El uso de mAbs (anticuerpos monoclonales)
aumentó de manera dramática y en la actualidad es la piedra angular de las
terapias dirigidas para el cáncer y las enfermedades inflamatorias. Paralelo al
aumento del uso de mAbs, se observó un aumento en las reacciones de
hipersensibilidad (RHS). A menudo, esto evita el uso continuado de terapias de primera
línea por temor a inducir RHS graves, anafilaxia y muerte.
Aunque la clasificación de Gell y Coombs
es útil para proporcionar una comprensión mecanística de las RHS, la
clasificación y el diagnóstico de las reacciones a los mAbs es un desafío.
Los nuevos
enfoques para entender mejor la hipersensibilidad a los medicamentos implican
caracterizar las reacciones por fenotipo, endotipo y biomarcadores. Los
fenotipos se definen por la presentación clínica, y los endotipos se refieren a
los mecanismos celulares y moleculares de las RHS definidas por biomarcadores,
como las pruebas cutáneas, la triptasa y otras. De manera crítica, la
presentación clínica de las RHS por mAb puede superponerse a varios mecanismos,
y los protocolos de diagnóstico y tratamiento no están estandarizados.
Las reacciones de hipersensibilidad a mAb
incluyen reacciones relacionadas con la infusión, reacciones de liberación de citocinas,
tipo I (IgE/no IgE), tipo III y reacciones de tipo IV tardías. Las reacciones
relacionadas con la infusión y las reacciones de liberación de citocinas a los
mAb pueden ocurrir en la primera infusión y pueden presentar síntomas leves a
graves, como escalofríos, fiebre, taquicardia, hipertensión, disnea, náuseas,
vómitos y síncope. La diferencia entre las reacciones relacionadas con la
infusión y las reacciones de liberación de citocinas es la naturaleza
autolimitada de las reacciones relacionadas con la infusión en la exposición
repetida y la respuesta a la premedicación.
Las reacciones tipo I a los mAbs, como las
que se observan con rituximab y cetuximab, pueden manifestarse con
enrojecimiento, prurito, urticaria, disnea, hipotensión y anafilaxia mortal de
manera potencial. Estos síntomas se asocian con la liberación de mediadores de
mastocitos/basófilos, como triptasa, histamina, leucotrienos y prostaglandinas,
cuyas acciones afectan los sistemas de órganos cutáneos, respiratorios,
gastrointestinales y cardiovasculares. Las RHS tipo III surgen cuando los
antígenos solubles se agregan con IgG/IgM (complejos inmunes) que se depositan
en los tejidos y pueden causar lesiones de forma local (reacción de Arthus con
inyección de mAb) o sistémica y se describieron con infliximab, etanercept y
adalimumab. Las RHS tardías tipo IV a mAbs, como rituximab, puede ir desde
erupción maculopapular leve hasta reacciones graves (síndrome de
Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica). Por lo general, surgen de 12
horas a varias semanas después de la exposición al mAb ofensivo y se cree que
están mediadas por células T, pero pueden estar involucrados otros mecanismos.
La desensibilización emergió como una
herramienta poderosa que es segura y efectiva para mantener a los pacientes en el
tratamiento de primera línea y los pacientes que presentan reacciones de
liberación de citocinas y tipo I a los mAb son candidatos para la
desensibilización. Sin embargo, los datos sobre la desensibilización extensa de
mAb son limitados. Brennan y colaboradores describieron las RHS para rituximab,
infliximab y trastuzumab en 23 pacientes con 105 desensibilizaciones; llegaron
a la conclusión de que la desensibilización es un método prometedor para la
reexposición al mAb después de una RHS, pero la posibilidad de una reacción
permanece con cada desensibilización.
En este documento se proporciona la
descripción más amplia de las RHS a mAbs y se define la expresión fenotípica y
endotípica de estas RHS, así como su tratamiento con 526 desensibilizaciones
subcutáneas e intravenosas (IV) a 16 mAbs en 104 pacientes, con una seguridad
máxima y sin muertes. En particular, se informa sobre nuevos mAbs de alto
impacto para la muerte celular programada 1 y el bloqueo del receptor 2 del
factor de crecimiento epidérmico humano (pembrolizumab, nivolumab, pertuzumab y
trastuzumab) y se proporcionan nuevas pautas en el tratamiento de las
reacciones, para crear un nuevo estándar de cuidado para la desensibilización a
mAb.
