miércoles, 17 de abril de 2024

La relación entre rinitis alérgica, asma y enfermedad cardiovascular en la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud (NHIS), 1999-2018

INTRODUCCIÓN

La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte a nivel mundial. La enfermedad de las arterias coronarias, también conocida como enfermedad coronaria (EC), es de lejos el tipo más común de enfermedad cardíaca, causa 805,000 ataques cardíacos cada año y ocasionó la muerte de 382,000 personas sólo en los Estados Unidos (EE. UU.) en el año 2020. En la actualidad está bien establecido que el mecanismo principal de causalidad de la EC es la acumulación progresiva de placas ateroscleróticas en el sistema vascular. La evidencia creciente sugiere que la aterogénesis (es decir, la progresión acelerada de las placas) es una condición inflamatoria crónica.

La aterosclerosis también se asoció con otras condiciones inflamatorias como la artritis reumatoide, la psoriasis y el lupus eritematoso sistémico. De hecho, algunos científicos consideran la aterosclerosis una enfermedad autoinmune en sí misma. Se sabe poco sobre el posible vínculo entre la EC y variedades menos estudiadas de inflamación crónica, como las enfermedades atópicas como el asma, la rinitis alérgica (RA) y la dermatitis atópica. La prevalencia general de enfermedades atópicas aumentó de manera significativa a nivel mundial en las últimas cinco décadas.

Un peso importante de la carga de enfermedades atópicas recae en las mujeres y las minorías raciales. Según los datos más recientes sobre el asma en los EE. UU., 7.8 % de la población reportó tener asma en la actualidad, con una prevalencia que aumenta 13 % para los adultos que reportaron tener asma en algún momento de sus vidas. La fiebre del heno o la RA tiene una prevalencia de 7.7 %, aunque es probable que esto sea una subestimación dada la experiencia clínica y la naturaleza de los datos autorreportados. Se debe prestar especial atención al asma, ya que es la enfermedad crónica más común en la infancia y adolescencia, se debe tener en cuenta que la patogénesis de la aterosclerosis, en general, comienza en la adolescencia.

Los autores determinaron de forma previa que la eosinofilia, un biomarcador de enfermedad alérgica/atópica, se asoció con un riesgo mayor de EC con los datos nacionales de Estados Unidos de 2007 a 2016, lo que necesita un estudio adicional sobre la compleja interrelación entre las manifestaciones clínicas de estas dos condiciones inflamatorias crónicas. Ahora se acepta que la modulación recíproca entre eosinófilos y células cebadas (CC), mediante la secreción de mediadores inflamatorios, proteína catiónica eosinofílica (PCE), interferones α y β, y proteasas de CC, influye en la remodelación tisular activa y la fibrosis en placas ateroscleróticas.

En la actualidad, no existen recomendaciones para la detección temprana de pacientes con RA activa o asma para ECV dentro del alcance de las guías clínicas actuales. Además, existe una cantidad limitada de literatura que examinó las relaciones entre el asma, la RA y las ECV, con resultados a veces conflictivos. Estudios y metaanálisis recientes encontraron que el asma es un factor de riesgo importante para la morbilidad y mortalidad por ECV. Sin embargo, incluso en cohortes muy grandes, no se puede establecer de manera precisa si el asma llegó a ser un predictor significativo de la ocurrencia y progresión de ECV, con efectos débiles/nulos o incluso protectores. Hasta donde se conoce, sólo tres estudios investigaron de forma previa la relación entre la RA y las ECV, sin consenso sobre la dirección de la asociación. Los estudios existentes se limitan por resultados equívocos, falta de representatividad geográfica de la población de origen y por tamaños pequeños de muestra. Para guiar las acciones de salud pública y las estrategias de manejo clínico para ECV en aquellos con enfermedad atópica, este estudio tiene como objetivo evaluar la relación entre el asma, la RA y las ECV en muestras repetidas transversales representativas a nivel nacional de adultos civiles de los EE. UU.

