Introducción
La urticaria espontánea crónica (UCE) es
una de las enfermedades cutáneas más comunes en la práctica alergológica y
dermatológica. Constituye un problema clínico interdisciplinario, y su fondo no
siempre es fácil de determinar. La UCE reduce de manera significativa la
calidad de vida de los pacientes. La intensidad y la naturaleza de los signos y
síntomas, así como su ubicación, pueden ser variables. La UCE es un síndrome
heterogéneo, cuyo síntoma principal es la aparición de ronchas de color rosado
a rojo que se caracterizan por edema, que aparece rápido y en general
desaparece dentro de las primeras 24 horas sin dejar marcas. La enfermedad
suele ir acompañada de prurito y también puede ir acompañada de angioedema.
El rango saludable para el índice de masa
corporal (IMC) (peso en kg dividido por la altura en m2) es de 18.5
a 24.9, mientras que el IMC >25 se considera sobrepeso y el IMC >30 se
considera obesidad. En Europa, la obesidad alcanzó proporciones epidémicas. La
obesidad se relaciona con trastornos de la piel, y tanto la obesidad como la
urticaria son más frecuentes en las mujeres. Se sugiere que el síndrome
metabólico y la hiperlipidemia son más frecuentes en pacientes con UCE, pero la
influencia del sobrepeso y la obesidad en el desarrollo de UCE aún no se
investigó a fondo.
Los resultados de investigaciones
anteriores indican que el peso corporal excesivo puede ser un factor de riesgo
potencial para el desarrollo de enfermedades alérgicas, pero hasta la fecha
ninguna investigación definió una asociación entre la obesidad y la UCE. Los
autores realizaron un estudio para evaluar la relación entre el desarrollo de
los síntomas de la UCE y los parámetros corporales de los pacientes.
Métodos
Inscribieron 85 pacientes consecutivos con
UCE (59 mujeres y 26 hombres, edad media 48 años, rango 21-77 años) en el
estudio. La UCE se diagnosticó de acuerdo con un análisis de todo el cuadro
clínico y se excluyó la coexistencia de otras enfermedades (excluyeron la
anomalía en la tiroides según los hallazgos de laboratorio). Los pacientes se
dividieron en tres subgrupos: pacientes cuyo único síntoma eran ronchas,
pacientes cuyo único síntoma era el angioedema y pacientes con urticaria y con
angioedema acompañante. El peso corporal medio, la altura corporal, el IMC, la
superficie corporal total (SCT), la edad de aparición de la enfermedad y la
duración de la enfermedad se calcularon para todo el grupo y para cada subgrupo
por separado.
Análisis
estadístico
Para los análisis estadísticos, los
autores utilizaron las pruebas ANOVA y Spearman con el software estadístico
(v12; StatSoft Inc., Tulsa, OK, EE. UU.). P = 0.05 se consideró significativo.
Resultados
Encontraron una asociación estadística
significativa entre la edad avanzada al inicio de la enfermedad y un mayor
peso, mayor IMC y mayor participación de SCT. También vale la pena destacar que
los pacientes con valores más altos de IMC tuvieron una tendencia (P = 0.06) hacia una mayor duración de la
enfermedad. No se determinaron diferencias significativas en los valores de IMC
y SCT entre los subgrupos estudiados.
Discusión
Muchos factores etiológicos ya se
asociaron con la UCE, pero la etiología de la enfermedad sigue sin reconocerse
en la mayoría de los casos. Varias teorías sobre la patogenia de esta
enfermedad avanzaron. Una afección inflamatoria puede constituir factores
significativos que pueden contribuir al desarrollo de la UCE. Aunque la UCE no
suele ser una afección con potencial mortal, su tratamiento puede ser
complicado y difícil, lo que tiene una influencia significativa en la calidad
de vida de los pacientes y constituye una carga socioeconómica considerable.
De acuerdo con los resultados que se
presentaron por Lapi y colaboradores, el riesgo de desarrollar UCE se relacionó
con numerosos factores. La relación entre la obesidad y diversas enfermedades
como la hipertensión arterial, la diabetes y la degeneración articular es
obvia, pero la relación entre la obesidad y las enfermedades alérgicas aún no
se investiga por completo. La conexión entre la UCE y la obesidad es en
especial intrigante, y puede sugerirse una participación patogénica de factores
como la inflamación inducida por adipocina. Los pacientes con síndrome
metabólico tienen niveles elevados de marcadores inflamatorios como la
interleucina (IL)-1, IL-6, el factor de necrosis tumoral y la proteína C
reactiva (PCR). Los estudios anteriores también revelaron niveles elevados de
parámetros inflamatorios y factores de coagulación en pacientes con síndrome
metabólico y UCE. Los datos de la literatura sugieren que los niveles
plasmáticos de protrombina 1 y 2, los dímeros D y la PCR pueden ser posibles
marcadores de la gravedad de la UCE. Además, la frecuencia de desarrollo del
síndrome metabólico fue mayor de manera significativa en pacientes con UCE que
en sujetos sanos.
