jueves, 11 de mayo de 2017

Tratamiento farmacológico de la rinitis alérgica en el adulto mayor

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Drugs & Aging

1. Introducción
La rinitis alérgica es un problema significativo en todo el mundo. En EUA la prevalencia de la rinitis se estima entre el 10 y 30% de los adultos. De acuerdo con la guía de práctica clínica Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma (ARIA), la prevalencia de rinitis alérgica en la población en general de Europa y EUA se encuentra entre el 40 y 50%. Desafortunadamente la guía ARIA no se enfoca en adultos mayores y ni evalúa las diferencias en el diagnóstico y tratamiento de la rinitis. ARIA y un grupo de trabajo conjunto resalta el problema de la rinitis en el adulto mayor, pero no vincula la rinitis a las alergias. No se dispone de datos acerca de cómo la rinitis alérgica afecta la calidad de vida del adulto mayor ni cómo determinar las necesidades del adulto mayor con rinitis alérgica.
El creciente número de pacientes con alergias y el envejecimiento de la población mundial causan un incremento en las enfermedades alérgicas en pacientes de edad avanzada mayor de 60 años. A pesar de que varios autores analizaron la epidemiología, diagnóstico y tratamiento de las alergias, la ocurrencia y curso natural de las enfermedades alérgicas en el adulto mayor, descuidaron algunos datos. La prevalencia de la rinitis alérgica en el adulto mayor es de 5-8%, aproximadamente y disminuye con la edad, aunque algunos datos epidemiológicos nacionales sugieren que el número de pacientes con enfermedades alérgicas podrían ser mayor del 10%. Sin embargo, los datos epidemiológicos disponibles son rudimentarios, y son pocos los estudios internacionales de cohorte basados en población de adultos mayores. Por lo tanto, la rinitis alérgica en el adulto mayor se percibe muy poco.
Pocos estudios analizaron grupos de pacientes mayores de 60 años de edad. Algunos estudios analizaron la situación epidemiológica de los adultos mayores con rinitis sin considerar los mecanismos alérgicos.
Se distinguen varios tipos de rinitis crónica que impiden un diagnóstico apropiado en el adulto mayor. Además de la rinitis alérgica, los tipos de rinitis no alérgica incluyen la rinitis vasomotora, la rinitis atrófica, la rinitis inducida por medicamentos y la rinitis no alérgica con eosinofilia.
El objetivo de este artículo fue la revisión de la literatura actual sobre la rinitis alérgica en el adulto mayor y discutir el enfoque del tratamiento en estos pacientes, como la farmacoterapia y la inmunoterapia específica con alérgenos. El límite de edad utilizado fue de 60 años para disminuir el número de estudios que tratan acerca de rinitis alérgica en el adulto mayor. Sin embargo, la edad límite que define al “adulto mayor” es variable y tiende entre los 65 y 70 años, incluso se observaron edades mayores.
2 El envejecimiento de la nariz y el sistema inmunitario
2.1 El envejecimiento de la nariz
Los cambios anatómicos y fisiológicos de la nariz durante el envejecimiento influyen de manera significativa en los síntomas de la rinitis. El envejecimiento causa un incremento de la actividad colinérgica y atrofia de la mucosa, disminuye la elasticidad de la mucosa, las funciones mucociliares se debilitan y se adelgaza el cartílago del tabique nasal. La mucosa nasal se reseca y la congestión nasal es frecuente. La congestión nasal provoca irritación y daño de la mucosa y causa epistaxis. Toppozada sugirió que en sujetos después de la menopausia, la mucosa nasal se encontraba normal, a pesar de que la membrana basal se volvía más gruesa y presentaba atrofia estructural. Sin embargo, otros estudios no confirmaron estos cambios.
