jueves, 23 de junio de 2016

De los 'wearables' a los transgénicos: tecnología para luchar contra la alergia

Narices que moquean, estornudos y picores... Los alérgicos están pasando unos días difíciles. La tecnología tiene varias ideas para ayudarles
¿Moqueas sin parar? ¿El estornudo es tu segundo idioma estos días? ¿Te pican tanto los ojos que empiezas a plantearte si realmente merece la pena conservarlos? Amigo, tienes alergia. Y no eres el único. Las gramíneas o los olivos aprovechan estas semanas para polinizarse y el calor y la falta de lluvias no ayudan. Esto significa grandes cantidades de polen en el aire, y muchos alérgicos moqueando por las esquinas. En el peor de los casos, la alergia se convierte en algo muy serio, con problemas respiratorios graves.
Si bien la alergia tiene multitud de tratamientos, así como las vacunas que se aplican cada año, la alergia como tal no tiene cura. Es una molestia con la que los pacientes deben aprender a convivir. Algunas investigaciones y proyectos tecnológicos buscan ayudarles en estas penosas semanas del año.

Transgénicos contra las alergias
Uno de los principales argumentos contra los alimentos provenientes de cultivos transgénicos es que podrían causar más alergias que los cultivos 'tradicionales', aunque hasta el momento no hay ninguna prueba de que ese efecto exista. Algunos científicos creen que de hecho pueden ser una forma de prevenir y tratar las alergias.
Es el caso de Shengwu Ma, biotecnólogo de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, que investiga para crear plantas transgénicas que contengan los antígenos que causan las enfermedades alérgicas (también algunas autoinmunes, cuando la reacción desproporcionada del sistema inmune la provoca alguna sustancia del propio cuerpo y no del exterior). Con ellos, espera, se podrían administrar esos antígenos a los pacientes y ayudarles a desarrollar una tolerancia de forma controlada, sencilla y menos costosa. En sus pruebas con ratones, un arroz modificado para expresar algunos de los antígenos presentes en el polen del cedro japonés ayudó a que los animales estornudasen menos y tuviesen menos picores de nariz.
Así que en el futuro, una ensalada o una macedonia hechas con determinadas frutas o verduras podrían ayudar a los sufridos alérgicos a controlar sus sistemas inmunitarios para que no se vuelvan locos cuando aparece el polen. "La eficacia de los tratamientos para desarrollar tolerancia por vía oral está bien establecida. Con este métodos se solucionaría un factor práctico: el del coste de producir suficientes antígenos, ya que este tratamiento requiere varias dosis altas. Su producción y recolección dentro de plantas comestibles sería una forma nueva y coste-efectiva de conseguirlo", concluye Ma.

Nanotecnología para engañar al cuerpo
Y mientras el cuerpo desarrolla tolerancia a aquellas sustancias inocuas que sin embargo desatan una reacción desproporcionada de nuestras defensas, ¿por qué no esconderlas? Es lo que plantea una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Northwestern: crear unas nanopartículas biodegradables que 'ocultan' el alérgeno y así impedir que el cuerpo lo ataque. 

"El alérgeno se presenta al sistema inmune de una forma en la que sus células son desactivadas en lugar de activadas", aclaraba a Teknautas el investigador y coautor del estudio, Stephen Miller. Las nanopartículas están compuestas de PLGA, un biopolímero muy utilizado en medicina por ser degradable y compatible con las células humanas. La tecnología ha sido, de momento, probada con éxito en ratones, paso previo a su ensayo con seres humanos.

El experimento realizado por Miller y su equipo fue el siguiente: las nanopartículas de PLGA cargadas con el alérgeno se inyectaron en la sangre del animal, el organismo no reconoció dichos cuerpos como una amenaza, y acabaron siendo ingeridos por los macrófagos —células especializadas que actúan como una especie de aspiradora—. Esto provocaba que el sistema inmune deje de considerar el antígeno como algo extraño, por lo que se 'reinicia' y vuelve a la normalidad: "Es como si le dijera al organismo 'tranquilo, no hay peligro'", aclara Miller.

Aplicaciones para controlar el polen
 Aunque evitar totalmente el polen y sus efectos es casi imposible si no estás dispuesto a encerrarte en casa con las ventanas bien cerradas, hay algunas aplicaciones que pueden ayudarte a tener controlado los momentos y zonas donde su concentración es mayor.
Una de ellas es Polen Control, una aplicación para hacer seguimiento de los niveles de polen en tu zona y de los síntomas que vas mostrando durante varias semanas. La aplicación crea un informe cruzando ambos datos que se puede mostrar a un médico o farmacéutico para que recomiende el mejor tratamiento.
Si quieres algo más sencillo que simplemente te informe de los niveles de polen, puedes descargar en tu móvil Alérgicos al Polen España, la 'app' elaborada por el Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Con ella, puedes saber qué índices de polen están altos, moderados o bajos en tu ciudad.

Un colgante que detecta cacahuetes
Las alergias al polen resultan, en general, tremendamente molestas pero poco graves, las alimentarias son mucho más peligrosas. En algunos casos, una diminuta cantidad del alimento en cuestión pueden llevar al paciente directo a las emergencias de un hospital con las vías respiratorias tan hinchadas que respirar se convierte en una odisea. Cacahuetes, mariscos, fresas, pescados, huevo, leche, soja... Para los alérgicos a algún alimento, es esencial evitarlo.
Y eso no siempre es fácil, ya que algunos son ingredientes de muchos platos en los que no se ven a simple vista. Por eso, Abigail Barnes fundó Allergy Amulet, un proyecto para crear un colgante que ayudase a los alérgicos a saber si en el plato que acaban de pedir en un restaurante está presente, aunque sea en pequeñas medidas, ese alimento que necesitan evitar a toda costa.
En su interior se guardan unas tiras de papel que al entrar en contacto con la comida, señalan la presencia de un alérgeno en concreto. Solo habría que llevar encima aquellas indicadas para el que nos resulta problemático y aplicarlas cuando el camarero venga con nuestro pedido para evitar sustos. Claro que tampoco es infalible, ya que podría haber alérgenos en algún otro punto del plato. Por eso Barnes y su equipo recomiendan este gadget como un modo más para ser precavidos, pero no como el único.

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