lunes, 20 de mayo de 2019

Enfoque sistemático para el asma de gravedad variable


INTRODUCCIÓN
El asma es un problema grave de salud mundial que afecta a 235 millones de personas en todo el mundo. Aproximadamente 25 millones de personas padecen asma en los Estados Unidos, y 47% reportó haber tenido al menos 1 ataque de asma en el último año. Tanto la Iniciativa Global para el Asma (GINA) como las guías del Programa Nacional de Educación y Prevención del Asma recomiendan un enfoque gradual para el tratamiento del asma, con el objetivo de controlar y minimizar el riesgo futuro. Varios estudios demostraron que el asma se diagnostica en exceso y de manera insuficiente. Antes de la escalada de la farmacoterapia, no se puede exagerar la importancia de confirmar un diagnóstico preciso, así como abordar las comorbilidades y los desencadenantes. Una vez que se confirma el diagnóstico de asma, las guías contemporáneas recomiendan el tratamiento del asma basado en el control con el ajuste de la terapia farmacológica y no farmacológica de acuerdo con la evaluación continua.

PRINCIPIOS GENERALES DEL TRATAMIENTO DEL ASMA
Los objetivos del tratamiento del asma se relacionan con 2 dominios:
• Deterioro: esto se reduce al lograr buen control de los síntomas como para permitir actividades normales sin limitación.
• Riesgo: minimizar el riesgo futuro de exacerbaciones y pérdida de la función pulmonar.
Estos objetivos se pueden lograr por medio de una estrategia efectiva de tratamiento del asma que incluye varios componentes clave:
• Evaluación continua de los síntomas y la función pulmonar
• Educación y compromiso del paciente
• Control de desencadenantes y comorbilidades
• Terapia farmacológica
Las guías actuales para el asma, basadas en la mejor evidencia disponible, recomiendan un enfoque gradual para ajustar la farmacoterapia guiado por la gravedad y el control de la enfermedad. Un modelo escalonado para el tratamiento del asma se recomendó por décadas; sin embargo, estas recomendaciones se basan en la población y requieren modificaciones de acuerdo con los factores del paciente y del sistema de salud.
JUSTIFICACIÓN PARA EL ENFOQUE SISTEMÁTICO
La mayoría de los pacientes con asma responden bien al uso juicioso de corticoesteroides inhalados (CEI), agonistas β2 de larga duración (LABA) y modificadores de leucotrienos. Sin embargo, de 5% a 10% permanecen sin control a pesar de estas terapias y requieren incremento adicional en su tratamiento. Aparte de la gravedad del asma en sí, hay varios factores que pueden hacer que el asma esté mal controlada, incluida la falta de adherencia con el tratamiento, diagnóstico alternativo, desencadenantes no identificados, y comorbilidades descontroladas. La diferenciación del asma no controlada o difícil de controlar del asma grave resistente a la terapia, antes de intensificar la farmacoterapia, permite la utilización adecuada y rentable de terapias novedosas, al tiempo que disminuye el riesgo de efectos adversos relacionados con el tratamiento. Con un enfoque estructurado, Tay y sus colegas demostraron un mejor control de las comorbilidades y los resultados del asma. Usaron cuestionarios validados para identificar comorbilidades potenciales y proporcionaron a los médicos de atención primaria recomendaciones de tratamiento basadas en las guías de GINA. Los autores recomiendan un enfoque sistemático para la evaluación del asma no controlada, como se ilustra en la Fig. 2.
CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS EN EL ASMA
Las guías GINA definen el asma como una “enfermedad heterogénea, caracterizada por lo general por una inflamación crónica de las vías respiratorias. Se define por el historial de síntomas respiratorios como sibilancias, dificultad respiratoria, opresión en el pecho y tos que varían con el tiempo y la intensidad, junto con una limitación variable del flujo de aire espiratorio”. El diagnóstico inicial por lo general se basa en una combinación de síntomas característicos y evidencia de obstrucción del flujo de aire con reversibilidad del broncodilatador o hiperreactividad de las vías respiratorias en la prueba de función pulmonar. Aaron y sus colegas evaluaron a 701 pacientes con asma diagnosticada por un médico y, mediante un enfoque sistemático, pudieron descartar el asma en 33%, lo que confirma que el asma se diagnostica en exceso con frecuencia. De manera similar, estudios encontraron que el asma a menudo no se diagnostica en todas las edades. Se pueden presentar innumerables afecciones con síntomas similares, lo que se denomina imitadores del asma, y establecer un diagnóstico correcto por adelantado con pruebas objetivas es fundamental para un tratamiento eficaz. La evaluación clínica de los pacientes con asma incluye un historial completo y un examen físico, así como una evaluación de la limitación reversible del flujo aéreo o la capacidad de respuesta de las vías respiratorias.
PISTAS DE LA HISTORIA Y EL EXAMEN FÍSICO
La presencia de sibilancias episódicas, opresión en el pecho, dificultad para respirar y tos, en especial de noche y temprano en la mañana, sugiere asma. Los síntomas son variables en el tiempo y en la intensidad y, a menudo, son desencadenados por el aire frío, el medio ambiente, alérgenos, ejercicio, o risas. La presencia de esta combinación de síntomas aumenta la probabilidad del asma. Sistek y sus colegas evaluaron el valor predictivo de los síntomas respiratorios en un estudio grande de Nueva Zelanda y encontraron que las “sibilancias con disnea” es el mejor predictor con una sensibilidad de 82% y una especificidad de 90%. De manera similar, un gran estudio suizo sobre la contaminación del aire y las enfermedades pulmonares en adultos (SAPALDIA) encontró que una combinación de sibilancias con disnea diaria en reposo tiene mejor valor predictivo positivo, casi el doble que cualquier síntoma solo. Claves adicionales de la historia que aumentan la confianza en el diagnóstico del asma incluye edad temprana de inicio, características atópicas, antecedentes familiares de asma o atopia y exposiciones ambientales. El examen físico en un paciente con asma bien controlada y estable puede ser normal. En el asma mal controlada, pueden provocarse sibilancias espiratorias a la auscultación. Algunas características adicionales que pueden apoyar el diagnóstico de asma incluyen la presencia de rinitis alérgica o conjuntivitis, dermatitis atópica y fase espiratoria prolongada en la exhalación forzada.
Pruebas de función pulmonar
Los pacientes con sospecha de asma deben someterse a una espirometría antes y después de la administración inhalada de broncodilatadores de acción corta. Estas pruebas se pueden usar para determinar la presencia de una limitación basal del flujo de aire (reducción del volumen espiratorio forzado en el primer segundo de la espiración [FEV1]/capacidad vital forzada [FVC]), así como reversibilidad del broncodilatador (200 ml y 12% mejora en el FEV1 y/o FVC posbroncodilatador). La probabilidad de capturar la obstrucción reversible del flujo de aire en la espirometría aumenta si un paciente está sintomático y no se encuentra bajo terapia de control. Las pruebas de reversibilidad requieren que los pacientes suspendan la terapia broncodilatadora de acción prolongada; de lo contrario, la prueba de reversibilidad puede ser falsa negativa. La variabilidad en las tasas de flujo espiratorio máximo dos veces al día de más de 10% durante 2 semanas o el aumento del FEV1 en más de 12% y 200 ml después de 4 semanas de tratamiento de control también puede ayudar a diagnosticar el asma. La obstrucción variable del flujo de aire y la hiperreactividad de las vías respiratorias se consideran características cardinales del asma; sin embargo, estas no son específicas para el asma. Los pacientes con fiebre del heno o infecciones del tracto respiratorio agudo y los fumadores pueden tener una hipersensibilidad bronquial, mientras que en la mayoría de los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se puede observar reversibilidad con el broncodilatador.
