miércoles, 28 de enero de 2015

Obesidad y asma: Relación peligrosa que afecta a los niños

En los últimos años ha aumentado el número de pacientes que sufren de obesidad y asma al mismo tiempo.
Además, numerosos estudios han confirmado la relación entre estos dos trastornos crónicos muy prevalentes y de gran impacto en la salud pública. 
Investigaciones realizadas muestran que entre un 3 y un 7 por ciento de la población adulta tiene asma. Estas cifras son algo más elevadas –entre un 5 por ciento  y un 10 por ciento– en la población menor de seis  años y en las últimas cuatro décadas se ha triplicado el número de casos de asma, convirtiéndose en un auténtico problema de salud pública.
Una relación peligrosa
Hay varios factores que pueden explicar la relación entre el asma y la obesidad. El primero, que es puramente mecánico, es la reducción de la capacidad de adaptación o de la elasticidad pulmonar del sujeto asmático cuando aumenta de peso.
Al ganar peso, se amplía el tejido adiposo y con ello la masa de tejido que se debe movilizar, lo que merma la ventilación pulmonar.
Además, el propio tejido adiposo favorece una situación de inflamación crónica que repercute en el nivel pulmonar. El asma bronquial es, en sí misma, una enfermedad inflamatoria.
Asma y ejercicio en niños
Junto con la dieta, es importante que los niños hagan ejercicio físico. Los médicos recuerdan que el sedentarismo, a pesar de lo que muchos padres creen, no mejora los síntomas asmáticos. Muy por el contrario: el empeoramiento del asma en la adolescencia puede estar influenciado por el estilo de vida, el cual contribuye a estrechar el tracto respiratorio.
Esto podría provocar un asma grave fruto de la reducción de la capacidad de extensión de los músculos bronquiales.
Por ese motivo, merece la pena valorar los beneficios que tendría para el niño asmático realizar ejercicio físico de forma regular y moderada, en concordancia con sus características personales.
El asma, fundamentalmente alérgico
El asma es una enfermedad crónica respiratoria que cursa con episodios de tos, falta de aire y ruidos respiratorios provocados por la obstrucción bronquial.
En la mayoría de los casos tiene un origen alérgico. Por ese motivo, la identificación de los alérgenos que causan el asma –polen, ácaros, hongos del ambiente o pelo animal, entre los más comunes– facilita la toma de medidas terapéuticas eficaces.
Entre estas se encuentran evitar la exposición a dicho   agente o el empleo de inmunoterapia en los casos en los que esté indicada.
Los pacientes que logran adelgazar saludablemente un 10 por ciento de su peso mejoran significativamente su condición reduciendo los episodios y el tratamiento preventivo. De igual manera, mejora su desempeño académico y social.

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