1. Introducción
Los pacientes con diabetes mellitus (DM) requieren una evaluación continua de las complicaciones relacionadas con la diabetes. Se debe realizar una visita de seguimiento dos a tres veces por año para obtener información sobre el manejo de la diabetes y las complicaciones relacionadas con la diabetes, incluido el riesgo cardiovascular.
La morbilidad y la mortalidad por diabetes son una consecuencia de la enfermedad macrovascular (enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular) y la enfermedad microvascular (retinopatía, nefropatía y neuropatía). Los pacientes diagnosticados con diabetes tienen un riesgo mayor de asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), lesión pulmonar e infecciones respiratorias. Además, numerosos estudios argumentan que los mismos mecanismos fisiopatológicos que determinan las principales complicaciones degenerativas de la enfermedad diabética pueden causar deficiencia de la función pulmonar y que los pacientes con síndrome de apnea obstructiva del sueño (AOS) desarrollan diversas formas de patologías metabólicas.
El objetivo de esta revisión es buscar entre las principales enfermedades pulmonares asociadas con la diabetes mellitus y evaluar si existe una enfermedad real entre las diferentes causas etiológicas de las complicaciones degenerativas debidas a la diabetes mellitus y las enfermedades pulmonares, también se evaluará el posible efecto de nuevas terapias para el tratamiento de la diabetes mellitus en enfermedades pulmonares.
1.1. Diabetes y asma
El asma es una enfermedad respiratoria inflamatoria crónica que afecta 1-8% de la población. Se caracteriza por síntomas respiratorios episódicos, como sibilancias, falta de aliento, opresión en el pecho y tos, y por una limitación variable del flujo de aire espiratorio. La obesidad es la comorbilidad más importante entre los pacientes adultos con asma asociada con una disminución de la respuesta al tratamiento y exacerbaciones más frecuentes del asma. La obesidad y el aumento de la grasa central se asocian con un mayor riesgo de hipertensión, hipercolesterolemia y diabetes mellitus en comparación con los individuos de peso normal y la pérdida de peso puede mejorar la morbilidad de la mayoría de estas enfermedades. El efecto mecánico en los pulmones debido a la distribución central de la grasa, la predisposición genética y el estado sistémico proinflamatorio pueden ser un vínculo entre el asma y la obesidad, que empeora en presencia de resistencia a la insulina y diabetes. En el lado opuesto, varios estudios sugieren que los pacientes con mayor índice de masa corporal tienen más riesgo de desarrollar asma, en especial para el asma no alérgica que para el asma alérgica y los pacientes con diabetes están en riesgo alto de asma. Los estudios epidemiológicos indican que la incidencia de diabetes tipo 1 se incrementa 3% por año en todo el mundo, junto con un aumento progresivo en la prevalencia de diabetes tipo 1 y asma en los países desarrollados. Un estudio retrospectivo de cohorte basado en la población nacional mostró una incidencia significativa mayor de asma en pacientes con diabetes tipo 1 que en la población general, lo que sugiere que un control glucémico deficiente podría contribuir al riesgo de asma también en la infancia. Aunque los factores etiológicos que explican la asociación entre estas dos enfermedades son poco conocidos, Bjørnvold et al notaron una correlación significativa entre el alelo TLR2 rs3804100 T l, la diabetes tipo 1 y el asma extrínseca. El asma es una enfermedad crónica tratable y se supone que los medicamentos reducen la inflamación bronquial y producen broncodilatación. Sin embargo, en pacientes con asma grave y mal controlada, es necesario el tratamiento con esteroides orales, ya que un número elevado de exacerbaciones agudas podría provocar intolerancia a la glucosa y la aparición de diabetes. En un estudio retrospectivo de Yun et al, el estado asmático precedió a la incidencia de diabetes, pero la gravedad de la enfermedad y la influencia del peso corporal no fueron claras. Sin embargo, serían útiles más estudios que se centren en las vías metabólicas para resaltar la correlación adicional entre estas dos enfermedades.