En pacientes sintomáticos en los que no se puede documentar la obstrucción reversible del flujo aéreo, en ausencia de alguna contraindicación, los autores recomiendan la confirmación de la hiperreactividad de las vías respiratorias con pruebas de broncoprovocación con un reto directo o indirecto. La metacolina se usa de forma común para pruebas de reto directo y tiene una sensibilidad alta. Una concentración provocativa que causa una caída de 20% en el FEV1 (PC20) mayor de 16 mg/ml o una dosis provocativa que causa una caída de 20% en el FEV1 (PD20) mayor de 400 mg (dosis provocativa que causa una caída de 20% en el FEV1) indica reactividad normal de la vía aérea. La declaración actualizada de manera reciente de la Sociedad Respiratoria Europea favorece el uso de PD20 sobre PC20, debido a que tiene en cuenta las diferencias entre los dispositivos y protocolos disponibles. La presencia de reactividad normal de las vías respiratorias se puede utilizar para excluir un diagnóstico de asma, pero con ciertas advertencias. Pueden producirse resultados falsos negativos en pacientes asintomáticos, broncoconstricción inducida por el ejercicio (BIE) o fracaso para mantener los medicamentos durante un tiempo adecuado. El uso de CEI puede mejorar la reactividad de la vía aérea en 1 a 2 dosis duplicadas, pero no debe resultar en una prueba por completo negativa. Cuando la obstrucción laríngea inducible se considera un diagnóstico alternativo, las maniobras de las curvas completas de flujo volumen, incluida la inspiración, pueden proporcionar información valiosa si se realizan a lo largo de la prueba. Los pacientes con obstrucción extratorácica de la vía aérea superior por lo general muestran un flujo inspiratorio reducido, mientras que sus flujos espiratorios se afectan de forma mínima.
El reto con ejercicio puede usarse para pruebas de reto indirecto, en especial si los síntomas sugieren principalmente BIE. Respirar aire frío durante el reto de ejercicio aumenta las posibilidades de provocar una respuesta positiva. Las mediciones en serie de la función pulmonar después de un protocolo de reto de ejercicio específico se utilizan para evaluar el BIE. Para diagnosticar el BIE, se utiliza una disminución de la línea basal mayor o igual a 10% en el FEV1 dentro de los 30 minutos posteriores al ejercicio. En pacientes con síntomas relacionados con el trabajo donde el asma ocupacional es una preocupación, la evaluación se inicia con la medición en serie de las funciones pulmonares (en el trabajo y en el hogar) o la capacidad de respuesta de las vías respiratorias junto con las pruebas de la respuesta inmunológica al agente sospechoso (si corresponde). Si estos métodos objetivos no brindan un diagnóstico definitivo, o si un paciente ya no se expone al agente sospechoso y existe la necesidad de identificar al agente y confirmar el diagnóstico, puede ser útil un reto específico de inhalación. Una respuesta positiva se define por una caída en el FEV1 mayor o igual a 15% desde la basal. Las pruebas de reto específico por inhalación se deben realizar sólo en instalaciones donde los profesionales de la salud tienen la experiencia adecuada. Se utiliza de forma más amplia en Europa y Canadá, donde están presentes varios centros con dicha experiencia. La experiencia de un centro especializado es necesaria para realizar las pruebas apropiadas y reducir el riesgo de complicaciones, incluidos los ataques agudos y la exacerbación del asma ocupacional.
EVALUACIÓN DE LA GRAVEDAD Y EL CONTROL DEL ASMA
De manera histórica, las guías describen la gravedad del asma como la intensidad intrínseca del proceso de la enfermedad medida en pacientes que no reciben tratamiento de control, al tener en cuenta tanto el deterioro como el riesgo. El concepto de gravedad del asma evolucionó de forma sustancial con el paso de los años. Inherente en el proceso de evaluación de la gravedad es la suposición de que se confirmó un diagnóstico de asma, se abordaron los factores de confusión y se trataron las comorbilidades. Luego se evalúa la gravedad del asma según el nivel más bajo de tratamiento efectivo requerido para controlar los síntomas y las exacerbaciones, después de que un paciente estuvo en terapia de control durante varios meses y se intentó una reducción adecuada del tratamiento(Fig. 3).