MÉTODOS
Selección
de pacientes
Este estudio es una revisión retrospectiva
de pacientes que recibieron desensibilización como parte de la atención
estándar en el Centro de Hipersensibilidad y Desensibilización a los
Medicamentos en el Hospital Brigham y de la Mujer y el Instituto de Cáncer Dana
Farber. Se incluyeron todos los pacientes que recibieron desensibilización a
cualquier mAb desde el 1 de enero de 2014 hasta el 31 de diciembre de 2016, y
se realizaron desensibilizaciones en entornos ambulatorios y de unidad de
cuidados intensivos médicos. También se incluyó 1 paciente que recibió
desensibilización al cetuximab en 2011. El estudio se aprobó por el comité de
revisión institucional del Hospital Brigham y de la Mujer (protocolo
2016P001276). Se ofreció desensibilización a los pacientes que presentaron
reacciones durante o poco después de la administración del fármaco que fueron
consistentes con RHS tipo inmediato o con reacciones tardías sin erupción grave
y que requirieron tratamiento con mAb como tratamiento de primera línea.
Se excluyeron los pacientes con reacciones
adversas cutáneas graves, DRESS, pustulosis exantemática generalizada aguda,
síndrome de Stevens-Johnson o necrólisis epidérmica tóxica, debido al riesgo alto
de recurrencia que podría provocar la muerte en la reexposición. Los pacientes
con hepatitis química, supresión ósea y complicaciones renales también se excluyeron
de la desensibilización.
Clasificación
y gravedad de las RHS
Los síntomas de las reacciones alérgicas
se caracterizaron por síntomas cutáneos (enrojecimiento, eritema, prurito,
urticaria, angioedema, erupción maculopapular tardía), respiratorios (disnea,
opresión en el pecho, respiración sibilante, tos, desaturación de oxígeno),
síntomas en garganta (prurito, cosquilleo, nódulo en la garganta, presión, edema,
disfonía, dificultad para deglutir, estridor), cardiovascular (dolor en el
pecho, taquicardia, bradicardia, cambios en el electrocardiograma, hipotensión,
hipertensión, presíncope/síncope), gastrointestinal (náuseas, vómitos, diarrea,
dolor abdominal), neuromuscular (dolor de pecho, dolor de espalda, dolor de
cabeza, hormigueo, disminución de la visión, sensación de muerte inminente,
convulsiones, pérdida de la conciencia) y síntomas generales (fiebre,
escalofríos/rigidez). La gravedad de las RHS se clasificó según la
clasificación de Brown modificada. Las reacciones de grado I (leves) se
limitaron a 1 sistema de órganos, piel de forma típica; las reacciones de grado
II (moderadas) involucraron 2 o más sistemas de órganos sin cambio en los
signos vitales; las reacciones de grado III (graves) incluyeron 1 o más
sistemas u órganos con cambios en los signos vitales, como hipotensión,
desaturación de oxígeno, cierre de la garganta, convulsiones o pérdida de
conciencia.
Pruebas
cutáneas
La solución comercial se obtuvo o se
reconstituyó según las instrucciones del fabricante y se diluyó en solución
salina normal para las pruebas intradérmicas. Para la prueba cutánea
epicutánea, se aplicó una gota del mAb de fuerza completa a la superficie
palmar del antebrazo, seguido de pinchazo con un dispositivo Quintest (Bayer,
Spokane, Wash). Para las inyecciones intradérmicas, las diluciones se basaron
en la concentración no irritante publicada o 0.02 ml de una dilución 1:1000,
seguidas de diluciones 1:100 y 1:10 si el resultado fue negativo. Las pruebas
cutáneas se realizaron al menos 2 semanas después de la RHS inicial para
minimizar los resultados falsos negativos. Una reacción positiva se definió
como una roncha con un diámetro al menos 3 mm mayor que la producida por un
control negativo (solución salina normal). Se usó un pinchazo de histamina (10 mg/ml)
como control positivo. No se realizaron pruebas cutáneas a ciertos mAbs debido
a consideraciones de costo.
