lunes, 29 de junio de 2015

Un programa de entrenamiento de 12 meses de ejercicio de intensidad moderada mejora el estado físico y la calidad de vida en adultos con asma: un ensayo controlado

Antecedentes
El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por la obstrucción reversible bronquial que conlleva a la disnea y capacidades limitadas de ejercicio. Con frecuencia los asmáticos luchan por distinguir entre la falta de aire asociada a la broncoconstricción y la falta de aire causada por la hiperventilación inducida por ejercicio. Los pacientes pueden desarrollar ansiedad en relación a las dos circunstancias lo que conduce a una vida sedentaria y la pérdida subsecuente del estado físico. Este mecanismo se ilustra con la observación que las capacidades de ejercicio en los asmáticos se relacionan más a la actividad habitual que con la obstrucción en el flujo del aire o la hiperactividad bronquial. Los pacientes adultos con asma están en menos forma que sus pares.
En general el entrenamiento físico es bien conocido por apoyar un estilo de vida saludable. El ejercicio aeróbico regular mejora la función cardiovascular, reduce la mortalidad, y lleva a una variedad de beneficios psicológicos y sociológicos. Como en individuos saludables, el entrenamiento físico regular mejora la salud de las personas con asma. Por ende, los guías actuales incorporan la recomendación de que todos los pacientes con asma hagan actividad física con regularidad.

Un análisis reciente de Cochrane demuestra los efectos positivos del entrenamiento físico sobre la forma física de una persona con asma, mientras que sólo se encuentra información limitada acerca de la calidad de vida en relación a la salud. Sólo se incluyeron estudios con al menos dos sesiones a la semana. En la mayoría de los estudios sobre entrenamiento de ejercicio en asma las intervenciones tomaron lugar en clínicas especializadas en rehabilitación y duraron de 3 semanas hasta un máximo de 6 meses. El uso intensivo de los recursos involucrados puede dificultar la transferencia de los resultados publicados a la vida real en vista de los recursos económicos limitados.
Mientras una porción significativa de la población adulta sufre de asma, los estudios publicados incluyeron principalmente a niños y adultos jóvenes. Un informe consensuado hizo énfasis en la necesidad de la investigación de los efectos de la rehabilitación pulmonar, en especial en los asmáticos mayores de edad. Hasta ahora, no se evaluó ningún programa que ofrezca entrenamiento físico regular por un año o más a adultos asmáticos como un paciente externo.
Por esta razón, se desarrolló un programa de entrenamiento económico para pacientes adultos externos con asma. La meta fue promover a los individuos no activos a empezar y continuar con el entrenamiento físico. La hipótesis fue que este programa de entrenamiento de larga duración, de una sesión por semana, mejoraría el estado físico cardiorrespiratorio y la calidad de vida en los adultos con asma.
Métodos
Participantes
Se hizo un estudio prospectivo seudoaleatorio controlado. Los pacientes se incluyeron si no participaron en un programa de rehabilitación pulmonar en los últimos 12 meses. Adoptaron los criterios para incluir y excluir pacientes de las recomendaciones de la Liga Alemana de la Vía Aérea: se excluyeron los pacientes con FEV1 posbroncodilatador < 60% del predicho, historia de exacerbaciones recurrentes, hipoxemia (PaO2 < 50 mm Hg), hipercapnia (PaCO2 > 45 mm Hg), historia de cor pulmonale descompensado, enfermedad cardiaca coronaria no controlada, hipertensión arterial no controlada, historia de trastornos del ritmo cardiaco hemodinámicamente relevantes, osteoporosis grave o con otros trastornos comórbidos que limitan la capacidad de ejercicio, obesidad (índice de masa corporal > 35 kg/m2). También se excluyeron pacientes que no podían o no querían asistir con regularidad a las sesiones de entrenamiento. Los pacientes se excluyeron si no podían soportar una tarea equivalente a 50 vatios en un cicloergómetro. Un especialista pulmonar recomendó esta prueba y se realizó según la necesidad a los pacientes. No hubo un límite máximo en las capacidades de ejercicio como un criterio para la exclusión.
