimiento para el asma tenían un riesgo significativo. Las cohortes Open SAFELY e ISARIC también se utilizaron para investigar la relación entre la mortalidad y el uso de corticoesteroides inhalados (CEI). Mientras que ISARIC encontró un riesgo reducido de muerte intrahospitalaria asociada con uso reciente de CEI, Open SAFELY encontró una mayor mortalidad con uso regular de CEI en dosis alta en comparación con el uso de agonista β de acción corta (SABA) solo. Para valorar la influencia del asma alérgica, se utilizaron otras dos grandes cohortes; la base de datos del Biobanco del Reino Unido basada en la población y el Seguro Nacional de Salud de Corea del Sur base de datos basada en reclamaciones. Ambos estudios encontraron que el asma no alérgica se asoció de forma significativa con resultados graves, pero difirieron en sus hallazgos para el asma alérgica. Estos estudios se limitaron por el acceso a la información del paciente de atención primaria o de atención secundaria. En este estudio se desarrolló y mejoró el conocimiento actual mediante la vinculación a nivel individual de los datos de atención primaria con los datos sobre los resultados de las pruebas de SARS-CoV-2, las admisiones a hospital y a la UCI y la mortalidad durante un período más largo que los estudios anteriores. Esto permitió profundizar más en el fenotipado y la medición de los resultados el asma. También se abordó de manera más completa el efecto de la inflamación tipo 2, al evaluar el efecto de la atopia y el recuento de eosinófilos en sangre en el asma y en pacientes con otra afección inflamatoria tipo 2, la rinitis alérgica. Por último, se comparó el efecto de la infección por SARS-CoV-2 con el de otras dos infecciones respiratorias, neumonía e influenza.

Métodos

Fuentes de datos

Se utilizó el Enlace de Datos de Investigación de Práctica Clínica (CPRD) Aurum, una base de datos de registros médicos electrónicos anónimos de atención primaria del Reino Unido. CPRD cubre 19 % de la población, es una de las bases de datos longitudinales de salud más grandes del mundo y se validó de modo amplio. Los datos de CPRD se vincularon de manera individual con datos de Estadísticas de Episodios Hospitalarios (HES) (ingresos hospitalarios para Inglaterra), datos socioeconómicos (Índice de Privación Múltiple), datos de mortalidad (Oficina Nacional de Estadísticas [ONS]) y dos bases de datos de Salud Pública de Inglaterra: datos del Sistema de Vigilancia de Segunda Generación (resultados de pruebas de laboratorio para SARS-CoV-2 en pacientes hospitalarios y trabajadores clave del Servicio Nacional de Salud) y hospitalizaciones por COVID -19 en datos del Sistema de Vigilancia de Inglaterra (CHESS) (información de resultados que incluye admisión, alta o muerte en la UCI para pacientes ingresados en el hospital con COVID-19 confirmado).

Población y diseño de estudio

Los adultos (>18 años) que contribuyeron a CPRD Aurum desde el 1 de febrero de 2020, con datos vinculados de HES-ONS- Salud Pública de Inglaterra, y al menos 12 meses de registros antes del ingreso al estudio, fueron elegibles para la inclusión. El seguimiento terminó en la primera de las siguientes situaciones: fecha de finalización del estudio (26 de junio de 2020), transferencia fuera de la práctica, última fecha de recopilación de datos de práctica general (MG) o muerte. La primera ola de la pandemia en el Reino Unido ocurrió entre marzo de 2020 y mayo de 2020 inclusive; el período de seguimiento del estudio incluye estas fechas. Se derivaron dos cohortes diferentes emparejadas, una para asma y otra para rinitis alérgica. Cada paciente expuesto se comparó con al menos uno (máximo tres) paciente(s) no expuesto(s) extraído(s) del resto de la población CPRD con el mismo año de nacimiento, sexo y médico general. Estos pacientes no expuestos se denominan “población general”. Los pacientes con asma se identificaron mediante un algoritmo validado que identificaba a los pacientes mediante códigos específicos de asma. Los tres códigos más utilizados fueron “asma”, “revisión anual de asma” y “control de asma”, mientras que las personas con rinitis alérgica se identificaron mediante códigos específicos de lectura, registrados dentro de los 3 años posteriores al 1 de febrero de 2020. Los pacientes con asma debían tener al menos una receta para un medicamento relevante (inhalador o medicamento oral para asma) en el año anterior al inicio del estudio (año de referencia). A los pacientes con rinitis alérgica se les tenía que haber prescrito un antihistamínico y un corticoesteroide nasal en el año de referencia. En la cohorte emparejada de asma, se excluyeron pacientes de ambas poblaciones si tenían un codiagnóstico de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En la cohorte emparejada de rinitis alérgica, se excluyó a pacientes si tenían codiagnóstico de EPOC o asma.