Protocolos
de desensibilización y tratamiento de las reacciones
Los protocolos de desensibilización para
mAb por vía intravenosa consisten en 1 a 4 soluciones (cada una en 100 a 500 ml
de solución salina, según el mAb y las recomendaciones del fabricante). La
primera bolsa contiene una solución con dilución 1/100, la segunda dilución
1/10 y la tercera dilución (concentración total) se calcula al restar la dosis
acumulada administrada en los pasos 1 a 8 de la dosis objetivo total. Estas
soluciones se administran en 4, 8, 12 o 16 pasos con incrementos de dosis de 2
a 2.5 veces, junto con el aumento de la velocidad de infusión cada 15 minutos,
excepto el paso final, que se mantiene hasta que se alcanza la dosis objetivo
completa. Para los mAb subcutáneos, se utilizó un protocolo de 7 pasos que
comenzó con una dilución de 1/10 de la concentración original en los primeros 4
pasos, seguida de la dilución original en los 3 pasos restantes. El intervalo
de tiempo entre los pasos es de 30 minutos con una dosis doble en cada paso
hasta que se alcance la dosis deseada. Ejemplos de protocolos de
desensibilización se muestran en Tablas I y II.
De acuerdo con los síntomas durante las RHS
iniciales, la premedicación se administró 30 minutos antes de la
desensibilización. Cetirizina (10 mg por vía oral) y famotidina (20 a 40 mg por
vía oral o intravenosa) fueron de uso estándar para todos los protocolos. La
premedicación adicional incluyó aspirina (para el enrojecimiento) y montelukast
(para el broncoespasmo). Los inhibidores de la COX-1, el acetaminofén, los esteroides
y los opioides se utilizaron para prevenir escalofríos, rigor, fiebre y dolor.
Se agregaron otras premedicaciones que
incluyen líquidos intravenosos, hidroxicina, doxepina, fexofenadina,
difenhidramina, loratadina, albuterol, zileutón, ondansetrón, gabapentina y lorazepam
según sea necesario o por preferencia del paciente.
Se pidió a los pacientes que suspendieran
medicamentos bloqueadores β-adrenérgicos durante 24 horas antes de la
desensibilización.
Si se produjo una reacción leve durante la
desensibilización, se pausó la infusión y se administraron medicamentos según
el tipo de síntoma. Una vez que se resolvió la reacción, la infusión se reanudó
en el paso donde se suspendió. Si se desarrolló una reacción grave, se detuvo
la desensibilización y el paciente se trató de forma adecuada con los
medicamentos de rescate apropiados.
Análisis
estadístico
El objetivo principal del estudio fue
identificar las características que contribuyeron a una desensibilización
exitosa, incluida la edad, el sexo, la enfermedad subyacente, la atopia, las
exposiciones previas durante toda la vida, las pruebas cutáneas, el protocolo,
el fenotipo, el endotipo y los biomarcadores de reacción. Para probar las
diferencias estadísticas entre los 2 grupos, se utilizó una prueba t de Welch de 2 caras con un intervalo
de confianza de 95% para las variables continuas y una prueba chi cuadrada para
las variables categóricas. Se calcularon y reportaron la DE promedio +
para cada variable y el número y el porcentaje de edad para cada variable
categórica. Todos los análisis estadísticos se realizaron en el programa estadístico
R (Consorcio R, Viena, Austria).
RESULTADOS
Características
de los pacientes
Ciento cuatro pacientes tuvieron 526
desensibilizaciones con 16 mAbs diferentes. Treinta y siete por ciento de estos
pacientes eran atópicos (antecedentes de asma, rinitis alérgica, alergia
alimentaria, urticaria, y/o alergia al veneno de himenópteros) y 27%
experimentó reacciones adversas a otros medicamentos (Tabla III). Las
indicaciones más comunes para el tratamiento fueron neoplasias malignas
hematológicas (47 de 104), enfermedades del tejido conectivo y otras
enfermedades autoinmunes (32 de 104) (Tabla IV).
Reacciones
iniciales síntomas y fenotipos. Los síntomas cutáneos
(enrojecimiento/calor/eritema 32%, prurito 29%, urticaria 19%) fueron los
síntomas iniciales más comunes seguidos de los síntomas respiratorios (disnea
21%) y en garganta (opresión/hinchazón 14%). Se observaron cambios en los
signos vitales, como hipotensión y desaturación de oxígeno en 11% y 7%, de
manera respectiva (Fig. 1). Las reacciones iniciales se presentaron con 4
fenotipos: tipo I (63%), reacciones de liberación de citocinas (13%),
reacciones mixtas (21%) y tardías tipo IV (3%) (Fig. 2A).
