sábado, 19 de noviembre de 2016

Sobrepeso y obesidad dificultan el control del asma

Los niños obesos sufren mayores riesgos de fracturas e hipertensión, además de que presentan tempranamente marcadores de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina, problemas sicológicos y, además, dificultades respiratorias que les impiden llevar una vida normal. Adicionalmente, tienen alta probabilidad de presentar, en la edad adulta, muerte prematura y algún tipo de discapacidad, afirmó Jorge Iván Rodríguez Martínez, neumólogo pediatra del Centro Médico Coyoacán.


El también profesor titular del curso de Actualización de enfermedades pulmonares y terapia respiratoria en la Universidad Nacional Autónoma de México, destacó la importancia de controlar el sobrepeso y la obesidad en los pacientes con asma, ya que diversas investigaciones señalan una relación directa entre ambas condiciones.
Por ejemplo, en un estudio realizado en Chile los investigadores, encabezados por Alberto Vidal, buscaron medir el impacto del sobrepeso y obesidad en 219 menores de edad (60.3% varones y 39.7% féminas) con asma persistente y sobrepeso y obesidad en el 63.5% del grupo total.
Entre las principales conclusiones encontraron es que los menores con sobrepeso y obesidad tenían una proporción significativamente mayor de descontrol tanto en pruebas respiratorias como en la función pulmonar en comparación con los infantes dentro de su peso normal.
En México, otro grupo de investigación buscó establecer la asociación entre asma y obesidad en adultos. Para ello, compararon varios grupos de personas: con asma controlada, con y sin obesidad; obesas sin asma y personas sanas.
Al final, observaron que la obesidad sí disminuye la capacidad de todos los individuos para hacer ejercicio intenso de corta duración y que esto favorece el estado alterado (inflamatorio basal sistémico) de los conductos respiratorios. Por el contrario, la actividad física de corta duración que se va incrementando gradualmente, disminuyó la presencia de las sustancias (citocinas pro-inflamatorias) relacionadas con el asma.
Rodríguez Martínez explicó que el asma es una enfermedad crónica que, bajo diversas condiciones o estímulos, sensibiliza y provoca hinchazón en las vías respiratorias, reduciendo con ello el flujo del aire. Esto genera una agudización de síntomas como sensación de ahogo (disnea), tos, flemas y opresión en el pecho, los cuales se conocen como exacerbaciones o crisis asmáticas, y pueden presentarse en el largo plazo; es decir, volverse crónicos.
Debido a las dos formas -aguda y crónica- en que puede manifestarse clínicamente el asma, los neumólogos cuentan con dos tipos de fármacos; los primeros llamados de rescate o de corta acción que se utilizan para aliviar y detener rápidamente las crisis, mientras que los segundos buscan controlar el padecimiento a largo plazo y prevenir la aparición de los síntomas agudos.
En este sentido, sostuvo que el asma es un problema de salud pública que puede controlarse con el tratamiento adecuado, y aseguró que en adultos y niños el uso de broncodilatadores que combinan salbutamol y bromuro de ipratropio es actualmente la terapia de rescate y de mantenimiento de primera elección en el manejo del asma, ya que al abrir rápidamente los bronquios permite un mayor flujo de aire y, por tanto, un alivio inmediato de los síntomas.
Y para tratar y controlar el asma en los mayores de edad, en el largo plazo, recientemente se sumó al arsenal terapéutico tiotropio, el broncodilatador anticolinérgico de acción prolongada de mayor experiencia clínica con pacientes en el mundo, el cual se espera esté próximamente disponible para los menores de edad quienes, a pesar de contar ya con un tratamiento, continúan sintomáticos.
De hecho, “tiotropio está incluido en las guías GINA (Global Iniciative For Asthma) con base en estudios de investigación que demuestran su tolerabilidad, seguridad y eficacia al ofrecer al paciente con asma beneficios superiores sobre su función pulmonar, ayudándolo a disminuir las exacerbaciones y la tolerancia al ejercicio”, refirió.
Otros estudios realizados en adultos con asma y obesidad han demostrado que los programas de reducción de peso basados en dietas bajas en calorías, así como algunas técnicas de cirugía bariátrica logran disminuir la percepción de falta de aire (disnea), la medicación de rescate y mejoran la función pulmonar.
“Con una correcta educación de los pacientes, tanto pequeños como adultos, un buen plan de tratamiento del asma y una reducción del sobrepeso u obesidad, las familias pueden aprender a controlar los síntomas crónicos y las crisis asmáticas sin tanta ayuda, haciéndolos que lleven una vida normal y sin limitaciones”, concluyó el neumólogo pediatra Jorge Iván Martínez Rodríguez.
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