METODOS

Datos

Se utilizarón datos de los participantes adultos en la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud (NHIS) de la Serie Integrada de Microdatos de Uso Público  (IPUMS) del proyecto de armonización de datos entre 1999 y 2018. Los criterios de inclusión fueron tener 18 años o más y la disponibilidad de datos en todas las preguntas sobre enfermedades cardíacas, lo que resultó en una muestra de 603,140 personas con 691 estratos y 1937 unidades de muestreo principales. No se utilizaron los datos disponibles de NHIS de 2019-20 debido a un cambio en la metodología de ponderación de la encuesta que podría hacer que estos años no fueran comparables con años anteriores. Esta investigación utilizó datos desidentificados y de acceso público, los cuales se consideraron como no investigación en seres humanos por la Junta de Revisión Institucional de SUNY Downstate.

MEDIDAS

Resultados. Los resultados principales fueron cuatro diagnósticos autorreportados binarios de ECV. Estos incluyeron EC, angina de pecho e infarto de miocardio en respuesta a la pregunta “¿Alguna vez le dijo un médico u otro profesional de la salud que tenía…?”. Se utilizaron dos resultados secundarios: Autorreporte no específico “Enfermedad cardiaca/Condición” y una variable índice de los cuatro resultados, representada por un indicador binario para informar cualquiera de las 4 medidas de enfermedad cardíaca.

Exposiciones. Se seleccionaron las tres medidas disponibles de enfermedad atópica en la NHIS para los adultos en estos años: 1) asma de por vida, 2) episodio de ataque de asma en el último año, y 3) RA en el último año. Se codificó a los participantes como expuestos a asma de por vida si dieron una respuesta afirmativa a la pregunta “¿Alguna vez un médico u otro profesional de la salud le comentó que tiene asma?” y de lo contrario se codificó como no expuestos. Se codificó a los participantes como expuestos a un episodio de asma en el último año si dieron una respuesta afirmativa a la pregunta “Durante los últimos 12 meses, ¿tuvo un episodio de asma o un ataque de asma?” y de lo contrario se codificaron como no expuestos. Al final, se codificó a los participantes como expuestos a RA si dieron una respuesta afirmativa a la pregunta “Durante los últimos 12 meses, “¿Tuvo RA?” y de lo contrario se codificaron como no expuestos.

Variables de control. Las relaciones hipotéticas entre las variables se muestran en el gráfico acíclico (Figura 1), que sugiere controlar la demografía (5 variables), el nivel socioeconómico (6 variables), y el estado de salud (3 variables) para estimar la asociación entre el asma, la RA y la EC.  Las covariables se eligieron por la disponibilidad para todos los años, la importancia teórica para el tema y el porcentaje de datos faltantes.

Las características demográficas se midieron por cinco variables: edad en décadas, género, raza, etnicidad (se incluyó la etnicidad hispana, una variable independiente) y natividad estadounidense. La orientación sexual sólo estuvo disponible durante 6 de los 20 años (2013-2018), por lo que no se utilizó.

Un estatus socioeconómico (ESE) menor se relacionó con un riesgo mayor tanto de asma como de EC en la literatura. El ESE se midió por 6 variables: nivel educativo, estado laboral, estado de propiedad de vivienda, estado de seguro privado, estado de seguro público y la tasa federal de pobreza. La tasa federal de pobreza era la proporción del ingreso autodeclarado del hogar con respecto a la línea de pobreza federal del año de la encuesta para el número de miembros del hogar, lo cual faltaba en 14.2 % de los participantes. El ESE adulto se asoció de manera fuerte y consistente con el ESE infantil en los EE. UU. en todas las cohortes de edad, y el asma y la RA no se asociaron con un menor logro educativo en la edad adulta, por lo que se utilizó el ESE adulto como un proxy para el ESE infantil ya que es poco probable que el ESE sea intermedio entre el asma y la EC.

Las variables de estado de salud comprendían el estado de tabaquismo actual y pasado, el estado de diabetes y prediabetes, y el índice de masa corporal (IMC). El IMC era un posible factor de confusión por el conocimiento clínico a priori. El Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS) calculó el IMC a partir del peso (“¿Cuánto pesa sin zapatos?”) y la altura autorreportada (“¿Cuánto mide sin zapatos?”), y faltaba en 4 % de los participantes.