2.2 Inmunosenescencia
El envejecimiento del sistema inmunitario causa muchos cambios, como una disminución de la respuesta no específica del sistema inmunitario con un descenso de la actividad de los fagocitos y las células citotóxicas. Se observaron cambios significativos en el perfil de los linfocitos T durante el envejecimiento, como un cambio hacia células T CD4+ de memoria y una reducción de linfocitos T vírgenes. Además, ocurre un descenso en la respuesta proliferativa de linfocitos T y el perfil de producción de citocinas cambia de Th1 a Th2. Una disminución en el número y la actividad de linfocitos B y la presencia de concentraciones elevadas de autoanticuerpos en el suero son típicos de la respuesta inmunitaria humoral de los adultos mayores. Esta “inmunoscenescencia” es un resultado del envejecimiento genético natural, factores ambientales y el estilo de vida. Sin embargo, estos cambios no parecen limitar de manera significativa la prevalencia de enfermedades alérgicas en el adulto mayor. El inicio de la inmunosenescencia es muy individual, pero se observa en todos los pacientes después de los 75 años de edad. Sin embargo, este fenómeno a menudo no se percibe en individuos entre los 60 a 75 años sin otros problemas de salud.
3. Fisiopatología de la rinitis alérgica en adultos mayores
La inflamación alérgica mediada por la inmunoglobulina E (IgE) en la mucosa nasal rinitis alérgica por lo general es la causa de la rinitis alérgica. La fase aguda de la reacción alérgica se desarrolla minutos después de la exposición con el alérgeno y es causada principalmente por histamina y metabolitos del ácido araquidónico (leucotrienos, prostaglandinas y tromboxanos). La fase tardía de la reacción alérgica, que ocurre 6 a 12 horas después de la exposición, se caracteriza por una afluencia a la mucosa nasal de monocitos, linfocitos T, basófilos y eosinófilos. Esta fase podría no detectarse en el adulto mayor, debido al curso muy limitado o inexistente. Los síntomas nasales intermitentes inducidos por alergia a pólenes u hongos podrían generar síntomas intensos en los pacientes adultos mayores, aunque ocurre una reducción de manera significativa de los síntomas en los pacientes mayores de 75 años de edad. Los síntomas persistentes de rinitis alérgica inducidos por alérgenos como ácaros del polvo, caspa de mascotas, y cucarachas son indistinguibles de manera frecuente de los síntomas de rinitis no alérgica en el adulto mayor. Sin embargo, en la mayoría de estos pacientes se encuentran niveles de IgE total y específica aumentados en el suero, y pruebas cutáneas positivas para aeroalérgenos comunes. En un pequeño subgrupo de adultos mayores, sólo ocurrieron reacciones locales alérgicas nasales sin un diagnóstico positivo de alergia. Esta rinitis alérgica local se diagnosticó según la prueba positiva de provocación nasal y los síntomas típicos de alergia. Esta enfermedad es difícil de identificar, en particular en el adulto mayor.
La clasificación de rinitis alérgica de acuerdo a la guía ARIA es también útil en el adulto mayor.
En el paciente adulto mayor, la rinitis alérgica puede coexistir con la rinitis no alérgica. Las pruebas cutáneas y/o la medición de IgE se utilizan para distinguir la rinitis alérgica de la no alérgica. Sin embargo, algunos atores criticaron estos métodos. La rinitis no alérgica por lo general tiene un curso más leve, con pocos síntomas de estornudos, prurito nasal y conjuntivitis y un peor efecto clínico después del uso de antihistamínicos. Este tipo de rinitis es predominante en pacientes mayores de 75 años de edad. Las proporciones de rinitis alérgica y no alérgica son similares a las proporciones reportadas en pacientes jóvenes.
4. El diagnóstico de rinitis alérgica en el adulto mayor
El diagnóstico de rinitis en el adulto mayor es difícil y requiere paciencia. Los adultos mayores son un grupo heterogéneo de personas que incluye pacientes más jóvenes de sesenta años de edad y mayores entre setenta u ochenta años. El grupo más joven tiene más en común con pacientes más jóvenes y comparte la fisiopatología de la mucosa nasal, un “perfil mejor” de salud y una habilidad mayor de tolerar medicamentos que afectan el metabolismo. El grupo de los adultos más mayores es completamente diferente. Este grupo tiene numerosas comorbilidades que se deben tratar, como la hipertensión arterial, desórdenes mentales, y la arterioesclerosis. Después de los 75 años, los pacientes se encuentran polimedicados, lo cual a menudo influye en el diagnóstico y el tratamiento de la rinitis alérgica. Por ejemplo, los inhibidores de la acetilcolinesterasa, utilizados de forma común en los pacientes de edad avanzada con alteraciones cognitivas, aumentan la rinorrea anterior.