1.2. Diabetes y EPOC
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica se define por una limitación fija del flujo de aire asociada con respuesta inflamatoria sistémica y pulmonar anormal de los pulmones a las partículas nocivas. Las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad y la hipertensión se tienen en cuenta de forma común en la práctica clínica y se tratan como comorbilidades cuando se asocian con EPOC. Sin embargo, todas estas afecciones comparten factores de riesgo y características fisiopatológicas comunes, por lo que los médicos deben adoptar un enfoque amplio para evaluar a los pacientes y el término “síndrome inflamatorio crónico” debería ser más apropiado. La proteína C reactiva (PCR) casi siempre aumenta en este escenario, lo que sugiere que las proteínas de fase aguda podrían desempeñar un papel clave en la inflamación sistémica y conducir al desarrollo simultáneo de enfermedades crónicas. En un estudio prospectivo sobre mujeres, Rana et al documentaron un riesgo mayor de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) en pacientes con EPOC que en pacientes con asma, de forma hipotética se justifica por dos patrones inflamatorios diferentes. De hecho, la EPOC y la diabetes parecen compartir la misma condición inflamatoria dominada por los neutrófilos, los macrófagos y las células Th1, mientras que la infiltración del asma contiene principalmente eosinófilos y células Th2. Se identifica a la PCR, la IL-6, el TNF alfa como factores predictivos del desarrollo de resistencia a la insulina y DMT2 en varios estudios. Durante las últimas décadas, se piensa que tanto la diabetes mellitus tipo 1 (DMT1) como la DMT2 son responsables de la disminución de la función pulmonar debida a la alteración del colágeno y la elastina y al daño de la microangiopatía que resulta en el engrosamiento de la pared alveolar. En un estudio retrospectivo de cohorte longitudinal realizado por Ehrich et al se documentó que los pacientes con diabetes tenían un riesgo mayor de desarrollar EPOC en comparación con los que no tenían diabetes.. Estos estudios coinciden con la literatura previa que muestra que el estado hiperglicémico crónico puede conducir a volúmenes pulmonares reducidos y limitaciones del flujo de aire. Si existe un origen común o una interacción bidireccional entre la EPOC y la diabetes aún no se comprende del todo, sin embargo, el resultado es un círculo vicioso entre el aumento del estrés oxidativo que puede exacerbar la inflamación bronquial y la exacerbación que aumenta aún más el estrés oxidativo. Se demuestra que el índice de masa corporal (IMC) es parte de la evaluación de la EPOC y se relaciona con la progresión de la enfermedad y la gravedad, junto con el deterioro de la función pulmonar. Además, los pacientes con EPOC parecen cambiar de masa libre a masa grasa y tienen menor masa muscular. Beijers et al demostraron de manera reciente que la EPOC con obesidad abdominal tenía niveles de glucosa e insulina más bajos en comparación con aquellos sin obesidad central. Park et al de manera reciente se enfocaron en el papel de la actividad física y encontraron que los pacientes con EPOC con mayor nivel de actividad tenían un nivel de glucosa más bajo en comparación con los pacientes sedentarios con EPOC.
La terapia farmacológica para la EPOC se basa en broncodilatadores inhalados y corticosteroides inhalados en pacientes seleccionados. Si el uso de corticosteroides inhalados conduce a un mayor riesgo de hiperglucemia es un mecanismo que debe investigarse de forma más amplia. Por el contrario, la hiperglucemia y el empeoramiento de la diabetes establecida son una complicación importante de los corticosteroides sistémicos. Hasta ahora, la patogenia de las alteraciones pulmonares debidas a la diabetes mellitus en sujetos con EPOC es aún en gran parte desconocida. Puede involucrar agentes multifactoriales que resulten en desregulación metabólica y patrones proinflamatorios. Se necesitan estudios adicionales sobre la fisiopatología en este campo.