El nivel de control del asma es el grado en que las intervenciones terapéuticas minimizan las manifestaciones del asma en términos de deterioro (síntomas y función pulmonar) y riesgo (exacerbaciones). El control del asma debe evaluarse de forma regular en cada visita y usarse para ajustar el tratamiento. Los cuestionarios validados, como el cuestionario de control del asma y la prueba de control del asma, proporcionan puntuaciones numéricas para evaluar el nivel de control y son útiles para evaluar el progreso del paciente. Aunque el aparente mal control del asma puede deberse a la gravedad de la enfermedad subyacente, a menudo es el resultado de adherencia subóptima, diagnóstico incorrecto, comorbilidades no tratadas y desencadenantes no reconocidos. Por lo tanto, el asma difícil de controlar no es sinónimo de asma grave resistente al tratamiento, y el rendimiento bajo en la prueba de control del asma o en el cuestionario de control del asma no debe provocar en automático un aumento en la terapia del asma.
ENFOQUE PASO A PASO PARA LA FARMACOTERAPIA
Las guías recomiendan un enfoque escalonado para la farmacoterapia del asma con tratamiento inicial basado en el grado de deterioro y riesgo. Se recomienda el tratamiento con al menos una dosis baja de CEI en casi todos los pacientes con diagnóstico confirmado de asma, excepto en aquellos con síntomas muy poco frecuentes (menos de dos veces al mes) y sin otros factores de riesgo, como insuficiencia de la función pulmonar o antecedentes de exacerbación. Los pasos de tratamiento adicionales incluyen dosis baja de CEI/LABA (paso 3), dosis media alta de CEI/LABA (paso 4) y dosis alta de CEI/LABA más tiotropio y/o productos biológicos (paso 5). No se debe prescribir un broncodilatador de acción prolongada a pacientes con asma sin un CEI acompañante.
Para la mayoría de los medicamentos de control, la mejoría comienza en unos días, pero el efecto total puede no ser evidente durante 3 meses o incluso más. El ajuste posterior a la terapia debe basarse en la evaluación continua del control del asma. Las guías recomiendan una terapia de control preferida para cada paso del tratamiento en función de los estudios de población y teniendo en cuenta la eficacia, la seguridad y el acceso del tratamiento. A nivel individual, el tratamiento debe adaptarse a cada paciente en función de la preferencia del paciente, las características fenotípicas y practicidad mediante un proceso compartido de toma de decisiones.
Si los síntomas persisten en la terapia actual del paciente, se debe considerar la intensificación del tratamiento después de excluir otros problemas que pueden contribuir a un control deficiente, como falta de adherencia a la medicación, técnica deficiente con el inhalador, desencadenantes no reconocidos y comorbilidades no controladas. Existe un cuerpo creciente de evidencia a favor de agregar LABA a los CEI en lugar de aumentar la dosis del CEI solo en el asma no controlada. Una publicación reciente proporciona un enfoque práctico para intensificar la terapia en pacientes con asma mal controlada.
Una vez que se logra y mantiene el control del asma durante 3 meses, se debe considerar la posibilidad de reducir la terapia al nivel efectivo más bajo. Los estudios demostraron que los pacientes con asma en la comunidad por lo general reciben un tratamiento excesivo y, en un entorno supervisado, toleran hasta 37% de reducción en la dosis del CEI sin perder el control del asma. En un estudio reciente de Rogers y sus colegas, los pacientes con dosis media estable de CEI/LABA se asignaron al azar para recibir dosis baja de CEI/LABA, dosis media de CEI o terapia actual continua durante 48 semanas. No se observaron diferencias significativas en los fracasos del tratamiento entre las 3 estrategias. Sin embargo, el grupo con el paso con dosis baja de LABA se asoció con una mayor disminución de la función pulmonar y tasas de hospitalización. De nuevo, es importante tener en cuenta la preferencia del paciente, los posibles efectos adversos relacionados con el tratamiento y el acceso a la medicación cuando se habla de aumento o reducción de la terapia. En pacientes que no están bien controlados con dosis altas de CEI/LABA (con y sin otras terapias, como montelukast y tiotropium), se recomienda la derivación a un especialista en asma para facilitar la evaluación del paciente para una posible terapia biológica o termoplastía bronquial. A pesar de estos avances en la terapia del asma, aun existe una brecha en el conocimiento con respecto a la selección adecuada de terapias específicas para un paciente determinado y, ciertamente, existe una necesidad de nuevas terapias para los pacientes que carecen de evidencia de respuesta inmune de tipo 2 (asma grave no eosinofílica). Para abordar esta brecha, los Institutos Nacionales de la Salud lanzaron de manera reciente la Red de Intervenciones de Precisión para el Asma Grave y/o con Tendencia a la Exacerbación, para examinar este tema. Del mismo modo, el programa de evaluación de la eficacia y el mecanismo establecido por el Instituto Nacional para la Investigación en Salud financió de manera reciente una red similar en el Reino Unido para examinar nuevos enfoques para el tratamiento del asma grave. Por lo tanto, durante los próximos años, se espera más evidencia que respalde el enfoque personalizado para atender a estos pacientes con asma difícil de controlar.
