Durante los últimos años hubo un aumento intenso en la cantidad de casos de tos ferina. Hasta la fecha, se ha culpado por esto al sentimiento antivacuna de la población, así como a la efectividad decreciente de la vacuna. Un estudio de los EE. UU. ahora ha llegado a la conclusión de que la vacuna en sí misma posiblemente sea responsable del nuevo brote. Pero el motivo de esto no es la falta de eficacia, escriben los investigadores en "BMC Medicine".
La vacuna altamente efectiva contra el microrganismo patógeno Pertussis se introdujo en la década de 1950, pero produjo efectos adversos. Por lo tanto, en la década de 1990, se desarrolló una vacuna más nueva y acelular que contenía solo unas pocas proteínas de la bacteria, por lo que evitaba la mayoría de los efectos secundarios.
Sin embargo, como ya se mostró en un estudio previo, si bien esta vacuna prevenía la enfermedad y el desarrollo de síntomas, no prevenía una infección, ni tampoco la transmisión de la enfermedad de una persona a otra. A partir de estos conocimientos, investigadores del Santa Fe Institute (Nuevo México), analizaron los recuentos de casos de tos ferina de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention) y los datos genómicos de la bacteria Pertussis, y a partir de allí, compilaron un modelo epidemiológico de transmisión de la tos ferina para determinar hasta qué medida las vacunas acelulares pueden haber contribuido al brote.
"Podría haber millones de personas con tan solo tos mínima o sin tos diseminando esta enfermedad potencialmente fatal sin que lo sepan", alertó el autor del estudio Ben Althouse. Los autores también indicaron que el nivel de vacunación necesario para proteger a quienes no son vacunados (la denominada "inmunidad comunitaria") debería ser de más del 99 por ciento, lo que en los tiempos actuales de escepticismo contra las vacunas, sería completamente poco realista.
Pero eso no significa que la vacuna actual sea inútil, enfatizaron los científicos. Naturalmente, sería ventajoso desarrollar una vacuna que también previniera la transmisión del patógeno, pero hasta entonces, lograr la tasa más alta de vacunación posible es la mejor manera de prevenir la enfermedad.
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