Resultados

Se evaluaron tres resultados principales de COVID-19: 1) Diagnóstico de práctica general (sospecha o confirmación de COVID-19; enlace de datos de investigación de práctica clínica/ CPRD y Sistema de Vigilancia de Segunda Generación), 2) ingreso hospitalario por COVID-19 (códigos U07.1 o U07.2 de la Clasificación Internacional de Enfermedades [ICD]-10, estadísticas de episodios hospitalarios /HES y hospitalizaciones por COVID-19 del Sistema de Vigilancia de Inglaterra/CHESS), y 3) Ingreso en UCI o muerte (HES, CHESS y Oficina Nacional de estadísticas/ONS). Se evaluaron dos resultados adicionales en la cohorte de asma para comprender mejor la asociación con un diagnóstico de médico general:1) Consulta de médico general para obtener asesoramiento sobre COVID-19 o ser un contacto de COVID-19 y 2) recibir un diagnóstico confirmado de COVID-19 en aquellos que de manera inicial recibieron un diagnóstico sospechoso de COVID-19. Para comparar la magnitud de la asociación entre el fenotipo de asma y COVID-19 con otras infecciones respiratorias, se registró la hospitalización por neumonía (J18.9) e influenza (J09-J11). También realizaron tres análisis de control negativo, con el mismo modelo en la misma cohorte, pero se midió el efecto estimado para resultados de control negativo, diabetes tipo 2 (E11-E14), infarto de miocardio (I21- I23) y fractura del antebrazo (S52). Estos resultados son comunes en adultos de todas las edades y no se cree que se asocien con el fenotipo del asma; si se encontrara una asociación similar con el fenotipo del asma, esto sugeriría una confusión residual. Los resultados de control se midieron entre el 1 de febrero de 2019 y el 26 de junio de 2019. Como análisis de sensibilidad, la influenza también se midió durante la temporada de influenza estacional, del 1 de diciembre de 2018 al 26 de abril de 2019.

Exposiciones

El asma se fenotipificó de acuerdo con el uso de medicamentos (tipo y frecuencia), antecedente de exacerbaciones e inflamación tipo 2 (antecedentes de atopia y recuento de eosinófilos en sangre). Para el uso de medicamentos, el asma se clasificó por recetas en el año de referencia: sólo SABA, CEI + SABA, CEI más un medicamento adicional (“complementario”) para el mantenimiento del asma (agonista β inhalado de acción prolongada, antagonista del receptor de leucotrieno oral, teofilina oral). Los usuarios de CEI se clasificaron además por el número de prescripciones en el año de referencia, con un punto arbitrario de corte basado en la experiencia clínica de 1 a 3 recetas (usuarios “intermitentes” de CEI) o >4 recetas (usuarios “regulares” de CEI). Esta dicotomización pretendía ser un indicador adicional de la gravedad del asma, junto con el tipo de medicación utilizada. Los pacientes con asma se clasificaron de forma adicional según las exacerbaciones en el año de referencia:1) 1 manejo administrado por médico general, o 2) >1 manejo administrado por un médico general o >1 hospitalización por asma en los últimos 5 años; este último estrato se etiquetó como “exacerbaciones frecuentes”. Un trabajo anterior encontró que los ingresos hospitalarios hasta 5 años previos se asociaron con un riesgo significativo de una exacerbación futura. Se definió a las exacerbaciones manejadas por médicos general como la prescripción de un curso corto de corticoesteroides orales. Por último, el asma se categorizó como atópica o no atópica; la atopia incluía un diagnóstico de rinitis alérgica, dermatitis, eccema, alergia a los ácaros del polvo doméstico, alergia a los animales o alergia a los alimentos. Los recuentos de eosinófilos en sangre se tomaron como el valor absoluto máximo de todos los valores registrados dentro de los 24 meses previos a la fecha de inicio del estudio.