PROBLEMAS DE ADHERENCIA EN EL ASMA
Como en la mayoría de las enfermedades crónicas, la falta de adherencia a la medicación es un problema importante en el asma, con tasas de no adherencia reportadas de 30% a 70%. También hay pruebas sólidas de que la técnica incorrecta con el inhalador es generalizada, donde 30% de pacientes muestran una técnica deficiente, y requiere revisión repetida. De manera desconcertante, un metaanálisis reciente encontró que la frecuencia de los errores con los inhaladores se mantuvo constante durante 40 años. La falta de adherencia en el asma se asocia con aumento de la morbilidad y la mortalidad. Las barreras a la adherencia por lo general pueden identificarse como relacionadas con uno o más de los siguientes factores: paciente, enfermedad, terapia prescrita, socioeconomía y sistema de atención médica. La no adherencia se puede clasificar en 2 categorías amplias: intencional y no intencional. La falta de adherencia no intencional ocurre cuando el paciente quiere tomar el medicamento, pero no puede hacerlo debido a problemas con el acceso al medicamento, la falta de comprensión de las instrucciones, el conocimiento de la salud o el olvido. Estas barreras son más fáciles de superar que la falta intencional de adherencia, donde un paciente decide a sabiendas no tomar el medicamento por una serie de razones, incluida la negación de la enfermedad, las creencias personales o la ganancia secundaria. La evaluación precisa de la adherencia a la medicación puede ser difícil. El autorreporte tiende a sobrestimar la adherencia en comparación con el seguimiento objetivo. El monitoreo de recarga de la prescripción y los contadores de dosis son útiles, pero no sustitutos definitivos de la adherencia. El uso de dispositivos de monitoreo electrónico puede proporcionar evidencia objetiva de datos de adherencia para ayudar a informar la toma de decisiones clínicas. Superar las barreras para la adherencia requiere un enfoque múltiple con la comunicación entre el paciente y el proveedor en su centro.
ABORDAR COMORBILIDADES Y DESENCADENANTES
Las personas con asma no controlada deben someterse a una evaluación cuidadosa y sistemática de las comorbilidades y factores desencadenantes. Varios estudios basados en la población demostraron que los pacientes con asma tienen tasas más altas de comorbilidades muy numerosas. Aunque las condiciones comórbidas reportadas con más frecuencia son rinosinusitis, respiración disfuncional, obesidad, apnea obstructiva del sueño (AOS), psicopatologías y enfermedad por reflujo gastroesofágico; otras enfermedades también tienen una mayor prevalencia en el asma, incluidas las enfermedades cardiovasculares e hipertensivas, diabetes mellitus y osteoporosis. Para muchas de estas condiciones, la relación parece bidireccional. Por ejemplo, el reflujo gastroesofágico (RGE) no controlado puede tener un impacto en el asma por medio del reflujo (microaspiración directa del contenido gástrico ácido en las vías respiratorias inferiores) o mecanismo reflejo (estimulación de la inervación vagal compartida). Por otro lado, las terapias para el asma y el asma pueden promover el RGE al tener un impacto en el tono del esfínter esofágico inferior. De manera similar, se observaron relaciones bidireccionales entre el asma y la AOS, la rinitis, la rinosinusitis y la depresión. La presencia de comorbilidades se asocia con mal control del asma, costo médico excesivo y pérdida de la productividad. La evidencia sugiere que la evaluación y el tratamiento sistemáticos de las comorbilidades potenciales pueden ayudar a mejorar el control del asma en estos pacientes.
