miércoles, 30 de septiembre de 2015

Embarazadas y asmáticos, los más vulnerables a la contaminación

Las mujeres embarazadas y sus bebés, así como las personas asmáticas, son los grupos más vulnerables a los efectos de la contaminación. “Los índices de la calidad del aire en diferentes ciudades del mundo tienen un mensaje especial para esas poblaciones con base en la evidencia”, dijo en la UNAM Álvaro Osornio Vargas, profesor del Departamento de Pediatría de la Universidad de Alberta, Canadá. Al participar en el ciclo de conferencias 2015 Panorama de las Ciencias Atmosféricas, el especialista en el estudio del impacto de la contaminación del aire en la salud humana, sobre todo desde el punto de vista toxicológico, refirió que hace más de un año la Organización Mundial de la Salud (OMS), con base en los certificados de defunción, evalúa ese impacto a nivel global. Como resultado, determinó que unos siete millones de individuos mueren antes de tiempo debido a la contaminación del aire, resaltó. 


En el acto, organizado por el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de esta casa de estudios, Osornio Vargas indicó que el estudio es más específico y separa contaminación intramuros (dentro de hogares y edificios) y extramuros (al aire libre), y resulta ligeramente más alto el impacto en la salud de la primera. Si se quisiera hablar de cómo interviene la contaminación en las enfermedades y hacer una evaluación global, sería difícil porque los sistemas de información no están diseñados para ello. En México, por ejemplo, carecemos de bases de datos de causas específicas de muerte que testifiquen que la afección que indica el certificado de defunción en realidad acabó con la vida del individuo. El científico mexicano, cuyos resultados de investigación fueron aceptados para su publicación en Environmental health perspectives, la revista científica más leída en salud ambiental y medio ambiente, destacó que la parte innovadora de su proyecto es determinar cómo la composición de estas aeropartículas impacta la respuesta de las células de las personas. Si bien la contaminación del aire genera una gama importante de enfermedades o infecciones, al mismo tiempo puede provocar ataques de asma, o que una mujer embarazada sufra un parto prematuro, subrayó. “Debemos caracterizar mejor el problema para entender si otros compuestos que son monitoreados de manera rutinaria en las grandes ciudades pudieran participar en este último caso, como metales, iones o hidrocarburos aromáticos policíclicos”. Desde el aspecto biológico, planteó la hipótesis que unifica la posibilidad de que la contaminación genera demasiados radicales que oxidan el cuerpo y, por tanto, el organismo reacciona al estrés oxidante que cualquiera de estos compuestos puede inducir. “Si estreso oxidativamente a la placenta o las membranas amnióticas, o las vías aéreas, tendré un parto prematuro o asma”. En su exposición Las partículas contaminantes del aire, su composición y efectos biológicos, indicó que el gran motor del problema de la polución del aire es la movilidad del ser humano hacia sitios urbanos y, desde luego, “lo que nos preocupa es que eso traerá un impacto en la vida de los habitantes de las ciudades receptoras, fenómeno que preocupa a la OMS”. De continuar la tendencia de saturación de zonas urbanas, la acción humana irá en incremento, lo que resulta en polución por transporte, actividad industrial, destrucción del medio ambiente y erosión de suelos, advirtió el especialista. Monitoreo de polen Por su parte, Mikhail Sofiev, investigador del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Helsinki, Finlandia, señaló que el polen contiene sustancias que producen alergias al 14 por ciento de la población en Europa y susceptibilidad al 25 por ciento de los habitantes; por ello, su rastreo a gran escala es importante. Con un modelo numérico, un grupo internacional de científicos indaga, desde ese país, la dispersión del polvo floral en el aire, un tema que relaciona la composición atmosférica con problemas de salud. En su visita a la UNAM, en su sede de Ciudad Universitaria, explicó el desarrollo y aplicación de una novedosa herramienta computacional que rastrea la generación de polen en zonas boscosas, así como su posterior dispersión y distribución en regiones geográficas precisas. En Helsinki, Sofiev (experto en física y química atmosféricas) coordina el Sistema de Modelización Integrada de la Composición Atmosférica (SILAM, por sus siglas en inglés), modelo numérico y computacional que analiza las áreas a partir de “rejillas” que simplifican lo ocurrido en regiones de tres mil kilómetros cuadrados. En su mapa digital cuadriculado ha profundizado en estudios del abedul, árbol abundante en Europa y rico en compuestos alérgenos. “Se conocía la dispersión de los granos de polen a gran escala desde la mitad del siglo XX, pero en las últimas décadas el tema ha generado más interés científico debido a cambios a corto plazo de sus concentraciones en amplias zonas geográficas, y también por la redistribución rápida a gran escala de material genético a lo largo de senderos atmosféricos”, explicó. Para realizar el modelo, el científico islandés y sus colegas han integrado variables relacionadas con la generación de esos granos durante la floración de la planta y su ciclo de vida. “Las modelaciones de SILAM han demostrado que el polen del abedul con frecuencia es transportado sobre todo el continente europeo, lo que contribuye a las concentraciones de alérgenos a miles de kilómetros de distancia de la zona donde se generan, que son los bosques de ese árbol”, relató. El modelo permite reproducir y entender, con precisión matemática y un mapa digital, cómo los alérgenos se separan del grano y viajan a largas distancias, lo que causa diversas reacciones químicas en la atmósfera. Una de las explicaciones populares del predominio de la alergia relacionada con el polen es que éste tiene un efecto negativo en agentes contaminantes, como los componentes químicos atmosféricos. Sofiev indicó que la interacción con productos químicos puede ocurrir por varias causas: éstos y los aerosoles pueden afectar la producción del polen o de su alérgeno; también es factible que los contaminantes impacten en la dispersión de esos granos y la transformación en la atmósfera, y además alterar la manera en que el organismo humano reacciona. “Es un área científica aún por explorar, pero las tres líneas de investigación son importantes. Por ejemplo, las altas concentraciones de óxidos de nitrógeno y ozono pueden dañar los granos de polen y provocar la liberación del alérgeno”, concluyó.

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