En concreto, según los resultados de su trabajo que publica la revista 'Journal of Allergy and Clinical Immunology', la exposición a estos compuestos se asocia a un mayor riesgo de asma alérgico en niños cuyas madres han estado expuestas a ellos durante su embarazo y en el periodo de lactancia.
A diario el ser humano está en contacto con innumerables compuestos químicos presentes en los plásticos como los ftalatos, que se usan para hacer estos productos más flexibles, que pueden entrar en el organismo a través de la piel, los alimentos o la respiración.
"Es un hecho bien conocido que los ftalatos afectan nuestro sistema hormonal y, por tanto, pueden tener un efecto adverso sobre el metabolismo o la fertilidad, pero eso no es todo", según el inmunólogo Tobias Polte, uno de los autores del estudio, tras observar que también interfiere en el sistema inmune.
Al inicio del estudio, los investigadores analizaron la orina de un grupo de mujeres embarazadas en busca de metabolitos de ftalatos, y vieron que los niveles de concentración en cada caso se correlacionaban con la aparición de asma alérgica en sus niños.
"Hubo una relación clara entre las concentraciones más altas del metabolito del ftalato de bencilbutilo (BBP) en la orina de la madre y el riesgo de asma alérgico en sus hijos", ha añadido Irina Lehmann, también autora de este trabajo.
Los investigadores fueron capaces de confirmar los resultados de la cohorte madre-hijo en un modelo de ratón en el que los roedores fueron expuestos a una determinada concentración de ftalato durante el embarazo y el período de lactancia, lo que llevó a concentraciones comparables del metabolito BBP en la orina a las observadas en las mujeres.
EL RIESGO SE MANTIENE HASTA LA SIGUIENTE GENERACIÓN
En este caso, los descendientes mostraron una clara tendencia a desarrollar asma alérgico, un riesgo que incluso se mantuvo a la siguiente generación. Entre los ratones adultos, en cambio, no hubo aumento de los síntomas alérgicos.
"Por lo tanto, el factor tiempo es decisivo: si el organismo está expuesto a los ftalatos en las primeras etapas del desarrollo, esto puede tener efectos sobre el riesgo de enfermedad para las dos generaciones posteriores", explica Polte.
Para intentar determinar en qué influía esta exposición, los investigadores analizaron de cerca los genes de los ratones nacidos de las madres expuestas y observaron diferentes grupos metilo en su ADN, a niveles más altos de lo habitual.
En el curso de esta modificación epigenética del ADN, los grupos metilo se unen a un gen que funciona como una especie de candado y, por tanto, evita que se lea su código, lo que significa que la proteína asociada no puede producirse.
"Es como si los ftalatos aparentemente desconecten los genes decisivos por medio de la metilación del ADN, haciendo que la actividad de estos genes se reduzca en los ratones jóvenes", según concluye este experto.
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