1.3. Diabetes y lesión pulmonar
La diabetes implica un estado de hiperglucemia crónica que conduce a una glicosilación no enzimática de proteínas responsable de disfunciones multiorgánicas mayores. Además de la aterosclerosis, la neuropatía, la nefropatía y la retinopatía como las consecuencias más comunes en los pacientes diabéticos, en las últimas décadas también se aborda al sistema respiratorio como objetivo de la diabetes.. La mayoría de los estudios enfocan su atención en el daño del lecho vascular pulmonar y la superficie alveolar que resulta en el engrosamiento del epitelio alveolar, las láminas basales de los capilares pulmonares y la microangiopatía pulmonar según los hallazgos de autopsias en pacientes con diabetes. Debido a la gran reserva pulmonar, la disfunción respiratoria como se describió antes podría permanecer silenciosa de forma clínica durante años, pero la función pulmonar podría reflejar una microangiopatía sistémica y proporcionar medidas útiles de la progresión de la enfermedad. La red alveolar-capilar podría estudiarse por medio de la capacidad de difusión del pulmón del monóxido de carbono (DLCO). Se observa que los pacientes con diabetes tienen volúmenes pulmonares reducidos y la distensibilidad pulmonar, y esto es probable se deba a una mayor acumulación de colágeno y elastina en el tejido conectivo, como la pared torácica y el parénquima pulmonar, en comparación con los controles. Por el contrario, se demostró que una capacidad vital forzada (FVC) basal baja en adultos de mediana edad sin diabetes se asoció de forma independiente con la resistencia a la insulina y predijo la incidencia de diabetes.
Además, la reducción de DLCO en sujetos diabéticos se describe como un predictor de neumonía e insuficiencia cardíaca relacionada con hospitalizaciones. Un estudio realizado por Dennis et al documentó la disminución de la función pulmonar y el aumento de marcadores inflamatorios en pacientes con control glucémico inadecuado en comparación con pacientes con control adecuado. A pesar de las evidencias de insuficiencia pulmonar en pacientes diabéticos, la patogenia de la lesión pulmonar todavía no se conoce del todo. Zheng et al reconocieron cinco posibles factores bioquímicos que podrían contribuir al desarrollo de las enfermedades neurológicas en la diabetes mellitus. Son el estrés oxidativo, la glicosilación no enzimática, la ruta del poliol, la actividad del NF-κB y la ruta de la proteína cinasa C (PKC). También se sugiere que la disfunción mitocondrial puede desempeñar un papel en las discapacidades pulmonares relacionadas con la diabetes, pero este aspecto aún no se define lo suficiente.
Una causa importante de daño tisular en sujetos diabéticos es el aumento de la producción de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno promovidas por la hiperglucemia. De hecho, daña varias estructuras biológicas, incluido el ADN.
El estrés oxidativo promueve la glicosilación no enzimática de proteínas (un proceso que también se define como la glicación), y que causa la formación de enlaces cruzados y compromete la función normal de las macromoléculas. La glicación puede afectar la adhesión de las células endoteliales a la membrana basal, lo que interfiere con la configuración estructural de moléculas como la laminina y el colágeno tipo I y tipo IV. También modifica la composición bioquímica y las propiedades físicas de la matriz extracelular, y mejora la producción de colágeno tipo III, colágeno tipo V, colágeno tipo VI, laminina, fibronectina y disminuye la elongación de las estructuras poliméricas y la unión del heparansulfato proteoglicano. La lámina basal en el pulmón diabético a menudo aparece engrosada. Los productos finales de glicación avanzada también activan a los monocitos y tienen efectos procoagulantes. Estos fenómenos pueden dar lugar a fibrosis pulmonar a largo plazo.
Los pacientes diabéticos presentan un aumento de la actividad de la poli (ADP-ribosa)-polimerasa (PARP) que determina una reducción de las reservas de NAD + y reduce la capacidad celular para controlar los efectos del daño oxidativo.
La hiperglucemia crónica aumenta la expresión de NF-κB en el pulmón debido a la sobreproducción de ciclooxigenasa, NO sintasa, otras citocinas proinflamatorias y moléculas de adhesión celular. Es probable que se asocie a eventos de glicación intracelular. La hiperglucemia aumenta la actividad del NADPH y los niveles de PKC, lo que provoca un aumento de la producción de ROS.
