El reciente Congreso Internacional de la European Respiratory Society ha sido testigo de la presentación de nuevos datos sobre la eficacia de determinadas terapias para el asma infantil, así como de novedades en el campo de los genes relacionados con esta patología.
Christian Vogelberg, del Hospital Universitario de Dresde (Alemania), comentó los nuevos resultados del estudio de fase 3 CanoTinA-asthma, que muestran que tiotropio (Spiriva Respimat, de Boehringer Ingelheim) mejora significativamente la función pulmonar, medida mediante el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1 a las tres horas de la dosis), contra placebo cuando se añade a la terapia de mantenimiento en niños de seis a once años con asma moderado.
Como señaló Vogelberg, “aproximadamente la mitad de los niños con asma no están bien controlados a pesar de que reciben corticoides inhalados o un agonista ß2 de acción prolongada (LABA)”. En muchos casos incrementar la dosis de corticoides (el tratamiento estándar en asma infantil) “no ofrece más beneficios”, señaló este experto. Además, las dosis elevadas de este tipo de fármaco conllevan riesgo de afectación en la densidad mineral ósea y de menor crecimiento. “Por eso —comentó Vogelberg— es necesario encontrar nuevas herramientas terapéuticas para tratar el asma en los niños”.
Durante el congreso también se presentaron nuevos datos que muestran que añadir este fármaco (no aprobado en menores de 18 años en la Unión Europea, y sí para pacientes de entre 12 y 18 años en Estados Unidos) a la terapia de mantenimiento en pacientes de entre 1 y 17 años “presenta un perfil de seguridad comparable con placebo”, añadió este experto.
17q21 y lactancia materna
En cuanto a la genética del asma infantil, recientemente se ha publicado un estudio sobre la relación entre determinadas variantes genéticas en el cromosoma 17q21 y el asma precoz. Ahora se ha presentado un trabajo que muestra que la lactancia materna durante el primer año de vida en bebés portadores de los polimorfismos en un solo nucleótido (SNPs) localizados en el citado cromosoma y más asociados con un genotipo de riesgo para el asma (rs7216389 y rs4795405) previno la aparición de síntomas respiratorios.
En cambio, los portadores de estos SNPs que no recibieron leche materna presentaban mayor riesgo de síntomas respiratorios. Como explicó la autora principal del estudio, Olga Gorlanova, del University Children’s Hospital Basel (Suiza), “este es el primer trabajo que muestra que el efecto de los polimorfismos de 17q21 en los síntomas respiratorios durante el primer año de vida depende de si la lactancia materna”.
Tamaño fetal y asma
Por otro lado, aunque estudios previos ya habían señalado que un reducido tamaño fetal se relaciona con un mayor riesgo de asma hasta los diez años de edad, una investigación realizada por expertos de la Universidad de Aberdeen (Escocia) indica que el riesgo se extiende hasta los 15 años. Stephen Turner, autor del trabajo, explicó que midieron el tamaño fetal mediante escáner de ultrasonidos en el primer y segundo trimestres. “En los fetos que, aun dentro de la normalidad, eran de menor taño, se observó una menor función pulmonar y más riesgo de asma entre los 5 y los 15 años de edad — señaló Turner—. Muchas veces, los síntomas respiratorios desaparecen durante la pubertad, pero este estudio señala que la relación entre un pequeño tamaño fetal y un mayor riesgo de asma es más persistente de lo que se creía”.
Fuente: http://www.gacetamedica.com/
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