La investigación detallada sobre el tejido
graso demostró de manera inequívoca que es un órgano endocrino activo que
sintetiza proteínas activas de gran diversidad en términos de estructura y
función, denominadas adipocinas. Las funciones biológicas cumplidas por las
adipocinas en el cuerpo humano no están por completo claras, pero algunas
pueden desempeñar un papel en la inducción de procesos metabólicos beneficiosos
en el cuerpo, mientras que otras pueden estar involucradas de manera directa en
el desarrollo de complicaciones relacionadas con la obesidad, como la diabetes
tipo 2 o la aterosclerosis. Desde el descubrimiento de la influencia de las
adipocinas en el sistema inmunológico y las enfermedades inflamatorias, se
enfatizó la relación entre la obesidad y los trastornos autoinmunes. La acción
de las adipocinas puede dirigirse de manera directa a los mastocitos humanos,
que desempeñan un papel en la inflamación endotelial. La intensificación de la
inflamación endotelial es proporcional a la progresión del proceso
aterosclerótico. Los factores proinflamatorios, como las proteínas del
complemento C3a y C5a, las citocinas, la proteína quimioatrayente de monocitos
1 o las partículas de lipoproteínas de baja densidad activan a los mastocitos
reunidos en la placa aterosclerótica. La activación de esas células también
puede influir en el desarrollo de la UCE. El nivel de triptasa que se produce
por los mastocitos y el número de células grasas se elevan de manera
significativa en pacientes obesos y en ratones alimentados con una dieta rica
en grasas. Los mecanismos descritos podrían conducir a la coexistencia de
obesidad y UCE.
La obesidad se caracteriza por una
afección inflamatoria crónica, sistémica, a menudo asintomática, y puede
provocar una disminución de la tolerancia inmunitaria a los antígenos, lo que
aumenta el riesgo de alergias y otras enfermedades con etiología inmunológica.
Según lo que indica el estudio, el exceso de tejido graso puede ejercer cierta
acción protectora en la UCE ya que las personas con un IMC más alto desarrollan
signos y síntomas de urticaria más tarde que aquellos con un IMC saludable.
Postulan que una condición inflamatoria de intensidad leve podría proteger al
cuerpo, al mantener el sistema inmunológico en un estado de “preparación”. Sin
embargo, una vez que se rompe este umbral de protección, el curso de la
enfermedad parece ser más grave en pacientes obesos. Ye y colaboradores
obtuvieron resultados similares y reportaron que el desarrollo del síndrome
metabólico era un factor predictivo independiente de un curso sin control de la
UCE. La hiperlipidemia caracterizada por niveles altos de lípidos en la sangre,
incluido el colesterol y los triglicéridos, está implicada en los procesos
inflamatorios, que se relacionan con un mayor riesgo de desarrollo de
aterosclerosis. Se cree que la UCE conlleva un mayor riesgo de desarrollo de
hiperlipidemia, y algunos autores sugirieron que la aparición de síntomas de urticaria
debería impulsar la investigación de parámetros de lípidos elevados. Además,
según Stauber y colaboradores, la diabetes y la obesidad son factores de riesgo
para el edema angioneurótico recurrente con un curso grave. La edad avanzada se
asocia con un mayor riesgo de trastornos autoinmunes, y la UCE con frecuencia
coexiste con la autoinmunidad, en particular con los trastornos de la tiroides
autoinmunes. Además, en las personas mayores, hay un cambio en el equilibrio
entre la cantidad de tejido muscular y graso.
El examen clínico completo, complementado
con un panel de pruebas diagnósticas seleccionadas de manera individual,
constituye la base para iniciar una terapia eficaz para la UCE. Sin embargo, a
menudo resulta imposible determinar la causa de los síntomas de la urticaria,
por lo que se debe iniciar un tratamiento sintomático basado en la terapia moderna
con antihistamínicos, que puede ser necesario complementar con terapias
alternativas. Además, es necesario aplicar un enfoque holístico para tratar al
paciente y, si corresponde, abordar el problema de la obesidad, que afecta a un
grupo cada vez más numeroso de personas.
Conclusión
En el conocimiento de los autores, éste es
el primer estudio que investiga posibles asociaciones entre UCE y
sobrepeso/obesidad. Los resultados sugieren que la UCE, en especial si es de
larga duración, puede asociarse con el sobrepeso y la obesidad, mientras que el
aumento de la masa corporal puede dar lugar a una aparición más tardía de los
síntomas de la urticaria. Se requieren estudios adicionales que confirmen los
resultados presentados y expliquen la relación entre la obesidad y la UCE.
M. Zbiciak‐Nylec D. Wcisło‐Dziadecka M. Kasprzyk et al. Overweight and obesity may play a role in the pathogenesis of chronic spontaneous urticaria. Clinical and Experimental Dermatology Volume 43, Issue5, July 2018, Pages 525-528
Centro Regional de
Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital
Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey,
México
Dra.
Med. Sandra Nora González Díaz Jefe
y Profesor
Dra.
Cindy Elizabeth de Lira Quezada Profesor
Dr.
Rodrigo Alejandro de la Cruz Cruz Residente
1er Año
Dra.
Alejandra Macías Weinmann Profesor
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