Por último, la neuropatía diabética reduce el tono parasimpático broncomotor, aumenta el diámetro de la vía aérea basal y altera la respuesta broncoconstrictora a estímulos irritativos (por ejemplo, metacolina), por lo que puede ser responsable de un deterioro del control de la ventilación autónoma. Estos resultados apoyan una correlación fisiopatológica y metabólica entre la diabetes y la EPOC.
Estudios adicionales deberían investigar más a fondo las vías bioquímicas para proporcionar evidencia también para futuros enfoques terapéuticos.
1.4. Diabetes e infecciones respiratorias
La diabetes se asocia con riesgo alto de morbilidad y mortalidad por enfermedades infecciosas. Se observó in vitro que la hiperglucemia crónica podría alterar el sistema inmunitario innato que actúa sobre la quimiotaxis, la fagocitosis y la actividad bactericida de los neutrófilos y macrófagos. La glucosilación de las proteínas del complemento y las inmunoglobulinas reduce su efectividad biológica. Un estudio prospectivo de Benfield et al documentó que la hiperglucemia fue predictiva de riesgo mayor de hospitalización por enfermedades infecciosas también con respecto a la neumonía. En modelos animales, la hiperglucemia causó inflamación y daño vascular del parénquima pulmonar, el aumento de los niveles de glucosa detectados en las vías respiratorias puede aumentar el crecimiento del patógeno y reducir la defensa inmunitaria local. En un estudio prospectivo de Jensen et al se observó que también la diabetes mellitus no diagnosticada fue prevalente entre la neumonía adquirida en la comunidad, con una mortalidad a largo plazo mayor en comparación con los pacientes sin diabetes mellitus. Aunque los efectos patógenos de la diabetes en el sistema inmunológico no se definen por completo, estos estudios resaltan la idea de que la prevención de la hiperglucemia en la diabetes debe reducir la incidencia a largo plazo de enfermedades infecciosas. Entre las infecciones pulmonares, la tuberculosis es la más común asociada con la diabetes. A nivel mundial, se estima que 15% de los casos de tuberculosis se atribuyen a Diabetes Mellitus y se cree que el mal funcionamiento de los monocitos en pacientes con diabetes puede contribuir a una mayor susceptibilidad a la tuberculosis y/o un peor pronóstico. La predisposición de los pacientes diabéticos a las infecciones pulmonares es una consecuencia de la desregulación metabólica e inmunosupresión inducida por la DM.
1.5. Fibrosis quística
La fibrosis quística (FQ) es un trastorno genético que afecta a los diferentes órganos parenquimatosos del pulmón, incluido el páncreas. En consecuencia a la afectación pancreática, la diabetes mellitus relacionada con la fibrosis quística (FQRD) se desarrolla en los niños con FQ y se observa un aumento constante de la prevalencia de FQRD durante las primeras tres décadas de la vida. Debido a que la CFRD puede inducir a una afectación rápida de la estructura pulmonar y la condición prediabética puede tener un efecto potencial tanto en el estado nutricional como en la función pulmonar de los niños, la detección de CFRD debe recomendarse de forma anual a partir de los 10 años. Con el fin de prevenir la afectación de la función pulmonar y de las condiciones nutricionales en pacientes con ECFR, la terapia subcutánea con insulina se debe iniciar lo antes posible, ya que se puede obtener una mejora del peso y la función pulmonar con un tratamiento temprano con insulina para pacientes hospitalizados. Además, en pacientes diabéticos con FQ, la terapia con insulina puede tener un efecto positivo sobre la función pulmonar y las infecciones. Al comparar pacientes con CFRD con los sujetos que no presentan CFRD, se observó una mejoría del IMC y la FVC después de tres meses de tratamiento con insulina en pacientes con CFRD, mientras que después de dos años de tratamiento no se observaron diferencias en términos de valores de IMC, volumen espiratorio forzado en 1 s (FEV1) y FVC entre los dos grupos. Después del inicio de la terapia con insulina, los porcentajes de exámenes de esputo positivos para Haemophilus influenzae y Streptococcus pneumoniae disminuyeron en los pacientes diabéticos, mientras que no se observaron diferencias en cuanto a Pseudomona aeruginosa y Staphylococcus aureus.
