Según el análisis de la bibliografía realizado en la University of Erfurt, la University of Aachen y la Rutgers University (Piscataway, Nueva Jersey), las cuatro categorías fundamentales incluyeron complacencia, conveniencia, confianza y cálculo. Los individuos complacientes no están interesados en la vacunación. Cambios en la comunicación de información, como campañas sobre el riesgo de infecciones y acceso positivo a las inmunizaciones, así como recomendaciones hechas por médicos y cambios en el sistema (optar por no recibir la información en lugar de recibirla), dan lugar a una mayor disposición hacia la vacuna, dijeron los autores.
La conveniencia es una barrera para quienes optan por no recibir las notificaciones sobre vacunaciones debido al tiempo y dinero necesarios. En este caso los investigadores recomiendan cambios estructurales que faciliten la toma de decisión y la adhesión a los calendarios. Los individuos calculados incluyen los que ponderan los riesgos y beneficios cuidadosamente y, presuntamente, deciden no aceptar la vacunación si tienen información contradictoria. Para convencer a estas personas, los investigadores recomiendan mostrar que los mitos son falsos y comunicar claramente los beneficios de la vacunación y el riesgo de la infección. Los incentivos también pueden ser útiles.
La confianza en las vacunas, respectivamente, la falta de confianza, presenta un problema cuando quienes están afectados tienen información incorrecta que reduce su creencia en las inmunizaciones y distorsiona el riesgo de las vacunaciones. Los investigadores recomiendan desmentir los mitos de la vacunación con la ayuda de fuentes confiables, como los médicos. Este grupo se supone que es el más difícil de persuadir y los intentos por hacerlo pueden aumentar la resistencia a las vacunaciones.
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