La coexistencia entre las dos patologías se debe a la inflamación tipo 2, que puede causar varias enfermedades atópicas, alérgicas e inflamatorias
El asma y la dermatitis atópica (DA) afectan a más de 3 y 1,5 millones de personas en España, respectivamente. Se trata de enfermedades que tienen un impacto muy elevado en la calidad de vida de los pacientes y que, en muchos casos, pueden presentarse de forma simultánea en una misma persona, condicionando todavía más su día a día. Especialmente en el caso de los menores, para quienes convivir solo con una de las dos patologías ya puede tener consecuencias a nivel físico, emocional, social y psicológico, además de escolares.
Impacto en la vida diaria
La dermatitis atópica, cuyos síntomas pueden ser persistentes e incontrolados, puede afectar a distintos ámbitos de la vida de los niños y adolescentes que la padecen. Especialmente debido al picor intenso o prurito. Por ejemplo, muchos reducen su interacción social y experimentan dificultades para dormir, así como síntomas de depresión y ansiedad; unas consecuencias que, a su vez, pueden afectar también en su rendimiento escolar8-12. En este sentido, se calcula que los adolescentes con DA moderada-grave pierden entre 8 y 12 días de escuela cada cuatro semanas11, y el 39% de los jóvenes de 14 a 17 años ha reconocido haber sido víctima de bullying o acoso debido a la enfermedad.
Las familias y el entorno también se ven seriamente afectados: Las familias pueden pasar hasta 12 horas a la semana cuidando a sus niños con DA y hasta un 73% de los familiares y/o cuidadores faltan al menos un día al trabajo cada cuatro semanas. Además, la falta de sueño o la incapacidad para realizar las tareas domésticas comporta un impacto negativo en la dinámica familiar y el 36% presenta síntomas de ansiedad y/o depresión.
El asma, por su parte, se estima que afecta aproximadamente al 4,9% de la población adulta en España y a alrededor del 10% de los niños; siendo considerada la segunda enfermedad más prevalente en adolescentes, solo por detrás de la obesidad. Y este problema resulta aún más complejo en plena pandemia, ya que convivir con el asma en tiempos de coronavirus no resulta sencillo. En lo que se refiere al asma grave, la patología puede tener un gran impacto social y personal en el día a día de adultos y adolescentes debido, principalmente, al alto riesgo de exacerbaciones e ingresos hospitalarios.
Concretamente en los jóvenes de 12 a 17 años, la enfermedad puede hacer que se sientan avergonzados, cohibidos o inseguros; sobre todo por como los síntomas puede interferirles en el sueño, la escuela, la esfera social o las actividades deportivas. La enfermedad supone, pues, una dificultad añadida a una etapa de la vida ya complicada de por sí, pudiendo tener efectos sobre su capacidad de independencia, el desarrollo de su imagen corporal, la maduración de su personalidad, la búsqueda de su propia identidad e incluso en la relación con el grupo de amigos. Asimismo, pueden infravalorar la gravedad de su asma y tener un mayor riesgo de depresión, aislamiento y ansiedad. Una carga que también se extiende a su entorno, por la preocupación y ansiedad que sienten y por los días de trabajo perdidos.
A todo ello hay que sumar el tratamiento habitual continuado tanto del asma como de la DA moderada-grave puede suponer una carga significativa para la vida diaria de los menores y de sus sus familiares.14,24
Conexión entre asma y DA
El desconocimiento de la conexión que existe entre estas enfermedades dificulta, a menudo, su diagnóstico y tratamiento. Según diversos estudios científicos, la inflamación tipo 2 presente en nuestro sistema inmunitario puede responder de forma excesiva ante alérgenos u otros factores desencadenantes y esta respuesta puede juegar un papel determinante en enfermedades inflamatorias como la dermatitis atópica y el asma; así como para la rinosinusitis crónica con poliposis nasal (RSCcPN), la esofagitis eosinofílica (EEo) o algunas alergias alimentarias. Además, este origen común también se considera la razón por la que las personas con una enfermedad inflamatoria tipo 2 tienen más riesgo de convivir con otra patología de la misma clase.
Por ejemplo, hasta el 35% de las personas con asma grave también tiene DA y hasta el 50% de las personas con DA también asma. En lo que se refiere a los niños, más del 85% de los afectados por una dermatitis atópica también sufren otra enfermedad inflamatoria tipo 2, conviviendo con asma más de la mitad. Este porcentaje aumenta hasta el 93% en los adolescentes con DA moderada-grave, de los cuales hasta un 81% también tiene asma.
Ante este escenario, recientemente se ha anunciado la financiación en España de un innovador tratamiento biológico que actúa sobre los desencadenantes de la inflamación tipo 21 . Se trata de dupilumab, del cual podrán beneficiarse niños a partir de 6 años y adolescentes con dermatitis atópica grave, así como jóvenes desde los 12 años y adultos con asma grave con inflamación de tipo 2. Esto permitirá que muchos menores en nuestro país con dermatitis atópica y asma no controladas puedan acceder a un tratamiento biológico efectivo y seguro. Además, desde 2019, el tratamiento se comercializa en España para DA grave en adultos.
Fuente: https://www.larazon.es/
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