Se usó un artículo del periódico para reunir los sujetos en el área metropolitana de Hamburgo (una ciudad con 1.7 millones de habitantes). Se asignaron los pacientes a los grupos de intervención o control de acuerdo a donde vivían: los pacientes que vivían dentro de 7 kilómetros a las ubicaciones para el entrenamiento formaron el grupo de intervención, mientras que los que vivían más lejos fueron los del grupo control.
Todos los participantes tenían un diagnóstico de asma según el criterio estándar. Los especialistas pulmonares confirmaron el diagnóstico y fueron responsables de su tratamiento médico, el cual tuvo que ser consistente con las recomendaciones estándares. Los especialistas pulmonares determinaron si el asma alérgica estaba presente en los pacientes, que incluyó una evaluación del historial médico, y pruebas serológicas y cutáneas.
El comité local de ética de la Cámara de Médicos de Hamburgo aprobó el protocolo del estudio. Todos los pacientes estuvieron de acuerdo con participar en el estudio y dieron su consentimiento informado por escrito.
Programa del entrenamiento
Los participantes del estudio se asignaron a tres grupos de entrenamiento de pacientes neumópatas externos que se establecieron de forma previa con la cooperación de clubes deportivos locales. El entrenamiento se realizó en grupos de 8-12 personas. Las sesiones semanales duraron 60 minutos en las últimas horas de la tarde. Las sesiones se realizaron en un gimnasio con aparatos para el entrenamiento simple como pelotas gimnásticas, bandas elásticas y bancos. Todos los entrenadores se educaron en terapia física y en fisioterapia respiratoria. Uno de los dos médicos (A.M. y K.T.) estuvo presente durante las sesiones de entrenamiento. El flujo máximo se midió antes y después de cada sesión. Se pidió a los participantes usar sus broncodilatadores inhalados antes de cada sesión previo a las mediciones del flujo máximo. Cada participante mantuvo un registro del entrenamiento para tomar nota de sus tazas de asistencia y mediciones del flujo máximo.
El programa del entrenamiento se estandarizó para todos los grupos. Un calentamiento que consistió en caminar a diferentes velocidades durante 15 minutos acompañado de ejercicios leves de diferentes grupos musculares, seguido por entrenamiento de resistencia y de circuito para incluir las extremidades superiores e inferiores por 30 minutos. Se promovió que los participantes hicieran ejercicio con una frecuencia cardiaca > de 60% de la tasa cardiaca máxima alcanzada durante la prueba inicial de ejercicio cardiopulmonar. Dicha intensidad del entrenamiento en general se califica como moderada. Los pacientes midieron sus propios ritmos cardiacos. Se avisó a los participantes usar la respiración diafragmática y con los labios fruncidos para mejorar la ventilación. Los últimos 15 minutos incluyeron una etapa de enfriamiento con estiramientos y relajación muscular. Ningún ritmo ni música se usó durante las sesiones para permitir a los participantes hacer los ejercicios a su propio ritmo. Promovieron a los sujetos incrementar su actividad física en casa, por ejemplo: caminar en vez de manejar, subir las gradas en vez de usar el elevador, etc. Aparte de las sesiones de entrenamiento no se incluyó otra intervención como educación u orientación en el programa de estudio. El grupo de control no recibió ningún tipo de intervención.
Evaluaciones
Se evaluaron a todos los participantes después de 12 meses. Se obtuvo información de la función pulmonar incluida la capacidad vital inspiratoria en los consultorios de los especialistas neumólogos referentes. Todas las pruebas de ejercicio pulmonar se realizaron en un consultorio de un especialista neumólogo. El investigador (S.G.) se cegó al estatus del grupo. Una prueba de cicloergómetro estado inestable (Oxycon alfa, Viasys, Würzburg, Alemania) se realizó con incrementos de 10 vatios con cada minuto hasta llegar al agotamiento.