Gravedad
de las reacciones iniciales. La mayoría de las reacciones iniciales
fueron de grado II (48%), y 29% de los pacientes tuvieron una reacción de grado
III (Fig. 2, B). El rituximab tuvo un mayor porcentaje de reacciones de grado
II, 31 de 52 (60%) y el infliximab tuvo un mayor número de reacciones de grado
I, 7 de 18 (39%). El tocilizumab y el brentuximab tuvieron un mayor número de
reacciones de grado III, pero tuvieron tamaños de muestra de sólo 3 y 8, de
manera respectiva (Tabla IV).
Protocolos
de desensibilización. De las 526 desensibilizaciones realizadas,
425 (80%) utilizaron un protocolo de 3 bolsas-12 pasos. Se utilizaron otros
protocolos que incluyen 1 bolsa-3 pasos, 2 bolsas-8 pasos y 4 bolsas-16 pasos
en 6%, 3% y 9%, de manera respectiva. Se realizaron nueve protocolos de 7 pasos
y 1 desafío para 3 mAbs subcutáneos. Se usó líquido intravenoso como
premedicación en 81 desensibilizaciones; los pacientes que recibieron fluidos
como parte de la premedicación estándar (sin tener una reacción durante la
desensibilización) tuvieron una tasa de reacción del 18% con sólo reacciones de
grado I. De manera similar, los pacientes que recibieron líquidos después de la
reacción durante la desensibilización tuvieron un grado más bajo de reacción en
las desensibilizaciones subsiguientes (1.3 a 0.35).
Reacciones
durante la desensibilización. Durante la desensibilización, los
síntomas predominantes fueron rigidez 24%, escalofríos 23% y dolor de espalda
18% (Fig. 1), con reacciones de liberación de citocinas como el principal
fenotipo de RHS (52%) (Fig. 2, B y C). De 526 desensibilizaciones, 404 (77%) se
completaron sin reacción. Las reacciones fueron más probables en el paso 12 (53
de 122). De todas las desensibilizaciones, 15% (78) tuvo reacciones leves
(grado I), 8% (42) moderadas (grado II) y 0.4% (2) (grado III) con 1 paciente tratado
con epinefrina (Fig. 2, D). No hubo reacciones de grado III durante la primera
desensibilización (Fig. 2, E). De las 18 desensibilizaciones con reacciones
múltiples (en diferentes pasos), 3 (16%) tuvieron empeoramiento de la gravedad
de la reacción a lo largo del tiempo (2 de los grados I a II y 1 de los grados
I a III). Todas las desensibilizaciones subcutáneas se realizaron con éxito en
4 pacientes (Tabla IV). La gravedad de la reacción durante la primera
desensibilización en comparación con la reacción inicial fue menor de manera
significativa (P = 1.3 x 10-13)
(Fig. 2, E,). La mayor exposición de por vida al fármaco culpable redujo de
manera significativa el grado de la reacción de desensibilización promedio (P = .003) (ver Fig. E1 en el repositorio
en línea de este artículo en www.jacionline.org), al mismo
tiempo, la frecuencia y la gravedad de las reacciones durante la
desensibilización disminuyeron con múltiples desensibilizaciones (Fig. 2, G).
Se recomendó una reducción de la dosis de 25%, 50% o 75% cuando los pacientes
fallaron los protocolos a pesar de las modificaciones como la disminución de la
infusión y el aumento de la premedicación. La dosis se decidió en función de la
gravedad de la RHS (cuanto más grave es la RHS, menor es la dosis) y de acuerdo
con el médico tratante. La reducción de la dosis se utilizó para 6 pacientes
durante 21 desensibilizaciones; no hubo reacciones en 15 desensibilizaciones.
Los pacientes que continuaron con reacciones progresivas tuvieron un grado menos
grave de reacción de 1.9 + 1.3 a 0.6 + 1.2. En tres pacientes que
lograron la desensibilización al 100% de la dosis dirigida; 2 pacientes no
necesitaron más desensibilizaciones por elección del proveedor; y 1 paciente no
continuó la desensibilización debido a las persistentes reacciones de grado 2 a
pesar de una reducción de la dosis de 50% durante 2 desensibilizaciones.