Covariables

Los factores de confusión se consideraron de acuerdo con estudios previos y se incluyeron como variables en todos los modelos. Se usaron listas de códigos para identificar covariables (https://github.com/chloebloom/CovidAsthma.git); la etnicidad se obtuvo de la variable de datos de estadísticas de episodios hospitalarios. La obesidad se definió como un índice de masa corporal (IMC) >30 kg/m2.

Análisis estadístico

Las características de los pacientes se reportaron mediante estadísticas descriptivas y se usaron diagramas de Kaplan-Meier para mostrar el tiempo hasta el resultado. Se utilizó un análisis de riesgo competitivo específico de la causa, con pacientes que mueren por causas distintas de COVID-19 censurados en su fecha de muerte. Se utilizaron modelos multivariables de riesgos proporcionales de Cox, estratificados por conjuntos emparejados (emparejados por edad, sexo y médico general), con el tiempo en estudio como escala de tiempo, para estimar las razones de riesgo (HR) para la asociación entre cada afección respiratoria y el tiempo hasta el primer evento para cada resultado. Los modelos se ajustaron para origen étnico, nivel socioeconómico, obesidad, enfermedad cardíaca, diabetes, accidente cerebrovascular (ACV), demencia, cáncer e insuficiencia renal crónica (IRC). Los modelos de asma se ajustaron de forma adicional para la atopia, la gravedad de la enfermedad respiratoria y el historial de exacerbaciones. También se realizó un análisis de asociación entre la atopia y cada resultado. Se realizaron cuatro análisis de sensibilidad:1) para eludir el problema de la clasificación errónea del asma, la cohorte de asma se estratificó por edad, con un punto de corte de 55 años; 2) sólo se incluyeron códigos confirmados del MG como diagnóstico de COVID-19 por el MG; 3) en el último resultado de COVID-19 sólo se incluyeron las muertes, es decir, se eliminaron las admisiones en la UCI; y 4) para el modelo de influenza, en lugar de aplicar las fechas equivalentes del modelo COVID-19 al año 2019, se utilizó el mismo período de tiempo pero durante la temporada pico de influenza (diciembre 1 al 26 de abril). En todos los modelos, los pacientes a los que les faltaban datos de etnicidad se incluyeron y registraron como “desconocidos”, se supuso que los pacientes a los que les faltaba el IMC no eran obesos (se espera que los datos de IMC que faltan en la atención primaria no se pierdan al azar). Se excluyeron los pacientes con datos faltantes del Índice de Privación Múltiple (0.1%). Se evaluó la suposición de riesgos proporcionales para todos los modelos para probar que los residuales de Schoenfeld fueron independientes del tiempo, mediante la inspección de trazo contra el tiempo y pruebas estadísticas. Se utilizó un modelo de regresión logística de efectos mixtos (práctica de médicos general como efecto aleatorio) para medir la asociación entre recibir un diagnóstico confirmado de COVID-19 en el subgrupo de la cohorte de asma que recibió un diagnóstico de sospecha de médicos general de COVID-19; el tamaño de la muestra fue insuficiente para un modelo de Cox emparejado. El modelo se ajustó por sexo, edad (como una variable continua transformada), etnicidad, privación socioeconómica, obesidad, atopia, cardiopatía, diabetes, accidente cerebrovascular, falla renal crónica, demencia y cáncer. Se utilizó una spline (curva diferenciable definida en porciones mediante polinomios) cúbica restringida con tres nudos (0.10, 0.29, 0.603109/L) para evaluar la asociación no lineal entre el recuento de eosinófilos en sangre y el riesgo de UCI o muerte en pacientes con asma sola, con un análisis de caso completo; el modelo se ajustó por sexo, edad, etnia, privación socioeconómica, obesidad, enfermedad cardíaca, diabetes, accidente cerebrovascular, falla renal crónica, demencia y cáncer. Todos los análisis estadísticos se realizaron con STATA 16 (StataCorp).