Como muestran estos datos, el control glucometabólico en pacientes con FQ es muy importante para reducir los daños relacionados con esta enfermedad.
1.6. Cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón es la causa principal de muertes relacionadas con el cáncer en todo el mundo, pero, a pesar del diagnóstico y los avances terapéuticos, la supervivencia de los pacientes con cáncer de pulmón persiste como insatisfactoria. Entre los factores que pueden influir en el pronóstico de los pacientes, debe considerarse la DM. Como el cáncer de mama, vejiga, estómago, próstata y riñón, se sugiere que los pacientes diabéticos tienen un riesgo mayor de forma significativa de incidencia o mortalidad por cáncer. Incluso si la correlación entre la DM y el resultado del cáncer de pulmón es controvertida e indefinida, de forma reciente se demostró que la DM preexistente puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón, en especial en pacientes diabéticos.
La expresión del TGF-β (factor de crecimiento tumoral β) debido a la hiperglucemia también puede dañar el pulmón fibrótico al promover una metaplasia epitelio-mesenquimal. Este proceso podría promover el desarrollo de neoplasias malignas de grado alto en células tumorales. En el lado opuesto, la restricción de la glucosa puede revertir de manera parcial este fenómeno. Además, una condición hiperglucémica constante causa la proliferación celular mediante la sobreexpresión de caveolina-1, N-cadherina, SIRT3, SIRT7 y lactato. Los niveles de factor de crecimiento tipo insulina 1 y 2 aumentan de forma significativa en los tejidos tumorales displásicos. Un nivel alto de glucosa también puede aumentar el riesgo metastásico debido a la sobreexpresión de GFAT2.
Además, en un metaanálisis en el que se incluyeron 20 estudios, se observó una asociación de DM con el peor pronóstico en pacientes con cáncer de pulmón, sobre todo en los tratados de forma quirúrgica.
Estos resultados resaltan el papel desempeñado por la diabetes y la resistencia a la insulina para influir en la aparición de tumores sólidos, junto con su pronóstico y la respuesta a la quimioterapia.
1.7. Apnea obstructiva del sueño
La diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) demuestra asociarse con mayor incidencia de trastornos del sueño, lo que puede deberse a los diferentes mecanismos patológicos típicos de la enfermedad, incluida la hipoxia, los cambios orto hormonales y metabólicos de glucosa e insulina. En particular, la duración más corta del sueño y el comportamiento errático del sueño en sí se asocian con una mayor incidencia de obesidad, síndrome metabólico y DMT2. La evaluación de la calidad del sueño y los trastornos del sueño debe considerarse como parte de la evaluación médica integral de los pacientes, y considerar la estrecha relación entre la calidad del sueño y el control metabólico de la glucosa en personas con DMT2. Entre los numerosos mecanismos metabólicos que pueden asociarse tanto con AOS como con DMT2, el desarrollo de la resistencia a la insulina y el control metabólico deficiente de la glucosa relacionado, desempeñan un papel negativo en las complicaciones microvasculares y macrovasculares cardíacas. La prevalencia de diabetes está muy relacionada con la gravedad de la AOS. Como se reportó en el estudio de la Cohorte Europea de Apnea del Sueño (ESADA), en la confrontación de pacientes sin AOS, los pacientes con AOS grave tienen un aumento importante de DMT2, con un rango de prevalencia de 6% a 28%. Además, de acuerdo con la gravedad de la enfermedad, el riesgo de DMT2 y el mal control de la glucosa aumentan en comparación con los pacientes sin AOS. Como es bien conocido, tanto el control glucémico deficiente como la resistencia a la insulina se asocian con complicaciones degenerativas debilitantes de la diabetes, como retinopatía, nefropatía, neuropatía y complicaciones macrovasculares de la arteria coronaria y cerebrovascular. El síndrome metabólico, la diabetes mellitus y la AOS parecen estar muy interrelacionados. En la actualidad se desconoce la prevalencia etiológica del fenómeno hipóxico o la disregulación metabólica como causa inicial. En estos sujetos, las complicaciones pueden ser más graves y el control de la presión es casi siempre difícil. Su tratamiento por lo general requiere combinaciones de medicamentos y CPAP.