Análisis estadístico

El NCHS de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los EE. UU. diseñó la NHIS para que los análisis combinados de un año tendrán estimaciones puntuales y varianzas precisas al incluir ponderaciones de la encuesta, abordar conglomerados de direcciones (unidades de muestreo primario) y unidades de estratificación que reflejan con precisión el diseño de la muestra.

La IPUM armonizó los datos de la NHIS para que estos parámetros de la encuesta reflejen la reutilización de las zonas geográficas a lo largo de los años dentro del diseño. Los análisis principales utilizaron los datos agregados de 20 años con el uso de ponderaciones del peso de la persona de la muestra dividido por 20, de acuerdo con las sugerencias de la NCHS y la IPUM. La NCHS evaluó la precisión y solidez de estos parámetros de encuesta en análisis combinados de un año, se utilizó información interna no pública. Se repitieron todos los análisis en análisis de un solo año, se utilizó el peso de la persona de la muestra y se mostraron todos los resultados en las tablas suplementarias E1-E5 para mostrar la consistencia entre los resultados de los análisis de varios años y los de un solo año.

Se utilizó regresión multivariante ponderada por encuesta en los datos imputados múltiples; se eligieron las covariables antes del análisis estadístico para mejorar la replicabilidad. El análisis bivariante utilizó la prueba F basada en el diseño y corrigió el diseño de la encuesta en los datos previos a la imputación.

Se utilizó regresión logística debido a que los resultados primarios de EC, angina y ataques cardíacos eran raros (2-5 %), por lo que las razones de momios son riesgos relativos de forma aproximada. Los resultados secundarios de enfermedad cardiaca/condición no específica y cualquier enfermedad cardíaca son más comunes con una prevalencia de 8 % y 12 %, y se utilizó regresión logística para mantener la comparabilidad.

Se combinaron los resultados de los conjuntos de datos imputados múltiples con las reglas de combinación de Rubin:  los coeficientes de regresión fueron la media de los coeficientes de regresión de cada conjunto imputado de datos y los errores estándar se estimaron a partir de las varianzas dentro de la imputación, entre las imputaciones y la varianza entre las imputaciones dividida por el número de imputaciones. Se repitió cada análisis para cada año y se representaron los resultados por medio de un gráfico de arma secreta, donde los puntos en el gráfico representan la estimación puntual para la cual se muestra el estimador del efecto, y las líneas indican los intervalos de confianza correspondientes.

En todos los análisis se utilizó el análisis de la ponderación por encuesta con el peso de la persona de la muestra, la unidad de muestreo primario y los estratos, analizados en Stata SE 15.1 (StataCorp. 2017. Stata Statistical Software: Release 15. College Station, TX: StataCorp LLC.) y representados con coefplot. El grafo acíclico se generó con el uso de algoritmos DAGitty. Se reportaron todas las estimaciones con tres cifras significativas o dos lugares decimales. Se realizaron los análisis primarios entre el 6 de abril y el 22 de julio de 2022, y se publicaron los archivos de análisis y datos en Github.

Datos faltantes

En los datos, 16.7 % de las observaciones presentaban datos faltantes en el índice de masa corporal y/o la relación de pobreza federal a causa de la no respuesta; por lo tanto, se llevaron a cabo múltiples imputaciones, se utilizaron 20 imputaciones, con la pauta de que el número de imputaciones debe superar el porcentaje de todos los datos con al menos una variable faltante. Se realizarón múltiples imputaciones con el uso de la distribución normal multivariante para el índice de masa corporal y la relación de pobreza federal, predichos a partir de variables demográficas, socioeconómicas y de estado de salud bajo la suposición de que los datos faltantes se distribuyeron al azar: es decir, que la falta de datos se relaciona con los datos observados más que con los valores de los datos faltantes.