Muchos médicos creen que es imposible el diagnóstico de alergia en los pacientes mayores de 60 años. Los pacientes de edad avanzada y sus médicos se centran en las enfermedades que afectan de manera habitual a los pacientes mayores de 60 años de edad, como la diabetes, las enfermedades isquémicas, y la hipertensión arterial, y minimizan el problema de la rinitis alérgica. Desafortunadamente, esta actitud conduce con frecuencia a una disminución en la calidad de vida.
La confirmación del diagnóstico de rinitis alérgica requiere una historia clínica detallada, examen clínico otorrinolaringológico y procedimientos diagnósticos de alergia.
Las guías diferencian los siguientes síntomas idénticos de reacciones alérgicas nasales: rinorrea acuosa anterior, estornudos paroxísticos, obstrucción nasal, prurito nasal y conjuntivitis coexistente. La presencia de al menos 2 de estos síntomas sugiere rinitis alérgica.
En el paciente de edad avanzada se debe realizar un diagnóstico de alergia basado en el procedimiento típico de una prueba cutánea para identificar los alérgenos comunes y la determinación de la concentración IgE sérica total y específica. La prueba de provocación nasal con alérgenos inhalados y el uso de la rinometría acústica o la rinomanometría anterior son útiles en algunas en ocasiones. De manera notable, el valor diagnóstico de las pruebas cutáneas y la concentración sérica de IgE podrían disminuir en el adulto mayor por el envejecimiento de la piel y el sistema inmunitario. Mediaty et al observaron reducciones en la IgE sérica total con la edad en pacientes con enfermedades alérgicas, pero no en el adulto mayor con dermatitis atópica y una concentración de IgE >300 kU/L. Sin embargo, opiniones opuestas sugieren que los procedimientos diagnósticos para las alergias son posibles y valiosos ya que no son evidentes las diferencias en la reactividad dérmica y las concentraciones de IgE entre los pacientes jóvenes y los de edad avanzada. Huss et al confirmaron que tres cuartos de 75 paciente adultos mayores alérgicos tenían pruebas cutáneas positivas a alérgenos inhalados comunes. A pesar de esta limitación, King et al recomendaron este tipo de diagnóstico en el adulto mayor como una herramienta valiosa cuando los médicos evitan aplicar las pruebas en áreas de piel afectadas por cambios atróficos del tipo de fotoenvejecimiento. En algunos estudios, los autores observaron una concentración elevada de IgE total y específica a alérgenos inhalantes y alimentos poco comunes en pacientes mayores de 60 años de edad.
La medición de óxido nítrico es un procedimiento diagnóstico adicional que permite el monitoreo de la inflamación de la vía aérea superior. El óxido nítrico nasal es un buen marcador de las enfermedades inflamatorias de la vía aérea superior, como la rinitis alérgica, en particular cuando se monitorea la efectividad terapéutica. Este método también se utiliza en pacientes de edad avanzada.