Al mismo tiempo, se pidió a todos los participantes completar dos encuestas de calidad de vida. Se usó una versión alemana validada de la forma corta 36 (SF36), la cual es una encuesta que cubre los aspectos de la calidad de vida en relación a la salud en general. Los puntajes van de 0 (peor salud posible) a 100 (mejor salud posible). Las diferencias clínicas importantes se determinaron de las recomendaciones publicadas.
El segundo instrumento fue la versión de la encuesta alemana validada, llamada Cuestionario de Calidad de Vida con Asma (AQLQ). Las opciones de respuesta para cada uno de los 32 ítems en los 4 dominios están en una escala de 7 puntos, donde 1 indica impedimento máximo y 7 indica sin impedimentos. Un cambio de > 0.05 puntos se valoró como clínicamente significativo según lo recomendado. Refiérase a la figura 1 para el flujo del paciente.
Tamaño de la muestra
El tamaño de la muestra se basó en un cálculo de potencia que usó el consumo máximo de oxigeno (V02max) como la medida del resultado primario (tamaño del efecto, 1.16; desviación estándar [SD], 4.0 L/min). El V02max se escogió como la medida de resultado primario porque es una medida válida y segura de las capacidades de ejercicio. El estimado del tamaño del efecto se basó en estudios previos de entrenamiento de ejercicio en rehabilitación pulmonar. El número estimado de pacientes que se requirió en cada grupo para detectar una diferencia en el V02max con una potencia de 80%, una prueba de 2 colas, un nivel de α de P menor de 0.05 y una proporción de asignación de 0.8 fue de 10 pacientes del grupo de intervención y 8 pacientes en el grupo control. Para tomar en cuenta un abandono al estudio de 10%, se reunieron pacientes adicionales.
Análisis estadístico
La información se analizó por importancia estadística con el SPSS 7.5. Los resultados se reportaron como números medios con una desviación estándar (SD). La normalidad se probó con la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Una prueba de t pareada se usó para comparar las medidas hechas al inicio (t1) y después de un año de entrenamiento físico (t2) en cada grupo y una prueba t de 2 muestras para varianzas desiguales. Los efectos se consideraron significativos en p < 0.05.
Resultados
Población de pacientes
Treinta y un pacientes respondieron el artículo en el periódico. Se tuvieron que excluir 6 participantes. De los 24 participantes que quedaron, 14 se asignaron al programa de entrenamiento y 10 se utilizaron como los controles. Un paciente en el grupo activo no concluyó el estudio porque se mudó. Dos pacientes del grupo control quisieron participar en el grupo activo de deportes pulmonares y como consecuencia se excluyeron del estudio. Las características de los participantes (13 mujeres, 8 hombres, la edad media de 57 + 10 años) que terminaron el estudio se ven en la tabla 1. Todos los resultados mostrados se refieren a esta población. No hubo diferencias entre los grupos en términos de edad, duración de la enfermedad, función pulmonar o medicamentos. En el grupo de ejercicios, 6 participantes tuvieron un asma leve, 4 moderada, y 3 grave. En el grupo control se incluyeron 2 participantes con asma leve, 3 moderada, y 3 grave.
La evaluación de seguimiento no mostró ninguna diferencia estadística con respecto a la función pulmonar, pruebas y el índice de masa corporal en comparación a las evaluaciones de referencia en ambos grupos.