Aprobación ética

El Comité Asesor Científico Independiente para la Investigación de la Base de Datos de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios aprobó un protocolo para esta investigación (número de protocolo 20_096). La aprobación ética genérica para la investigación observacional con la base de datos de investigación de práctica clínica con la aprobación del Comité Asesor Científico Independiente se otorgó por un Comité de Ética en Investigación y Autoridad de Investigación de Salud (East Midlands-Derby, número de referencia del Comité de Ética de Investigación 05/MRE04/87).

Resultados

Características del paciente

Hubo 1,182,675 pacientes en la cohorte de asma (434,348 asma y 748,327 población general emparejada) y 157,247 pacientes en la cohorte de rinitis alérgica (41,890 rinitis alérgica y 115,357 población general emparejada) (Figura 1). Las características demográficas y clínicas de cada cohorte se muestran en la Tabla 1 y la Tabla E1 en el suplemento en línea. La mediana de edad de la cohorte de asma fue 48.5 años y 42.5 % eran hombres, 59.2 % de los pacientes con asma usaban CEI y 19.2 % tuvo una exacerbación en el año anterior.

Distribución temporal y frecuencia de los resultados de COVID-19

La distribución de los tres resultados siguió un patrón similar, aunque las muertes rezagaron los ingresos hospitalarios; los picos ocurrieron en abril y marzo de 2020 (Figuras E1–E3). Hubo más diagnósticos de COVID-19 por el médico general (1.85 % de pacientes con asma y 1.94 % de pacientes con rinitis alérgica) que ingresos hospitalarios (0.23 % de pacientes con asma y 0.15 % de pacientes con rinitis alérgica) o ingreso en UCI o muerte (0.08 % de pacientes con asma y 0.03% de pacientes con rinitis alérgica) (Tablas 1 y E1). El tiempo hasta cada uno de los resultados de COVID-19 para la cohorte de asma se muestra en la Figura E4. En comparación con los pacientes que fallecieron durante o después de un ingreso hospitalario, los que fallecieron sin un ingreso hospitalario previo eran de mayor edad, con una mayor proporción con demencia y accidente cerebrovascular (tabla E2).

Asociación entre asma y diagnóstico de COVID-19 por el MG

Todos los tipos de asma, de forma independiente del fenotipo de la medicación, se asociaron de forma significativa con recibir un diagnóstico de COVID-19 por parte de un médico general (HR ajustado [IC de 95 %]: SABA solo = 1.63 [1.53-1.74]; CEI intermitente = 1.42 [1.29-1.56]; CEI regular = 1.41 [1.28-1.55]; CEI intermitente más complemento = 1.79 [1.61-1.99]; CEI regular más complemento = 1.73 [1.62-1.85]; 1 exacerbación = 1.42 [1.29-1.58]; exacerbaciones más frecuentes = 1.76 [1.57–1.97]; Figuras 2 y E5 y Tabla E3) y consulta a su médico general para obtener asesoramiento o contacto sobre COVID-19 (Figura E6). Todos los pacientes con asma que recibieron un diagnóstico de sospecha de COVID-19, de forma independiente del fenotipo de medicación, tenían una probabilidad menor de forma significativa de recibir un diagnóstico confirmado de COVID-19 (Figura E7). Debido a la disponibilidad baja de pruebas dentro de la comunidad durante la primera ola de la pandemia en el Reino Unido, solo se confirmaron 9.4 % de los códigos COVID-19de médicos general. Un análisis de sensibilidad que sólo incluye códigos confirmados como diagnóstico del MG tuvo poco impacto en las estimaciones del efecto (Figura E8).