5. El tratamiento de rinitis alérgica en los pacientes de edad avanzada
No existen terapias específicas para la rinitis alérgica en el adulto mayor. Los tratamientos incluyen terapia farmacológica, inmunoterapia específica con alérgenos y una reducción o eliminación de alérgenos del ambiente de los pacientes. De acuerdo a las guías, el tratamiento farmacológico incluye medicamentos tópicos y orales. El tipo de medicamento usado debe relacionarse a los síntomas clínicos de la rinitis. Los glucocorticoides intranasales y los antihistamínicos orales o intranasales son el tratamiento de primera línea. El principal problema con esta terapia en el paciente adulto mayor son las interacciones medicamentosas o entre los medicamentos y las enfermedades, en especial en pacientes mayores de 75 años de edad. El riesgo de eventos adversos con el uso de medicamentos aumenta de manera exponencial con el número de medicamentos usados en el adulto mayor. De manera adicional, este riesgo es mayor en adultos mayores con daño hepático o renal concomitante. Algunos estudios analizaron las interacciones entre medicamentos en general en las personas de edad avanzada, la mayoría de los resultados sugirieron que el metabolismo de los medicamentos es individual y no dependiente de la edad. La acumulación de un medicamento que inhibe el metabolismo puede conducir a la intensificación de los eventos adversos. Uno de los problemas más importantes es la interacción con los medicamentos anticolinérgicos. Muchos medicamentos tienen acciones antimuscarínicas, y en la terapia combinada pueden inducir muchas reacciones adversas graves, como episodios de delirio y retención urinaria. Desafortunadamente, no hay datos minuciosos acerca de los medicamentos para la rinitis alérgica.
5.1 Glucocorticoesteroides
Los glucocorticoesteroides se utilizan en las enfermedades de las vías aéreas superiores como la rinitis alérgica y la rinitis no alérgica, en particular el síndrome de rinitis no alérgica con eosinofilia (NARES), la rinosinusitis aguda y crónica con o sin pólipos nasales, y la hipertrofia adenoidea con o sin enfermedad del oído medio. Esta evidencia sugiere que los corticosteroides intranasales producen mayor mejoría en los síntomas nasales que los antihistamínicos (antagonistas del receptor H1) incluso si no se reportó diferencia en los síntomas oculares. Los corticoesteroides nasales en atomizador incluyen el dipropionato de beclometasona, la budesonida, la ciclesonida, la flunisolida, el furoato de fluticasona, el propionato de fluticasona, el acetónido de triamcinolona, y el furoato de mometasona. Las formulaciones diseñadas de esteroides tópicos proveen mejor rango terapéutico que los corticoesteroides orales. Las propiedades de farmacodinamia y farmacocinética de estos agentes desempeñan un papel importante al facilitar la actividad antiinflamatoria local con un rango bajo de efectos secundarios. Ningún dato sugiere incremento de los efectos secundarios después del uso de estos medicamentos en los pacientes adultos mayores.
Muchos estudios confirmaron que los esteroides nasales son benéficos en la rinitis alérgica, por sus actividades antiinflamatorias. Los esteroides se recomiendan como tratamiento de primera línea en todos los tipos de rinitis alérgica (intermitente o perenne) de manera independiente de la gravedad en los pacientes mayores de 60 años de edad. Sin embargo, algunos estudios investigaron el uso prolongado de esteroides nasales en los adultos mayores. Estos medicamentos son bien tolerados por los pacientes de edad avanzada, con reacciones adversas idénticas a las descritas en la población más joven, como epistaxis, sequedad y sensación de ardor en la nariz. El uso prolongado de estos medicamentos desbloquea la nariz y mejora el olfato. No se dispone de datos respecto al papel de los esteroides nasales administrados de manera crónica en osteoporosis y diabetes en las personas de edad avanzada; sin embargo, se debe monitorizar a estos pacientes. La mometasona y la ciclesonida tienen biodisponibilidad baja y por lo tanto son las opciones más seguras; este efecto de manera particular es importante en el adulto mayor.
No se recomiendan los glucocorticoides orales para el tratamiento de la rinitis alérgica en pacientes de edad avanzada. Algunas guías permiten su uso en casos de rinitis alérgica grave; sin embargo, se deben esperar eventos adversos, ya que son típicos en el tratamiento con el uso de esteroides sistémicos y quizá nieguen los beneficios. Después del uso de esteroides sistémicos, los eventos adversos, como la osteoporosis, la diabetes mellitus, y la hipertensión arterial, son individuales pero frecuentes y no dependen de la edad. Cada paciente debe analizarse de manera individual para comorbilidades.
