Rodolfo Castillo, del Hospital Doctor Negrín, de Gran Canaria, explica que el tratamiento del asma alérgica por ácaros está tipificado en las guías terapéuticas (GINA, GEMA, etc.). “Básicamente depende de la gravedad y el grado de control que debemos alcanzar para el asma. En el primer escalón están los beta-2-adrenérgicos de acción corta (SABAs) y, posteriormente, se procede a un incremento progresivo de la intensidad del tratamiento incorporando sucesivamente: corticoesteroides inhalados (CIs) a dosis bajas; CIs a dosis medias, más beta-2-adrenérgicos de acción larga (LABAs) con antileucotrienos; LABA-CIs a dosis altas con antileucotrienos y, finalmente, la asociación de fármacos biológicos (omalizumab, mepolizumab, reslizumab, etc.) con o sin corticoides orales”.
Francisco Moreno, alergólogo de la Clínica Lobatón, de Cádiz, enumera los grandes avances conseguidos en este abordaje: reflejar mediante guías especializadas cuál debe ser el procedimiento general, escalonado en el tratamiento del asma (en España tenemos la guía GEMA); la presencia de dispositivos para inhalación con medicación más potente y duradera, con menor frecuencia y severidad de efectos secundarios y más fáciles de manejar, “y, por último, la optimización de la inmunoterapia (vacunas) para ácaros, como tratamiento inmunomodulador, permitiendo al paciente suspender o hacer un uso muy ocasional de la medicación sintomática”.
Sin duda, la introducción de la inmunoterapia específica de alérgeno (ITA) ha supuesto un importante punto de inflexión, como afirma Castillo: “Esta terapia es susceptible de incorporarse en los estadios de asma leve a moderada. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, puesto que su mecanismo de acción es específico y al ser el único tratamiento capaz de modificar la evolución de la enfermedad alérgica (incluido el AAA) a día de hoy, no sería desacertado incorporarlo en los pacientes que presentan AAA de cualquier estadio evolutivo”.
Priorizada por la GEMA
De la misma opinión es Aurelio Arnedillo, de la Unidad de Gestión Clínica de Neumología, Alergia y Cirugía Torácica del Hospital Puerta del Mar, de Cádiz: “En el asma alérgica por ácaros ha habido alguna consideración que ha cambiado nuestra percepción sobre las medidas de control ambiental, pero la novedad más importante es la introducción de la inmunoterapia sublingual con extractos alergénicos estandarizados de ácaros del polvo, que tiene la consideración de medicamento registrado. Esta inmunoterapia es la que prioriza la guía española GEMA frente a la inmunoterapia previa, pues tiene un plan de desarrollo clínico como cualquier otro fármaco y auditorías de las principales agencias del medicamento”.
Beneficios mantenidos
Para Juan Luis García Rivero, neumólogo del Hospital de Laredo, en Cantabria, además de control de las manifestaciones de la enfermedad, la ITA aporta como ventaja sobre la farmacoterapia el mantenimiento de los beneficios clínicos obtenidos hasta varios años después de la retirada del tratamiento, disminuyendo el riesgo de aparición de asma en pacientes con rinitis o conjuntivitis alérgica o de nuevas sensibilizaciones en pacientes monosensibles. “Ha demostrado ser un tratamiento coste-efectivo comparado con el uso exclusivo del tratamiento farmacológico en pacientes con rinoconjuntivitis alérgica coexistente con asma”.
Arnedillo comenta al respecto que los estudios sobre esta nueva inmunoterapia sublingual han demostrado su capacidad para disminuir el número de exacerbaciones asmáticas moderadas o graves en comparación con placebo, además de mejorar el control de síntomas tanto en rinitis como en asma. “Los efectos adversos observados fueron leves, principalmente prurito o edema en mucosa oral e irritación faríngea, en la mayoría de los casos pasajeros”.
Grandes hitos de la ITA
Rodolfo Castillo destaca el papel de la ITA en el control de la rinitis alérgica asociada al asma, “lo que desde hace años se ha establecido como algo claramente esencial para poder controlar un asma que no lo está. La inmunoterapia de calidad supone una mejora en los escores de síntomas de rinoconjuntivitis y un aumento en la mejoría de la calidad de vida de estos pacientes, con una repercusión directa del manejo del AAA en cuanto a su control”.
Para Moreno, su presencia en las Guías Terapéuticas significa la consolidación de un modelo de tratamiento con eficacia contrastada. “Pero, además, se infiere, por estudios epidemiológicos, que su inicio precoz previene las nuevas sensibilizaciones (a otros alérgenos) en el paciente alérgico; su empleo en rinitis disminuye la aparición del asma; y su efecto se prolonga en el tiempo, una vez finalizado el tratamiento”.
García Rivero destaca que la ITA modula los mecanismos básicos que subyacen en la enfermedad alérgica, “lo que se traduce en la clínica en una mejora de los síntomas del asma, una reducción del uso de medicación de mantenimiento y de rescate, un menor deterioro de la función pulmonar y una menor tasa de exacerbaciones”.
Pilar Cots, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Ruber Juan Bravo, de Madrid, hace hincapié en que esta terapia es actualmente el único tratamiento que pude modificar el curso natural de las enfermedades alérgicas. “Su combinación con otros tratamientos (farmacológicos y medidas de evitación) constituye una estrategia terapéutica integral que aborda el mecanismo fisiopatológico de la alergia respiratoria. Existe evidencia suficiente para indicar el comienzo de la ITA de forma precoz”.
Fuente: https://www.diariomedico.com/
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