Un estudio revela que su consumo durante el embarazo reduce el riesgo de que los hijos padezcan este trastorno en hasta un 54%
Los especialistas ya sospechaban que podía haber un vínculo entre la baja ingesta de omega-3 en las dietas occidentales y el aumento de las tasas de asma infantil en nuestras sociedades. Ahora, un estudio ha demostrado que tomar ciertos suplementos de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo puede reducir en entre un 31% y un 54% el riesgo de asma infantil en la descendencia.
Tomar ciertos suplementos de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo puede reducir en casi un tercio el riesgo de asma infantil, según una nueva investigación de la Universidad de Waterloo (Canadá) y de los Estudios Prospectivos de Copenhague (COPSAC) sobre el asma en la infancia.
El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, descubrió que las mujeres a quienes se les prescribieron 2,4 gramos de suplementos de omega-3 de cadena larga durante el tercer trimestre del embarazo redujeron el riesgo de asma de sus hijos en un 31%.
En general, hay seis tipos de ácidos grasos omega-3. Los de cadena larga son: el ácido eicosatetraenoico (ETA), el ácido eicosapentaenoico (EPA), el ácido docosapentaenoico (DPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), y se encuentran en peces de agua fría. Resultan clave para la regulación de la respuesta inmune humana.
"Ya sospechábamos que había un vínculo entre las propiedades antiinflamatorias de las grasas omega-3 de cadena larga, la baja ingesta de omega-3 en las dietas occidentales, y el aumento de las tasas de asma infantil", explica Hans Bisgaard, investigador del COPSAC en el Hospital Universitario de Copenhague. "Este estudio demuestra que ambos factores están definitivamente y significativamente relacionados".
El estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, descubrió que las mujeres a quienes se les prescribieron 2,4 gramos de suplementos de omega-3 de cadena larga durante el tercer trimestre del embarazo redujeron el riesgo de asma de sus hijos en un 31%.
En general, hay seis tipos de ácidos grasos omega-3. Los de cadena larga son: el ácido eicosatetraenoico (ETA), el ácido eicosapentaenoico (EPA), el ácido docosapentaenoico (DPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), y se encuentran en peces de agua fría. Resultan clave para la regulación de la respuesta inmune humana.
"Ya sospechábamos que había un vínculo entre las propiedades antiinflamatorias de las grasas omega-3 de cadena larga, la baja ingesta de omega-3 en las dietas occidentales, y el aumento de las tasas de asma infantil", explica Hans Bisgaard, investigador del COPSAC en el Hospital Universitario de Copenhague. "Este estudio demuestra que ambos factores están definitivamente y significativamente relacionados".
Trastornos duplicados
Para la presente investigación se utilizaron técnicas analíticas desarrolladas en la Universidad de Waterloo, y con las que se pueden medir los niveles de EPA y DHA en la sangre de las mujeres embarazadas. La Universidad de Waterloo es uno de los pocos laboratorios del mundo en que se pueden realizar estas pruebas.
En total, fueron analizadas muestras de sangre de 695 mujeres danesas a las 24 semanas de gestación, y una semana después del parto. A continuación, se supervisó el estado de salud de cada niño participante durante cinco años, que es la edad en que los síntomas del asma se pueden establecer clínicamente.
Además de los resultados ya mencionados, los análisis también revelaron que las mujeres con los niveles más bajos de EPA y DHA en sangre al principio del estudio fueron las que más se beneficiaron de los suplementos de omega-3. En el caso de estas mujeres, dichos suplementos redujeron el riesgo relativo de sus hijos de desarrollar asma en un 54%.
Por eso, científicos creen que identificar a estas mujeres y proporcionarles suplementos omega-3 de cadena larga debería considerarse una medida fundamental para la prevención y la reducción del asma en los niños.
"El asma y los trastornos sibilantes se han más que duplicado en los países occidentales en las últimas décadas", afirma Bisgaard. "Ahora tenemos una medida preventiva para ayudar a reducir esos números". Actualmente, uno de cada cinco niños pequeños sufre asma o un trastorno relacionado antes de la edad escolar.
Para la presente investigación se utilizaron técnicas analíticas desarrolladas en la Universidad de Waterloo, y con las que se pueden medir los niveles de EPA y DHA en la sangre de las mujeres embarazadas. La Universidad de Waterloo es uno de los pocos laboratorios del mundo en que se pueden realizar estas pruebas.
En total, fueron analizadas muestras de sangre de 695 mujeres danesas a las 24 semanas de gestación, y una semana después del parto. A continuación, se supervisó el estado de salud de cada niño participante durante cinco años, que es la edad en que los síntomas del asma se pueden establecer clínicamente.
Además de los resultados ya mencionados, los análisis también revelaron que las mujeres con los niveles más bajos de EPA y DHA en sangre al principio del estudio fueron las que más se beneficiaron de los suplementos de omega-3. En el caso de estas mujeres, dichos suplementos redujeron el riesgo relativo de sus hijos de desarrollar asma en un 54%.
Por eso, científicos creen que identificar a estas mujeres y proporcionarles suplementos omega-3 de cadena larga debería considerarse una medida fundamental para la prevención y la reducción del asma en los niños.
"El asma y los trastornos sibilantes se han más que duplicado en los países occidentales en las últimas décadas", afirma Bisgaard. "Ahora tenemos una medida preventiva para ayudar a reducir esos números". Actualmente, uno de cada cinco niños pequeños sufre asma o un trastorno relacionado antes de la edad escolar.
Referencia bibliográfica:
Hans Bisgaard, et al. Fish Oil–Derived Fatty Acids in Pregnancy and Wheeze and Asthma in Offspring. New England Journal of Medicine (2016). DOI: 10.1056/NEJMoa1503734.
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