Asociación entre asma e ingreso hospitalario, ingreso en UCI o muerte

Los pacientes con asma en los que hubo asociaciones significativas con el ingreso hospitalario por COVID-19 eran usuarios habituales de CSI (HR ajustado, 1.27; IC de 95 %, 1.01-1.61), usuarios intermitentes de CEI más una terapia adicional (HR ajustado, 2.00 ; IC de 95 %, 1.43-2.79), uso regular de CEI más terapia adicional (HR ajustado, 1-63; IC de 95 %, 1.37-1.94), o aquellos con exacerbaciones más frecuentes (HR ajustado, 1.82; IC de 95 %, 1.34-2.47) (Figuras 2 y E5 y Tabla E4). Los pacientes con asma en los que hubo asociaciones significativas con el ingreso o la muerte en la UCI por COVID-19 eran usuarios habituales de CEI más una terapia complementaria (HR ajustado, 1.70; IC de 95 %, 1.27-2.26) o aquellos con exacerbaciones más frecuentes (HR ajustado, 1.66; IC de 95 %, 1.03-2.68) (Figuras 2 y E5 y Tabla E5). Los análisis de sensibilidad, que sólo incluyeron la muerte (excluidas las admisiones a la UCI) (Figura E9) y estratificaron la cohorte de asma por edad (Figuras E10 y E11), encontraron que las asociaciones persistían con los mismos fenotipos de asma, aunque la proporción acumulada de admisiones a la UCI o muertes durante el período de estudio fue más alta de forma considerable en pacientes >55 años (<55 años = 63 [0.06 %] ingresos o muertes en la UCI; > 55 años o más = 683 [0.15 %] ingresos en la UCI) ingresos o muertes).

Asociación entre asma e ingresos hospitalarios no relacionados con COVID-19

Los pacientes con asma con un riesgo mayor de forma significativa de hospitalización por COVID-19 tenían un riesgo mayor de forma significativa de admisiones por neumonía e influenza, con niveles similares de riesgo relativo, pero tasas más bajas de eventos de (HR ajustado [IC de 95%]:1) influenza, SABA solo = 1.02 [0.45-2.29]; CEI intermitente = 0.96 [0.26-3.48]; CEI regular = 1.17 [0.34-3.96]; CEI intermitente más complemento = 2.72 [0.51-14.4]; CEI regular más complemento = 3.82 [1.76-8.26]; 1 exacerbación = 5.18 [0.96-28.1]; exacerbaciones más frecuentes = 4.20 [1.16-15.22]; 2) neumonía, SABA solo = 1.34 [0.61-2.98]; CEI intermitente = 1.39 [0.40-4.82]; CEI regular = 4.10 [1.04-15.79]; CEI intermitente más complemento = 8.43 [1.50-47.33]; CEI regular más complemento = 7.53 [3.07-18.46]; 1 exacerbación = 2.80 [0.84-9.29]; exacerbaciones más frecuentes = 2.53 [0.61-10.38]) (Figura 3 y Tabla 2). Como análisis de sensibilidad, con el límite de edad de 55 años (Figura E12) o con los meses pico de influenza estacional (datos no mostrados), hubo pocos cambios en las estimaciones del efecto, pero un aumento pequeño en las tasas de casos de influenza durante los meses pico de influenza estacional ( Tabla 2). Ningún grupo de pacientes con asma tuvo un riesgo mayor de forma significativa de los resultados negativos de control de ingreso hospitalario por diabetes, infarto de miocardio o fractura del brazo derecho (Figura E13).

Asociación entre atopia y resultados de COVID-19

En la cohorte de asma, la atopia se asoció de forma significativa con un diagnóstico del médico general, pero no con la hospitalización o el ingreso en la UCI o la muerte (Figuras 2 y E5 y Tabla E6). La atopia no modificó la asociación entre la gravedad del asma y los resultados (P < 0.05). Hubo 290,639 (66.9 % de la población total del estudio de asma) pacientes incluidos en el análisis del recuento de eosinófilos en sangre. Los pacientes con un recuento de eosinófilos eran en general similares en características a la población total del estudio de asma, pero eran un poco mayores, más a menudo mujeres y más de etnia blanca y tenían asma más grave, menos obesidad, menos enfermedades cardíacas y menos diabetes (Tabla E6). El recuento de eosinófilos no se asoció de forma significativa con un ingreso hospitalario por COVID-19, ingreso en la UCI o muerte (Figura 4).

La rinitis alérgica se asoció de forma significativa con recibir un diagnóstico de médico general, pero no con el ingreso hospitalario, el ingreso en la UCI o la muerte (diagnóstico de médico general, CRI ajustado, 2.17; IC de 95 %, 1.92-2.43; ingreso hospitalario, CRI ajustado, 1.37; IC de 95 %, 0.91-2.06; admisión a UCI o muerte, 0.93; IC de 95 %, 0.34-2.56; figura E14).