RESULTADOS

Dentro de la muestra, se utilizaron más de 20 años de datos agrupados, 11.4 % de los participantes reportaron al menos una de las cuatro condiciones cardiacas: 4.27 % de los participantes reportaron EC, 2.18 % reportaron angina, 3.22 % reportaron ataque cardíaco y 7.44 % reportaron enfermedad/condición cardíaca. Los episodios recientes de asma, el asma durante toda la vida y la RA del año anterior se asociaron con las cinco medidas de enfermedad cardíaca en el análisis bivariado. Se evaluaron las variables asociadas con cada estado de exposición para comprender los posibles factores de confusión. Las personas que tuvieron un episodio de asma en el año anterior, asma de por vida o RA en el año anterior tenían más probabilidades de ser mujeres, nacidas en los EE. UU., no hispanas, no asiáticas; tenían otros riesgos para la salud (antecedentes de tabaquismo, IMC más alto, prediabetes); y empleo más esporádico o estar fuera de la fuerza laboral (Tabla 1). Las personas que experimentaron un episodio de asma en el último año y tenían asma de por vida eran, en promedio, más jóvenes, tenían identidades racializadas (negras o afroamericanas, indígenas americanas o nativas de Alaska, e identidades de múltiples razas); tenían otros riesgos para la salud (fumar todos los días, antecedentes de diabetes); y un estatus socioeconómico más bajo (desempleo o fuera de la fuerza laboral; alquiler de vivienda; seguro público de salud; desarrollo educativo general), algo de estudios universitarios y grados asociados; ingresos familiares más bajos. Las personas que tenían RA eran, en promedio, más mayores, más propensas a ser blancas, menos propensas a ser fumadoras actuales y tenían un estatus socioeconómico más alto (ser propietarias de vivienda, tener seguro privado de salud, contar con un título universitario de licenciatura o superior, y tener ingresos familiares más altos como un porcentaje de la línea de pobreza federal) (Tabla 1).

Las asociaciones generales entre el ataque de asma (último año), el diagnóstico de asma (de por vida) y la RA (último año) con todos los resultados se representan por gráficas de coeficientes (Figura 2) y de números (Tabla 2), y todas las asociaciones fueron significativas de forma estadística en las regresiones multivariables (P < 0.05).

El ataque de asma en el último año se asoció de modo más fuerte con los cinco resultados: se asoció de modo más fuerte con la angina de pecho (razón de momio [OR] 2.42, intervalo de confianza de 95 % [IC 95 %] 2.24-2.63), seguido por aquellos que reportaron “una enfermedad o condición cardíaca” (OR 1.94, IC 95 % 1.85-2.03), ataque cardíaco (OR 1.80, IC 95 % 1.67-1.94), y al final por EC (OR 1.66, IC 95 % 1.55-1.80). Un ataque de asma en el último año resultó ser el predictor más fuerte (OR 2.02, IC 95 % 1.93-2.11) de reportar “sí” a cualquiera de los cuatro resultados de enfermedades cardíacas, seguido del asma de por vida (OR 1.66, IC 95 % 1.61-1.71) y la RA (OR 1.32, IC 95 % 1.27-1.36). La RA tuvo más relación con la angina de pecho (OR 1.58, IC 95 % 1.47-1.69), seguida por “enfermedad/condición cardíaca”, EC, y de manera más débil, el ataque cardíaco. Los modelos completos de regresión están disponibles en las Tablas Suplementarias E1-E5.

Los episodios de asma en el último año, el asma de por vida y la RA del último año se asociaron con las cinco medidas de enfermedades cardíacas, con una asociación más fuerte de forma notable con la angina que con las otras cuatro medidas de enfermedades cardíacas, de acuerdo con intervalos de confianza no superpuestos (Figura 3-5). Los episodios de asma en el último año se asociaron de manera más fuerte con las cinco medidas de enfermedades cardíacas que el asma de por vida (Figura 3). Los mismos patrones son evidentes en los análisis dentro de cada uno de los 20 años. Los episodios de asma en el último año y el asma de por vida se asociaron con la angina en todos los 20 años y con las otras medidas de enfermedades cardíacas en casi todos los 20 años (Figuras 3 y 4). La RA se asoció con medidas de enfermedades cardíacas sólo en algunos de los 20 años (Figura 5).

Para cada uno de los 20 años, la enfermedad atópica tuvo significancia e impacto con cada uno de los cinco resultados cardiovasculares (EC, ataque cardíaco, angina, cualquier enfermedad/afección cardíaca y el resultado índice), se utilizó un gráfico arma secreta de la tendencia de la razón de momios a lo largo del tiempo.

