Cada vez afecta a más personas y es una afección alérgica crónica que se manifiesta con síntomas referidos al esófago y la parte superior del tubo digestivo.
Los alimentos que más suelen producir la 'nueva' alergia son la leche, el trigo, el huevo, las legumbres, incluyendo la soja.
Las reacciones alérgicas ocasionadas por alimentos, al igual que las de otro origen (medicamentos, picaduras de himenópteros, etcétera), pueden provocar síntomas que deriven de manera rápida en una anafilaxia, que es una situación grave que puede comprometer la vida de los pacientes. Una vez desencadenada la reacción, será necesaria una actuación rápida y eficaz para su control. Esta advertencia, puesta de manifiesto por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) durante la XI Reunión de Controversias y Novedades en Alergia (CYNA), se acompaña de una recomendación: formación e información. Tal y como explica la doctora Montserrat Fernández Rivas, una de las coordinadoras científicas de la jornada, «para minimizar el problema, es imprescindible que las personas afectadas, los profesionales sanitarios y la población en general, dispongan de información sencilla pero rigurosa sobre cómo reconocer una anafilaxia, cómo actuar ante ella, y cómo prevenir un nuevo caso».
Esofagitis eosinofílica: origen y síntomas
Por ello es interesante conocer las ‘nuevas enfermedades’, como es el caso la esofagitis eosinofílica, una ‘jovencita’ descubierta hace 20 años pero que comienza a ser conocida ahora: «Hasta hace dos décadas esta enfermedad era desconocida y la diversidad de sus síntomas, que además pueden variar de un individuo a otro y a lo largo de las distintas edades, suponía que durante años los pacientes con esofagitis eosinofílica eran tratrados erróneamente de problemas de reflujo gastroesofágico. Ahora, empezamos a conocerla y se identifica un número creciente de casos, como ocurre con todas las alergias, incluidas las alimenticias, en los países desarrollados», señala el doctor Alfredo Lucendo, responsable del servicio de Aparato Digestivo del Hospital General de Tomelloso.
Como consecuencia de su ‘corta vida’, no existen estrategias de tratamiento comúnmente aceptadas, y se carece de fármacos específicos
Se trata de una afección alérgica crónica que se manifiesta con síntomas referidos al esófago y la parte superior del tubo digestivo y que puede causar disfagia (dificultad al tragar), y, en el caso de los niños, trastornos de la alimentación. Se estima que afecta a una de cada 2.000 personas en España y en otros países desarrollados, constituyendo probablemente la principal causa de síntomas esofágicos crónicos en sujetos menores de 30 años.
Los alimentos que más la suelen producir son la leche, el trigo, el huevo, las legumbres, incluyendo la soja, aunque, no existe ningún patrón común para todos los pacientes. De hecho, y como consecuencia de su ‘corta vida’, no existen estrategias de tratamiento comúnmente aceptadas, y se carece de fármacos específicos.
Además, esta patología impacta de manera relevante en la calidad de vida de los pacientes, que sufren generalmente retraso medio de hasta 4 años en los adultos y de dos años en los niños en su diagnóstico. «Los tratamientos dietéticos son eficaces, pero la identificación de los alimentos responsables no es siempre sencilla. Además, en el momento actual carecemos de fármacos específicamente aprobados para la esofagitis eosinofílica, para la cual sólo son efectivos los corticoides tópicos, siempre y cuando se tomen de una manera continuada», apunta el doctor.
Cuando la alergia es mortal
En el caso particular de las alergias alimentarias, el riesgo de sufrir reacciones es cotidiano, como lo es la alimentación, y puede producirse en cualquier lugar y circunstancia en los que la persona alérgica se halle expuesta a algún alimento. Esto es especialmente cierto cuando el alimento responsable es común en la dieta (como la leche o el huevo), por poder encontrarse oculto en la composición de otros alimentos elaborados o envasados.
Si un paciente alérgico a un alimento lo ingiere puede sufrir una anafilaxia. Ésta es la reacción alérgica más grave que existe. Su rápida instauración y afectación de todo el organismo la convierte en una urgencia vital que debe tratarse con adrenalina.
Como no existe una definición sencilla que permita identificar todos los casos de anafilaxia, se han ido desarrollando definiciones de consenso que incluyen diferentes criterios en un intento de abarcar todas las posibilidades.
Aunque no se trata de una enfermedad muy frecuente, y que sólo unos pocos casos llegan a ser fatales, los alergólogos continúan trabajando para un mejor manejo de estas situaciones.
Así, en el año 2010 surgió la iniciativa de crear un registro europeo online de anafilaxias, NORA (Network for Online Registration of Anaphylaxis) con un formulario que permite recoger datos exhaustivos sobre las manifestaciones clínicas, los agentes causantes, los factores favorecedores y el manejo clínico de los pacientes. «Su análisis nos está permitiendo conocer las principales causas de anafilaxia en Europa, sus factores de riesgo y el manejo que se hace. Esta información es tan importante para los profesionales sanitarios como para las autoridades que podrán conocer la magnitud real del problema e implantar las medidas legislativas y de Salud Pública necesarias para prevenir la anafilaxia, protocolizar su abordaje y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los afectados», añade la doctora Fernández Rivas.
Fuente: http://www.elcorreo.com/
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