Discusión

En esta cohorte de asma, que comprende más de 1 millón de pacientes con asma y pacientes emparejados de la población general, hubo un mayor riesgo de COVID-19 diagnosticado por médico general para todos los fenotipos de asma, incluidos los que recibieron SABA solo y los que tenían atopia. Esto podría representar un mayor riesgo de infección por SARS-CoV-2 para el asma, pero también hubo una asociación significativa con la consulta al médico general para obtener asesoramiento sobre COVID-19 y reportar la exposición a COVID-19. Además, los pacientes con asma tenían de manera significativa menos probabilidades de que se confirmara su sospecha de diagnóstico de COVID-19, lo que indica un riesgo mayor de etiquetado falso positivo de COVID-19 en asma que la población general. En conjunto, estos hallazgos sugieren que los pacientes con asma tenían un mayor comportamiento de búsqueda de atención médica y los médicos generales tenían un umbral más bajo para diagnosticar COVID-19 en ellos. Es probable que estos comportamientos de atención médica reflejen la preocupación mundial inicial de que el asma se asocie con resultados graves de COVID-19.

Además, se examinó si los pacientes con asma tenían más probabilidades de ser admitidos en el hospital con COVID-19, después de tener en cuenta todos los demás factores de riesgo importantes. Se encontró que aquellos pacientes con uso regular de CEI, uso intermitente o regular de CEI más una terapia complementaria, o aquellos con exacerbaciones frecuentes tenían un riesgo mayor de forma significativa de hospitalización. Por último, se evaluó el riesgo de ingreso en UCI o muerte. Los pacientes con uso regular de CEI más terapia adicional tenían un riesgo 70 % mayor y aquellos con exacerbaciones frecuentes tenían un riesgo 66 % mayor, aunque el riesgo absoluto fue bajo. Vale la pena señalar que los pacientes con asma no cambiaron su patrón de inhalador durante este período de tiempo, excepto por un breve aumento en las prescripciones de inhaladores al comienzo de la primera ola en aquellos con asma leve.

Los hallazgos de este estudio sugieren que los resultados de COVID-19 se relacionan con la gravedad del asma, según lo definido por el uso de medicamentos inhaladores de mantenimiento y el historial de exacerbaciones. Aunque una gran revisión sistemática no encontró una asociación con el asma y COVID-19, esto puede deberse a que el asma se consideró como una afección homogénea sin fenotipificación. El análisis de los grandes conjuntos de datos de OpenSAFELY e ISARIC aplicó la fenotipificación y, aunque limitado por los datos disponibles sobre el asma de los pacientes, encontraron que el asma más grave se asoció con la mortalidad relacionada con COVID-19. El estudio OpenSAFELY, que incluyó pacientes de la comunidad, sólo dicotomizó la gravedad del asma según las prescripciones previas de corticoesteroides orales de su médico general. El estudio ISARIC, de una cohorte hospitalizada, sólo pudo estratificar a los pacientes con asma por su uso reciente de medicamentos. Es importante destacar que ambos estudios consideraron a los pacientes con asma por separado de los pacientes con asma y EPOC, como se hizo en el presente estudio. Pero estos estudios anteriores no pudieron abordar el riesgo de hospitalización o diagnósticos en la atención primaria. Para fenotipificar a los pacientes con asma en el presente estudio, se tuvo acceso a todos los medicamentos, la frecuencia de las prescripciones y el tratamiento de las exacerbaciones tanto en la atención primaria como en la secundaria. Esta fenotipificación más granular se suma a la evidencia de que el asma más leve no protege ni se asocia con resultados graves de COVID-19. De manera interesante, la edad no modificó el riesgo relativo entre los fenotipos de asma y el ingreso en la UCI o la muerte, pero hubo muchas más muertes en el grupo de mayor edad.

El patrón de riesgo de hospitalización para los diferentes fenotipos de asma también fue evidente cuando se examinó el riesgo de neumonía e influenza, pero no de diabetes, infarto de miocardio o fracturas. Este hallazgo es paralelo y se basa en los resultados de otro estudio del consorcio OpenSAFELY, en el que los autores demuestran que para muchos factores reconocidos de riesgo de COVID-19 (incluidos la edad, el sexo masculino y la obesidad), el riesgo de muerte es una ampliación del riesgo que se esperaría de una muerte no relacionada con COVID-19. Por el contrario, aunque los pacientes de asma con uso reciente de esteroides orales tenían un riesgo mayor de forma significativa de muerte por COVID-19, tenían un riesgo mucho menor de muerte no relacionada con COVID-19, lo que sugiere que el riesgo de mortalidad era particular de COVID-19.