Pruebas
cutáneas y correlación con la gravedad de la reacción. Se
realizaron pruebas cutáneas para 10 mAb en 58 pacientes, con 24 resultados
positivos (9 por punción, 15 intradérmicos) (41%) y 34 negativos (59%) (Tabla
V). Las pruebas cutáneas fueron positivas en 44% del fenotipo tipo I y en 11%
del fenotipo de las reacciones de liberación de citocinas durante la reacción
inicial (Fig. 3, A) y en 69% del tipo I durante la desensibilización (Fig. 3,
B). Hubo una caída significativa en el grado de reacción para ambos resultados
de la prueba cutánea (Fig. 3, C). Una prueba cutánea positiva se asoció con
mayor gravedad de la reacción inicial (valor de p de .0088) (Fig. 3, C).
Biomarcadores
La triptasa se realizó en 45 pacientes y
se elevó en 1 paciente durante 2 desensibilizaciones (21.4 ng/ml y 23.6 ng/ml
con un valor inicial de 14.3 ng/ml). La IL-6 se probó en 13 pacientes y se
elevó en 8 de ellos (Tabla VI).
DISCUSIÓN
Los autores proporcionaron una descripción
nueva basada en la evidencia de fenotipos y endotipos a RHS en 104 pacientes
que reaccionaron a 16 mAbs (34% de los mAbs disponibles) y se trataron de
manera exitosa con desensibilización. Esta descripción debe facilitar el
diagnóstico y el tratamiento de las RHS a los mAbs.
Los mAbs más comunes fueron rituximab,
infliximab, tocilizumab, brentuximab y trastuzumab, con menos mAbs humanizados
nuevos como pertuzumab, nivolumab y pembrolizumab. Las reacciones son menos
comunes con los mAb humanizados debido a su falta de partes de anticuerpos de
ratón, sin embargo, la inmunogenicidad persiste probablemente debido al uso de
líneas celulares de ratones transgénicos, que no pueden generar la cadena
lateral de carbohidratos humanos (Fig. 4).
Los autores clasificaron las RHS en 4
fenotipos: tipo I (IgE/no IgE), reacciones de liberación de citocinas,
reacciones mixtas (tipo I/liberación de citocinas) y tipo IV. El tipo I (63%)
fue la RHS inicial más común (Fig. 1 y 3). La incidencia de urticaria fue mayor
que cualquier otra RHS reportada y puede ser una manifestación única en las RHS
por mAb. Es interesante que, durante la desensibilización, se observó un cambio
del tipo I a las reacciones de liberación de citocinas (Fig. 2, A y C). El
mecanismo de esta conversión no está claro; sin embargo, una posibilidad es que
la desensibilización y la premedicación estándar bloqueen las RHS tipo I, pero
no los síntomas de las reacciones de liberación de citocinas. Esto no explica
las RHS durante las reacciones iniciales y por qué los pacientes no tienen el
mismo número de reacciones de liberación de citocinas y tipo I de forma inicial
(o reacciones mixtas) y resalta la posibilidad de un cambio de fenotipo de RHS
durante las reacciones posteriores.
El establecimiento de biomarcadores para
la identificación del endotipo subyacente de las RHS a los medicamentos es
fundamental para identificar, calificar y tratar las reacciones, y en la
actualidad los biomarcadores sólo están disponibles para los tipos I, III y IV,
pero no II. Se demostró que la triptasa se eleva durante las RHS tipo I; en este
reporte, la triptasa se elevó durante la desensibilización con rituximab en 2
ocasiones (el mismo paciente). La elevación se asoció con síntomas compatibles
con el tipo I y puede mostrar una reacción subclínica que fue asintomática
debido al bloqueo H1/H2. En los pacientes muestreados, la IL-6 elevada se
asoció de manera consistente con síntomas de liberación de citocinas (Tabla
IV). La IL-6 es un biomarcador importante para identificar y tratar las
reacciones de liberación de citocinas.