Se utilizaron datos imputados múltiples, esta representación de las tendencias en las razones de momios, año tras año, se muestra para el asma del último año y EC (Figura 3), asma de por vida (Figura 4) y RA (alérgenos ambientales, Figura 5). Cada intervalo de confianza suavizado representa un año de encuesta. Las distribuciones por edad de los resultados cardiovasculares se refieren en la Figura Suplementaria E1.

DISCUSIÓN

Este estudio es el primer análisis representativo a nivel nacional que evalúa la relación entre el asma y la RA con múltiples marcadores de enfermedad cardíaca, se hicieron uso de datos de la NHIS del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Los hallazgos confirman que el asma y la RA son factores de riesgo para la ocurrencia de ECV. De manera específica, la RA confirió un aumento de 25 % en el riesgo de EC, luego siguió el diagnóstico de asma de por vida con un 36 %. El asma activa (asma no controlada o grave persistente, que lleva a ataques recientes de asma) se asoció con el mayor riesgo de EC, casi al doble del riesgo. El asma activa también mostró un aumento de 142 % en el riesgo de angina de pecho. Por último, la enfermedad atópica fue un factor de riesgo significativo y positivo para la ocurrencia de los cinco resultados de ECV, a pesar del ajuste por múltiples factores de confusión, durante un período de encuesta de 20 años.

Los autores reportaron de forma previa sobre las asociaciones entre la enfermedad atópica (asma, rinitis y sus biomarcadores —eosinofilia e inmunoglobulina E elevada) con otros tipos de enfermedades inflamatorias crónicas, como el cáncer que se diagnosticó por un médico y la hipertensión. Al extrapolar estos hallazgos al resultado de interés actual, la enfermedad cardíaca, se estableció que la eosinofilia (>500 células/mm3) se asocia con un aumento casi del doble del riesgo de EC y un aumento de 1.4 veces del riesgo de síndrome metabólico, con los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de los CDC (NHANES) sobre 27,605 adultos de 2007 a 2016. El presente estudio amplía aún más la hipótesis de los autores sobre un posible vínculo entre las dos condiciones inflamatorias crónicas, la enfermedad atópica y la enfermedad cardíaca. Esto se hizo posible al aprovechar toda la información disponible sobre las variables clínicas de enfermedad atópica y cardíaca en los adultos encuestados de la NHIS, con el uso de una muestra grande de más de 600,000 adultos durante un período de dos décadas.

Un cuerpo creciente de literatura identificó asociaciones entre el asma y otras condiciones inflamatorias crónicas, como los resultados ateroscleróticos (accidente cerebrovascular isquémico y enfermedad arterial coronaria). Tres metaanálisis indicaron que los pacientes con asma tienen un riesgo mayor de desarrollar morbilidad cardiovascular y mortalidad por todas las causas, donde los efectos más fuertes fueron en mujeres que desarrollaron asma de inicio en la edad adulta, sin embargo, estos hallazgos deben interpretarse con precaución a causa de la evidencia equívoca de sesgo de publicación y heterogeneidad. Los datos del Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA) mostraron que los asmáticos persistentes tenían un riesgo 1.6 veces mayor de eventos cardiovasculares que los no asmáticos en modelos bien ajustados. Otro estudio que utilizó datos del Estudio de Riesgo de Aterosclerosis en Comunidades (ARIC) de 15,792 participantes encontró un riesgo de dos veces más de EC y accidente cerebrovascular en mujeres con asma de inicio adulto, pero no en hombres. En un estudio diferente que utilizó datos de la misma cohorte ARIC, no hubo una asociación significativa entre tener asma/asma actual y EC. En una cohorte longitudinal de 151,620 adultos de California (también durante un período de estudio de dos décadas), sólo se observó un aumento modesto del riesgo de 1.23 veces, y sólo en mujeres. En datos del Estudio de Genómica y Epidemiología Coreana sobre 173,209 adultos, el asma en general se asoció con un aumento del 1.46 veces en la prevalencia de EC. Así, la mayoría de los estudios existentes se limitaron por tamaños pequeños de muestra (lo que dificulta alcanzar un poder ideal para detectar resultados raros como la enfermedad arterial coronaria), falta de representatividad geográfica o un enfoque excesivo en subtipos específicos de asma.