Aunque la tasa de incidentes de hospitalización fue más alta de forma considerable para COVID-19 que, para la neumonía o la influenza en la población general, la asociación ajustada elevada entre el asma y el riesgo de hospitalización fue similar entre las tres infecciones respiratorias. Este hallazgo fue válido incluso para los pacientes más jóvenes, menores de 55 años.

No se encontró asociación entre los resultados graves de COVID-19 y las variables que representan una probable inflamación tipo 2. No hubo asociación en pacientes con asma con atopia o un recuento elevado de eosinófilos en sangre o en pacientes con rinitis alérgica. Esto es consistente con un gran estudio que utilizó el conjunto de datos del Biobanco del Reino Unido que evaluó el riesgo de asma alérgica. Sin embargo, dos estudios publicados con pacientes positivos para SARS-CoV-2 del Servicio de Evaluación y Revisión de Seguros Médicos de Corea del Sur encontraron un riesgo elevado de resultados graves de COVID-19 con asma alérgica y rinosinusitis crónica. Ningún estudio tuvo en cuenta la gravedad del asma, lo que pudo confundir las asociaciones.

Limitaciones

Los datos de este estudio son sólo de la primera ola de COVID-19 en el Reino Unido, antes de la disponibilidad de la vacuna contra el COVID-19 y antes del uso rutinario de corticoesteroides y otros tratamientos en pacientes hospitalizados; las asociaciones con los resultados pudieron cambiar de forma posterior. Este estudio puede compartir las limitaciones de todas las investigaciones observacionales, incluidas la confusión y el sesgo, y los estudios observacionales, como éste, no se pueden utilizar para demostrar la causalidad. Los pacientes pueden tener diagnósticos inexactos de afecciones respiratorias o pueden no estar con los medicamentos recetados por su médico general. Se intentó reducir la clasificación errónea en el asma mediante la exclusión de pacientes con un codiagnóstico de EPOC y al realizar un análisis de sensibilidad con un límite de edad de 55 años (por debajo de esta edad, la clasificación errónea con EPOC es rara). No se dispuso de información sobre la adherencia a la medicación ni sobre el nivel subjetivo de control de la enfermedad. No se incluyó el tabaquismo como variable debido a la gran cantidad de datos faltantes sobre el historial actual de tabaquismo, en particular en la población general. Otra limitación es la clasificación errónea de los resultados; los datos de mortalidad se obtuvieron de los certificados de defunción escritos por médicos, en un momento en que había escasez de pruebas PCR en el Reino Unido.

Conclusiones

Todos los fenotipos de asma se asociaron con un riesgo mayor de recibir un diagnóstico de médico general de COVID-19 durante la primera ola de la pandemia en el Reino Unido; esto pudo relacionarse con factores de comportamiento. Mayor uso de la medicación de mantenimiento para asma y un historial de exacerbaciones frecuentes se asociaron de forma significativa con resultados graves de COVID-19, incluido el ingreso hospitalario, el ingreso en la UCI y la muerte. Las mediciones de inflamación tipo 2 no se asociaron de forma significativa con resultados graves de COVID-19. Aquellos con mayor uso de medicamentos o exacerbaciones frecuentes se asociaron con un riesgo similar mayor de hospitalización por influenza, neumonía y COVID-19, aunque la incidencia fue mucho mayor para COVID-19. Los pacientes con asma que usan de forma regular CEI y una terapia complementaria o tienen exacerbaciones frecuentes tienen un riesgo mayor de desarrollar reacciones adversas, consecuencias de COVID-19 y la influenza que la población general, después de tener en cuenta otros factores de riesgo reconocidos; tales pacientes deben considerar la vacunación contra ambas enfermedades.

Bloom CI, Cullinan P, Wedzicha JA. Asthma Phenotypes and COVID-19 Risk: A Population-based Observational Study. Am J Respir Crit Care Med. 2022 Jan 1;205(1):36-45. doi: 10.1164/rccm.202107-1704OC.






Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y profesor

Dr. Carlos Macouzet Sánchez Profesor 

Dra. Janet Segura Guardián Residente 1er año 

Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor


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