Tolerancia al ejercicio
En la tabla 2 se muestra el rendimiento cardiorrespiratorio en el pico de ejercicio para los pacientes en entrenamiento y los controles. Cada uno de los 21 participantes tuvo 2 pruebas cardiopulmonares durante un periodo de 12 meses. Los participantes mostraron nivel bajo de estado físico en la línea basal (t1) al mostrar una disminución en la tasa del trabajo máximo (WRmax), y el consumo de oxigeno máximo (V02max).  El WRmax sólo fue 68% de lo previsto. Los que se asignaron al grupo de ejercicio mejoraron su WRmax medio por 18 + 18 vatios (p = 0.005), su V02max medio por 4.6 + 4.36 ml/min/kg (p < 0.005), y su pulso de oxígeno por 1.6 + 1.98 ml (p < 0.05), y respiración/minuto (VE) por 13.2 + 18.72 l/min (p < 0.005) después de un año (t2). El WRmax fue diferente después de un año entre los dos grupos (p < 0.05). En el grupo control no hubo cambios con el V02max, VE máximo y ni con el pulso de oxígeno después de una observación de 12 meses.
Calidad de vida relacionada a la salud
En la  tabla 3 se muestran los resultados de las pruebas del estado de salud. En la línea basal (t1), los pacientes en ambos grupos mostraron una calidad de vida disminuida según su SF-36 y los puntajes del AQLQ. Se obtuvo la información completa de la calidad de vida de todos los pacientes en estudio al final de las evaluaciones (t2). Después del programa de entrenamiento hubo mejoras en las variables físicas del SF-36 (+8.8 +10.7; p < 0.05) y en la función social (+11.5 + 13.5; p < 0.05) para el grupo de entrenamiento (tabla 3). Los dos cambios se acercaron al umbral publicado por una diferencia clínicamente importante. Con respecto al AQLQ, se encontraron mejoras significativas de forma clínica y estadística en los siguientes dominios: las actividades (+0.8 + 0.8; p < 0.05), las emociones (+0.8 + 1.2; p < 0.05) y la calidad de vida en general (+0.6 + 0.9; p < 0.05). El dominio de los síntomas no alcanzó el nivel de importancia significativa (0.6 + 1.2; p = 0.093). Todos los parámetros se mantuvieron sin cambios en el grupo control después de un año.
No hubo relación entre las mejoras de capacidades de ejercicio y las mejoras en el SR-36 o los puntajes del AQLQ al final del estudio.
Medidas del flujo máximo y eventos adversos
Los pacientes usaron su medicación de forma regular y las medidas del flujo máximo fueron constantes durante la duración de un año. Se observó un aumento leve en las tasa del flujo máximo después de cada sesión de entrenamiento. Durante las sesiones de entrenamiento no se notó ningún evento adverso. La dosis de corticoesteroide inhalado y el uso broncodilatador no cambiaron al estado basal en ambos grupos. Durante el periodo del estudio 2 pacientes del grupo de entrenamiento y 4 pacientes del grupo control necesitaron la administración de corticoesteroides orales.
Cumplimiento de las sesiones de entrenamiento
El cumplimiento fue de 75 + 15% durante el periodo de estudio. Las razones más comunes para no asistir fueron personales (otro compromiso, feriado, evento social) y, en un grado menor, las exacerbaciones. El único paciente que no siguió con el grupo activo se mudó.
Discusión
El estudio actual mostró que los adultos con asma que participan en un programa de entrenamiento de larga duración como paciente externo experimentan mejoras en el estado físico cardiorrespiratorio y la calidad de vida relacionada a la salud. Estos resultados se alcanzaron mediante un programa de una intensidad baja en comparación con otros programas. Una característica única del estudio en comparación a los estudios previos del entrenamiento físico del asma se encuentra en su duración de un año.
El tratamiento óptimo del asma debería llevar a una vida normal sin restricciones. Esto incluye la toma de medicamento adecuado, la educación del paciente sobre el tratamiento de la enfermedad, y el apoyo sicológico. En adición, la actividad física de forma regular provee beneficios para los pacientes asmáticos: los efectos beneficiosos se reportaron en un gran número de estudios con niños y adultos jóvenes con el uso de programas del entrenamiento para pacientes externos.
