Iñaki Irastorza y Alberto Bercedo, participantes en las Jornadas de Pediatria Extrahospitalaria, en Santander. |
Cada vez se complica más para el pediatra lo que hasta hace no mucho tiempo parecía un diagnóstico fácil de alergia por consumo de leche de vaca en los niños. "La leche es buena y permite hacer muchas y sabrosas comidas y postres. Supuso un gran avance para la humanidad fuera del periodo de lactancia, y no hay que demonizarla, pese a que es el alimento que más frecuentemente cae mal en nuestro organismo.
De hecho en los niños que no tienen problemas con ella hay que incluirla en su dieta". Así lo ha asegurado Iñaki Irastorza, gastroenterólogo pediátrico del Hospital Universitario de Cruces, en Baracaldo.
Irastorza ha participado, en Santander, en las Jornadas de Pediatría Extrahospitalaria que organiza la Sociedad que agrupa a los pediatras de Primaria, con una conferencia tituladaReacciones adversas a la lecha de vaca, con la colaboración de Sanutri. "Es una consulta habitual en los centros Primaria, bien por alergia, por intolerancia a la lactosa o porque al niño le da asco. Es un diagnóstico que apenas llega al 2,5 por ciento de la población pediátrica sumando los casos de alergias, pero es un 7 por ciento el porcentaje de casos que refieren algún problema ligado con la ingesta de leche de vaca", ha asegurado.
Pero, entonces, ¿qué hay que hacer cuando a alguien le sienta mal la leche? El experto es contundente en su respuesta. "No hay que preocuparse porque un niño no pueda tomar leche, pues hay unos sustitutos cada vez mejores. Todas las bebidas de soja están enriquecidas con calcio, y en los último años han surgido bebidas vegetales de arroz, de almendras o de avena enriquecidas con calcio. Y en una sociedad en la que se consume menos pan y vegetales que hace 40 años, el niño ha de tomar calcio de alguna forma, a fin de evitar una osteopenia o una osteoporosis en la edad adulta·", ha añadido.
Irastorza coincide con Alberto Bercedo, presidente de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria de Cantábrica, organizadora de esta jornada de formación, en que el pediatra de primaria está bien preparado para atender a estos pacientes. "Puede diagnosticar y llevar bien al paciente, y todo dependerá de que haya que hacer pruebas específicas de alergia y provocaciones que obligarían a realizarlas en un hospital por si surgiera alguna complicación".
Según Bercedo, el diagnóstico se basa en una cuidadosa historia clínica y pruebas tipoprick test o determinaciones de IgE específica y, en algunos casos, pruebas de provocación. También es clave la historia clínica en los cuadros no IgE mediados, y a veces es necesario llevar a cabo exploraciones gastrointestinales. La alergia no mediada por IgE tiende a resolverse más precozmente en la infancia, mientras que la alergia IgE mediada puede persistir hasta la adolescencia e incluso más", ha advertido.
Las formas de presentarse la leche de forma negativa en el organismo son muy variadas, y la pregunta más habitual es si el cuadro alérgico será o no de por vida. "En general, la alergia a la leche de vaca no dura siempre. Lo normal es que con el paso del tiempo el pequeño deje de ser alérgico. Los forma típica de presentación en el niño que había tomado el pecho de su madre y pasaba ingerir la leche en el biberón, era una urticaria o unas manchitas rojas. Se sabe que el cuadro de intolerancia a la lactosa afecta a un 10 por ciento de las personas, y las manifestaciones en los niños de cólicos, estreñimiento, dolor abdominal, regurgitaciones, heces blandas, han aumentado", ha indicado el experto vizcaíno.
¿Qué leche introducir?
El niño crece y deja el pecho y hasta el biberón. Llega el momento de introducir la leche que toman sus padres o hermanos, ¿cuál es la ideal?. "Si nos atenemos a los numerosos artículos y trabajos publicados no cabe duda de que la leche entera. Toda la sociedad sabe que la grasa engorda más que la verdura, y cada vez hay más datos que relacionan la obesidad de los niños con un exceso de proteínas. Y aunque la entera es una leche magnífica para la población general, creo que lo ideal es consumir la semidesnatada si hay obesidad. La entera sabe mejor, pero todo es acostumbrarse, y si reduciendo el consumo de grasas y haciendo ejercicio físico bajamos la obesidad, pues mucho mejor", ha precisado el pediatra de Cruces.
El niño crece y deja el pecho y hasta el biberón. Llega el momento de introducir la leche que toman sus padres o hermanos, ¿cuál es la ideal?. "Si nos atenemos a los numerosos artículos y trabajos publicados no cabe duda de que la leche entera. Toda la sociedad sabe que la grasa engorda más que la verdura, y cada vez hay más datos que relacionan la obesidad de los niños con un exceso de proteínas. Y aunque la entera es una leche magnífica para la población general, creo que lo ideal es consumir la semidesnatada si hay obesidad. La entera sabe mejor, pero todo es acostumbrarse, y si reduciendo el consumo de grasas y haciendo ejercicio físico bajamos la obesidad, pues mucho mejor", ha precisado el pediatra de Cruces.
A juicio de Bercedo, el tratamiento pasa por evitar las proteínas de leche de vaca y utilizar fórmulas hidrolizadas o bien de soja. No obstante, las alternativas de soja no deben emplearse en caso de síntomas predominantemente digestivos, y en los cuadros que no toleran estas fórmulas hay que usar otras a base de aminoácidos. "La alergia a las proteínas la leche de vaca es la de tipo alimentario más frecuente en los lactantes y niños pequeños. Y, en su mayor parte, adquieren tolerancia a la leche de forma espontánea", ha manifestado Bercedo.
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