lunes, 29 de julio de 2019

La Universidad de León participa en una investigación que mejora el conocimiento de las alergias a los hongos

Delia Fernández González
El trabajo ayudará en el diagnóstico y tratamiento de quienes sufren en Castilla y León crisis respiratorias severas y difíciles de controlar por causa de las esporas.
La profesora Delia Fernández González, de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de León (ULE), ha formado parte del equipo de investigadores que han llevado a cabo un importante estudio para determinar las principales esporas de hongos que causan alergia a los habitantes de Castilla y León, que ha sido recientemente publicado en la revista especializada 'Allergologia et Immunopathologia', bajo el título 'Molecular study of hypersensitivity to spores in adults and children from Castile & Leon' (Estudio molecular de la hipersensibilidad a las esporas en adultos y niños de Castilla y León).
El artículo, cuya publicación ha sido dada a conocer por Cristina G. Pedraz, de la Agencia para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (DICYT), va a hacer posible que mejore el diagnóstico y tratamiento de quienes sufren este tipo de alergias, que con frecuencia les ocasionan crisis severas.La primera autora de esta investigación, Alicia Armentia Medina, responsable de la Unidad de Alergia del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, ha explicado que la alergia a las esporas de hongos es mucho menos conocida que la alergia al polen, pero constituye un importante problema de salud, ya que su detección requiere pruebas complejas y las personas que la padecen sufren crisis respiratorias severas y difíciles de controlar.
En Castilla y León existe desde hace diez años un Registro Aerobiológico (RACyL) que realiza captaciones en 17 puntos de la comunidad para controlar y emitir previsiones sobre las concentraciones polínicas, en lo que constituye una información de gran utilidad para la población alérgica. Este registro también incorpora datos de otros alérgenos presentes en la atmosfera, como esporas fúngicas u otras partículas procedentes de vegetales, que son analizados en la Universidad de León.
Influencia de las esporas de hongos en las crisis alérgicas severas
Los investigadores observaron unas altas concentraciones de esporas de hongos en la atmósfera, así como crisis severas de asma por esporas, sobre todo en niños, que se producción sobre todo en la época de primavera y verano, por lo que se dispusieron a estudiar qué esporas estaban siendo las más dañinas, qué moléculas eran las causantes de esos problemas respiratorios y cómo podían tratar a los afectados.
El estudio se realizó con una muestra de 150 pacientes atendidos en la Unidad de Asma Difícil del hospital vallisoletano, sobre quienes, además de las pruebas habituales, se realizó un análisis molecular para estimar la influencia de las esporas de hongos, que fue posible gracias al avance de la tecnología, ya que se emplearon técnicas de laboratorio complejas de las que no se disponía hasta hace muy poco tiempo.
El equipo observó que la glucoproteína dimérica Alt a 1 era el alérgeno más frecuente (94'4 por ciento). Se trata de una proteína de la Alternaria, un género de hongos que es uno de los mayores patógenos de las plantas, que colonizan el interior del tallo de las gramíneas, que es hueco. Por ello no es de extrañar que en Castilla y León, donde predomina en gran medida el paisaje cerealista (con cultivos de gramíneas clásicos como el trigo, la cebada, el maíz o el centeno), esta espora sea el alérgeno prevalente.
Además de la proteína Alt a 1, los investigadores determinaron otros alérgenos predominantes: la enolasa Alt a 6 (también del género Alternaria), la ribonucleasa Asp f 1 (del género Aspergillus) y la manitol deshidrogenasa Cla h 8 (Cladosporium).
Esta información es fundamental para mejorar el diagnóstico y tratamiento de quienes acuden a consulta con crisis respiratorias severas, porque con los nuevos datos los alergólogos pueden realizar estudios moleculares delimitados a esos alérgenos predominantes, lo que evita un estudio molecular completo, que es costoso y además conlleva riesgos para el paciente.
Hay que apuntar que además de Alicia Armentia Medina, del Hospital Universitario Río Hortega, y Delia Fernández González, de la ULE, la investigación ha sido también llevada a cabo con la colaboración de investigadores del Hospital Río Carrión de Palencia, de la universidad de Valladolid (UVA), y del Instituto de Ciencias Atmosféricas y del Clima de Italia.

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