Hiperreactividad nasal, estornudos en salvas, rinorrea acuosa y obstrucción nasal son algunos de los síntomas que padece, aproximadamente, el 21% de la población general que sufre rinitis alérgica (RA). La clínica es bastante conocida por su alta prevalencia y los jóvenes que viven en medios urbanos son el colectivo más vulnerable.
El componente genético tiene mucho que ver en el desarrollo de esta patología, aunque el que más pesa es el ambiental. La manera de prevenir la rinitis alérgica sería vivir desde pequeños en ambientes más naturales, en contacto con las plantas, la tierra, los animales, etc.
“Todos ellos contienen sustancias que no son nocivas para el ser humano, pero si no se entra en contacto con ellas hasta pasados varios años, el organismo puede reaccionar mal”, explica el doctor Miguel Armengot, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario La Fe de Valencia y presidente de la Comisión de Rinología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL). Asimismo, el impacto de la RA en la calidad de vida es muy alto. De hecho, el experto recuerda que los cuestionarios de calidad de vida indican que los pacientes con rinitis están “mucho peor” que quienes tienen asma.
La sensación incómoda y los efectos adversos con los que convive este colectivo se prolonga meses e incluso todo el año. La sensación de embotamiento, la mala calidad del sueño, el incremento de las apneas durante el sueño, la inflamación y mayor tendencia a la infección de las vías aéreas superiores e inferiores, así como la disminución del rendimiento laboral y académico son algunos ejemplos de cómo la RA impacta en la calidad de vida de estas personas, tal y como explica el Dr. Armengot.
Comorbilidades en RA
En cuanto a las comorbilidades, el especialista remarca que el paciente que empieza con rinitis, puede acabar presentando asma y, además, padecer conjuntivitis o alergia cutánea. “La rinitis suele comenzar como rinitis alérgica y con los años, si no se trata adecuadamente, es muy probable que también se desarrolle asma”, puntualiza el experto.
Al respecto, los pacientes con RA y asma tratados con corticoesteroides intranasales consiguen una reducción significativa de las hospitalizaciones y las visitas a urgencias relacionadas con asma.
Han transcurrido 10 años desde que Avamys obtuvo la opinión positiva de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento de los síntomas de la RA tanto en adultos, adolescentes, como en niños mayores de 6 años de edad. La evidencia científica generada con Avamys demuestra que es un fármaco eficaz y con un perfil de seguridad favorable.
Arsenal terapéutico
Para la rinitis, “los corticosteroides tópicos en spray nasal son la primera opción de tratamiento, ya que permiten reducir la inflamación y mejorar mucho la sintomatología”, afirma el experto, quien prosigue que, en ocasiones, se debe añadir antihistamínicos en spray, en combinación con corticosteroides, o antihistamínicos en comprimidos orales. “Este tratamiento consigue reducir la sintomatología y mantener una adecuada calidad de vida”, subraya.
Presentan un potente efecto antiinflamatorio sobre la mucosa nasal y, por lo tanto, reducen la inflamación y mejora la clínica del paciente.
Presentan una baja biodisponibilidad, por lo que tienen un efecto fundamentalmente tópico y no produce efectos secundarios sistémicos”, además se administran en dispositivos faciles de usar, señala el presidente de la Comisión de Rinología de la SEORL. De hecho, reducen significativamente los síntomas nasales de la RA estacional (41%), la RA (45%) y la congestión nasal (39%).
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