El estudio actual varía de los estudios previos publicados en tres aspectos importantes. Primero, la duración del programa de entrenamiento fue el más largo reportado para un ensayo controlado de entrenamiento de ejercicio en pacientes con asma. Los reportes previos usaron programas de 6 a 16 semanas en duración. Se conoce que los beneficios ganados mediante la rehabilitación pulmonar decaen de forma subsecuente. En vez de lograr mejoras más grandes en un tiempo de duración limitada, los programas de entrenamiento para las enfermedades crónicas deberían apuntar por efectos duraderos. La duración óptima para un programa actualmente se desconoce. Sin embargo, las guías actuales recomiendan la duración más larga que sea posible y práctica. En los programas del entrenamiento no se mostró de forma previa si es posible mantener el cumplimiento de los pacientes con asma por encima de 75% durante más de 16 semanas. Por lo tanto, la extrapolación de los resultados encontrados en ensayos previos más cortos puede ser problemática. La revisión de Cochrane más reciente del entrenamiento físico en el asma aborda este aspecto y hace énfasis de forma explícita sobre la necesidad específica para los estudios de una duración más larga, por ejemplo un año o más.
Sin embargo, los mecanismos que explican las mejoras en programas de corta y media duración (por ejemplo hasta las 16 semanas) puede no ser lo mismos como aquellos responsables de los cambios reportados en este estudio: en un programa de larga duración el cumplimiento y los efectos psicológicos pueden volverse más importantes que la intensidad o la frecuencia del entrenamiento. En este aspecto, amerita mención un estudio que siguió a unos asmáticos jóvenes después de asistir a un programa de rehabilitación de 10 semanas. Se promovió que los pacientes hicieran entrenamiento físico en la casa pero la intensidad del entrenamiento se dejó a discreción de ellos. De manera interesante, la mitad de los pacientes decidieron hacer ejercicios de 1-2 veces por semana pero esto fue suficiente para mantener las mejoras logradas de manera inicial durante tres años. Este resultado resalta la presunción de que un periodo más largo de tiempo de entrenamiento de una vez a la semana parece ser apropiado y factible para la mayoría de pacientes.
Segundo, este estudio investigó los efectos del entrenamiento físico en adultos asmáticos con una edad media de 56 + 10 años. Aparte de muy pocos reportes anteriores, sólo se investigaron niños o adultos jóvenes hasta el momento. Como el asma es un diagnóstico común en los adultos, esta falta de información es sorprendente, pero puede deberse a un diagnóstico bajo de asma en los adultos. Los únicos reportes que estudiaron a los pacientes mayores con asma variaban del estudio actual en que sólo se usaron ejercicios de respiración como un elemento del entrenamiento, usaron un diseño de una intensidad considerablemente más alta que en el estudio actual o fallaron en inducir mejoras en las capacidades del ejercicio. El criterio de exclusión, en especial con respecto a ciertas comorbilidades, puede representar una razón posible para la escasez de información en el entrenamiento de pacientes mayores con asma. Este estudio confirma que el entrenamiento de ejercicio es factible y efectivo no sólo en los jóvenes, sino en los pacientes mayores con asma.
Junto con los estudios de Turner et al y Boyd et al, este reporte actual es el primer ensayo controlado que midió la calidad de vida en un grupo de adultos asmáticos que participaron en un entrenamiento físico. Todos los participantes tuvieron una calidad de vida disminuida según el SF-36 y AQLQ en la línea basal en comparación a los resultados reportados para los adultos con asma. Después de un año de entrenamiento de ejercicio, algunos componentes del SF-36 y AQLQ aumentaron a un nivel clínico significativo. En contraste a este estudio, Turner et al sólo encontraron mejoras en la calidad de vida mientras la capacidad de ejercicio no cambió. Boyd et al demostraron aumentos en la calidad de vida tanto como los niveles del estado físico, sin embargo, sus estudios usaron una intensidad de entrenamiento más alto y transcurrieron durante un periodo de tiempo más corto.