5.2 Antihistamínicos
Los antihistamínicos son la terapia estándar para la mayoría de los tipos de rinitis alérgica, conjuntivitis y otras enfermedades alérgicas de la piel. La mayoría de los antihistamínicos H1 tienen buena absorción cuando se administran por vía oral, y la mayor parte de los antihistamínicos H1 llegan a la concentración plasmática efectiva después de 3 horas de su administración.
De acuerdo a los conocimientos actuales no se recomienda el uso de antihistamínicos de primera generación en el tratamiento de la rinitis alérgica, en especial en el adulto mayor, ya que existe riesgo elevado de reacciones adversas en las personas de edad avanzada debido a la falta de especificidad a los receptores, además estos medicamentos cruzan la barrera hematoencefálica. En el paciente de edad avanzada son comunes la ansiedad, la confusión, la discinesia, la sedación o la somnolencia, así como arrítmicas cardiacas, desórdenes urinarios, constipación, hipotensión, disfunción en la memoria, problemas con la coordinación que los conduce a caerse. De manera adicional, los antihistamínicos de primera generación interactúan con otros medicamentos.
Los antihistamínicos de segunda generación en gotas o vía oral son efectivos en los pacientes de edad avanzada con rinitis alérgica. Su seguridad se basa en el rango relativamente bajo del paso a través de la barrera hematoencefálica. Simmons observó en el adulto mayor, que los nuevos antagonistas del receptor H1 como la cetirizina y la loratadina, causaron menor número de eventos adversos a nivel de sistema nervioso central, que los antiguos antagonistas de H1. Sin embargo, no se cuenta con datos precisos y suficientes que demuestren que estos medicamentos son seguros en los pacientes de edad avanzada.
La fexofenadina, la cetirizina, la loratadina, la levocetirizina, la desloratadina, la bilastina y la ebastina son los utilizados de manera más común en los pacientes de edad adulta. Estos medicamentos tienen una afinidad alta al receptor H1 y leve o nula actividad antagonista de los receptores anticolinérgicos y alfa adrenales. El uso de bilastina debería enfatizarse ya que se demostró que no tiene efecto en los receptores colinérgicos, dato que es de gran importancia para la seguridad en la aplicación en las personas de edad avanzada. Desafortunadamente, la desloratadina y la loratadina tienen interacciones importantes con los receptores colinérgicos y por lo tanto no se indican en pacientes con síndrome de ojo seco.
Algunos estudios establecieron los efectos antiinflamatorios de los antihistamínicos de segunda generación. De manera adicional, las interacciones con otros medicamentos fueron relativamente leves.  Sin embargo, la mayoría de los antihistamínicos de segunda generación se metabolizan por el citocromo p450 durante el primer paso por el hígado, por lo tanto, no se recomiendan en pacientes con disfunción hepática significativa. Además, para los medicamentos con absorción sistémica, la disminución de la función renal o hepática puede ser importante. Por ejemplo, la cetirizina se excreta por el riñón, y en los pacientes con insuficiencia renal se debe usar con cautela. No se hace mención de esta cuestión, y esto es de particular importancia porque la insuficiencia renal es frecuente en pacientes de edad avanzada, incluso en aquellos con creatinina sérica normal. Por lo tanto, los pacientes con daño renal deberían tomar dosis diarias más bajas de antihistamínicos como la azelastina, la ebastina, la desloratadina y la cetirizina. Aparte de la terfenadina, el resto de los medicamentos de este grupo son seguros para la función cardiovascular. Sin embargo, el uso simultáneo de antihistamínicos de segunda generación (ebastina en particular) con medicamentos (es decir, ketoconazol, macrólidos, quinolonas, y cimetidina) que inhiben las enzimas microsomales del hígado podría provocar arritmias en pacientes de edad avanzada.
Los antihistamínicos aplicados de manera tópica, como los atomizadores nasales o gotas oftálmicas, no inducen reacciones sistémicas adversas o interacciones medicamentosas.
