Los marcadores biológicos o biomarcadores están adquiriendo un crecimiento progresivo, tanto en número como en fiabilidad, por el rápido desarrollo y aplicación clínica de técnicas moleculares en la investigación en asma. Los biomarcadores pueden ser de gran utilidad para el diagnóstico, el pronóstico o para valorar una respuesta diferencial al tratamiento antiasmático y están sentando las bases de la medicina personalizada que permita adaptar el tratamiento al paciente particular, lo que condiciona la toma de decisiones clínicas.
Así lo destacan los expertos reunidos en la quinta edición del encuentro Espacio Asma: respuesta inmunitaria y biomarcadores en asma, que se ha celebrado este fin de semana en Valencia y en el que se han revisado, de forma interactiva y práctica, las nuevas evidencias en relación a la respuesta inmunitaria del paciente con asma. Durante las jornadas, se ha ofrecido una visión realista del papel actual y de futuro de los biomarcadores en la atención clínica del paciente asmático.
“La medicina de precisión o personalizada comienza a ser una realidad en el manejo de las enfermedades alérgicas y de la vía respiratoria. Con la llegada de nuevos tratamientos biológicos, va a ser cada vez más necesario identificar los subgrupos de pacientes que pueden beneficiarse clínicamente de cada uno de estos tratamientos, y para ello es de gran utilidad disponer de biomarcadores diagnósticos y de respuesta al tratamiento”, explica el Dr. Santiago Quirce, experto del servicio de Alergia del Hospital La Paz (Madrid).
Por su parte, el Dr. Julio Delgado, de la unidad de Alergología del Hospital Virgen Macarena (Sevilla), reconoce que aún queda mucho camino por recorrer en este sentido, subraya también que “los biomarcadores están sentando las bases para la medicina personalizada, realizando un traje a medida para cada paciente en comparación con la talla única para todos ellos, que es el paradigma de muchas de las decisiones clínicas actuales”.
Los biomarcadores o marcadores biológicos son “aquellas sustancias utilizadas como indicadores de un estado biológico”, explica el Dr. Santiago Quirce. “Deben poder medirse objetivamente y ser evaluados como indicadores de un proceso biológico normal, estado patológico (determinadas enfermedades) o de respuesta a un tratamiento farmacológico”, añade.
Asimismo, el Dr. Antonio Luis Valero, del servicio de Neumología y Alergia del Hospital Clínic (Barcelona) advierte que “dado el gran número de mediadores implicados en la fisiopatología del asma, es difícil poder disponer de un solo biomarcador útil para su diagnóstico y seguimiento”. A criterio de este experto, “un adecuado biomarcador debería poder distinguir entre la enfermedad y la salud con alto valor predictivo positivo y negativo; ser fiable y reproducible en el ámbito clínico; proporcionar información sobre el pronóstico de la enfermedad y los datos clínicos; cambiar con la progresión/gravedad de la enfermedad y normalizarse con la respuesta al tratamiento; y, por último, ser fácil de obtener y evaluar en un entorno clínico habitual y coste-efectivo”.
Los biomarcadores pueden jugar también un papel importante en el tratamiento del asma grave: “se considera que entre el 5 y el 10% de los sujetos con asma padece asma grave, y su tratamiento supone casi el 50% del coste económico total del asma”, señala el Dr. Valero. La gravedad y el elevado coste económico apremian en la consecución mejoras a nivel terapéutico.
“Los pacientes con asma grave precisan el uso de múltiples fármacos y de altas dosis con el objetivo de controlar su enfermedad, así como el uso concomitante de tratamientos biológicos en los casos de asma grave de causa alérgica”, especifica el Dr. Luis Valero.
Este encuentro está impulsado por los laboratorios Chiesi y cuenta con el aval científico de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y de la Asociación Valenciana de Alergología e Inmunología Clínica (AVAIC).
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