Los estudios controlados previos reportaron la información de la calidad de vida sólo de niños, adultos jóvenes, o grupos mezclados de pacientes con asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica no reversible (EPOC). Todos reportaron mejoras en algunos de los componentes medidos. Igual que en el estudio actual, los cambios de rendimiento en el ejercicio no correlacionaron con los cambios correspondientes en la calidad de vida en todos los reportes menos uno. Esta observación indica que otros factores aparte de las capacidades físicas influyen en la calidad de vida. Además, el entrenamiento físico también puede mejorar los puntajes emocionales. Este hecho subraya el vínculo importante entre la discapacidad física y emocional en las enfermedades crónicas como el asma y las barreras sicológicas contra la actividad física.
Tercero, en este estudio un programa de entrenamiento de una intensidad más baja que lo normal logró las mejoras. En general se supone que el entrenamiento de la resistencia aérobica por menos de 2 días a la semana, por los menos 40-50% del V02max, y por menos de 10 minutos no es suficiente estímulo para desarrollar y mantener un buen estado físico. En contraste, el grupo actual de entrenamiento sólo tuvo sesiones supervisadas una vez a la semana. Algunas circunstancias pueden explicar porqué este programa todavía demostró aumentos en las capacidades similares a los resultados reportados.
Los pacientes iniciaron el programa con un estado físico inferior notable que se reflejó en un WRmax de 68% de los valores previstos, que se compara con el rango reportado por Mendes et al Se mostró que en pacientes con EPOC, un entrenamiento de una intensidad más baja y una duración más larga puede ser beneficioso. Además, las directrices citadas se escribieron para individuos saludables con el objetivo de aumentar el buen estado físico a un nivel alto en un tiempo razonable. Se reconoce que estas recomendaciones no siempre se pueden realizar por las personas mayores, el Colegio Americano de Medicina del Deporte publicó de forma posterior un documento de posición sobre la actividad física en los adultos mayores que recomienda ejercicio de menor intensidad y frecuencia. Las personas discapacitadas con enfermedades crónicas y un estado físico menor quizás no desean lograr los niveles más altos de un buen estado físico. Para estos pacientes es suficiente estar en forma lo necesario para permitir la vida diaria.
La limitación del ejercicio en los asmáticos no correlaciona con la gravedad de la enfermedad, pero se debe en gran medida a los factores psicológicos. Los pacientes pueden reducir su actividad física diaria por una disnea percibida que lleva a un nivel inferior de estado físico. Una vez los pacientes se acostumbran a un cierto nivel de disnea, pueden tolerar niveles más altos de ejercicio de manera independiente de la función pulmonar. Está bien documentado que el entrenamiento físico no induce mejoras en la función pulmonar. En línea con esta observación, se encontró un aumento en VE sin cambios en la función de los pulmones. En este estudio, los pacientes entrenaron bajo la supervisión permanente de un médico. Por lo tanto, los pacientes se sentían más seguros e hicieron ejercicio hasta llegar cerca de sus límites físicos. Una vez que experimentaron los beneficios del entrenamiento físico, se pudo traducir en un grado más alto de actividad en sus vidas diarias.
Los experimentos en gemelos saludables mostraron que un entrenamiento intenso con varias sesiones por semana puede aumentar el buen estado físico de forma rápida con la desventaja que este buen estado físico se pierde en el mismo período de tiempo. El entrenamiento de baja intensidad una vez a la semana es suficiente estímulo de entrenamiento y  resulta en un aumento relevante, pero más lento que una carga de trabajo máximo. “El rendimiento atlético” que describe la estabilidad del estado físico en el transcurso del tiempo, parece ser más alto en este modo de entrenamiento. Este aspecto es importante para los pacientes con enfermedades que no pueden asistir con regularidad a sesiones de entrenamiento. En este estudio, la asistencia al entrenamiento fue de 75 + 15% durante un año.