Los médicos deberían elegir de forma cuidadosa los antihistamínicos para los pacientes de edad avanzada y considerar el riesgo de eventos adversos basados en pruebas de la función renal y hepática. La reducción de la dosis diaria de antihistamínicos orales debería considerarse en especial en pacientes mayores de 75 años de edad.
5.3 Descongestionantes
Este grupo de medicamentos tópicos o sistémicos afecta a la congestión nasal, que es un problema significativo en los pacientes. Por lo tanto, estos medicamentos son sobreutilizados y no deberían ser la primera línea de tratamiento o usarse como monoterapia, en periodos prolongados de manera particular. De forma notable, estos medicamentos generan múltiples eventos adversos, como aumento de hipertensión arterial, cefalea, excitación, prostatismo, y empeoramiento del glaucoma, y micción, los cuales son particularmente molestos en los pacientes de edad avanzada.
5.4 Antileucotrienos
Los cisteinil leucotrienos (CisLT) son elementos clave en la inflamación alérgica. Así, los antagonistas de los CisLT parecen ser un objetivo potencial para el tratamiento de la rinitis alérgica. La combinación de antileucotrienos y antihistamínicos muestra un efecto sinérgico para el tratamiento de rinitis alérgica estacional. Esta combinación actúa de manera rápida en los todos los síntomas nasales y es bien tolerada en los pacientes de edad avanzada.
5.5 Anticolinérgicos intranasales
Este tratamiento se usa de manera ocasional en los pacientes de edad avanzada con rinitis alérgica y rinorrea persistente, con buena tolerancia y sin eventos adversos sistémicos, pero se utiliza con más frecuencia en la rinitis no alérgica.
5.6 Otros enfoques de tratamiento
La irrigación nasal con solución isotónica de cloruro de sodio se recomienda de manera ocasional en situaciones en las que coexiste sequedad nasal con rinitis alérgica. La irrigación también es benéfica para remover la mucosa nasal, lo cual es importante en pacientes con un envejecimiento y sequedad de la nariz.
Se recomienda la combinación de los medicamentos mencionados de forma previa cuando la monoterapia es inefectiva. Este paso terapéutico es el mismo descrito para pacientes jóvenes. La combinación más común de medicamentos es esteroides nasales y antihistamínicos nasales u orales o un periodo corto de descongestionantes nasales con el uso concomitante de esteroides nasales y/o antihistamínicos nasales.
5.7 Inmunoterapia específica con alérgenos
La inmunoterapia subcutánea específica con alérgenos es un método de tratamiento seguro y efectivo, en particular para la rinitis alérgica en la población en general. Varios estudios confirmaron la eficacia de esta terapéutica en varios estudios controlados aleatorios con inmunoterapia, con un grado alto de seguridad y eficacia. Sin embargo, aunque existen dudas acerca de la eficacia de la inmunoterapia en adultos y niños, no existen datos para pacientes de edad avanzada. A pesar de la falta de contradicciones objetivas, la inmunoterapia específica no desempeña un rol significativo en el tratamiento de los pacientes de edad adulta, probablemente debido a la falta evidencia de seguridad en este grupo de pacientes. Este tratamiento se debe considerar sólo en pacientes con síntomas nasales asociados a una reacción confirmada mediada por IgE a un alérgeno inhalado. Sin embargo, la inestabilidad hemodinámica, las neoplasias y las enfermedades autoinmunes pueden ser contraindicaciones importantes y deberían evaluarse en pacientes de edad avanzada. Además, la inmunoterapia debería administrarse con cautela en pacientes (en especial los adultos mayores) que reciben betabloqueadores o inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina por el riesgo elevado de choque anafiláctico.