Otros biomarcadores, como las pruebas
cutáneas, no se estandarizaron para las RHS por mAbs, pero se demostró que son
útiles en la estratificación del riesgo en los algoritmos de quimioterapia. Los
autores realizaron pruebas cutáneas en 58 pacientes (56%), los 46 restantes se
aplazaron debido al costo alto de los mAbs (Tabla V). Los resultados negativos
de la prueba cutánea se produjeron en 5 mAb, y 4 de estos pacientes tenían
fenotipos compatibles con reacciones mixtas, de liberación de citocinas y tipo
IV, lo que indica que la prueba cutánea negativa refleja el endotipo
subyacente. El otro paciente tuvo una reacción leve tipo I al tocilizumab. Las
reacciones de tipo IV pueden predisponer el desarrollo de reacciones de tipo I
mediadas por IgE; por lo tanto, se recomendó la desensibilización en pacientes
con reacciones tardías y resultados positivos en las pruebas cutáneas. La
utilidad de las pruebas cutáneas para los mAbs aún debe validarse, dado el
número de pacientes evaluados. Aunque un número pequeño de reacciones tipo I
iniciales (44%) se vincularon a una prueba cutánea positiva (Fig. 3, A),
durante la desensibilización, es probable que ocurra un mayor porcentaje de
fenotipos tipo I (69%) en pacientes con resultados positivos en las pruebas
cutáneas (Fig. 3, B). Estos hallazgos sugieren que las pruebas cutáneas pueden
ser valiosas en la predicción del fenotipo de las reacciones progresivas. Hubo
un aumento significativo en el grado de reacción inicial en pacientes con
pruebas cutáneas positivas (P =
.0088) y, aunque no fue significativo de manera estadística, el grado de
reacción durante la desensibilización fue menor en pacientes con pruebas
cutáneas negativas (Fig. 3, C). Esto confirma la relevancia y la importancia de
las pruebas cutáneas para mAbs y se describe en el algoritmo mAb (Fig. 5).
De forma demográfica, los pacientes
tuvieron tasas más altas de atopia que la población general (37% versus 25%) y
tasas mayores de manera significativa de reacciones adversas a los medicamentos
(27% vs <1%), pero las tasas fueron más bajas en los pacientes en
comparación con los pacientes con RHS a quimioterapia (47% para atopia y 50%
para reacciones adversas a medicamentos) (Tabla III).
El grado de reacción disminuyó de manera
significativa con el aumento de las exposiciones de por vida a mAb (más exposiciones
a mAb en el momento de la reacción inicial). Un mayor grado de reacción y
frecuencia de reacción ocurrieron con mayor frecuencia durante la primera y
segunda exposición de por vida y luego disminuyeron el grado de reacción y la
gravedad con una mayor exposición al mAb en la reacción inicial.
Las reacciones que se produjeron durante
la desensibilización fueron de manera significativa menos graves que las RHS
iniciales, en especial en la primera desensibilización, no hubo síntomas graves
de grado III como hipotensión, síncope y/o desaturación de oxígeno (Fig. 2 y
vea la Fig. E2 en el Repositorio en línea de este artículo en www.jacionline.org).
Las RHS durante la desensibilización
ocurrieron en sólo 23% de los pacientes, la mayoría con reacciones leves (grado
I). Como se informó de forma previa, la mayoría de las reacciones ocurren en el
paso final de la desensibilización y se demostró que fueron raras las
reacciones durante la primera bolsa del protocolo. Esto puede indicar que la
primera bolsa no es necesaria para la desensibilización de mAbs. Aunque, como
se demostró en los modelos in vitro,
las etapas tempranas de desensibilización son necesarias para prevenir las
reacciones a dosis más grandes encontradas en las etapas posteriores de la
desensibilización. Se requiere evidencia adicional antes de que se establezca
el papel de la primera bolsa.
Los pacientes que recibieron líquidos
profilácticos (solución salina normal) tuvieron reacciones menos graves (1 vs 1.4),
y los pacientes que recibieron los fluidos después de las reacciones progresivas
tuvieron una disminución en la gravedad de la reacción. El mecanismo propuesto
que subyace a la efectividad de los fluidos es la dilución tanto de antígenos
como de mediadores de mastocitos, lo que disminuye su concentración y permite
el aclaramiento rápido de las sustancias inmunogénicas. Para pacientes con
reacciones de liberación de citocinas, se recomiendan 100 cc/hora a lo largo de
los primeros 11 pasos con un aumento a 250 cc/hora después del paso 12 (para un
protocolo de 3 bolsas-12 pasos cuando el medicamento está en su concentración y
tasa máximas). Durante una reacción, la velocidad del líquido se puede aumentar
a 500 cc/hora hasta que los síntomas se resuelvan. Estas recomendaciones se
describen en un algoritmo que se proporciona para facilitar la estratificación
de riesgos basada en fenotipos, presentación clínica y biomarcadores (Fig. 5).