1.8. Terapia hipoglicemiante y enfermedad pulmonar
Entre los diferentes agentes hipoglucemiantes orales hoy en día en el mercado, la metformina parece tener los mejores efectos en la enfermedad pulmonar. En particular, en pacientes con DM afectados por la EPOC, el uso de metformina puede tener un papel importante en la inhibición de la proliferación de las células del músculo liso de las vías respiratorias y en la reducción de la inflamación pulmonar. En ambos casos, los resultados se asociaron a una mejoría del metabolismo de la glucosa e insulina debido a la activación de la proteína cinasa activada por AMP (AMPK). En modelos animales, este medicamento podría disminuir la inflamación alérgica eosinofílica de las vías respiratorias, al regular los niveles de eotaxina y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Un estudio de cohorte retrospectivo de Li et al documentó una asociación clara entre el tratamiento con metformina y la reducción de las hospitalizaciones relacionadas con el asma y las exacerbaciones. Sin embargo, para comprender mejor los mecanismos fisiopatológicos y las vías inflamatorias y para optimizar el tratamiento entre pacientes con asma y diabetes concurrentes, se necesitan estudios adicionales en poblaciones adultas y jóvenes. La asociación entre la metformina y la acidosis láctica es un problema bien conocido. Se estudió la seguridad del tratamiento con metformina en pacientes con DMT2 hospitalizados por EPOC, en estado de hipoxia, insuficiencia respiratoria o acidosis respiratoria. A pesar de la terapia con metformina, los pacientes tuvieron menos aumento de los niveles de lactato y mejor supervivencia que los pacientes sin tratamiento con metformina. En un estudio retrospectivo de Birshwakarma et al. se demostró que los pacientes afectados por EPOC con DM tratados con metformina tenían menos visitas a la sala de emergencia y hospitalizaciones relacionadas con EPOC, en comparación con los no tratados. Se demostró que la metformina mejora la función del músculo esquelético, sin embargo, su doble acción en la EPOC coexistente y la DM no se evaluó del todo hasta ahora. Por último, la acción positiva de la metformina en el sistema nervioso autónomo puede inducir una mejora de la función pulmonar y la supervivencia en pacientes con EPOC con menor riesgo de infección respiratoria y flujo de glucosa a través del epitelio pulmonar. La metformina puede desempeñar un papel importante en pacientes diabéticos con cáncer de pulmón con la mejora de la supervivencia de los pacientes. Los posibles efectos de esta medicación en el cáncer se asocian con la activación de AMPK y la inhibición de mTOR con una reducción del inicio de la traducción y la inhibición del crecimiento de las células cancerosas. Un estudio experimental demostró que la metformina inhibe el crecimiento neoplásico por la acción de la AMPK y la consiguiente inhibición de la síntesis de proteínas. Además, la reducción de la gluconeogénesis, la disminución de los niveles de insulina y la inhibición de las especies reactivas de oxígeno (ROS) pueden reducir la proliferación de cánceres sensibles a la insulina y la producción de mutación de células somáticas. Las tiazolidinedionas (TZD), medicamentos efectivos de forma particular para la resistencia a la insulina, parecen tener un papel importante en el asma, al disminuir la incidencia de nuevos episodios de enfermedad, evitar sus exacerbaciones y disminuir el uso de esteroides orales e inhalados. Estos fármacos, agonistas del receptor gamma activado por proliferador (PPARg), inhiben la síntesis y liberación de citocinas proinflamatorias. En los últimos días, se demostró una mejoría de los síntomas, una reducción de la exacerbación del asma y el uso de esteroides orales, si los pacientes asmáticos con DMT2 se tratan con TZD. En pacientes tratados con esteroides inhalados, el tratamiento del asma con TZD se plantea de forma hipotética que puede ser útil. Entre la nueva clase de fármacos hipoglucemiantes, los agonistas del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1) parecen tener un efecto pleiotrópico en la inflamación y el estrés oxidativo, al mejorar la función pulmonar en la enfermedad pulmonar obstructiva. Los agonistas de GLP-1 también pueden tener un papel potencial en el tratamiento del asma.