No se encontrararon estudios bien potenciados y representativos a nivel nacional que evaluaran el vínculo entre la RA y la EC. Los pocos que se encontraron tenían resultados conflictivos. Un estudio encontró que la presencia de RA se asociaba con una disminución de la EC, ECV y mortalidad por todas las causas, esta disminución resultó ser más pronunciada después de excluir a los pacientes con asma. Un estudio a nivel nacional en Corea mostró una relación inversa entre la RA y los factores de riesgo cardiovascular. Es importante destacar que la prevalencia de la RA tuvo una significancia menor en sujetos con síndrome metabólico, presión arterial alta y glucosa alterada en ayunas, incluso con ajustes para variables demográficas y hábitos de salud. Sin embargo, al evaluar el desarrollo y progresión de la aterosclerosis carotídea a lo largo de cinco años (Estudio Bruneck) y el grosor íntima-media elevado en las arterias carótidas y femorales (estudio de Factores de Riesgo de Aterosclerosis en Jóvenes Varones [ARMY]), los autores mostraron una asociación positiva entre las alergias comunes y el desarrollo de ECV.

Investigaciones previas respaldan que el entorno inmunológico subyacente en la enfermedad atópica, manifestada como asma alérgica, dermatitis atópica, alergias alimentarias y rinoconjuntivitis alérgica, también pudiera involucrarse en el mecanismo de la aterosclerosis. Por ejemplo, se detectó un aumento en el número de células cebadas durante la progresión de la aterosclerosis, sobre todo en placas coronarias humanas rotas. Se cree que las células cebadas, mediante su activación y degranulación, contribuyen de forma activa a la progresión y desestabilización de la placa aterosclerótica, lo que lleva a la ruptura o erosión de la placa. Se encontró que el asma alérgica se asocia con cambios arteriales ateroscleróticos distintos en comparación con controles emparejados, con la formación de placas (y un aumento en el suero de IgE y fibrinógeno) que aumenta con la gravedad del asma en una relación dosis-respuesta. Una mejor comprensión de los mecanismos causales subyacentes entre la enfermedad atópica y la aterogénesis (es decir, la formación de placas) sería útil para informar las estrategias de manejo en aquellos con alergias y asma graves. Un estudio encontró que, a pesar de recibir tratamiento para el asma, los asmáticos persistentes que tomaban medicamentos de control tenían la mayor carga de inflamación sistémica con niveles más altos de reactantes de fase aguda, PCR, IL-6, fibrinógeno y niveles de dímero D. En términos más generales, la identificación más precisa del mecanismo subyacente y la delimitación de las citocinas apropiadas implicadas en la relación atopia-cardiopatía coronaria pueden ayudar a identificar vías de manejo terapéutico en el futuro.

Fortalezas y limitaciones

Este análisis utilizó 20 años de datos de más de 600,000 participantes, que representaban 225 millones de adultos, lo cual corresponde a la población adulta promedio de los EE. UU. en este período de tiempo, y arroja estimaciones de efectos potenciadas de forma sólida. Hasta donde se sabe, este estudio es el más grande y utiliza el período de tiempo más largo para examinar tanto el asma como la RA en relación con varias manifestaciones clínicas de la enfermedad cardíaca con el uso de datos representativos a nivel nacional.

No se puede asignar de manera aleatoria a las personas a condiciones de RA y asma, por lo que este estudio tiene limitaciones inherentes de los estudios observacionales. Además, como estudio transversal, no es posible conocer el orden temporal de las variables de control, exposiciones y resultados. En particular, las variables de control se midieron al mismo tiempo que las variables de exposición y resultado debido a que los datos anteriores al inicio del asma y las alergias de los participantes no están disponibles, por lo que es posible que algunas variables de control fueran posteriores a la incidencia del asma y las alergias. El control de las variables intermedias tiende a sesgar las estimaciones hacia el valor nulo. Aunque no se dispuso de exposiciones o resultados con plazos determinados en la NHIS, tanto en la práctica clínica como en la literatura, se espera que el asma (y la RA) se manifiesten temprano después de la infancia, que alcancen su punto máximo en la infancia y la adolescencia, y que disminuyan o se estabilicen a partir de entonces durante el curso de la vida. Además, la fisiopatología de la enfermedad vascular cardíaca comienza en la adolescencia tardía y se manifiesta (como angina de pecho, ataque al corazón) a partir de la edad mediana y aumenta con la edad. La EC es muy rara o está ausente en las dos primeras décadas de la vida. Aunque la temporalidad no puede determinarse de manera fácil con el diseño del estudio, se utilizaron conocimientos clínicos y evidencia de la literatura para hacer inferencias cautelosas sobre el asma y la RA que preceden de manera importante al desarrollo de la EC, para establecerlos así como un factor de riesgo.