De manera recientemente, alguna evidencia indicó que la inmunoterapia específica con alérgenos es segura y efectiva en pacientes mayores de 60 años de edad. Un ensayo doble ciego, controlado con placebo con inmunoterapia sublingual específica con alérgenos para Dermatophagoides pteronyssinus y Dermatophagoides farinae en pacientes mayores de 60 años de edad, confirmó su eficacia y seguridad durante 3 años de terapia. Un total de 51 sujetos en el grupo de inmunoterapia sublingual específica con alérgenos y 57 en el grupo placebo, se monitorizaron por 3 años. El porcentaje de síntomas nasales disminuyó al final de los 3 años en 44% en el grupo activo y 6% en el grupo placebo. La puntuación total del tratamiento disminuyó de manera significativa por un máximo de 51% en el grupo activo y disminuyó de manera significativa en el grupo control con placebo. Durante el estudio no se reportaron reacciones adversas sistémicas. Estos resultados se confirmaron con estudios similares con polen de pasto.
A pesar de la terapia sublingual, Asero evaluó la eficacia de la inmunoterapia inyectada para la alergia al abedul y la ambrosía en pacientes mayores de 54 años de edad. Sin embargo, este ensayo no fue controlado con placebo. En 2016, se realizó el primer protocolo doble ciego, controlado con placebo, de inmunoterapia con alérgenos de polen de pasto. Se incluyeron sesenta y dos pacientes de 60 a 75 años de edad con rinitis alérgica estacional y alergia al polen de pasto confirmado con pruebas cutáneas, provocación nasal y medición de IgE sérica.
Los pacientes se aleatorizaron con el método doble ciego a grupos activo o placebo. Se monitorizó por 3 años un total de 33 sujetos en el grupo de inmunoterapia subcutánea (ITSC) y 29 sujetos en el grupo placebo. El puntaje total de síntomas nasales disminuyó a 76% en el grupo activo y 5% en el grupo placebo después de 3 años con ITSC. Al final del tratamiento, la puntación total de medicación disminuyó de manera significativa a 62% en el grupo activo. No se reportaron reacciones adversas sistémicas durante el tratamiento.
Se requieren más ensayos para determinar el grado de eficacia y seguridad de la inmunoterapia en el paciente de edad avanzada. Además, en los adultos mayores no son aceptables las terapias prolongadas. Los siguientes factores influyen en el grado de adherencia el adulto mayor: alteraciones mentales, debilidad visual, alteraciones en la deglución y deficiencias motoras.
En estos casos, los médicos deberán monitorizar el tratamiento, con las herramientas recomendadas, como cuestionarios, o evaluación del número de medicamentos utilizados.
5.8 Evitar los alérgenos
La reducción de la exposición a alérgenos influye de manera significativa en la mejora de las alergias nasales. Numerosos estudios confirmaron esta influencia, en particular en pacientes jóvenes con alergia al ácaro del polvo. Sin embargo, Huss et al demostraron que los niveles elevados de alérgenos comunes del hogar, como el ácaro del polvo, cucarachas, perros y gatos, podrían tener influencia significativa en el asma y la rinitis alérgicas en pacientes mayores de 80 años de edad.
6. Conclusiones
La rinitis alérgica ocurre más a menudo de lo que se cree en los adultos mayores. El envejecimiento del sistema inmunitario no reduce la frecuencia de la rinitis alérgica. El diagnóstico de las enfermedades alérgicas es similar al diagnóstico en pacientes jóvenes. Un gran número de evidencia indica que el tratamiento de la rinitis alérgica en el adulto mayor debería hacerse de la misma manera que los pacientes jóvenes. Sin embargo, todas las terapias recomendadas se deben administrar con cautela en el adulto mayor con otras enfermedades crónica, polifarmacia y disfunción orgánica. La cooperación entre el médico, el adulto mayor y sus familiares o cuidadores en el diagnóstico y el tratamiento de cualquier enfermedad alérgica es también de extrema importancia.
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Drugs & Aging
. 2017; 34(1): 21–28.
Published online 2016 Dec 3. doi:  10.1007/s40266-016-0425-7
Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. med. Sandra Nora González Díaz         Jefe y Profesor
Dra. med. Gabriela Galindo Rodríguez         Profesor
Dra. Diana María Rangel González               Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann                Profesor

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