Los resultados de estudios ex vivo donde se utilizan anillos bronquiales aislados humanos, mostraron que el receptor GLP1 (GLP1-R) se expresaba en el epitelio en el músculo liso de las vías respiratorias (ASM) de los bronquios medianos y una acción específica de los agonistas de GLP-1 en la hiperreactividad bronquial (HRA). El tratamiento con agonistas del receptor GLP-R-1 combinado con dieta y ejercicio resultó en mejoras significativas en la AOS y en varias medidas de riesgo cardiovascular, según los resultados de Adam Blackman, el agonista del receptor GLP-R-1 puede ser una herramienta útil para el tratamiento de individuos que están en tratamiento continuo con presión positiva de la vía aérea (CPAP). El ensayo estuvo limitado por la duración, que no pudo permitirse para la pérdida máxima de peso y observación. El inhibidor de la PPP-4 (DPP-4i) puede estar involucrado en las funciones patológicas de la inflamación de las vías respiratorias en el asma y de las células inducidas por la IL-13, el DPP-4i se expresa en las células del epitelio bronquial estimulado y en la estimulación de las células del epitelio bronquial en el asma es inducido por la IL-13. El DPP-4i puede participar en la promoción del crecimiento de las células del músculo liso bronquial humano y los fibroblastos de pulmón, y aumenta la producción de fibronectina. Una evaluación de si el tratamiento con DPP-4i puede afectar el control del asma puede tener un papel clínico importante, ya que el uso de DPP-4i en el manejo de la DMT2 va en aumento. Al momento, según lo reportado por Colice G. et al, no se observó ninguna asociación entre el uso de DPP-4i y el control del asma.
Como lo muestran estos resultados, el tratamiento hipoglucémico tiene un efecto positivo potencial en las enfermedades pulmonares. Se requieren estudios adicionales para detectar la presencia de receptores de fármacos en el pulmón y para definir mejor el efecto pleiotrópico de los agentes hipoglucemiantes orales.
2. Conclusión
Para reducir las complicaciones a corto y largo plazo relacionadas con la diabetes mellitus, los médicos deben seguir de cerca a los pacientes y mejorar el autocontrol de la enfermedad. La diabetes mellitus es una condición comórbida frecuente entre los pacientes con enfermedades pulmonares con un impacto incrementado en la morbilidad y la mortalidad de los pacientes. De acuerdo con diferentes evidencias científicas, se puede afirmar que la diabetes y la enfermedad pulmonar comparten una fisiopatología similar. Además, es posible que los niveles altos de glucosa en la sangre puedan desencadenar el deterioro pulmonar y conducir a lesiones histopatológicas muy observadas en pacientes diabéticos. De hecho, la prevalencia de EPOC y asma es mayor en pacientes diabéticos y, en contraste, la prevalencia de DMT2 es mayor en individuos con EPOC y asma. La hiperinsulinemia, la hipoglucemia y el estado crónico proinflamatorio pueden conducir a cambios pulmonares funcionales, con un mayor riesgo de desarrollar AOS y cáncer de pulmón, en especial cuando se asocian con sobrepeso u obesidad y un mayor nivel de resistencia a la insulina. Se necesitan estudios adicionales para investigar aún más el papel de los fármacos hipoglucemiantes en el pulmón, para optimizar el tratamiento de la DM, en especial en presencia de enfermedades respiratorias como el asma, la EPOC, la AOS, la fibrosis quística y el cáncer de pulmón.
Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México
Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y Profesor
Dra. Rosa Ivett Guzmán Avilán Profesor
Dra. Ligia Libeth Carrasco Díaz Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor
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