Las cohortes longitudinales que siguen a los participantes desde antes de los diagnósticos de asma/alergia hasta el desarrollo de enfermedades cardíacas en la edad adulta no están disponibles de modo fácil. Explorar el entorno inmunológico subyacente y los estudios de aleatorización mendeliana fortalecerían la plausibilidad biológica e identificarían vías para la mejora terapéutica. Según las guías más recientes de la Iniciativa Global para el Asma de 2022, en la actualidad no existe un impulso clínico para evaluar a los pacientes con asma de manera temprana en busca de EC, aunque existe una plausibilidad biológica significativa subyacente a esta relación. Los médicos a los que se presenten los pacientes con estas condiciones pueden considerar realizar pruebas de detección temprana de angina en atención ambulatoria o referir a especialistas para diagnosticar evidencia adicional de ECV.

Estos datos autorreportados estaban sujetos a errores de medición a causa de las limitaciones en la memoria, la alfabetización en salud y el sesgo de autopresentación, lo que podría sesgar las estimaciones de efecto hacia el valor nulo. A pesar de este posible sesgo, aún se encontraron riesgos elevados de resultados de enfermedades cardiovasculares. Además, los datos sobre el uso de tratamientos para la RA por parte de los participantes sólo estaban disponibles para uno de los 20 años, por lo que este estudio no puede evaluar si los tratamientos para la RA y el asma pueden mitigar estas asociaciones. Los factores residuales de confusión debidos al nivel socioeconómico de la infancia, las experiencias adversas de la infancia, la residencia rural, la genética y otros factores podrían explicar de manera parcial la relación observada entre el asma y la ECV, y no se pueden excluir estas posibilidades con datos transversales. Sin embargo, los hallazgos concuerdan con otros estudios, sobre todo con los tres metaanálisis, lo que fortalece la plausibilidad subyacente de esta relación. A causa de la falta de variables relevantes dentro de la base de datos, este estudio incluye sólo una medida básica del estado de gravedad y control del asma mediante el uso de la variable de episodios de asma en el último año, lo que podría atenuar la asociación entre el asma y la enfermedad cardíaca. Esta variable específica se incluyó en lugar de otra similar (“aún tenía asma”) ya que capturaba mejor la información sobre agudeza—gravedad y control.

CONCLUSIONES

Este estudio confirma que el asma y la RA se asociaron con una mayor morbilidad cardiovascular en la población estadounidense. Es notable que el asma activa sea un predictor de la aparición de angina. Los proveedores de atención primaria deben preguntar a los pacientes sobre el asma y la RA a lo largo de su vida, incluso si los pacientes están con tratamiento de las alergias por su cuenta con medicamentos de venta libre. Los alergólogos/inmunólogos, neumólogos y otros especialistas también pueden considerar una vigilancia y evaluación más intensas de los pacientes con asma activa y RA para detectar angina y evidencia de otras enfermedades cardiovasculares.

Nagarajan S, Rosenbaum J, Joks R. The Relationship Between Allergic Rhinitis, Asthma, and Cardiovascular Disease in the National Health Interview Surveys (NHIS), 1999-2018. J Allergy Clin Immunol Pract. 2024 Feb 8:S2213-2198(24)00154-5. doi: 10.1016/j.jaip.2024.02.001.

Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC

Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL

Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz Jefe y profesor

Dra. Med. Marisela Hernández Robles Profesor

Dra. Marcela Idalhi Villalobos Ordaz Residente 1er Año

Dra. Alejandra Macías Weinmann Profesor


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