Eva María Salinas Miralles, profesora investigadora del Departamento de Microbiología de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), ha analizado desde 2008 tratamientos alternativos para distintos tipos de alergias.
“Empezamos a trabajar con componentes naturales que se obtienen de la leche, concretamente con una proteína que se conoce como glicomacropéptido (GMP). Se obtiene a partir de la leche cuando se elabora el queso, en lo que es el suero de la leche, ahí quedan determinados fragmentos peptídicos y uno de ellos es el GMP, entonces es un componente del suero de la leche”, explicó la investigadora en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Esta proteína es un fragmento peptídico que está altamente glicosilado, contiene muchos azúcares en su estructura, la mayor parte ellos es ácido siálico (C11H19NO9). Se ha observado en los animales de experimentación, concretamente en el modelo del asma, que cuando se les administra el GMP les cambia el perfil de microbiota en el intestino, esto favorece que crezcan bifidobacterias y lactobacilos, dos géneros bacterianos que ya se han asociado con mejoras en los padecimientos alérgicos en general.
“Entonces lo aplicamos como tratamiento en diferentes padecimientos alérgicos a nivel experimental, concretamente en ratas, en modelos de asma, de urticaria, de dermatitis atópica y de anafilaxia. Analizamos diferentes variables inmunológicas que nos indican si hay una mejora o no en estas enfermedades alérgicas, y lo que observamos es que cuando se administra el GMP vía oral a los animales, se reduce en una manera muy significativa tanto el desarrollo de la respuesta inmune asociada a la enfermedad como la manifestación clínica, los síntomas que tienen los animales en las diferentes enfermedades”, señaló Salinas Miralles.
Asma y urticaria
En el caso del asma, se reduce la inflamación a nivel de las vías respiratorias y la producción de moco; además, se ha observado una modificación del pulmón, porque con las exposiciones continuas a los alergenos se genera tejido fibrótico, el cual hace que el pulmón no pueda realizar bien su función, y de una manera muy importante se ha visto reducida esa remodelación de las vías aéreas.
“Depende de la variable, no podemos decir que hay una reducción de la mitad en el asma, porque cada variable que se mide tiene una reducción diferente, pero en general sí vemos una disminución de 50 a 70 por ciento prácticamente en todas las variables inmunológicas, tanto en la cantidad de células inflamatorias que llegan al pulmón, entre ellas los eosinófilos y los neutrófilos, y ambas se ven reducidas de una manera muy significativa, así como la cantidad de eosinófilos que se infiltran en el pulmón, que son los que están realmente generando el daño del tejido”, apuntó.
En la urticaria, que se manifiesta con un proceso inflamatorio en la piel, la inflamación se reduce casi 50 por ciento. Mientras que en la dermatitis se modifica el infiltrado de células inflamatorias en la piel, disminuye mucho el grosor de la epidermis, además, uno de los síntomas más importantes que tienen los pacientes con esta alergia es el hecho de que les genera mucha comezón, lo cual hace que se rasquen y empeora la enfermedad, ese picor se ha reducido en 99 por ciento en los animales.
La profesora investigadora de la UAA dijo que en este proyecto colaboran Mariela Jiménez Vargas y Daniel Cervantes García, quien recientemente se integró por parte de Cátedras Conacyt. El uso de GMP en tratamientos alérgicos ya se patentó ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), pero solamente se reportaron los resultados de urticaria y anafilaxia, por lo que se presentó una enmienda voluntaria para completar con asma y dermatitis.
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