De acuerdo con los datos anteriores que
mostraron una tolerancia a largo plazo después de múltiples
desensibilizaciones, se utilizó la reducción de la dosis para hacer tolerar a
los pacientes su dosis objetivo cuando las desensibilizaciones iniciales no
tuvieron éxito. La reducción de la dosis y la escalada posterior de la dosis
sobre desensibilizaciones múltiples (es decir, de 50% a 75% a 100%) tuvo un
efecto de tolerancia en 3 de 6 pacientes. Estos mecanismos de tolerancia a
largo plazo no se conocen bien y necesitan una aclaración. Estos mecanismos
tampoco crean un verdadero estado insensibilizado y no se recomienda la
reexposición a la sustancia biológica causante de la enfermedad sin la
desensibilización. Como se vio en reportes anteriores, la desensibilización
repetitiva confirió un menor riesgo de reacción durante el procedimiento con
una meseta después de 20 desensibilizaciones.
Las limitaciones de este estudio incluyen
la naturaleza retrospectiva que significa que sólo se podían hacer asociaciones
con respecto a los biomarcadores (incluidas las pruebas cutáneas) y los medicamentos
utilizados durante la desensibilización (como los líquidos por vía
intravenosa). Debido a que los pacientes provenían de muchos grupos de
enfermedades diferentes, la recolección de biomarcadores en la RHS inicial se limitó
de forma extrema. Se necesitan evaluaciones adicionales de los biomarcadores al
inicio del estudio, durante la reacción inicial, la desensibilización y la
posdesensibilización para proporcionar herramientas relevantes de forma clínica
que se correlacionen con el fenotipo clínico. Además de la IL-6 y la triptasa,
se deben investigar otros biomarcadores para fortalecer la comprensión de los
endotipos subyacentes de los tipos II, III, IV y las reacciones de liberación
de citocinas. Una limitación para los procedimientos de pruebas cutáneas es que
no están validadas. Los reactivos para la prueba cutánea son costosos y no son
accesibles en la mayoría de los casos. Son necesarias soluciones especiales
para pruebas cutáneas que contengan todos los componentes de epítopos en
concentración alta para crear una herramienta eficaz de diagnóstico. Además,
confirmar las concentraciones no irritantes (incluidos los controles), valores
predictivos (positivos o negativos) y las inquietudes sobre el panorama
económico/reembolso son consideraciones importantes para las pruebas cutáneas para
mAb.
La justificación de las pruebas cutáneas para
mAb depende en parte de la capacidad de aprovechar los costos sustanciales
asociados con estos medicamentos para potenciar la utilidad de pronóstico en la
estratificación de riesgos y el tratamiento de estos pacientes. Dado que una
pequeña cantidad del mAb se usa para preparar pruebas cutáneas (0.1 ml de una
solución de potencia completa), tal vez la disponibilidad de pequeñas alícuotas
o biosimilares pueda ser una opción en el futuro. Las pruebas específicas de
activación de IgE y basófilos también deben combinarse con las pruebas cutáneas
para crear una prueba diagnóstica de triunvirato que proporcione una
identificación clara del fenotipo de la RHS.
Conclusiones
Se proporciona una nueva clasificación propuesta
de RHS a biológicos de acuerdo con la presentación e incluye 4 fenotipos: tipo
I, liberación de citocinas, reacciones mixtas y tipo IV. El fenotipo preponderante
de la RHS inicial cambia de forma predominante del tipo I a la liberación de citocinas
durante la desensibilización. Las desensibilizaciones a 526 biológicos IV y 523
subcutáneos (99.4%) se completaron con éxito. Los líquidos intravenosos y la
reducción de la dosis son estrategias útiles en casos de desensibilizaciones
difíciles. Los resultados de los autores muestran la eficacia y seguridad de la
desensibilización a mAbs. La correlación de los fenotipos de RHS con los
endotipos (IgE, no-IgE), así como los marcadores biológicos como las pruebas
cutáneas, la triptasa y la IL-6, ayudará a dirigir el tratamiento de las RHS a
los mAbs. La medicina de precisión y personalizada debe aplicarse a pacientes
con RHS a productos biológicos.
July 2018Volume 142, Issue 1, Pages 159–170.e2
Hypersensitivity reactions to therapeutic monoclonal antibodies: Phenotypes and endotypes
Centro Regional de Alergia e Inmunología
Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio
González” UANL, Monterrey, México
Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y Profesor
Dr. José Ignacio Canseco Villarreal Profesor
Dra. Gisela Herrera Escalante Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor
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