La identificación y la evitación de los desencadenantes del asma son fundamentales para el tratamiento exitoso del asma (Tabla 2). Estos desencadenantes pueden ser alérgicos o no alérgicos; ocupacionales o domésticos, e irritantes o infecciosos. La exposición a estos desencadenantes puede ser episódica o continua, y la remediación exitosa puede llevar a una reducción de las necesidades de medicación para el control del asma. Una historia detallada debe incluir la evaluación de posibles desencadenantes y, para pacientes con exposiciones predecibles, intervenciones que van desde la evitación completa del desencadenante hasta el tratamiento previo con broncodilatadores de acción corta recomendados. Las fuentes de alérgenos inhalados comunes incluyen animales, ácaros del polvo, cucarachas, mohos y plantas de exterior. Los pacientes sintomáticos con sospecha de desencadenantes alérgicos deben someterse a una evaluación adicional con pruebas cutáneas de alérgenos o pruebas de suero para IgE específica. Una vez que se confirmó la sensibilización a alergenos específicos, se puede implementar un plan de control ambiental integral. Las exposiciones a irritantes comunes, como el humo del cigarrillo y la contaminación del aire interior/exterior, también son factores desencadenantes importantes y se asocian con una mayor morbilidad. Las preguntas sobre la exposición en el lugar de trabajo son importantes en particular porque representan hasta 25% del asma de aparición en adultos. Se debe sospechar de asma relacionada con el trabajo si un paciente reporta síntomas que progresan a lo largo de la semana laboral o que mejoran durante períodos fuera del trabajo. La confirmación rápida y adecuada del diagnóstico y la reducción de la exposición a los sensibilizantes o irritantes en el trabajo son fundamentales para el tratamiento eficaz del asma relacionada con el trabajo.
La derivación a una clínica de asma grave debe considerarse si:
• Los síntomas del asma persisten en el paso 3 o se controlan en los pasos 4/5 de la terapia guiada por GINA. Es probable que el paciente requiera una evaluación adicional que incluya fenotipos para considerar terapias avanzadas o la participación en ensayos clínicos que evalúen terapias novedosas.
• El paciente continúa con exacerbaciones frecuentes o tiene antecedentes de asma casi mortal.
• Existe incertidumbre diagnóstica, y se requieren diagnósticos adicionales para confirmar el asma y/o excluir un diagnóstico alternativo.
• Se sospecha asma relacionada con el trabajo. Esto requiere una evaluación detallada de las exposiciones en el lugar de trabajo y las pruebas de diagnóstico que pueden incluir un reto específico de inhalación.
RESUMEN
El asma, un problema de salud global, se puede controlar en la mayoría de los pacientes con las terapias disponibles en la actualidad. Sin embargo, un subconjunto importante de pacientes con asma permanece sin control a pesar del uso de las opciones disponibles de tratamiento. Además de la gravedad de la enfermedad intrínseca, muchos otros factores contribuyen al control subóptimo del asma, incluido el diagnóstico incorrecto, la falta de adherencia, las comorbilidades no tratadas y los desencadenantes no reconocidos. Un enfoque sistemático para la evaluación y el tratamiento del asma permitiría una farmacoterapia adecuada, así como el reconocimiento de estas barreras para lograr un buen control, en especial en pacientes que no responden a los pasos del tratamiento 3 o superior. Este enfoque tiene el potencial de mejorar la morbilidad relacionada con el asma y al mismo tiempo reducir los costos de atención médica.



Systematic Approach to Asthma of Varying Severity
SandhyaKhuranaMD, Nizar N.JarjourMD



Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario “Dr. José Eleuterio González” UANL, Monterrey, México

Dra. Med. Sandra Nora González Díaz         Jefe y Profesor
Dr. José Antonio Buenfil López                    Profesor
Dra. Argentina Rodríguez Casas                   Residente 1er Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann                Profesor

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