Las alergias a las comidas van en aumento a nivel global. Un hecho que no deja indiferente a los expertos, el público en general... ni a la industria alimentaria.
Expertos estiman que en la última década los niveles de alergia se han triplicado en el mundo desarrollado; una tendencia que los países en desarrollo siguen de cerca.
Si bien para muchos ingerir nueces, pescados, gluten o lácteos puede costarles la vida, también hay una creciente tendencia a eliminar voluntariamente estos ingredientes de la dieta diaria por temor a tener o desarrollar intolerancia.
El alergólogo paquistaní Hasan Arshad, profesor del hospital general Southampton, en Inglaterra, comenta con preocupación que la mitad de su carga de trabajo -y la de su equipo- es decirle a los pacientes "hemos hecho pruebas y no eres alérgico a esta comida".
"La sensación de alergias es diez veces mayor de lo que se puede probar", le explica a la BBC. "Es decir, hay gente que se cree alérgico y que en verdad no lo es".
Para Arshad, esto se debe a que muchas veces las personas experimentan una variedad de síntomas después de comer y lo relacionan a alguna alergia.
Otro motivo puede ser la tendencia a comer productos "sin" algún ingrediente.
En los supermercados cada vez hay más repisas con comidas "sin".
Una oferta que puede salvarle la vida a los alérgicos pero que abarca un mercado mucho más amplio.
Industria multimillonaria
Solo basta realizar una pequeña búsqueda en internet para encontrar una inmensa variedad de compañías que se dedican a vender alimentos sin apio, gluten, lactosa, huevo, pescado, crustáceos, soya, sésamo...
Además, los sitios web de los supermercados ofrecen consejos para las personas con alergias e intolerancias, pero también venden estos productos como un estilo de vida.
"Se trata de un mercado de US$8.800 millones, solo en Estados Unidos", le dice a la BBC Laura Jones, del equipo de análisis científico de alimentos de la agencia de investigación de mercado Mintel.
"Estos productos se han hecho más normales, pues cada vez son más los consumidores que los eligen", agrega.
¿Por qué comprar un producto para alérgicos si no tienes alergia? Parte del éxito de ventas de estos productos "sin" está -según los expertos- en la creencia de los beneficios que tienen para la salud.
"Quienes lo compran dicen que tiene más energía, ayudan a la pérdida de peso y son más naturales", explica Jones. "Aunque no existe evidencia que sostenga estas afirmaciones".
"Al menos que tengas una alergia, no hay evidencia (científica) que diga que estos productos son mejores para la salud".
El doctor Arshad cree que esta ola por comprar productos sin determinados ingredientes está generando una "obsesión hacia la comida".
Raquitismo
"Veo que las dietas se hacen cada vez más restrictivas", advierte. "Las comidas que dicen no tener esto o lo otro tienen una finalidad para el paciente adecuado".
Marianne Williams, nutricionista y gastroenteróloga especialista en alergia de comidas, tampoco oculta su preocupación por esta tendencia a llevar una dieta de alérgicos cuando no se es.
"Normalmente veo a pacientes desnutridos, se quitan tantas cosas de la dieta que terminan no ingiriendo suficiente comida".
Y lo que para la experta es más preocupante: "Hemos visto casos de raquitismo en niños porque no ingieren suficientes productos lácteos".
Williams asegura que esta enfermedad propia de la infancia -ocasionada por la carencia de calcio y fósforo en la dieta, común en países pobres- está surgiendo en países desarrollados como el Reino Unido.
"Estos niños no están desnutridos por ser muy pobres. Sus padres son de clase media que gastan dinero en comidas a los que le han sacado esos ingredientes", agrega. "Es como si estuviésemos desarrollando un miedo hacia la comida".
Miedo u obsesión, los expertos advierten que estamos persiguiendo nuestra propia cola. En la medida que intentamos llevar una dieta sin según qué alimentos, para evitar desarrollar alergias, lo que podemos lograr es el efecto contrario.
"En la medida que cambia nuestro estilo de vida, aumentan las alergias", señala Claudia Gray, pediatra y especialista en alergias. "Y creo que nos estamos sentando en una bomba de tiempo".
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