miércoles, 7 de octubre de 2015

Niños alérgicos o intolerantes a los alimentos: ¿Qué debemos hacer?

Especialista explica qué es la alergia alimentaria y la diferencia que existe en lo que hoy conocemos como la intolerancia a algunos productos.

Cada vez y con mayor frecuencia solemos escuchar en fiestas, restaurantes y reuniones familiares a los padres decir: “mi hijo es alérgico a…, es intolerante al…, no puede comer esto, tampoco de aquello”, reacciones adversas que tienen su origen en el consumo de un determinado alimento, pero que habitualmente no significan lo mismo, aunque sus síntomas a simple vista sean similares.


La alergia alimentaria, en estricto rigor ―indica la Dra. KathrinSchoen, gastroenteróloga infantil de Clínica Ciudad del Mar ―, es un tipo de intolerancia que genera el sistema inmunológico, donde un alérgeno provoca la liberación de histamina u otras sustancias inflamatorias responsables de las reacciones alérgicas, cada vez que se consume el alimento involucrado. En general se observan las alergias alimentarias con mayor frecuencia durante los primeros años de vida, con una alta probabilidad de ser superadas en el tiempo.


“Tienen una mayor incidencia en esta primera etapa de la vida dado que el sistema inmunológico del menor aún se encuentra en desarrollo, por ende, es más propenso a experimentar este tipo de afecciones. En todo caso, se sabe que los niños que nacen por parto natural y que reciben leche materna en forma exclusiva tienen mucho menos riesgos de padecer de alergia alimentaria que niños nacidos por cesárea y  que reciben formula láctea”, manifiesta la especialista.

Una vez desarrollada la alergia, cada vez que el niño afectado consuma o esté expuesto a ciertos alimentos, presentará una reacción adversa que puede ser variable y expresarse con síntomas gastrointestinales, tales como cólicos excesivos, diarrea y vómitos, o sangrado digestivo; a través de problemas en las vías aéreas (dificultad para respirar), alteraciones cutáneas ―hinchazón, dermatitis atópica, urticaria― o una reacción multisistémica (anafilaxia), que incluso puede poner en riesgo la vida del menor.

Después de que se diagnostica la alergia alimentaria, la recomendación es seguir un tratamiento adecuado de acuerdo a la edad y molestias del menor. Así, siempre es importante y necesario eliminar de la dieta, y durante un tiempo determinado, los alimentos identificados que producen los síntomas, que con mayor frecuencia son la proteína de la leche de vaca ―que no es lo mismo que la lactosa―, luego los huevos, la soya, el trigo, pescados y mariscos. En el caso de que la eliminación de alimentos tenga que ser muy amplia, es esencial buscar suplementos con el fin de cubrir los requerimientos nutricionales del niño y que éste tenga un adecuado desarrollo.

“Cada vez que se elimina un alimento a causa de una alergia alimentaria, es necesario que los papás, en conjunto con el especialista que trata al niño, busquen las alternativas para suplir la carencia que dicho alimento va a dejar en el menor. Lo importante es que el pequeño tenga un crecimiento y desarrollo adecuado a pesar de esto”, indica la pediatra.

Otras intolerancias alimentarias que hay que diferenciar de las alergias, corresponden a diferentes cuadros  digestivos, donde el organismo no es capaz de digerir o asimilar correctamente un alimento o algún componente específico de éste,  provocando síntomas como meteorismo, diarrea o vómitos, sin riesgo de anafilaxia. “Los síntomas entre la alergia y la intolerancia son bastante similares, por ello es que es común que las personas se confundan respecto a la identificación de este mal”, puntualiza la Dra. KathrinSchoen.

Las intolerancias alimentarias más comunes corresponden al gluten, la fructosa y la lactosa. Esta última se  vincula a la menor capacidad de la persona de digerir el azúcar que contiene de forma natural la leche. En estos casos se recomienda disminuir y/o evitar el consumo de  leche con lactosa y de alimentos que en su preparación incluyan leche, como la mantequilla, yogurt, postres, comidas y helados, de modo que se pueda disminuir los síntomas y reemplazarlos por alternativas de leche sin lactosa, que hoy están ampliamente disponibles en el mercado nacional y que otorgan prácticamente los mismos nutrientes con alto contenido de calcio como de vitamina D.

¿Qué hacer frente a un cuadro severo de alergia?

Es importante que los papás estén preparados para enfrentar diferentes situaciones en relación a las alergias de sus hijos para poder saber cómo reaccionar ante una eventual crisis provocada a partir de la ingesta de algún alimento al que el niño sea alérgico. Es esencial que se reconozcan aquellos alimentos que son “peligrosos” para el menor.

-Tener conocimiento absoluto de su historial clínico y los antecedentes familiares del menor.

-Evaluar el estado nutricional.

-Realizar un test cutáneo y/o una inmunoglobulina específica.

-Leer los ingredientes de los productos que se compran en el hogar.

-Preguntar por los ingredientes que se utilizan en la elaboración de algunos alimentos en caso de comer fuera de la casa.

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