El costo de establecer este programa de entrenamiento fue bajo en comparación a estudios publicados. Al usar las facilidades en clubes locales de deportes fue posible ejecutar este programa a un costo de $10 € por sesión de entrenamiento por participante. Este diseño de bajo costo mejora la funcionalidad del programa presentado en el ambiente actual de la atención médica con sus restricciones financieras. La proporción de 8-12 pacientes por entrenador fue más alta que lo normal. Mientras que fue imposible ofrecer entrenamiento individualizado a cada participante, se equilibró por una motivación más alta en un grupo de pacientes con intereses comunes. Además, cada unidad del programa permitió entrenamiento a un nivel individual.
Limitaciones del estudio
Este estudio tiene algunas limitaciones que incluyen el proceso de asignación no aleatorio. La intervención en la asignación se basó en el lugar de residencia del paciente por razones prácticas. Como sólo existían dos sitios de entrenamiento disponibles, sólo los pacientes que vivían cerca se incluyeron en el grupo de entrenamiento. Se sintió que viajar largas distancias habría impedido el cumplimiento a largo plazo ya que el tiempo de viaje es un factor bien conocido en el no cumplimiento. Sin embargo, no es probable que las conclusiones formuladas se limiten en gran medida por este aspecto metodológico. El proceso de asignación resultó en una distribución equilibrada de las características de la línea basal en ambos grupos. Como todos los participantes vivieron en la misma área residencial, el ambiente social fue comparable para todos.
Se demostró la alta motivación en el grupo de entrenamiento con una tasa alta de asistencia y el hecho que el único paciente que no continuó fue él que se mudó. Como la motivación representa un factor importante, se necesita tener cuidado con generalizar los resultados de un solo grupo.
Como el uso de corticoesteroides orales durante el estudio fue más alto en el grupo de control que en el grupo de entrenamiento, la diferencia en las capacidades de ejercicio entre los grupos se puede explicar por una diferencia en las tasas de exacerbaciones. Aunque no se puede excluir que esta diferencia fue pura casualidad, la hipótesis de los autores es que la tasa más baja de exacerbaciones en el grupo de intervención se puede reflejar en los efectos antiinflamatorios del entrenamiento aeróbico. Esta hipótesis se apoya con reportes consistentes de una inflamación reducida de las vías respiratorias después del entrenamiento del ejercicio. Además, un estudio prospectivo encontró que en las mujeres mayores, la actividad física regular se asocia con un riesgo reducido de exacerbaciones del asma.
No se midió la actividad física fuera de las sesiones del entrenamiento; se desconoce el tiempo total de ejercicio por semana. Como consecuencia, no se puede determinar si las sesiones de una vez por semana o cambios en el estilo de vida en general llevaron a las mejoras observadas. Para futuros estudios deberían medir el nivel de actividad física antes y después de la intervención.
Es importante notar que los efectos positivos en el estado físico logrados en esta muestra pequeña no se pueden generalizar a una población asmática más amplia, ya que se sabe que los efectos del entrenamiento son más notables en individuos con un estado físico inferior. Esta correlación se demostró en el trabajo de Menes et al quienes encontraron una correlación inversa entre la línea basal de VO2max y las mejoras en VO2max relacionadas al entrenamiento.
Conclusiones
Este estudio demuestra que un programa de entrenamiento físico de una intensidad moderada de una duración larga se asocia con mejoras relevantes en el estado físico y la calidad de vida en relación a la salud en adultos mayores con asma bien motivados. Estos efectos se obtuvieron en grupos de deporte de pacientes externos con recursos limitados. La duración del programa, un año, es la más larga publicada en este momento.

A 12-month, moderate-intensity exercise training program improves fitness and quality of life in adults with asthma: a controlled trial

Andreas Meyer1*, Sabine Günther2, Timm Volmer3, Karin Taube4 and Hans J Baumann2


Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. med. Sandra Nora González Díaz    Jefe y Profesor
Dr. Alfredo Arias Cruz                             Profesor
Dra. Patricia Monge Ortega                      Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann            Profesor


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